#EscritoresArgentinos
Sábado fue y capricho el beso dado… capricho de varón, audaz y fino, mas fue dulce el capricho masculin… a este mi corazón, lobezno alado. No es que crea, no creo; si inclin…
Por diez centavos lo compré en la… y vendiómelo un ángel desgarbado; cuando a sacarle punta lo ponía lo vi como un cañón pequeño y fuer… Saltó la mina que estallaba ideas
Yo seré a tu lado, silencio, silen… perfume, perfume, no sabré pensar, no tendré palabras, no tendré dese… sólo sabré amar. Cuando el agua caiga monótona y tr…
AMOR Baja del cielo la endiablada punta Con que carne mortal hieres y enga… Untada viene de divinas mañas y cielo y tierra su veneno junta.
Soy suave y triste si idolatro, pu… bajar el cielo hasta mi mano cuand… el alma de otro al alma mía enredo… Plumón alguno no hallarás más blan… Ninguna como yo las manos besa,
Dónde estarás ahora? Eras tan dul… de los cabellos rubios y los ojos… Niño que a pesar mío fuiste mi pri… ¡Oh, mi pálido niño! Tan humilde era el beso que besaba…
Este jardín nos cede su delicia, nos cede el árbol de manzanas llen… fuente de dioses a la sed propicia… pan del instinto, para el hambre,… Mas blanco mármol sin igual pudici…
Oh, tú que me subyugas. ¿Por qué… ¿Por qué has venido ahora cuando e… Cuando rosas no tengo para hacerte… Una alegre guirnalda salpicada de… Oh tú, de la palabra dulce como el…
Esta noche al oído me has dicho do… Comunes. Dos palabras cansadas De ser dichas. Palabras Que de viejas son nuevas. Dos palabras tan dulces que la lun…
Es bajo tus miradas donde nunca zo… es bajo tus miradas tranquilas don… propiedades de agua; donde río, pa… cubriéndome de flores como la enre… Es bajo tus miradas azules donde s…
Hombre, yo quiero que mi mal compr… hombre, yo quiero que me des dulzu… hombre, yo marcho por tus mismas s… hijo de madre: entiende mi locura.…
Tú me quieres alba, Me quieres de espumas, Me quieres de nácar. Que sea azucena Sobre todas, casta.
Dientes de Flores, Cofia de Rocí… Dientes de flores, cofia de rocío, manos de hierbas, tú, nodriza fina… tenme prestas las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados.
Buscando raíces de alas la frente se le desplaza a derecha e izquierda.
Tenías miedo de mi carne mortal y en ella buscabas el alma inmortal. Para encontrarla, a palabras duras, me abrías grandes heridas. Entonces te inclinabas sobre ellas y aspirabas, terri...