El diálogo sin sentido entre Luz Inés y el Arlequín
Fragmento continuación
Luz Inés:
¿Por qué arrastró el veneno
tu honra tan admirada
por mí?
Arlequín:
Muy bien sé que estés desencantada
tal que la cólera subió al vértice
de tu áureo rostro,
tu semblante cándido,
quedando devastada
como la pueril virgen
sin virginidad quedará.
En un torrente de furia
al despertar de mi letargo
parsimonioso,
cuando mi corazón
en sus múltiples sueños
se ahogaba en el veneno,
es aquí donde capturé
tus palabras,
las heridas
que tal vez cause,
y el torrente de furia,
de furia en rebeldía,
gritaba, me condenaba:
no tienes perdón,
no tienes nada.
Pedirte sólo una cosa quiero,
pedirte el perdón que más no puedo.
Si una palabra tuya
reconcilia mi alma,
podré al fin perdonarme
con el perdón de tu calma.
Fragmento - continuación
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