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De parte del aguacero que cubran con un paraguas al retoño del almendro. El coralillo rosado debe prestar atención:
Camarada del sapo, del río hermana, amiga de la piedra, nieta del agua. Nieta del agua
Subes a la portada, ¡quiquiriquí! entusiasmado cantas, ¡cucurucú! Veo tu pico amarillo,
El caballo negro iba por un trillo: cada paso suyo bordaba el camino. El caballo ruano
Mamá Gallina Jabada viene con la cresta erguida y las patas enfangadas. Y su polluelo amarillo corre del nido al jardín
En la casa que recuerdo, en la casa, entre el naranjal y el cielo: plátano indio, plátano congo,
EL día, una rosa blanca. La noche, un caballo negro. (La tarde, una mariposa que ha detenido su vuelo.)
A la gallinita ciega ayer tarde la curé: puse en aguas tres vicarias y los ojos le lavé. Hoy paseó con sus pollitos
Cua cua, cantaba la rana, cua cua, debajo del agua. Pasó una paloma:
El tomeguín del pinar con su collar amarillo ya pica en el alpistillo, ya rápido echa a volar. Y va del ateje al güin,
Volando sobre el Moncada un zunzuncito llegó; lo saludó con su vuelo, volando se despidió. A la sierra fue el zunzún,
Al mediodía, cristal el agua, cristal las hojas, cristal el día. Cristal, cristales,
Abrigando el arroyo la caña brava, chorros de finas hojas al aire lanza. ¡Qué musicales ramos,
Ocho mulitos tiene mi arria y todos suben por la montaña. Se ve salpicado el río
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,