Para que tú no veas las rosas que haces crecer, cubro mi cuerpo de cenizas... De ceniza parezco toda, yerta y gris a la distancia; pero, aun así, cuando pasas cerca, tiemblo de que me delate el jardín, la sofocada fragancia.
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¡Ay qué nadar de alma es este mar! ¡Qué bracear de náufrago y qué hun… y hacerse a flote y otra vez hundi… ¡Ay qué mar sin riberas ni horizon… ni barco que esperar! Y qué agarra…
El pequeño contrahecho conoce todas las piedras del jardín; las ha sentido en sus rodillas y entre sus manos ya escamosas de humano reptil.
¿Qué me queda por dar, dada mi vid… Si semilla, aventada a otro surco, si linfa, derramada en todo suelo, si llama, en todo tenebrario ardid… ¿Qué me queda por dar, dada mi mue…
Ayer quise subir a la montaña, y el cuerpo dijo no. Hoy quise ver el mar, bajar hasta la rada brilladora, y el cuerpo dijo no. Estoy desconcertada ante esta resistencia obscura, esta in...
Señor mío: Tú me diste estos ojos… Rey jurado de mi primera fe: Tú m… Dulzura de mi ardua dulzura: Tú m… Soplo de mi barro: Tú me diste es…
No era bueno quererla; por los ojo… le pasaban a veces como nieblas de otros paisajes: No tenían color sus ojos; eran fríos y turbios como ventisqueros.…
Te llevaste la lámpara, pero conmi…
¿Qué loco sembrador anda en la noc… ¿Qué loco labrador rotura día a dí…
Apacigüé el dolor por un instante… Pero sé que, cuando despierte, olf… ¿Por qué he de ser presa apetecibl… No tengo sangre para apagar su sed… ¿Qué camino extravié que no me acu…
Espejo de pacíficos y atlánticos pequeño mar dormido entre cristale… un palpitar de peces marca el ritm… de tu respiración... Burbujas de a… suben de las raíces de tu sueño,
Yo tengo un mar de olas tempestuos… Yo tengo una selva sin sol y sin l… Yo tengo el oro y el hierro; tengo… Tú tienes la mirada de tus ojos...
Poesía, bestia divina y salvaje...…
Viendo volar las criaturas que el Hacedor dotó de semejante privilegio, el alma se me llena de esos celos obscuros que se dan muchas veces entre hermanos. Pienso que hay tantas alas en ...
Y dije a los guijarros: —Yo sé que vosotros sois las estre… Entonces los guijarros se encendie…
Como el ratón en la trampa, acabo de caer, sin comprenderlo todavía, en esta extraña trabazón de alambres, en esta imprevista jaula de dolor físico. Hubo un tiempo en que me tenía por u...