Mi querido gran compañero...
Muy amenudo recuerdo nuestras travesuras en contra del tiempo, fuimos tan jóvenes que las risas eran cómplices acompañando nuestros cuentos.
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No había tarde que no deseara salir del colegio para encontrarme contigo, irnos corriendo y llegar a nuestro escondite secreto.
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En otoño, buscabamos pequeños insectos por todos lados, y en primavera, no había domingo que no sembraramos nuestra planta de frutos preferidos.
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Hoy te extraño querido amigo, hubieras disfrutado de una buena vida y claro, formado una bella familia.
Yo aún continuo yendo a buscar insectos, espero mi turno y respeto tu silencio.
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Al mirar mis fotos, soy feliz pues te veo sonreír, jamás voy a querer olvidar aquellos momentos tan locos, imaginando que ganábamos batallas con monstruos.
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Fuiste y serás mi soldado condicional, que ahora te asignaron en el mas allá, protegiendo nuestro cuartel general.
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Para nunca olvidarte gran compañero... Coleccionaré diferentes hojas en cada otoño, nadaré lagunas en todos los veranos, y me abrigaré en cada invierno. Siempre pensando en que te tengo a mi lado.
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