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Joaquín Lorenzo Luaces

Joaquín Lorenzo-Luaces fue un poeta cubano, nacido el 6 de julio de 1826 en la Habana y muerto el 7 de noviembre de 1867 en la misma ciudad. Cuando 1856 funda junto con su amigo Fornaris la revista La Piragua, sus versos y trabajos en prosa ganan significativamente en cobertura. Luaces colabora en los años cincuenta y sesenta con varias revistas (Brisas de Cuba y El Cesto de Flores) y periódicos (El Regañón, Prensa de La Habana, etc.). En 1859 recibe el premio del Liceo de La Habana por su oda A Ciro Fiel por la inmersión del cable submarino. Obras * La Naturaleza * Último amor * El último día de Babilonia * Caída de Misolongi * La Luz * La muerte de la bacante * Tu falta * Recuerdos de la infancia * La pesca * La fruta prohibida Sus obras teatrales más conocidas son: El becerro de oro, El fantasmón de Aravaca y Una hora en la vida de una calavera, esta última fue la única que pudo estrenar en vida. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Joaquín_Lorenzo_Luaces Poeta lírico de juicios muy diversos y contrapuestos, fue a pesar de su precaria salud un incansable trabajador y propulsor de las letras. Nace el 21 de julio de 1826 en La Habana. Estudió latinidad en el Colegio Calasancio de Puerto Príncipe, lugar en donde residía su hermano. A partir de 1840, hizo estudios en el Colegio Seminario de San Carlos, de La Habana. Se graduó de Bachiller en Artes en 1844. Continuó estudiando en la Real Universidad, hasta alcanzar en 1848 el grado de Bachiller en jurisprudencia, pero no la licenciatura. Figuró entre los cultivadores del siboneyísmo y del criollismo, porque por encima de todo devino un devoto cantor de la tierra que lo vio nacer. Luaces incursionó en el teatro con piezas en las que merecen destacarse "El mendigo rojo", "Aristodemo", "El fantasmón de Aravaca", "El becerro de oro" y "Una hora en la vida de un calavera", única de sus obras teatrales que llegó a ser estrenada en vida del autor. Hizo traducciones y colaboró en los principales periódicos y revistas de la época. Desde ese mismo año concurría a la tertulia literaria y científica que en su casa de la calle Amistad presidía Felipe Poey. Allí leyó sus primeros ensayos: una traducción de "L'éducation des jeunes filles" de Bérenger, "El lente de Pepilla", "Noche Buena", "La danza", etcétera, poesías ligeras y festivas que no recogió en sus obras. Siempre enfermizo, fue a convalecer a Isla de Pinos, donde se dedicó por entero al cultivo de la poesía, pero casi todo lo que escribió entonces se perdió. El primer poema que llamó la atención sobre Luaces, "La hija del artesano" (escrito en julio de 1849), apareció publicado en El Artista, el propio año. En unión de José Fornaris, su entrañable amigo, publicó en 1856 La Piragua, periódico que aspiraba a ser órgano del siboneyismo, en el que dio a conocer, entre otros poemas, cuentos de tema siboney y trabajos en prosa, algunos de sus "Romances cubanos". También colaboró en las revistas Brisas de Cuba (1855-1856), El Cesto de Flores (1856), Floresta Cubana (1856), Revista de La Habana (1857), El Kaleidoscopio (1859), Revista Habanera (1861), Cuba Literaria (1861-1862); en los periódicos El Regañón, Prensa de La Habana, La Aurora, y en las compilaciones Aguinaldo habanero (1865) y Noches literarias en casa de Nicolás Azcárate (1866). Junto con Fornaris dirigió la antología Cuba poética, colección escogida de las composiciones en verso de poetas cubanos de la época. En 1859 recibió el premio del Liceo de La Habana por su oda A Ciro Field- Entre 1866 y 1867 sostuvo con Fornaris una Academia íntima, a la que asistían Antonio Zambrana, Manuel Costales, Andrés Díaz, Govantes y otros. Tres días después de su muerte, el jurado de los Juegos Florales del Liceo de La Habana, formado por Mendive, Piñeyro y Mestre, otorgó el primer premio a su oda "El trabajo", publicada en 1868. En la revista Islas de la Universidad Central de Las Villas, se han dado a conocer recientemente sus obras de teatro El fantasmón de Aravaca y Una hora en la vida de una calavera. Muere en La Habana el 7 de noviembre de1867. Referencias Monografías.com - www.monografias.com/trabajos83/resenas-biograficas-figuras-significativas-historia-cuba/resenas-biograficas-figuras-significativas-historia-cuba5.shtml

Olga Arias

Olga Esther Arias Elenes, o simplemente Olga Arias, escritora nacida en la ciudad de Toluca, Estado de México, el día 25 de octubre de 1923. Fue madre de cuatro hijos: Enrique, Yolanda, Natalia y Dalia. De familia revolucionaria y liberal: su padre fue el General de División J. Jesús Arias Sánchez, a quien el General Francisco Villa apodaba “El gallo”; fue uno de sus famosos “Dorados” más estimados por él. Su Madre doña Natalia Elenes de Arias fue descendiente directa de doña Ildefonsa Fernández Félix, hermana del General don Guadalupe Victoria, notable insurgente y Primer Presidente de la República Mexicana. Corre por sus venas sangre de hombres de letras. Su abuelo materno el señor don Herlindo Elenes Gaxiola, considerado uno de los prosistas más notables del estado de Sinaloa. Darío Elenes Gaxiola, hermano de Herlindo y primo del duranguense Antonio Gaxiola , también poeta y prosista destacado de las letras sinaloenses. Así, Olga es poeta por herencia y formación. Sus primeras letras se las enseñó su padre, el general Arias y siendo aún pequeñita, cuando apenas cursaba el primer grado de primaria en la ciudad de México la maestra llevó al grupo de excursión al bosque de Chapultepec y de regreso en el salón de clases la niña escribió en su cuaderno: “En el lago los cisnes se deslizaban sobre el agua orgullosos de su plumaje”. La maestra se sorprendió del talento literario de la niña y llamó a su padre para notificarle lo sucedido. El viejo militar sensiblemente conmovido cortó la hoja del cuaderno y doblándola la guardó en su cartera. Aquel escrito lo conservó el general toda su vida en su porta documentos personal como si fuera un tesoro. Era nada menos que la primera composición literaria de una de las poetisas más importantes de América. La educación primaria elemental la cursó en escuelas de diversas ciudades del país. Su padre por necesidades del servicio de su profesión andaba de un lugar a otro por lo que la infancia de Olga fue nómada. En el año de 1935 radicó definitivamente en Durango. Pocos años después, en 1938 contrajo matrimonio con el señor Enrique Weber Lozoya, rico comerciante que valoró el talento y capacidad de su esposa y le dio facilidades para su desenvolvimiento. Ya casada, ingresó como oyente a la Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado y en menos tiempo del establecido terminó los estudios de la carrera de maestra de educación primaria. No conforme con esa preparación y sabedora de lo que podía lograr, contrató los servicios particulares de eminentes personalidades de la cultura en Durango, para que le dieran clases, así como a la poetisa Cuca Guerrero Román, el presbítero David Ramírez, el licenciado en letras José Villalba Pinyama refugiado español y otros. Con mucha satisfacción platicaba el señor Weber Lozoya que su esposa Olga no le pedía regalos en joyas o piedras costosas sino en libros de mucha calidad. Lo anterior se corrobora con la amplia y magnífica biblioteca que tenía en su momento Olga. Notable poetisa durangueña cuyos poemas, algunos han sido traducidos al inglés, francés, portugués, italiano y otros. Autora de más de veinte libros de poesías, novelas y cuentos. Su pensamiento se ha grabado en cantera de monumentos públicos, donde están escritos fragmentos de sus poemas. Algunos de sus versos grabados en bronce, hablan a las generaciones del presente y del futuro del profundo sentimiento de esta mujer singular. Siendo niña aún se trasladó a la ciudad de Durango, donde se estableció definitivamente y realizó su fecunda labor literaria. Ella se consideró duranguense por adopción y Durango se siente honrado con hija tan brillante. Por más de 12 años fue directora del departamento de Extensión Universitaria de la Universidad Juárez del estado de Durango, donde sin contar con recursos económicos, realizó brillante labor en bien de la honorable institución. Estuvo al frente de la Promotoría Cultural de la Casa de la Juventud en Durango, donde se hizo sentir fuertemente la influencia de su capacidad y trabajo; también fue asesora cultural del Gobierno del Estado. Su voz poética ha sido escuchada en numerosos recintos de México y de Europa, sobre todo de Francia, quien le otorgó un merecido reconocimiento. Su obra es amplia y fecunda, su poesía bella y significativa, donde las palabras vibran por su extensión y profundidad, en ellas canta al hombre, a la vida, a la naturaleza, a la mujer y cada tema alcanza en ella los ideales y sentimientos universales. Además de la poesía cultivó la novela, el ensayo y el cuento. Entre algunas de sus obras están: Todas las amaron (novela) 1947; tres poemas (poesías) 1952, obras con las que inicia y entre las últimas “Nocturnos” en 1971, que fueron traducidas al francés y a otros idiomas, además de Mínimo Cardumen (poesías) 1978. Recibió Diplomas de la Universidad de Juárez del Estado de Durango, del Centro Cultural Durangueño, del Círculo literario Argentino, Antorcha de Chile, Grupo de escritores de Venezuela, Sociedad Chihuahuense de Estudios Históricos. Además de la Presea Francisco Villa y Orquídea de Plata. Referencias http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/publicaciones/publi_quepaso/olga-esther-arias.htm

