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La lluvia, el cielo gris. Pas de téléphone lejos de ti. (Me duele el corazón). ¿ Qué hacer para saber
¿Imagina usted, Teresa, cómo arde su rostro grave al resplandor de la suave luz verde en sus ojos presa? ¿Se sabe qué luz es ésa?
Te vi al pasar, una tarde, ébano, y te saludé; duro entre todos los troncos, duro entre todos los troncos, tu corazón recordé.
De tierras de Guatemala volando mi avión partía; lloraba con el motor, con la hélice decía: —¡Guatemala,
Bajo el hambriento sol (God save the King) negra de bata blanca cantando una canción. (God save the King.)
Ana murió de un tiro en el estómag… Ana murió de un tiro en su retrato… Ana murió de dos y dos son cuatro. Ana murió de un gran relámpago. Ana murió de tisis y de hongos.
¿Cuándo fue? No lo sé. Agua del recuerdo voy a navegar. Pasó una mulata de oro,
Isla de Turiguanó, te quiero comprar entera y sepultarte en mi voz. ¡Oh luz de estrella marina, isla de Turiguanó!
De tus manos gotean las uñas, en un manojo de diez uva… Piel, carne de tronco quemado, que cuando naufraga en el espejo,…
Yo siento una devoción ardiente por todos los ríos, desde el Nilo sagrado, padre de Egipto, hasta el ignorado Juan de Toro, que no es padre de nadie, pero que tiene agua corriente y cau...
José Ramón Cantaliso, ¡canta liso!, canta liso, José Ramón. Duro espinazo insumiso: por eso es que canta liso
Amo los bares y tabernas junto al mar, donde la gente charla y bebe sólo por beber y charlar. Donde Juan Nadie llega y pide
Como un puñal, como un arpón, el banderón americano en tu costado de carbón. Sucio de sangre el banderón. Un yanqui allí, látigo en mano.
El Sena discurre circunspecto; civilizada linfa que saluda en silencio sacándose el sombrero.
Toco a la puerta de un romance. —¿No anda por aquí Federico? Un papagayo me contesta: —Ha salido. Toco a una puerta de cristal.