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Entre dios y yo

in memoriam

...
Oh que gozo inmenso dormir
sobre ti,
aquellos versos míos fueron guardados
desde la creación de la memoria;
aquellos versos floridos, dolidos;
amados y amantes.
Antes ya te veía venir en una máscara indescifrable
mordiendo las cosas del mundo,
así te voy queriendo.
Y así arrancándome las manos
construí reinos de madera y lino
para besarte el pelo
las uñas, las manos y los pezones:
todo tu cuerpo es de sangre y suplicio.
Sangre deliciosa.
 
Tú, que pareces extraño y hasta dormido
moreno y dorado: te besaré la punta de las pestañas,
el hombro arrimado
y la vida,
te besaría turbulentamente
por esos muslos, por esos pies
por donde ya ha pasado la flor y el musgo;
tú, parecido al trigo y al pan de la patria
como una planta oscura
en el reino del deseo y la lujuria.
Individuo con una equis en el mundo sonoro,
haces cantar con tus caderas
y te pareces al arroyo recién descubierto:
Animal de palabras, silueta de polvo.
Si tocara tus pies iría por otro vuelo
y me encendería en la hoja;
pasaría mi miedo de un verano a otro
y cruzaría el océano de vegetales
con mi única herramienta: mi beso y mi poesía
y te llamaría mío:
soy felino de tu fragancia
puro y maternal es nuestro encuentro,
tenemos el vino en las manos y en los dientes;
vuelas como música,
eres boreal, casi inextinguible,
como un pardo antiguo
o como la danza de las abejas antes de la miel.
 
Boreal y feliz;
espuma mía y del norte, tu aceite se distribuye
sobre mi cadera y mi espalda
y me das de comer con una suavidad tremenda.
¿Si te viera por dentro?
Vería amapolas creciendo y amando...
miles de insectos alrededor de tu sexo despertando;
antiguo polen
sale de tus manos a dominar la sed de la tierra;
eres épico y cantas en mí.
No sé de donde provienes, ¿Grecia o roma?
¿De mis vértebras o desde antes de mi nacimiento?
Estás hecho de mármol
todo se reconoce en ti y se aparean las cosas
y vuelves con tu rubor maravilloso por la intemperie,
aprendes a bailar conmigo.
 
Sobre mis pies te llevaré adornado de claveles
y especies nunca antes conocidas.
Tu boca es un cántaro loco
que emana copas y litros de polen
y vas sobre antiguos arados con tu semilla alegre.
Tu ráfaga increíble de besos
van sobre mi territorio maduro y me colman
me llenan, se vacían y mueven las trenzas de viento
y vas tú con tus pétalos abiertos
a dominarme.
Eres un arco levantado en el centro del mundo,
eres una ostra de cal y amor
erigido por manos profundas y traído hasta aquí
por tu madre
y ahora hecho poesía desde mis manos;
yo vengo desde tu aroma, no sé a dónde voy.
 
¿Hay un espacio entre Dios y yo?
Preferido o celebrado por...
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