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Nene, vanos a dormir; no son horas de reír: duerme el viento, duerme el sol, duermen las gallinas
Con sus pichones la codorniz a la sabana viene a dormir. Un perro ladra
El caballo negro iba por un trillo: cada paso suyo bordaba el camino. El caballo ruano
En su casa de hojas despierta el pájaro porque, anunciado el día, se entona el gallo. Canta seguido,
Abril es un niño rubio que junta flores y pájaros; tiene los ojos azules y va vestido de blanco. Mayo es un niño aguador
¡Tilín! ¡Tilán! Campana de oro de la mañana. ¡Tilín!
Tiene la vaca bermeja un ternerito de nata. Se lo encontró en el corral un jueves por la mañana. Quiso llevarlo a pasear
Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol
Porque no saben quererte me dicen que eres muy fea. Duerme... Duerme... Duerme, que te coge el gato y las tijeras muerden.
Moterita de madera llena de polvos de arroz, con tapa de cristal fino y la mota de plumón. ¿De quién será la motera
Cinta de arena para la nena. Gorro de sal para el coral. Y para el sol
En el río San Juan vive un pececito que aprende a nadar. Sobre el Yumirí —iris diminuto—
¡Limón, limón! Limón agrio, limón criollo, limón dulce, limón chino,
Yo tengo un sombrero alón donde cabe un aguacero, y botas que reconocen los caminos del vaquero. ¡Qué bien te sabré domar,
De parte del aguacero que cubran con un paraguas al retoño del almendro. El coralillo rosado debe prestar atención: