De “Ars moriendi”, 1922
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¡Oh la dorada carne triunfadora de esta gentil madona veneciana, que ha sido Venus, Dánae, Diana, Eva, Polymnia, Cipris y Pandora!… ¡Oh gloria de los ojos, golosina
En sueños te conocí, y, del amor peregrino, he adivinado el camino para llegar hasta ti. Tras de aquel sueño corrí
Frutales cargados. Dorados trigales... Cristales
En el parque, yo solo... Han cerrado y, olvidado en el parque viejo, solo me han dejado.
¡Qué bonita es la princesa! ¡Qué traviesa! ¡Qué bonita! ¡La princesa pequeñita de los cuadros de Watteau!
Yo soy como las gentes que a mi ti… —soy de la raza mora, vieja amiga… que todo lo ganaron y todo lo perd… Tengo el alma de nardo del árabe e… Mi voluntad se ha muerto una noche…
Cádiz, salada claridad. Granada, agua oculta que llora. Romana y mora, Córdoba callada. Málaga cantaora. Almería, dorada.
Por una de esas raras reflexiones de la luz, que los físicos explicarán llenando de fórmulas un libro... Mirándome las manos
Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son, y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor. Tal es la gloria, Guillén,
Morir es... Una flor hay, en el s… —que, al despertar, no está ya en… de aromas y colores imposibles... Y un día sin aurora la cortamos. II
De celeste y blanco viste el pueblecillo..., de blanco y celeste. Y el viejo a lo noble, joven a lo alegre,
¡Jardín sin jardinero! ¡Viejo jardín, viejo jardín sin alma, jardín muerto! Tus árboles no agita el viento. En el estanqu…
El conde, orgullo y gloria, las da… y a los nobles zahiere —madrigal y… cuando un paje, de lejos y por señ… No lleva el paje escudo ni señoria… «Venid —le dice quedo—; seguidme..…
La hora cárdena... La tarde los velos se va quitando... El velo de oro..., el de plata. La hora cárdena... «Aún es temprano».
Atrás el cielo, atrás la luz y su navaja, atrás los muros de salitre, atrás las calles que dan siempre a… Atrás mi piel de vidrios erizados,