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Sobre la falda tenía el libro abierto; en mi mejilla tocaban sus rizos negros; no veíamos las letras
Como enjambre de abejas irritadas, de un oscuro rincón de la memoria salen a perseguirme los recuerdos de las pasadas horas. Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerz…
En la imponente nave del templo bizantino, vi la gótica tumba a la indecisa luz que temblaba en los pintados v… Las manos sobre el pecho,
Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mi fantasía, esperando en silencio que el arte los vista de la palabra para poderse...
Sabe si alguna vez tus labios rojo… quema invisible atmósfera abrasada… que el alma que hablar puede con l… también puede besar con la mirada.
No dormía: vagaba en ese limbo en que cambian de forma los objeto… misteriosos espacios que separan la vigilia del sueño. Las ideas que en ronda silenciosa
Dos rojas lenguas de fuego que a un mismo tronco enlazadas se aproximan y al besarse forman una sola llama; dos notas que del laúd
Espíritu sin nombre, indefinible esencia, yo vivo con la vida sin formas de la idea. Yo nado en el vacío,
–Yo soy ardiente, yo soy morena, yo soy el símbolo de la pasión; de ansia de goces mi alma está lle… ¿a mí me buscas? –No es a ti, no. –Mi frente es pálida; mis trenzas,…
Despierta, tiemblo al mirarte; dormida, me atrevo a verte; por eso, alma de mi alma, yo velo mientras tú duermes. Despierta, ríes, y al reír, tus la…
Yo sé un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma u… y estas páginas son de ese himno cadencias que el aire dilata en la… Yo quisiera escribirle, del hombre
Como se arranca el hierro de una h… su amor de las entrañas me arranqu… aunque sentí al hacerlo que la vid… me arrancaba con él. Del altar que le alcé en el alma m…
Olas gigantes que os rompéis brama… en las playas desiertas y remotas, envuelto entre la sábana de espuma… ¡llevadme con vosotras! Ráfagas de huracán que arrebatáis
Yo me he asomado a las profundas s… de la tierra y del cielo, y les he visto el fin o con los oj… o con el pensamiento. Mas ¡ay! de un corazón llegué al a…
En Sevilla, en el mismo atrio de Santa Inés, y mientras esperaba que comenzase la Misa del Gallo, oí esta tradición a una demandadera del convento. Como era natural, después de oírla, a...