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Cinta de arena para la nena. Gorro de sal para el coral. Y para el sol
¿Has visto a la mariposa danzando sobre el rosal para saludar la rosa...? ¿O los vuelos del zunzún alrededor de las flores
Aserrín Aserrán. Puñadito de violetas, limoncito verdemar, anillito de corales.
Al mediodía, cristal el agua, cristal las hojas, cristal el día. Cristal, cristales,
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol
En un caracol rosado de la playa de Girón sobre el nácar hay grabado: “¡Cada cubano un soldado; cada soldado un león!”
La flor del tomillo buscaba una abeja: una abeja sola, una sola obrera. En el viejo pino
Cuenta la estrella Polar que el puerto de Cabañas, los pescadores cubanos la nombraron capitana. Velero con altas velas
Camarada del sapo, del río hermana, amiga de la piedra, nieta del agua. Nieta del agua
EL día, una rosa blanca. La noche, un caballo negro. (La tarde, una mariposa que ha detenido su vuelo.)
El oro de la tarde tiñe la copa de una vieja yagruma quieta y sedosa. Duerme cansado el viento
—¡Hola, Pinocho!, ¿qué haces ahí? —Busco una joya que ayer perdí. —Dime, Pinocho, ¿que joya?, di. —Un pedacito de mi nariz.
Nene, vanos a dormir; no son horas de reír: duerme el viento, duerme el sol, duermen las gallinas
Torito camagüeyano y de la sabana rey, he venido de muy lejos queriéndote conocer. Debajo del algarrobo