Alfonso X el Sabio

Alfonso X el Sabio Rey de Castilla y de León (Toledo, 1221 - Sevilla, 1284). Era hijo primogénito de Fernando III, a quien sucedió en 1252. Ya como infante realizó importantes labores, como la conquista del Reino de Murcia (1241) o la paz con Jaime I de Aragón, que conllevó el matrimonio de Alfonso con su hija Violante. Impulsó la Reconquista tomando plazas como Jerez, Medina-Sidonia, Lebrija, Niebla y Cádiz (1262). Hizo frente a una sublevación de los musulmanes de sus reinos, promovida por los reyes de Granada y Túnez (1264). Repobló Murcia y la Baja Andalucía. E incluso continuó el avance frente al Islam pasando al norte de África, al enviar una expedición a Salé (1260). Otra parte de sus esfuerzos hubo de dedicarlos a reprimir rebeliones interiores, como la protagonizada por el infante Enrique y varios nobles (1255), la que se produjo en Vizcaya (1255) o la que encabezó el infante Felipe (1272). Alfonso era hijo de Beatriz de Suabia, circunstancia que le hizo aspirar a la coronación imperial de Alemania, logrando la elección en 1257 con el apoyo de Sajonia, Brandeburgo, Bohemia y varias ciudades italianas. La oposición del papa hizo fracasar finalmente el empeño -en el que triunfó Rodolfo de Habsburgo-, renunciando Alfonso en 1276. Este llamado «fecho del Imperio» fue muy impopular en Castilla, pues exigió dinero y hombres que -unidos a los gastos de la corte y a las continuas guerras- crearon dificultades financieras, que obligaron a reducir la ley de la moneda y a crear nuevos impuestos. Durante una de las ausencias del rey por el asunto del Imperio, los benimerines de Marruecos desembarcaron en Algeciras (1272); en la lucha contra aquella campaña murió el infante Fernando de la Cerda, heredero del trono, antes de que su hermano Sancho consiguiera rechazar a los musulmanes. Posteriormente los benimerines derrotaron a una flota castellana en el estrecho de Gibraltar (1278), obligando a Alfonso a pactar una tregua. Alfonso provocó con sus contradicciones un conflicto sucesorio: había promulgado las Partidas, según las cuales debía sucederle el hijo mayor del difunto Alfonso de la Cerda; pero al morir éste prefirió declarar heredero en 1278 a su segundo hijo, Sancho IV, siguiendo la tradición castellana (quizá para evitar un enfrentamiento inmediato con éste). Un intento posterior de hacer al infante de la Cerda rey de Jaén provocó la rebeldía de Sancho, quien buscó apoyo en Aragón y Portugal (mientras que Francia apoyaba a los de la Cerda) y se hizo reconocer por unas Cortes reunidas en Valladolid, que depusieron a Alfonso (1282). Éste, confinado en Sevilla, buscó apoyo en el rey benimerín; pero murió antes de haberse enfrentado con Sancho. En su testamento desheredaba a Sancho y reconocía como sucesores a los infantes de la Cerda, dando así motivo para nuevas disensiones. La obra de Alfonso X el Sabio El reinado de Alfonso destacó sobre todo en el orden cultural. A Alfonso X el Sabio se le considera el fundador de la prosa castellana y, de hecho, puede datarse en su época la adopción del castellano como lengua oficial. Sus profundos conocimientos de astronomía, ciencias jurídicas e historia desembocan en la organización de tres grandes centros culturales que giran alrededor de Toledo, Sevilla y Murcia. En la primera ciudad quedó ubicada la famosa Escuela de traductores de Toledo que, junto a compiladores y autores originales repartidos por el resto, emprendió una ingente labor de recogida de toda clase de materiales para la elaboración de libros, que el propio rey corregía y supervisaba. Movido exclusivamente por un afán cultural, el rey hizo tabla rasa de las diferencias de raza o religión, por lo que reunió a judíos, musulmanes, castellanos e italianos, que colaboraron libremente y otorgaron al conjunto una proyección universal. Las obras así producidas pueden encuadrarse en tres grandes apartados: obras jurídicas, obras científicas o de carácter recreativo y obras históricas. El propósito de las primeras fue contribuir a la labor unificadora iniciada por Fernando III el Santo. El Fuero real de Castilla (1254) preparó la redacción de la que sería su gran obra, el Código de las siete partidas (1256-1263 o 1265), donde se recoge lo mejor del derecho romano para unirlo a las más vivas tradiciones de Castilla. Este código, de larga influencia en el ordenamiento castellano y español, supuso la recepción del derecho romano en Castilla y su incorporación a la corriente europea del «derecho común». Obras científicas o de carácter recreativo son los Libros del saber de astronomía con sus Tablas astronómicas o Tablas alfonsíes, integrados por tratados originales, refundiciones y traducciones que pretenden compilar todo el conocimiento astronómico de la época con el fin de impulsar su desarrollo. Asimismo cabe registrar el Lapidario (1276-1279), tratado en el que se describen quinientas piedras preciosas, metales y algunas sustancias, y los Libros de ajedrez, dados y tablas (1283). También se le atribuye la traducción de los cuentos de Calila y Dimna. Entre las obras de carácter histórico figuran dos títulos fundamentales: la Crónica general y la Grande e general estoria, textos cuya ambiciosa empresa es contar, el primero de ellos, la historia de España desde un punto de vista unificador, en términos nacionales y políticos; el segundo, en cambio, se propone la relación de la historia universal. Otra importante faceta de su actividad fue alentar la creación poética, así como escribir poesía en lengua gallega. Sus 453 composiciones, entre las que abundan las de "escarnio" vertidas en un lenguaje paródico o insolente que recurre a veces a la ironía mordaz, lo avalan como el primer lírico en dicha lengua. Sin embargo, es en su vertiente religiosa donde el rey alcanza sus mayores logros: las 420 canciones que componen las Cantigas de Santa María, dedicadas a enaltecer los milagros de la Virgen, constituyen uno de los más preciados legados de musicalidad y variedad métricas. Referencias Biografías y Vidas - http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/alfonso_x.htm

Ángel María Dacarrete

Nació Ángel María Dacarrete Hernández, el 14 de noviembre de 1827, en El Puerto de Santa María. Sus padres: José Luis Dacarrete Ramírez, natural de Cádiz, y María Regla Hernández Samaniego, natural de El Puerto. Pocas, por no decir ninguna, son las noticias que tenemos de la estancia de Ángel María en su ciudad natal. En 1838, cuando el poeta portuense aún no contaba los once años, se inaugura en Cádiz el Colegio San Felipe Neri, en el edificio que perteneció a la Comunidad del Oratorio del mismo titular, y que fue asimismo el histórico lugar donde se reunieron las cortes de 1812. Este colegio fue «el mejor sin duda que se conocía entonces en España y, a decir verdad, el mejor en su género que ha existido después hasta hoy día de la fecha», al decir del eminente cirujano portuense don Federico Rubio en su libro de memorias; asimismo, y refiriendo nuevamente al colegio, añade: «Poblaron el colegio los hijos de la gente acaudalada». Don Alberto Lista regentó el colegio hasta su marcha a Sevilla en marzo de 1844, sustituyéndolo don Antonio Alcalá Galiano quien solo lo dirigió unos meses, al igual que su sucesor don José Joaquín de Mora. La estancia de don Alberto Lista en el colegio gaditano marcó sin duda una huella indeleble en su vida del poeta portuense quien le llega a dedicar hasta dos poemas al maestro. Uno, fechado el 9 de mayo de 1844, cuando contaba 16 años, que es precisamente el primer poema que conocemos de Dacarrete, y que lo escribió con motivo de la marcha de su maestro a Sevilla. Y otro, después de la muerte de éste, acaecida en 1848, y que se publicó en Sevilla algún tiempo después. Es de suponer, aunque no lo hemos podido comprobar, que sus relaciones con don Alberto Lista continuaron en Sevilla, pues el poeta portuense se traslada a la ciudad hispalense un año después que Lista y ahí permanecerá hasta 1852. /Portada del Colegio San Felipe Neri, en Cádiz. Aunque no se conocen documentos de la posible relación de Dacarrete con Bécquer, es muy posible que ésta date del periodo sevillano. Téngase en cuenta que ya en la Corona poética a Lista intervienen los dos: Gustavo Adolfo escribió una oda titulada «A la muerte de don Alberto Lista», que curiosamente es la composición más antigua que se conoce del poeta sevillano, y que no se publicó entonces. /En la imagen de la izquierda, Gustavo Adolfo Becquer. En la década de los cincuenta, y ya instalado en Madrid, es cuando Dacarrete dará lo mejor de sí en cuanto a su faceta literaria se refiere, tanto en poesía como en teatro. El motivo de su marcha a Madrid era el de terminar en su universidad la carrera de Derecho que había comenzado en Sevilla. Dado que al aspecto poético nos referiremos más adelante, bueno será dar un somero repaso a su obra como dramaturgo. En 1855, cuando contaba 27 años, estrena en Madrid su drama en tres actos y en versos «Magdalena». Un año más tarde representa su zarzuela en un acto y en verso «Mentir a tiempo», a la que puso música el maestro Fernández Caballero. En 1857 escribió la comedia en tres actos y en prosa titulada «Poderoso caballero es don dinero». En 1858 escribió otra comedia también en tres actos y en prosa, «La dulzura del poder» así como la pieza «Al cabo de los años mil» y el drama «Una historia del día». /Portada de ‘Poderoso Caballero es don Dinero’. Madrid. 1857., Realizó asimismo adaptaciones de otras obras, como la comedia del Calderón de la Barca «Bien vengas, mal, si vienes solo». Tradujo del francés y adaptó las comedia «Gaspar, Melchor y Baltasar» y «El ahijado de todo el mundo» original de Emilio Souvestu. Adaptó también la comedia en tres actos y en prosa, «Les femmes terribles», de Dumanoir, y la farsa cómic en tres actos «Este cuarto se alquila» de Cogniard y Leroux arreglada para la escena junto con su amigo Enrique Cisnero. También en 1858 escribió un drama trágico en cuatro actos, basado en el famoso de Shakespeare «Romeo y Julieta», al que Dacarrete tituló invirtiendo el orden de los nombres de los amantes. En septiembre de 1864, siendo Oficial del Ministerio de la Gobernación, es nombrado por Real Decreto Gobernador Civil de Valladolid. Unos meses después, en febrero de 1865, es cesado en su cargo de Gobernador de Valladolid, para ser nombrado Gobernador de Burgos, cargo que ostentaría hasta junio del mismo año. Por estas fechas contrajo matrimonio con la vallisoletana doña Valentina Alvarez Unzueta, de cuyo matrimonio tendrían una hija: María, que sería quién años más tarde, y una vez muerto el poeta, donará al Museo de Cádiz el retrato al óleo de su padre, obra de I. Verdejo, que ilustra esta nótula. En julio de 1879 fue elegido Diputado a Cortes por el Distrito electoral de Aguadilla en la entonces provincia de Puerto Rico. A primeros de marzo de 1881 es nombrado Consejero de Estado con destino en la Sección de Ultramar. Dos años más tardes pasó de esa Sección a lo de lo Contencioso. Y en 1885, a la Sección de Guerra y Marina. Entre 1886 y 1888, Dacarrete compendió los mejores recuerdos de su tiempo en las dos conferencias que dio en el Ateneo madrileño, entre la serie de las que integraron La España del siglo XIX. La primera de estas conferencias versó sobre «Martínez de la Rosa. El triunfo de las instituciones representativas. La regencia de Doña María Cristina de Borbón. El Estatuto real y la Constitución del 37. Origen de los partidos». Y la segunda sobre: «La Unión Liberal. El Duque de Tetuán. La revolución de 1854. La transacción de los partidos. Don Antonio de los Ríos y Rojas. La guerra de Africa y de América. Los antecedentes de la revolución de 1868». En noviembre de 1887 es nuevamente destinado a la Sección de lo Contencioso, para, unos meses después, en septiembre de 1888 y por Real Decreto, ser nombrado Ministro de Tribunal de lo Contencioso Administrativo. También por Real Decreto, de 1899, se le nombra Presidente de la Sección de Hacienda y Ultramar. /En la imagen de la izquierda, ‘El Libro del Amor. Antología. Angel María Dacarrete’, prologado en 1986 por el poeta José Luis Tejada y el crítico de arte, Francisco M. Arniz. El 4 de enero de 1900 fue propuesto para ocupar la vacante por fallecimiento de don Antonio María Fabié, del sillón ‘R’, de la Real Academia Española. La propuesta la firmaron los Sres. don Eduardo Saavedra, don Eduardo Benot y don Francisco Fernández González. Fue elegido el 1 de febrero de ese mismo año, si bien no llegó a ocupar el sillón, ya que murió «cuando había comenzado a escribir el discurso correspondiente, que no pasó de los primeros párrafos». El 17 de mayo de 1904 es declarado cesante como Consejero de Estado por reforma del cargo. Días después solicita su jubilación que le es concedida en junio de ese mismo año. Apenas cuatro meses después, el 13 de octubre de 1904, a las dos de la tarde, fallecía en su domicilio madrileño de la Plaza de Colón núm. 2, a consecuencia de «úlcera venal», este hombre de «ideas templadas y de carácter muy apacible» que firmaba como Ángel María Dacarrete Hernández. n su poesía se puede señalar una línea evolutiva que, arrancando de su formación neoclásica en su primera juventud, se incorpora muy peculiarmente a un cierto romanticismo tardío, asimilando antes que Bécquer los influjos foráneos (de Musset, Byron, Heine) con el consiguiente gusto por la poesía popular y adelantándose a escribir verdaderas «rimas» en la década de los 50, para recaer luego con otros rumbos más trillados, hasta acabar dejando casi por completo la poesía para consagrarse a la actividad política. Referencias Francisco M. Arniz Sanz - www.gentedelpuerto.com/2011/09/27/1-150-angel-maria-dacarrete-hernandez-escritor-y-politico-y-ii/

