“De la ceñida taberna,
Esta noche haremos hogar,
De tripas corazón con sorna,
El hígado trataremos de ahogar.
Devoraremos la melodía,
Que las entrañas caldeará,
Y en arenoso vaso la desidia,
En un suspiro confinará.
Tú, ajena a las cofradías,
Y a los de bata y toga del tugurio,
Sobre mi enajenamiento te cernías,
Cual tumultuoso augurio.
Me desoxidaste de la ensoñación,
Forzosamente me aterrizaste,
Jugueteaste con mi fluctuación,
Y de los amigos me privaste”.