#EscritoresCamagüeyanos #EscritoresCubanos
Poco interés presentan estas cosas para un Concilio, que otras más ur… —la talla de los ángeles, las fuen… del Edén–, y sin duda, más valiosa… apremian sin cesar. Insisto empero
La menta y las alhajas funerarias,… los últimos children pets. Combate… la música del río respirante, arra… de las grúas mohosas el estrépito… van creciendo entre cacharros y la…
Tanto arder, tanto valor tanto ataque y retirada ante ese umbral en que nada alivia más el dolor que su incremento. O mejor:
Muera quien tiñe el asfalto de sangre tibia y espesa, muera el chacal que de un salto se apodera de su presa, muera quien humilde besa
Omítemela más que lo omitido cuando alcanza y define su aporía, enciende en el reverso de su día un planeta en la noche del sentido… A pulso no: que no disfruta herido…
La raya negra y el batello, el monte siamo tutti, el barco blanco sobre el agua blan… y la fijeza de los pájaros sobre la Salute.
El gamo, contra el naranja del bosque, pasa mojado, veloz. El aire cuajado añade al bosque una franja de aros dispersos. En esos
Pintura y Revolución... Pintura de la Revolución. Revolución de la pintura: veo que es fácil jugar con estas palabras. Sin embargo, no me dejaré llevar por los juegos verbales, tan comu...
El amor es decir: “Ven a mi casa y comparte conmigo la luz y la pal… Disfruta de mi paz, habla tu idiom… que es como el mío cuando tú lo ha… El amor es decir: “Ven a mi mesa
Corta, Changó con tu espada el alcohol, y haz que ese río crecido, no bien vacío, vuelva a su cauce y, saciada tanta sed, halle morada
Flauta. Son. La madrugada se descompone en su prisma de grises donde se abisma el gris de tu voz rajada. Blanco. La línea borrada
No porfíes. No rememores que no se olvida el olvido ni su embriaguez: lo que ha sido, es y será. Sinsabores, dramas discretos y amores
Si nuestra pintura, en la expresión de sus trabajadores la aventura de unos cuantos hombres que han buceado en la realidad cubana ha alcanzado un “estilo” original que la identifica y d...
Se esforzaba. Su jadeo ante el jardín clausurado era el de un ciervo asustado. La furia –más que el deseo– de penetrar, era el reo