Es la mujer del hombre lo más buen… y locura decir que lo más malo, su vida suele ser y su regalo, su muerte suele ser y su veneno. Cielo a los ojos, cándido y sereno…
Silvio a una blanca corderilla suy… de celos de un pastor, tiró el cay… con ser la más hermosa del ganado; ¡oh amor!, ¿qué no podrá la fuerza… Huyó quejosa, que es razón que huy…
¡Cuán bienaventurado aquel puede llamarse justamente, que sin tener cuidado de la malicia y lengua de la gente… a la virtud contraria,
Quiero escribir, y el llanto no me… pruebo a llorar, y no descanso tan… vuelvo a tomar la pluma, y vuelve… todo me impide el bien, todo me aq… Si el llanto dura, el alma se me q…
Canta pájaro amante en la enramada selva a su amor, que por el verde… no ha visto al cazador que con des… le está escuchando, la ballesta ar… Tirale, yerra. Vuela, y la turbad…
Celebró de Amarilis la hermosura Virgilio en su bucólica divina, Propercio de su Cintia, y de Cori… Ovidio en oro, en rosa, en nieve p… Catulo de su Lesbia la escultura
Encaneció las ondas con espuma Argos, primera nave, y sin temella… osó tocar la gavia las estrellas, y hasta el cerco del sol volar sin… Y aunque Anfitrite airada se cons…
Picó atrevido un átomo viviente los blancos pechos de Leonor hermo… granate en perlas, arador en rosa, breve lunar del invisible diente. Ella dos puntas de marfil luciente…
Rota barquilla mía, que arrojada de tanta envidia y amistad fingida… de mi paciencia por el mar regida con remos de mi pluma y de mi espa… una sin corte y otra mal cortada,
Quien supiere, señores, de un pasa… que de Juana a esta parte anda per… duro de cama y roto de vestido, que en lo demás es blando como un… de cejas mal poblado, y de elefant…
De una recia calentura, de un amoroso accidente, con el frío de los celos Belardo estaba a la muerte. Pensando estaba en la causa,
«—Mira, Zaide, que te digo que no pases por mi calle, no hables con mis mujeres, ni con mis cautivos trates, no preguntes en qué entiendo
Dulce Señor, mis vanos pensamient… fundados en el viento me acometen, pero por más que mi quietud inquie… no podrán derribar tus fundamentos… No porque de mi parte mis intentos
Llenos de lágrimas tristes tiene Belardo los ojos, porque le muestra Belisa graves los suyos hermosos. Celos mortales han sido
El lastimado Belardo con los celos de su ausencia a la hermosísima Filis humildemente se queja. «—¡Ay, dice, señora mía,