Manuel Alcántara

Manuel Alcántara, nacido en Málaga el 10 de enero de 1928, es un poeta, escritor y periodista español, con una dilatada carrera profesional. Datos previos Manuel Alcántara nació en la ciudad de Málaga el 10 de enero de 1928. Por motivos laborales de su padre, tuvo que desplazarse a Madrid, donde cumpliría los 18 años y entraría en la universidad para estudiar Derecho, carrera que dejó inacabada. En la capital española conoció a quien fue su esposa, Paula Sacristán, con la que contrajo matrimonio en 1953 y tuvo a su única hija. Su esposa falleció en la provincia de Málaga el 20 de noviembre de 2007. Inicios de su carrera Su estreno poético fue en 1951, a la edad de 23 años, en el entorno de los cafés literarios Sexto recital de la III Serie de lecturas poéticas del Café Varela de Madrid. En cuanto a la prensa, su inicio fue tardío, en 1958 y con 30 años de edad en La Hora. Semanario de los Estudiantes Españoles. A partir de aquí ese momento sus colaboraciones en diversas publicaciones han sido ininterrumpidas y muy conocidas, por lo que pronto alcanzaría las cabeceras más importantes de la prensa española. Ha colaborado en los diarios Pueblo, Ya, Arriba, Marca y La Hoja del Lunes. Además, ha participado en la revista Época y en numerosos programas de Radio Nacional de España o la COPE. También ha colaborado en Televisión Española, en espacios relacionados con el fútbol, deporte del que es un gran conocedor. Desarrollo de su carrera Actualmente escribe una columna diaria que es publicada en la contraportada de diarios del Grupo Vocento (entre otros Diario Sur, El Correo y Las Provincias), como primera firma. Publicaciones Prensa Tiene en su haber más de 16.000 artículos y algunos de ellos han sido recogidos en cualquiera de sus tres antologías: * 1997: Fondo Perdido. * 1998: Vuelta de Hoja. * 2002: Málaga nuestra. Literatura En cuanto a su creación como escritor y poeta, algunas de sus obras son: * 1955: Manera de silencio. * 1961: El embarcadero. * 1961: Ciudad de entonces (Premio Nacional de Literatura en 1962). * 1963: La Mitad del tiempo. Premios A lo largo de sus más de 50 años de trayectoria profesional, Manuel Alcántara ha obtenido numerosos premios y reconocimientos. Prensa Sus artículos le han hecho merecedor entre otros de: * 1955: Premio Juventud. * 1978: Premio González-Ruano. * 1993: Premio Periodístico Comité Español de UNICEF. * 1997: Premio Javier Bueno de la Asociación de la Prensa de Madrid. * 2006: Premio El Torreón de la Fundación Wellington. Literatura Al igual que por sus columnas, debido a sus creaciones literarias ha recibido numerosos galardones entre los que destacan: * 1962: Premio Nacional de Literatura en modalidad Poesía, por Ciudad de entonces. * Premio de Poesía Mariano de Cavia. * Premio de Poesía Luca de Tena. * Premio de Poesía González Ruano. * Premio José María Pemán. * 2001: Premio La pluma de oro de la Escritura de Parker Waterman. Otros * 1983: Nombrado Hijo Predilecto de Málaga. * 1993: Creación del Premio de Poesía Manuel Alcántara. * 1999: Nombrado Hijo Predilecto de la Provincia de Málaga. * 2000: Doctor honoris causa por la Universidad de Málaga, que crea el Premio de Periodismo Manuel Alcántara para periodistas jóvenes. * 2001: Medalla de Andalucía. * 2007: Se crea la Fundación Manuel Alcántara, institución cultural sin ánimo de lucro que tiene por misión, cuidar, promocionar, fomentar y compartir su pasión por la lectura y la escritura, la poesía y el periodismo. * 2009: La cantaora de flamenco Mayte Martín transforma en disco su espectáculo alCANTARa MANUEL con versos del poeta que José Luis Ortiz Nuevo le encargó musicar para homenajear al poeta en la bienal de flamenco de Málaga en 2007. * 2009:Premio MÁS, que otorga COPE MÁLAGA. * 2010: COPE MÁLAGA otorga a Manuel Alcántara la Biznaga de Plata; un galardón con el que esta emisora premia desde hace quince años, a personas e instituciones que contribuyen a trabajar por la feria de Málaga y difundir sus bondades. Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Alc%C3%A1ntara

Victor Fowler Calzada

Textos con el vigor y la calidad de este poeta, están llamados para abanderar a los sueños del miedo y del silencio. Víctor Fowler Calzada es poeta, ensayista, crítico, narrador. Nació el 24 de febrero de 1960 en la Ciudad de La Habana. En 1987 se graduó como Licenciado en Pedagogía (especialidad Lengua y Literatura Españolas) en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona de La Habana. Ejerció como profesor de la enseñanza media. En los 80 formó parte del colectivo de autores de la publicación Naranja dulce, en la cual dio a conocer diversos trabajos sobre cultura y erotismo.También se integró al proyecto de promoción cultural Paideia, surgido en 1989. Estos proyectos fueron apoyados por la Asociación Hermanos Saíz, de la cual Fowler fue dirigente en sus inicios. Ha publicado los poemarios * El próximo que venga (1986, Editorial Extramuros) * Estudios de cerámica griega (1991, Editorial Letras Cubanas) * Confesionario (1993, Editorial Abril) * Descensional (1994, autoedición), Visitas (1996, Editorial Extramuros) * Malecón Tao (Ediciones UNIÓN, 2001) * Caminos de piedra (Centro Provincial del Libro de Ciudad de la Habana, 2001) * Historias del cuerpo. Premios y Distinciones * Premio de Ensayo en el Concurso “35 Aniversario de la revista Revolución y Cultura”. * Premio UNEAC del mismo género en 1997 con el libro Rupturas y homenajes. * Premio UNEAC de poesía con El maquinista de Auschwitz. * Premio de Poesía en el Concurso “Luis Rogelio Nogueras” (1999). * Premio Nacional de la Crítica, 1998, por su libro La maldición y 2002 por Historias del cuerpo. * Premio Razón de Ser 1999 con el proyecto de investigación La Habana de los literatos. * Premio de Poesía “Nicolás Guillén” (2007) con el libro La obligación de expresar. Bibliografía activa * El próximo que venga (1986, Editorial Extramuros). * Estudios de cerámica griega (1991, Editorial Letras Cubanas). * Confesionario (1993, Editora Abril). * Descensional (1994, autoedición). * Visitas (1996, Editorial Extramuros). * Caminos de piedra (2001, Ediciones Extramuros). * MalecónTao (2001, UNIÓN). * El extraño tejido (2003, Editorial Oriente). * El maquinista de Auschwitz (2005, UNIÓN). Volúmenes de ensayos * La maldición: una historia del placer como conquista (Letras Cubanas, 1998). * Rupturas y homenajes (UNIÓN, 1998). * Historias del cuerpo (Letras Cubanas, 2001). Antologías * Donde termina el cuerpo (1998, Editorial Extramuros). * Retrato de Grupo (Editorial Letras Cubanas, 1990). Antología de poesía joven cubana, coautor. Es también autor de tres novelas y cientos de cuentos aún inéditos, así como de los ensayos La maldición. Una historia del placer como conquista y Rupturas y homenajes , y de la antología La eterna danza, contentiva de la poesía erótica de los últimos doscientos años cubanos. Trabajó en el Programa Nacional de Lectura de la Biblioteca Nacional (su libro La lectura, ese poliedro, recoge sus experiencias e investigaciones en su profesión de promotor cultural) y en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, al frente de la revista electrónica Miradas, especializada en el cine y el audiovisual contemporáneo. Referencias pedrojuangutierrez.com/Ensayos_ensayos_Victor-Fowler Biografia.htm

