#1933 #EscritoresEspañoles #Generación27 #LaVozATiDebida
Para cristal te quiero, nítida y clara eres. Para mirar al mundo, a través de ti, puro, de hollín o de belleza,
¿Las oyes cómo piden realidades, ellas, desmelenadas, fieras, ellas, las sombras que los dos for… en este inmenso lecho de distancia… Cansadas ya de infinidad, de tiemp…
Anoche se me ha perdido en la arena de la playa un recuerdo dorado, viejo y menudo como un granito de arena.
Tú no puedes quererme: estás alta, ¡qué arriba! Y para consolarme me envías sombras, copias, retratos, simulacros,
Y súbita, de pronto, porque sí, la alegría. Sola, porque ella quiso, vino. Tan vertical, tan gracia inesperada,
Afán para no separarme de ti, por tu belleza. Lucha por no quedar en donde quieres tú:
La noche es la gran duda del mundo y de tu amor. Necesito que el día cada día me diga que es el día, que es él,
Distánciamela, espejo; trastorna su tamaño. A ella, que llena el mundo, hazla menuda, mínima. Que quepa en monosílabos,
A la noche se empiezan a encender las preguntas. Las hay distantes, quietas, inmensas, como astros: preguntan desde allí
Si no fuera por la rosa frágil, de espuma, blanquísima, que él, a lo lejos se inventa, ¿quién me iba a decir a mí que se le movía el pecho
Tú vives siempre en tus actos. Con la punta de tus dedos pulsas el mundo, le arrancas auroras, triunfos, colores, alegrías: es tu música.
Aquí, en esta orilla blanca del lecho donde duermes, estoy al borde mismo de tu sueño. Si diera
Imposible llamarla. Yo no dormía. Ella creyó que yo dormía. Y la dejé hacer todo: ir quitándome
No me fío de la rosa de papel, tantas veces que la hice yo con mis manos. Ni me fío de la otra
No, no me basta, no. Ni ese azul en delirio celeste sobre mí, cúspide de lo azul. Ni esa reiteración