L’Odéon Pizarnik
Para la profunda e inspiradora Alejandra Pizarnik
Te fuiste de tertulia a la vieja París
buscando esos diamantes literarios,
nadie pudo saber tu escondite mágico,
solo L’Odéon vio tu huida y tu rastro.
Tampoco te salvo el corazón Nueva York,
ni Cortázar con sus cartas de regazo.