Alfredo Zayas y Alfonso

Alfredo de Zayas y Alfonso (21 de febrero de 1861 - 11 de abril de 1934) jurista cubano, orador, poeta y político. Fue fiscal, juez, alcalde de La Habana, senador en 1905, Presidente del Senado en 1906, vicepresidente de 1908 a 1913 y cuarto Presidente de la República desde el 20 de mayo de 1921 al 20 de mayo de 1925. Nació en La Habana en una familia aristocrática, hijo del eminente Dr. José María de Zayas y Jiménez, jurista y educador, hermano de Dr. Juan Bruno de Zayas, médico y miembro Elército Libertador de Cuba, caído en combate en La Habana en 1896 con el grado de Mayor General en la guerra de independencia contra España, hermano del Dr. Francisco de Zayas, Embajador de Cuba en París y Bruselas. Su madre provenía de las Islas Canarias.1​ Como líder revolucionario dejó de usar el "de" en el nombre de la familia, el cual le identificaba con España y con el poder colonial. En 1895 fue detenido y deportado a la Península, donde pasaría los años de la guerra y escribiría muchos poemas en la Cárcel Modelo de Madrid, publicados en sus "Obras Completas", Vol. 1, Poesía, incluyendo el conocido Al Caer la Nieve. Fue muy activo en la vida literaria de La Habana y coeditor de la revista Cuba Literaria. Luego de su regreso a Cuba en 1898, se dedicó a la causa de la independencia respecto de los Estados Unidos que mantenía a Cuba bajo ocupación militar. Fue Secretario de la convención constitutiva y luchó contra la Enmienda Platt, impuesta a Cuba por los Estados Unidos, y contra el arrendamiento de una base naval en Guantánamo. Fue jefe del Partido liberal (izquierda) y fue elegido Vice-Presidente en 1908. Ganó los comicios presidenciales de 1916, pero los Estados Unidos intervinieron con arreglo a la Enmienda Platt y mantuvieron al General Mario García Menocal, favorito de Washington, en el poder. Reelecto en 1920, Zayas tomó el poder en 1921, pero encontró al país en bancarrota, con deudas de más de 40 millones de dólares y el precio del azúcar desmoronado de 23 a 3 centavos por libra. No se postuló a reelección, pero durante sus cuatro años de presidencia logró impulsar el derecho de la mujer, en particular su derecho al voto, hizo reformas en el campo de la educación y del seguro social. La corrupción durante su gobierno dio lugar a enfrentamientos con distintos sectores de la sociedad, siendo el más notorio la llamada "Protesta de los Trece". Negoció el regreso a la soberanía cubana de la Isla de Pinos (actual Isla de la Juventud, 2.200 km²) ocupada desde 1898 por los Estados Unidos. Obtuvo un préstamo de cincuenta millones de dólares de J. P. Morgan en vista de relanzar la economía devastada por su predecesor. Fue el primer presidente que permitió la libertad de prensa sin censura. Su flema le trajo el apodo de El Chino en vista de su paciencia asiática. Después de retirarse de la vida política dedicó sus últimos nueve años de vida a la escritura y reedición de sus obras, incluso los dos volúmenes de la Lexicografía Antillana. Su liberalismo cívico fue seguido por las dictaduras militares de los generales Gerardo Machado y Fulgencio Batista. Falleció de causas naturales en La Habana, el 11 de abril de 1934, a los 73 años de edad. Referencias Wikipedia – es.wikipedia.org/ wiki/Alfredo_Zayas_y_Alfonso

Victorino Abente y Lagos

Considerado el poeta de la resurrección nacional Victorino Abente y Lagos nació en Mugía, España, el 2 de junio de 1846. LLegó al Paraguay cuando aún estaban calientes los rescoldos que dejaba a su paso la gran epopeya que enfrentó al país y a la triple alianza, entre 1864 y 1870. Aunque gallego de nacimiento, su vida y su obra se identifican con el Paraguay desde su misma llegada a Asunción, en marzo de 1869, en momentos difíciles y trágicos de la historia paraguaya, cuando tropas aliadas, brasileñas y argentinas, ocupaban la capital paraguaya. Primeros pasos Relacionado con el segundo tramo del romanticismo paraguayo, que se inicia con la posguerra del ‘64-’70, y aún con el posromanticismo, colaboró en varios periódicos de la capital, donde también publicó gran parte de su obra poética. Creador de poemas dedicados al renacer de su nueva patria y apropiadamente conocido como el “poeta de la resurrección nacional”, tuvo la suerte de ver triunfante al Paraguay en su guerra contra Bolivia, meses antes de su muerte. Trayectoria Sus poemas, dispersos en diversos periódicos y revistas de aquella época, fueron recopilados y publicados póstumamente en Asunción por su nieto Cándido Samaniego Abente en un volumen titulado “Antología poética: 1867-1926”, aparecido en 1984. Acerca de su obra, escribió el ilustre intelectual Ignacio A. Pane: “Entonó el canto más hermoso, más apasionado, más entusiasta y más poético, en una palabra, que hasta ahora escritores y maestros han dirigido al Paraguay... Llevado en alas de su inspiración hasta la cima de nuestro pasado, hizo que la “Sibila paraguaya” asentare allí el pie y tendiera el dedo anunciador del profeta, para mostrarle la tierra de promisión del porvenir...” Últimos años Casado con Isabel Miskowsky, Victorino Juan Ramón Abente y Lago falleció en Asunción el 22 de diciembre de 1935. OBRAS Sus poemas más notables son: * “Sibila paraguaya”, * “El oratorio de la Virgen de la Asunción”, * “La tejedora de Ñandutí”, * “El Salto del Guairá”, * “Mis dos patrias” y docenas de obras más. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Victorino_Abente_y_Lago Don Victorino Abente y el romanticismo paraguayo La vida J, la obra de Don Victorino Abente están relacionadas con el segundo tramo del romanticismo nacional, que se inicia con la posguerra del 70, asistiendo luego al prolongado quehacer del novecentismo y al auge de la corriente modernista en toda su extensión. Ese largo existir de casi noventa años, le permitirá ser a la vez actor y testigo de las sucesivas etapas de un proceso literario, que recién asumiría distintas formas después de otra posguerra: la del Chaco, al cabo de la cual surgen distintas manifestaciones poéticas, principalmente, que serán reconocidas con la denominación, no muy ajustada, de vanguardia. Puede afirmarse que él fue uno de los mentores intelectuales de aquellos jóvenes que iniciaban sus estudios en la última década del siglo anterior y uno de los que, sin haber actuado en la enseñanza, supo ser guía de gustos y estilos literarios que predominarán hasta el 900, y un poco más allá. Y no es de descartar que estos coincidieran a la vez con los propios de los maestros españoles de la cultura paraguaya moderna, sus connacionales y, en algunos casos, sus correligionarios en el ideal republicano. La compilación que ahora se ofrece, ceñida a su expresión poética, permite comprobar que si bien el tiempo ha hecho su erosión en todo lo que, confinando en el epigrama o la sátira, exponía sus preferencias hacia el color local, una especie de incipiente costumbrismo - pero en verso - ha dejado intactos, sin embargo, ciertos valores que se asientan en la propensión lírica y en los temas descriptivos. Conviene aclarar esto para que sus composiciones espontáneas, por cierto de tipo “festival", no sean tomadas como la parte determinante de su vocación de escritor. Porque este poeta hispano-paraguayo -quizá a él le hubiera agradado más la calificación de “galaico” - asumió tempranamente su tarea de publicista, desde el único medio de que era posible valerse: la prensa diaria, reducida en sus inicios más a ventilar situaciones de sector que a acoger inquietudes de interés general. A pesar de ello, los penosos e incipientes pasos de aquella primera posguerra, encontrarán su rumbo en ese periodismo, de que Don Victorino participara con asiduo entusiasmo. Fue así que su contacto con el ambiente resultó in-mediato. No tuvo el joven español mucho espacio, en aquellos comienzos, para meditar sobre el destino que habría de asumir y al hacerlo quiso sumar, no sólo su entendimiento y su capacidad creadora al renacer de su nueva patria, sino su efusión poética, nacionalizándola, como expresara con verdad y en ocasión memorable de Don Manuel Gondra. Sus cantos paraguayos sirvieron de compensación a dolores populares aún recientes, y de norte para quienes, no sin desvelado asedio, buscarían las huellas perdidas y la trama quebrada para recomenzar, o en algún aspecto inaugurar, la vigencia de una literatura que tanto en lo propio como en lo extraño, había dejado de manifestarse y de cuya ausencia se lamentara, por aquel entonces, Don José Segundo Decoud. Y esa quiso ser la militancia de Don Victorino, anudada a una difusión intelectual, que no conociera pausas y en la cual supieron verse reflejadas las promociones que llegaron más tarde. Compañero de los promotores del segundo grupo romántico- o sea el de los nacidos entre 1840 y 1850, de los que fuera coetáneo- y aún de los integrantes del posromanticismo, lo fue igualmente y de algún modo de los novecentistas, muchos de los cuales compartieron en los inicios su orientación literaria, en tanto que otros se limitaron a respetarlo y admirarlo. Esa admiración y ese respeto hacia el “poeta de la resurrección nacional”- como se lo llamara con justicia - ganaron a la vez a los epígonos del modernismo y a los que vislumbraban ya su distinto camino. Sin él no hubiera sido tan fácil incorporar la temática de la tierra y de la historia a un ambiente sobre el que se habían enseñoreado, y no por culpa propia, la desolación y la tristeza. A este respecto no estará de más recordar que serié el magisterio de Abente el que posibilitara la reivindicación patriótica de O'Leary, en alguna medida discípulo suyo, hasta en aquella denominación de “cantor de las glorias nacionales”; de la que Don Victorino es precursor. Y no sólo se le debe el haber arrojado luz sobre ese capítulo de nuestra evolución poética, pues la naturaleza paraguaya - aves, flores, frutos - hallará en él a un rescatador memorioso que diera en celebrarla, como lo hizo con gentes y ciudades (Asunción, Areguá) en un intento de rehacer, desde la penumbra de las edades que fueron la imagen de un Paraguay que sus versos ayudarían a renacer. Las divisiones a que ha sido sometida esta antología, quieren de tal manera, y con buen criterio, simbolizar los diferentes niveles de esa pasión creadora. Mucho de lo que falta por saber de los trajines personales y literarios de Don Victorino, y en especial de sus trabajos en prosa, que gozan - en cuanto a lo frecuentado - tanto de la amable y episódica condición de las escenas de Mesonero Romano, como, y en mucho, de la cáustica actitud de Larra, plena de una ironía que el escritor gallego quiso derivar hacia una risueña crítica de costumbres, que volcara asimismo en su poesía, a ratos silvestre y a ratos bucólica, sentida en la proximidad del neoclasicismo de Meléndez Valdez, aunque una insensible onda romántica lo acercara, sin quizá intuirlo, al influjo de Quintana o Espronceda, siendo escaso lo que de Bécquer surge en él. Y ya se sabe que entre el autor del "Canto a Teresa" y de las rimas, pueden divisarse los extremos del romanticismo paraguayo, posterior al 70 y hasta el primer lustro del 900, Víctor Hugo, aparte, desde luego. Don Victorino volvió por dos veces a su tierra natal, con familia ya formada en la nuestra. En vano intentaría sacudir su techaga'ú (perdón, su morriña) en versos escritos en la lengua que honraran Rosalía y Castelao y en vano pasearía su mirada sobre los verdes campos y el limpio cielo que contemplaran la inusitada andanza de Don Ramón del Valle Inclán, pues algo sin duda le decía que el final de sus días estaba aquí. Su corazón parecía sentir más que el peso de los recuerdos hispánicos, la evidencia de una vida paraguaya de la que no le era dado, desentenderse. Y siendo así, no le fue difícil volver. Escritor paraguayo, de indudable identificación - digámoslo en honra nuestra - este hijo de Galicia, arribado en plena juventud a estas calcinadas orillas de nuestra América, y muerto en alta ancianidad cuando en el Chaco se manifestaba de nuevo, en trance de heroísmo, una época que habría, requerido los esplendores de su inspiración para justificarse. La vida y la obra de Don Victorino Abente, expuestas ahora al conocimiento y a la avidez de lectores y estudiosos, bien valen -más allá de sus añejas páginas - por un ejemplo y una lección. (En Isla Valle, de Areguá, Raúl Amaral a 16 de Agosto de 1984) Referencias Portal Guaraní - www.portalguarani.com/obras_autores_detalles.php?id_obras=14161

