Los motivos de un atún
Pablo Morales
Un día, un niño pequeño se comió un atún que le dañó el corazón.
Pensaba en alguna explicación sobre por qué razón un pescado le había dañado este particular órgano interior.
En su cabeza se inició toda una simulación de lo que tendría que haber pasado para que el pescado le causara ese daño.
Pero entre más lo pensaba, más le dañaba y sentía que tal vez hasta vomitara ¿por qué el atún me afectó el corazón?, se preguntaba.
Buscó un motivo como si este trajera un activo para calmar la sensación.
Tal vez si existía uno pero, eso era lo de menos porque lo que era real era una fea sensación en su aún pequeño corazón.
Y es que esta es la situación: los motivos los buscaba como chochitos para el corazón, si los encontraba, esperaba que lo calmaran.
Pero buscar los motivos no era más que una distracción que no dejan curar las verdaderas sensaciones que pueden provocar distintas acciones.
Entonces, al analizar estas sensaciones el pequeño se olvidó de las motivaciones del atún para dañar su corazón y así encontró que su dolor en el en el interior era más bien preocupación.
Sí, el atún le había hecho daño. Pero había sido en el estómago porque el pequeño niño no estaba listo para comer atún.