Federico Balart Elgueta

Federico Balart Elgueta (Pliego (Murcia) 22 de octubre de 1831 - Madrid, 11 de abril de 1905), periodista, poeta, crítico de arte, crítico teatral y humorista español vinculado al Realismo. En su carrera política en la estela republicana llegó a Consejero de Estado. Llegó a Madrid con 19 años para estudiar Derecho. Sus primeras críticas literarias aparecieron en el periódico La Verdad de Murcia, hacia 1861 y firmando con el pseudónimo de 'Nadie'. En 1870 fue nombrado subsecretario del Ministerio de la Gobernación y posteriormente Consejero de Estado, diputado en Cortes por Granada en 1872 y, entre 1872 y 1873, senador por Castellón de la Plana. También trabajó como contable en el Banco de España y fue censor y director artístico en el Teatro Español. Colaborador habitual en La Democracia y en Gil Blas, alcanzó fama y respeto como crítico de arte y de teatro, ocupando un sillón en la Academia en 1891. Su matrimonio con la viuda Dolores Anza, y la temprana muerte de ella en 1879, fueron la materia poética del libro Dolores, publicado en 1894 y que conoció un éxito inusitado. Balart murió en Madrid, a los 73 años de edad. Obras Además del fondo elegíaco de Dolores, Balart desarrolla una poética sobre el sentido de la existencia, la fe y la inmortalidad, lo que le supuso ácidas críticas del clero, e incluso de escritores de juventud anarquista como José Martínez Ruiz, "Azorín", quien en su Charivari le acusó de ser un poeta "sin inspiración, prosaico, horriblemente difícil e insincero".1 También escribió el ensayo titulado Literatura y Arte y otros libros líricos como Novedades de antaño y Horizontes, además de los póstumos: Sombras y destellos y Fruslerías.2 Memoria En Pliego se le dedicó una calle y un busto en la Glorieta. También tiene calles en Mula y en el barrio de San Antolín en Murcia.3 El instituto de educación secundaria de Pliego tiene su nombre. Wikipedia-https://es.wikipedia.org/wiki/Federico_Balart

Francisco Machado

Del poeta Manuel Romero Márquez a Francisco Machado Su reinvindicación como poeta Tiene tres entradas aquella glorieta con tres bancos curvos en su plazoleta y unas librerías que esperan sus obras porque están vacías. La modesta fuente vierte su cristal sobre una gran taza nada original. Pero el agua clara mana todo el día como meridiana luz de poesía. Una placa oscura, que no tuvo historia hónrase a sí misma, dice: "A la memoria..." fueron tres maestros, tres glorias, tres hados y si ese recuerdo fue sólo por dos quizás más de uno esté equivocado: Fueron tres poetas Hermanos Machado. Lo ha dicho "su fuente" al besarla yo. (De su libro Versos de la vida, del amor y de la muerte. Sevilla, 1983) Francisco Machado fue el menor de los cinco hermanos Machado Ruiz., y como los dos mayores, Manuel y Antonio, también fue poeta. Poeta y escritor, pues varios fueron los campos literarios y periodísticos que cultivó con asiduidad.. Su obra, aparentemente escasa, no lo es en realidad. Una gran parte no llegó nunca a divulgarse, permaneciendo inédita, otra, dispersa en varias revistas y diarios, quedó olvidada con el paso de los años – solo algún que otro poema se recuerda de vez en cuando-, y el único libro que publicó,Leyendas Toledanas,que alcanzaría una segunda edición, es difícil encontrarlo. Varios son los poemas que se publicaron en revistas y diarios de su época, y varios los artículos de diverso contenido. Destacamos los de índole jurídica, generalmente relacionados con el Derecho Penal y la Criminología. Aunque ya están casi olvidadas fue bastante amplio su repertorio de canciones, todavía registradas en la SGAE figurando él como autor de las letras – algunas alcanzaron gran popularidad -. Finalmente queda su obra inédita, cuyos manuscritos se conservan. Esperamos que vean la luz en un día próximo, y si no se consigue en el formato tradicional de libro papel tal vez sí en formato de libro digital. Entre estas últimas obras se encuentra un volumen de poesías titulado “Ráfagas de inquietud”que, además de contener aquellos poemas que publicó en revistas y diarios, contiene muchas totalmente inéditas. Varios trabajos sobre temas jurídicos , criminología y sociología, otros de temas costumbristas, estampas de la época. Colaboraciones teatrales, y una importante colección de guiones cinematográficos – algunos de ellos basados en las leyendas toledanas que versificadas publicó -. A continuación reproducimos dos de sus poemas más conocidos: “El reloj de la cárcel” y “A Concepción Arenal”. Y en reconocimiento a Don Daniel Pineda Novo y a Don Enrique Sánchez Lubián por sus libros sobre Francisco Machado Ruiz, citamos y transcribimos sus palabras impresas sobre estos versos: EL RELOJ DE LA CÁRCEL Daniel Pineda Novo, “El otro Machado”. Guadalquivir Ediciones, Sevilla 2006. “y en versos heptasílabos y dos endecasílabos, el poeta concibe esta composición, que acusa la marcada influencia de la poesía de su hermano Antonio … En la desierta plaza, cubierta de una luz redonda, destaca el erecto reloj de la Cárcel, “con su campana vieja” ….Suenan las horas lentas, y sus tañidos lo llenan todo de una honda pena que penetra, que inunda hasta el corazón de los pobres reclusos… Quimeras, lúgubres sonidos, la armonía lenta, el eco ronco de un azadón en tierra… Palabras, frases, hondamente machadianas, con influencias de Bécquer… Bécquer y Antonio Machado se unen en este poema,,, Simbolismo y romanticismo; en verdad, Antonio Machado fue un romántico tardío, lo que asimiló su hermano Francisco”, “Francisco Machado utiliza en el poema una retórica muy de su tiempo; ese lastre de postromanticismo, que también utilizó su hermano, aunque lo más noble del poema es que el autor se desborda en humanidad con los afligidos, con los que sufren en la Carcel, “donde el pobre recluso/pasa su vida muerta…”, “emplea los procedimientos del auténtico romanticismo: muerte, silencio, sombras, tristezas, quimeras de las ciudades muertas, destacando la imagen exacta – visual y auditiva – del reloj. Imagen que inicia el poema y lo cierra…”. ***************** Mi madre, Leonor Machado Martínez, hija de Francisco Machado, me dice con total seguridad que este poema fue escrito en León en el año 1930, ciudad en la que en esas fechas estaba destinado su padre como director de la Prisión Provincial. Recuerda que la cárcel tenía la puerta principal en una plaza no muy grande y que encima de aquella un reloj sonaba al marcar las horas, “era el reloj de la cárcel”. Referencias http://www.facebook.com/note.php?note_id=115223535195123

Antonio Daganzo Castro

Antonio Daganzo Castro (Madrid, 1976) es poeta, narrador, periodista y divulgador cultural y musical. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, ha publicado los poemarios Siendo en ti aire y oscuro (Ed. Slovento, 2004), Que en limpidez se encuentre (Ed. Vitruvio, 2007), Mientras viva el doliente (Ed. Vitruvio, 2010), libro recomendado por la Asociación de Editores de Poesía, y Finalista del Premio de dicha entidad, en la modalidad de mejor obra de habla hispana publicada en 2010, y Llamarse por encima de la noche (Ril Editores, 2012), editado en Chile, y Mención de Honor “Luis de Góngora y Argote” de Poesía, concedida por el Instituto de Estudios de Literatura Contemporánea (España). Además, ha sido distinguido en varios certámenes literarios: “La pluma exacta” (Ayuntamiento de Pinto, Madrid, 2001), y Mención de Honor en el Concurso de Cuentos Xicóatl “Wolfgang Amadeus Mozart” (Salzburgo, 2005/2006). También ha sido incluido en antologías como Agua: Símbolo y memoria (Ed. Slovento, 2006) y 12+1: una antología de poetas madrileños actuales (Ed. Endymion, 2012). Como narrador, ha sido traducido al alemán, y, como poeta, sus versos han aparecido en revistas literarias como Turia, Prima Littera o Piedra del molino. Referencias www.soypoeta.com/directorios/escritor/daganzo-castro-antonio Por Jesús de la Peña Hernández Cuando presento a un poeta en nuestra tertulia, tengo por costumbre establecer un enganche con él para que la visión resulte más creíble a quienes vayan a escucharnos. Antonio Daganzo no es una joven promesa como pudiera dictarnos la apariencia. Lo de joven salta a la vista de sus 35 años, pero de promesa no hay nada. Él es una auténtica realidad poética. Nuestro amigo madrileño es poeta por vocación artística bien estudiada (es Licenciado en Ciencias de la Información) y mejor arraigada en lo cultural, especialmente en el ámbito de la música clásica a la que dedica su voz en la radio desde hace 15 años. Es natural, pues, que la música, su sentimiento y hasta sus instrumentos y elementos, pueblen su obra poética. Está constituida ésta por estos poemarios: - Siendo en ti aire y oscuro, Editorial Slovento. 2004, la primera obra poética que publica en solitario. - Que en limpidez se encuentre, Ediciones Bitruvio, 2007. - Mientras viva el doliente, también en Ediciones Bitruvio, 2010, que fue distinguido como Libro recomendado por la Asociación de Editores de Poesía, y figura entre los finalistas del Premio de dicha entidad, en la modalidad de mejor obra de poesía de habla hispana publicada en 2010. Actualmente se halla en prensa su cuarto poemario, primero que aparecerá fuera de España: será editado en Chile en el año 2012. - También como poeta, Antonio Daganzo ha sido incluido en varias antologías, entre ellas Agua: símbolo y memoria (Editorial Slovento, Madrid, 2006) - Como narrador, fue segundo seleccionado en el V Certamen Nacional de Cuentos “La pluma exacta” (Ayuntamiento de Pinto, Madrid, 2001), y ha sido galardonado con una Mención de Honor en el Concurso de Cuentos Xicóatl “Wolfgang Amadeus Mozart”, concedida desde Austria por la Asociación “Yage”, en pro del arte, ciencia y cultura latinoamericanos (Salzburgo, 2005/2006); el cuento distinguido fue traducido al alemán. Cuando nos presentaron, Antonio, muy gentilmente, me regaló un ejemplar de cada publicación, con una cariñosa dedicatoria. Leí agradecido las tres y los tres títulos que, para mí, desgraciadamente, eran desconocidos. El último me llamó poderosamente la atención. Parecía que tendría que haber un protagonista doliente: Se me había aparecido el enganche. A la sazón tenía yo a medio leer el capítulo La danza macabra, el que precede al último, La noche de Walpurgis. La danza de la muerte, en alusión directa a la Totentanz alemana de Holbein traspuesta a un colectivo de condenados a muerte por la enfermedad. El término doliente se prodiga en la obra de Thomas Mann. El primer tomo de La montaña mágica me recuerda mucho al, con razón famoso, Bolero de Ravel, que se inicia con el monotono representante del motivo de toda la composición y que va creciendo en intensidad y cantidad hasta conseguir un clímax final de danza multitudinaria y bien acordada. Thomas Mann, en su Montaña mágica, hace aparecer desde el principio, al despreocupado protagonista que, como en el bolero, encontrará pronto a un comparsa que ha de acompañarle el resto de la novela: su doliente primo. Poco a poco van creciendo los personajes y con ellos la profundización en los avatares de la vida que allí es más bien el crecimiento de las dolencias hasta el final, con una danza de la muerte, también multitudinaria. Sin embargo, Thomas Mann se despega de Ravel en que después de que el director ha hecho el gesto brusco de agachar la batuta para impartir el silencio largamente anhelado, él añade la coda de un último capítulo, La noche de Walpurgis que es un encuentro de amor en tono amable, tan anhelado asimismo por el lector, desde hacía bastantes capítulos. En estas consideraciones andaba yo antes de llegar a casa y abrir el poemario de Antonio Daganzo Mientras viva el doliente. Para mi sorpresa, lo primero que encuentro es, antes de la Introducción, precisamente una cita de Thomas Mann, extraída de su Montaña mágica. … La enfermedad era la forma depravada de la vida. ¿Y la vida? … No he podido reconstruir la cita dentro de la novela para dilucidar si está puesta en boca de Thomas Mann, directamente, o de su personaje interpuesto, Setembrini que, al alimón con su autor se reparten intervenciones pedagógicas sobre el humanismo, la vida, la muerte, la enfermedad, el tiempo, la fisiología, la felicidad y cien cosas más. Y ¿quién es el doliente en el libro de Antonio Daganzo? El hombre, pero sobre todo, un niño; sin duda, el autor niño. También en el sanatorio de Davos había niños que terminaron allí sus días. A nuestro poeta le fue mucho mejor, afortunadamente. Y por suerte para nosotros, lo recuerda. El libro contiene 35 poemas que van desde el primero en que se alumbra la luz al hombre en el nacimiento … / y el astro cobra luz de futuro mortal/ … / y se transforma en hombre: / enfermedad soy yo. hasta el último que empieza con el final del primero: Enfermedad soy yo / mas también su silencio, / su dormir impasible. / Llevo escrita la muerte: / La humana condición grabó en mi pecho / un alfabeto indescifrable / que mis ojos comprenderán sobre el abismo, / cuando ya nada importe. para terminar en afirmación solemne: Y cuando mire atento mi corazón cansado / hallaré puras fuerzas, desde el niño que fui desarrolladas, / para gritar ya hoy, / prendiendo pese a todo, un común fuego: / “Soy este hombre que ahora vive”. La forma de expresión de Antonio Daganzo es de apariencia sencilla pero de interpretación difícil pues se apoya en un imaginario que con frecuencia vira hacia lo surrealista. El sueño o la ensoñación febril le ayudan. La colección de sus nueve sonetos titulada Perros de arena, son una buena muestra. Retendré, sin embargo, algunos versos de entre ellos; los más directos: … ¿Por qué calláis, a qué fingir, arteros? / ¿No comprendéis que el miedo me tortura, / que espero aún la calma del ladrido? … en el primer soneto; o estos dos tercetos del tercero: … Morir para olvidar, mas morir tarde, / que el alma tarde aprende su mentira, / su condición de cuerpo ensimismado; / que tarde mi ilusión en ser cobarde: / a un cielo se encamina y ya suspira / por recobrar al dios que yo he matado. El dios que nuestro poeta había hecho morir en estos versos anteriores: La queja, / la voz más animal y al tiempo más humana. / … / La mayor evidencia de que el impulso divino está en nosotros. / Y de que Dios no existe. conclusión que ratifica en el poema siguiente La inexistencia de Dios: … / ¿Cuál es el sentido del humano sufrir? / si Dios ha creado al hombre, lanzándolo a la vida? / … Para terminar me voy a referir al conjunto de nueve poemas que se agrupan bajo el título de Memoria del doliente. Como dije antes, el niño era nuestro poeta cuando lo fue, y su memoria es lo que aquí nos dibuja. He tenido confirmación de que el cuadro clínico es el de una alergia infantil superpuesta a la maldita asma, y el cuadro plástico es el que nos ofrece ahora desde su madurez en el lienzo de sus recuerdos ensoñados. La gente no suele dar importancia a ese cuadro clínico hasta que lo sufre. Yo he tenido ocasión de padecerlo en mi hijo mayor y en mi nieto menor, y me solidarizo con Antonio y con sus padres, a quienes, por cierto, dedica sus versos. El polvo de la tiza, los hervores de la primavera (enero en primavera -ventanas cerradas en defensa del viento portador de polen-), los accesos agudos y los intermedios, cuando el niño aprendía a ser misterio de sí mismo al sepultar la mera sombra del ahogo, según nos dice el poeta. Sin juegos, sin escuela (su madre se lo enseñó todo, en casa, pero sobre todo, que … no era / la espuria sombra de un dolor extraño, cruel e injusto / … , sin recreos ni compañeros que lo distrajeran. Nuestro poeta de hoy es deudor de aquel drama de ayer. .. / forzoso prisionero de sus días sin calles, necesitaba la lectura / … / leer era vivir, / leer daba la vida que pasaba de largo / ante el doliente, / porque la vida enfermedad era entonces también vida de enfermo. / … / Fue la madre voluntariosa / quien enseñó al niño a leer. / Y fue así como un niño roto / nació, tan ileso milagro, / dos veces de su propia madre. / Salidas extemporáneas al hospital en busca de respiración flexible, donde el niño, una vez no fue niño, pues lloró como adulto de frustración ya vieja. El niño creció y pasó de la lectura a la escritura: El final de la enfermedad no fue brusco, tomó su tiempo, … / pero el verso encerrado, / cerrado en su constancia, / se fue envolviendo de una textura curva, / … / la asunción de los otros empezó a ser el reto, / vida afuera, / cuando las horas de quietud se incrementaron / y la ansiedad hubo de buscarse en alma extraña. Bueno, pues así se hizo el poeta. Pero nadie mejor que él para contárnoslo. Cuando quieras, Antonio. Referencias www.caprichos-ingenieros.com/Antonio_Daganzo.html

Ulyses Petit de Murat

Ulyses Petit de Murat (Buenos Aires, Argentina, 28 de enero de 1907 – ibídem, 19 de agosto de 1983) fue un poeta, periodista, dramaturgo y escritor argentino. Era hijo de Ulises Petit de Murat y de Fedra Regúnaga y su verdadero nombre era Ulises pero cuando comenzó a escribir lo transformó en Ulyses para, según escribió, obviar agregar a su ya largo nombre la palabra hijo a fin de diferenciarse de su padre. Es el autor que escribió el mayor número de guiones para películas del cine argentino. Inicios Petit de Murat cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de San Isidro, en la provincia de Buenos Aires, e inició los de abogacía, que interrumpió para dedicarse a la literatura y al periodismo. Después de colaborar asiduamente en las publicaciones de Buenos Aires, La Nación, El Hogar, El Sol y las principales revistas de vanguardia, ingresó al diario Crítica. Estuvo al frente de la página de música, en la cual hizo las primeras notas sobre el jazz y luego codirigió con Jorge Luis Borges el suplemento literario ideado por el diario para competir con sus similares de La Nación y La Prensa. Labor literaria En 1926 la revista Martín Fierro publicó por primera vez su poesía. Luego siguió la publicación de Conmemoraciones (1929), Rostros (1931), Las Islas por el que Petit de Murat en 1935 obtuvo el Premio Municipal de Poesía que otorgaba la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y Marea de lágrimas (1937). Participó del grupo literario Martín Fierro, movimiento literario de vanguardia que integraban Macedonio Fernández, Jorge Luis Borges, Oliverio Girondo, Eduardo Mallea y otras figuras destacadas de la literatura argentina. Petit de Murat desarrolló en verso libre los temas del amor, la muerte y el misterio pero siempre a través de hechos biográficos que consideraba "esenciales y nada abstractos".2 Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo incluyeron su poema Espléndida marca de las lágrimas entre las 5 mejores de la literatura argentina al publicar una antología de poesía contemporánea. Estuvo dos años internado con tuberculosis en un sanatorio de Ascochinga, provincia de Córdoba (Argentina) y con esa experiencia escribió la novela El balcón hacia la muerte por la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura para el trienio 1942-43-44. Traducciones Tradujo del inglés Donde la cruz está hecha de Eugene O'Neill en colaboración con Jorge Luis Borges, Los procesos contra Oscar Wilde y El amante de Lady Chatterley de D.H. Lawrence, esta última la primera traducción de esa obra al español. También hizo la traducción del francés de Las flores del mal, de Baudelaire. Su labor para el teatro Escribió las obras teatrales La novia de arena (en 1945 en colaboración con Homero Manzi), Yrigoyen (en colaboración con César Tiempo) y Un espejo para la santa (en colaboración con Tulio Demichelli). La novia de arena narra el drama de Elisa Brown, la hija del Almirante Guillermo Brown, que se suicidó ante la muerte de su novio en un combate naval. La obra se estrenó el 7 de marzo de 1945 con la actuación de Delia Garcés y Orestes Caviglia en los papeles principales, secundados por un elenco de actores de primera línea como Enrique Diosdado, Milagros de la Vega, Margarita Corona, Alita Román y Domingo Sapelli y fue muy bien recibida por los críticos. Su vinculación con el tango En el marco del proyecto de Ben Molar 16 para el tango escribió la letra del tango "Bailate un tango, Ricardo" al que puso música el compositor Juan D'Arienzo. La letra se refiere a un episodio mítico de la historia del tango protagonizado por Ricardo Güiraldes en París. Se trata de la recepción de este nuevo baile por los sectores altos de la sociedad parisina con los cuales estaban vinculados los jóvenes pudientes argentinos que viajaban a esa ciudad. También escribió la milonga Yo soy Graciela oscura, con música de Astor Piazzolla, para la película Extraña ternura, de 1964. En esa película Egle Martin canta otros temas y toda la banda de sonido, compuesta por Piazzolla, Lucio Milena y Petit de Murat. Su relación con el cine En 1932 pasó a la sección de cine de Crítica, en cuya jefatura reemplazó a Arturo S. Mom y en 1939 escribe su primer guion cinematográfico para la película Prisioneros de la tierra, adaptación de cuatro cuentos de Horacio Quiroga, realizada en colaboración con un hijo de este, llamado Darío Quiroga al que siguió en 1940 el de Con el dedo en el gatillo, en colaboración con Homero Manzi. En noviembre de 1941 fue miembro fundador e integrante de la primera comisión directiva de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina. Durante cuarenta años continuó su labor y se convirtió en el más prolífico guionista argentino hasta la fecha (2008) con más de sesenta obras. Entre esos guiones se destacan los de Todo un hombre, La Guerra Gaucha y Su mejor alumno, escritos en colaboración con Homero Manzi. Actividad en el exilio Entre 1951 y 1958 estuvo exiliado en México por razones políticas.4 y allí escribió más de cuarenta guiones de películas para el cine mexicano, una para España y una para Brasil y dos novelas que se publicaron simultáneamente en Argentina y México. También estrenó en la ciudad de México una versión de Edipo Rey de Sófocles. Entre los argumentos escritos en México, se destacan La entrega, que fue filmado con la actuación de Arturo de Córdova y Marga López, y Manicomio con un grupo de artistas jóvenes, que fue la primera película filmada sobre el rock and roll, con un enorme éxito de taquilla. Tuvo, en radio Universidad, dependiente de la Universidad Nacional Autónoma de México, un espacio de una hora y quince minutos de duración, dedicado a la difusión de la literatura argentina. Regreso al país El 29 de mayo de 1958 el International Institute of Arts and Letters de Estados Unidos lo incorporó como miembro de dicha Institución, por sus méritos literarios. Fue jurado en festivales de cine internacionales, tales como el decimotercer Festival Internacional de Cannes (1960), en el que integró el jurado de las películas de largometraje con figuras de la importancia de Georges Simenon y Arthur Miller. Fue también Presidente del Gran Jurado del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en 1959. En 1969 fue elegido presidente de la SADE, Sociedad Argentina de Escritores. Ese mismo año obtuvo junto con Mario Soffici, el Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes, por su labor en la cinematografía nacional. A partir de 1968 hizo los guiones de varias películas de tema histórico que dirigiría Leopoldo Torre Nilsson: Martín Fierro (1968), El santo de la espada (1970) y Güemes (1971) protagonizadas por Alfredo Alcón. Escribió los ensayos Sixto Pondal Ríos, Genio y Figura de Benito Lynch y Carta abierta a los jóvenes del año 2000 (1970), así como el libro de memorias La noche de mi ciudad. Fue también durante varios periodos, Secretario General de la Sociedad General de Autores de la Argentina ARGENTORES, Presidente del Jurado de los premios KONEX y Jurado del programa televisivo Odol pregunta. En 1979, fue invitado por la Radio y Televisión Española para un ciclo de reportajes a los más importantes escritores sudamericanos, junto a Borges, Mujica Láinez, Ernesto Sabato, etc. En 1980, era el guionista vivo con más guiones filmados, en el mundo. Falleció el 19 de agosto de 1983 de un infarto de miocardio y hasta pocas horas antes había estado trabajando en el Fondo Nacional de las Artes del que era Presidente. Dejó esposa, dos hijos y cinco nietos —entre los cuales se encuentra la novelista Claudia Petit de Murat— además de numerosos bisnietos. Fue considerado como “El poeta de los versos patéticos” por Jorge Luis Borges y de él dijo Gabriela Mistral: “Petit de Murat desnuda el hueso de la muerte”. Al despedir sus restos Dardo Cúneo, Presidente de la SADE, expresó "El Dios de tu poesía te aguarda con las puertas abiertas". En una entrevista periodística siendo Presidente de la SADE, se definió a sí mismo como poeta al afirmar que “el único y real goce creador lo obtengo al crear una línea de poema”. Referencias Wikipedia—es.wikipedia.org/wiki/Ulyses_Petit_de_Murat

Miguel Ramos Carrión

Miguel Ramos Carrión (Zamora, 17 de mayo de 1848-Madrid, 8 de agosto de 1915) fue un dramaturgo, periodista y humorista español. La ciudad de Zamora le honra con el nombre de una calle céntrica, así como el Teatro Ramos Carrión. Nacido en 1848 en Zamora, empezó a colaborar en El Museo Universal, semanario muy leído que dirigía este gran dramaturgo del Romanticismo. Fundó el semanario satírico Las Disciplinas y sus chascarrillos, versos jocosos, cuentos humorísticos llenaron las páginas de Madrid Cómico, Blanco y Negro, El Moro Muza (de La Habana), El Fisgón, Jeremías, La Publicidad, La Libertad, etcétera. Usó los seudónimos Boabdil el Chico y Daniel. Su primera obra, escrita mano a mano con Eduardo Lustonó, se la aceptó el empresario Francisco Arderius, que la estrenó en el Variedades (conocido en aquel tiempo como teatro «De los Bufos») el año 1866. La pieza se titulaba Un sarao y una soirée y obtuvo un éxito muy halagüeño. Desde entonces se dedicó a escribir para el teatro y sus éxitos se sucedieron durante cincuenta años, escribiendo en total cerca de setenta obras, algunas en solitario y otras en colaboración. Su última obra se titula Mi cara mitad, y fue representada en 1908 en el teatro Lara. Se especializó en comedias y zarzuelas y colaboró con autores como Vital Aza, con quien formó uno de los dúos de dramaturgos cómicos más famosos de su época, con obras como Los sobrinos del Capitán Grant, El chaleco blanco, La tempestad, Agua, azucarillos y aguardiente, La bruja, El noveno mandamiento, La careta verde y La mamá política, entre otras, traducidas muchas de ellas al francés, alemán, inglés, sueco, portugués, italiano y hasta al esperanto; con Eduardo Lustonó, Eusebio Blasco, Salvador María Granés, Carlos Coello, Pina Domínguez, José Campo-Arana, Estremera o Antonio Ramos Martín, su hijo, nacido en 1885, licenciado en Filosofía y Letras, bibliotecario del Casino de Autores y secretario de la Sociedad de Autores y su Montepío, y como dramaturgo dedicado principalmente al sainete. Ramos Carrión tuvo también otro hijo dramaturgo, José Ramos Martín, nacido en 1892, que fue también periodista. Los títulos más conocidos de Ramos Carrión son las zarzuelas Agua, azucarillos y aguardiente (1897), con música de Federico Chueca, Un sarao y una soirée (1866, con Lustonó), La gallina ciega, Los sobrinos del capitán Grant, etc. Aparte de con Chueca, trabajó también con los compositores Caballero, Ruperto Chapí y Arrieta. Una versión de su obra El noveno mandamiento fue llevada a la pantalla por Enrique Carreras en 1963. Referencias Wikipedia – https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Ramos_Carrión

Brígida Agüero

Brígida Agüero y Agüero. Poetisa camagüeyana que tuvo como mentor a su padre Francisco Agüero Duque Estrada, apodado “El Solitario”, entre él y su esposa doña María Agüero y Varona forjaron su alma y sus sentimientos. Nace en Puerto Príncipe, Camagüey, Cuba el 12 de mayo de 1837. Hija del poeta Francisco Agüero y Estrada. Pasó la niñez en una finca cerca de su natal Puerto Príncipe, en la que recibió de sus padres la primera educación. Con el movimiento revolucionario de Narciso López, su padre, que se había dado a conocer por sus ideas políticas, fue desterrado y eso hizo que Brígida dejase el campo para vivir en la ciudad, donde dio a conocer sus poemas. En 1861 amplió su educación en la academia que sostenía la Sociedad Filarmónica de Camagüey. Más tarde llegó a ser socia de mérito de dicha sociedad. A los diecisiete años se dedicó por completo al cultivo de las letras y a laborar por la cultura de su ciudad natal. En 1861 se establecieron en la Sociedad Filarmónica de Puerto Príncipe unas clases de literatura y en ellas estudió con asiduidad demostrando sus condiciones excepcionales, al poco tiempo era nombrada Socia Facultativa de la sección de literatura. Fue en esa época en que escribió su oda "Las Artes y la Gloria, que dedicó a los socios del liceo camagüeyano y que leyó en uno de los muchos actos culturales que ofrecía a la sociedad tan prestigiosa institución. Todo lo feliz que fuera en sus primeros años, lo fue de desgraciada en su juventud. La familia se vio perseguida por sus ideas revolucionarias, y ella, pronto se vio atacada por la tuberculosis que hizo grandes estragos en su delicado organismo. Nunca ignoró su estado. Murió en Puerto Príncipe un 26 de junio de 1865, a los veintinueve años dejando una basta obra. Escrito Sus poemas aparecen recogidos por José Manuel Carbonell en el tomo tercero de su Evolución de la cultura cubana. 1608-1927. (La poesía lírica en Cuba. T. 3. La Habana, Imp. El Siglo XX, 1928, p. 365-367.) Retrato de una señorita, 1858; Ecos del alma, 1859; Inspiración, 1859; La Fe Cristiana, 1859; Flores del alma, 1859; Lo Bello, 1860; A la señora doña Gertrudis Gómez de Avellaneda, 1860; A la Virgen, 1860; El encuentro, 1860; Las Artes y la Gloria, 1860; Desencanto, A..., 1860; A Puerto Príncipe, 1860; Adiós a B..., 1860; Esperanza, 1860; A un retrato, 1860; Desde el campo, 1864; A la simpática niña doña Ana de Varona y Varona, 1864; A la Primavera, 1864; La noche y el día, 1865; Resignación, 1866. A su memoria ofrendaron numerosos poetas, escritores y admiradores suyos una Corona Fúnebre en sentidos versos. Referencias Ecured – https://www.ecured.cu/Brígida_Agüero_y_Agüero

Juan Bernier

Juan Bernier Luque(La Carlota, 1911 - Córdoba, 1989), escritor español, perteneciente al Grupo Cántico. Durante la Guerra Civil no puso su pluma al servicio ideológico de ningún bando, superando la criba que acabó con la vida en 1936 de dos poetas cordobeses: el del falangista Juan Ugart y de José María Alvariño, reconocido amigo de Federico García Lorca y asociado al comunismo. Fue cofundador de Ardor, en la que colaboraba Ricardo Molina, aunque se le conoce más como uno de los miembros fundadores (con Pablo García Baena y el citado Molina) de la revista de poesía Cántico en el año 1947, grupo con el que compartía la idea de otorgar la primacía a la estética antes que al «mensaje». Sus poemas se caracterizan por la riqueza expresiva y sensorial. Sostuvo una gran pasión por la arqueología y su amada ciudad de Córdoba. Escribió un duro Diario en donde se definía muy bien a sí mismo y descubría su faceta más desconocida, la de homosexual, así como el deseo de hacerla pública, lo que se frustró por el contexto de la Córdoba de entreguerras, que por una parte ensalzaba la labor de los autores de Cántico y, por otra, la repudiaba. Sin embargo, entregó en primicia para su edición a la revista de poesía "Antorcha de Paja" que los publicaría en su número 13-14 de marzo de 1980. Dicho diario fue entregado por Bernier aún en vida de este a su amigo Antonio Ramos Espejo, por entonces director de Diario Córdoba y éste transcribió algunos capítulos en el periódico. Sus principales obras son: * Aquí en la tierra (1948) * Una voz cualquiera (1959) * Poesía en seis tiempos (1977) * En el pozo del yo (1982) * Los muertos (1986) * Diario (2011), Editorial Pre-Textos. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Bernier_Luque

Luis Rius Azcoitia

Luis Rius Azcoitia (Tarancón, provincia de Cuenca, 10 de noviembre de 1930 - México, 10 de enero de 1984), poeta y ensayista español. Su padre, Luis Rius Zunón, fue alcalde de Tarancón (1933), diputado provincial y presidente de la Diputación de Cuenca (1934), así como y gobernador civil de Soria y Jaén (1935-36). Militó en el Partido Radical Socialista de Marcelino Domingo. En octubre de 1936, como consecuencia de la guerra civil y después de un corto periodo en Jaén y Barcelona, es evacuado junto a su hermana Elisa y su madre a Normandía (Francia), donde permanece el resto de la contienda bélica, subsistiendo gracias al sueldo que tenía su padre como Tesorero de CAMPSA en París. En 1939 se trasladó a México con su familia, país que ya no abandonará nunca. Se doctoró en letras por la UNAM y fue profesor en la Universidad de Guanajuato, en la que dirigió la Escuela de Filosofía y Letras. Fundó varias revistas literarias: en 1948, junto a Tomás Segovia, Manuel Durán y otros la revista Presencia. Con Inocencio Burgos y otros, crea Clavileño. En estas revistas colaboraron también Enrique de Rivas, Pascual Buxó, Nuria Parés, etc. Colaboró como editor en la revista Segrel, y también en Cuadernos Americanos, Anuario de Letras (UNAM), Las Españas, Revista Mexicana de Cultura, México en la Cultura, El Heraldo Cultural, Novedades y Excelsior; se le considera uno de los poetas de la segunda generación del exilio republicano, llamada, más sintéticamente, "niños de la guerra" y formada, además de él, por Tomás Segovia, Nuria Parés, Manuel Durán, Carlos Blanco Aguinaga, Ramón Xirau, Enrique de Rivas, etcétera, todos ellos nacidos entre 1925 y 1937. Dio clases en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Universidad de San Luis de Potosí, en la Universidad Iberoamericana y en el México City College. Se casó en 1968 con Pilar Rioja, bailarina mexicana de flamenco, hija de padres españoles. En sus poemas dominan el conocimiento de los clásicos, el simbolismo y la contención, muy expresiva en los versos breves. También escribió numerosos ensayos sobre la poesía española del exilio y su gran biografía sobre León Felipe. Además del amor, su tema dominante es la identidad: ¿De qué tierra será?, ¿dónde su mar? -dicen-, ¿cuál es su sol, su aire, su río? Mi origen se hizo pronto algo sombrío y cuando a él vuelvo no lo vuelvo a hallar. Cada vez que me pongo a caminar hacia mí pierdo el rumbo, me desvío. No hay aire, río, mar, tierra, sol mío. Con lo que no soy yo voy siempre a dar. Si acaso alguna vez logré mi encuentro -fue camino el amor-, me hallé contigo piel a piel, sombra a sombra, dentro a dentro, el frágil y hondo espejo se rompió, y ya de mí no queda más testigo que ese otro extraño que también soy yo. OBRA Lírica * Canciones de vela, Segrl, 1951. * de ausencia, Universidad de Guanajuato, 1954. * de amor y sombra, Era, Alacena, 1965. * Canciones a Pilar Rioja, Finisterre, 1969. * Cuestión de amor y otros poemas, Promociones Editoriales Mexicanas, 1984. Antología compilada por él pocos meses antes de su muerte por cáncer. Ensayo * El mundo amoroso de Cervantes y sus personajes (1954). * Los grandes textos de la literatura española hasta 1700 (1966) * León Felipe, poeta de barro (Biografía), 1968. 2ª. edición, Promexa, 1986. Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Rius Luis Rius. Poeta con el corazón dividido Por Montserrat Ramírez Castañón Escritor de fina sensibilidad, Luis Rius (1930-1984), pertenece a la segunda generación del exilio español que formó parte del mismo sentimiento nostálgico de la República perdida. Después de 27 años, el Fondo de Cultura Económica (FCE) reedita su libro Verso y prosa (Colección Tierra Firme) con un texto introductorio de Arturo Souto Alabarce, Arcelia Lara Covarrubias y Gonzalo Celorio. Luis Rius, considerado uno de los mejores poetas de los años cincuenta y sesenta era un hombre de brillante personalidad: abierto, buen amigo, excelente conversador y maestro, enamorado y, sobre todo, sensible; pero a la vez angustiado, solitario y melancólico en el fondo. Su poesía es una constante búsqueda de sí mismo, la extrañeza de su vida frente al exilio, a la mujer amada, al pasado nebuloso y, lo más conmovedor –parece paradójico, pero no lo es–, muestra la estupefacción ante un futuro que en lo profundo se le presenta como desarraigo impreciso, destierro perenne. Desterrado en el tiempo como en isla infinita, sin retorno. Exiliado en esta edad que avanza, que declina, que no cesa, que huye, río al mar, día a día. Olvidada en el mar me dejé yo la vida. Luis Rius Azcoitia nació en 1930 en Tarancón, Cuenca. Exiliado por herencia llegó a México con sus padres a los 8 años y formó parte de esa sociedad que enfrentó el destierro desde antes de la Guerra Civil Española (1936-1939). En su infancia y adolescencia se educó con la comunidad española del exilio, bajo el mismo sentimiento nostálgico de la República perdida y el desprecio al gobierno franquista, aunque él prefirió mantenerse alejado de la política, pues había contemplado la amarga experiencia de sus padres. Penetraron en el niño desterrado el ambiente y sentimiento de hispanidad; elementos coherentes con el enorme deseo de volver a la España de sus mayores; sin embargo, le estorbaron para el pleno desarrollo de su vida en México. Los hijos de los transterrados nacidos en España «se hicieron en América, se nacen –diría Unamuno– en México. Remontan el tiempo, buscan su identidad, y en un momento dado comprenden que el tiempo se ha hecho carne propia».1 De aquí deriva la absoluta ambigüedad o dualidad en la que han vivido: la españolidad que proviene de sus raíces, pero que es insostenible en sus recuerdos; y la mexicanidad manifestada en su desempeño cotidiano. De tal suerte son españoles y también mexicanos; o quizá, ni son españoles ni tampoco mexicanos. La segunda generación de escritores del exilio,2 a la que pertenece Rius, se caracteriza por una situación singular: entre la de los netamente españoles, como sus padres, y la de los mexicanos, como serán sus hijos; el mismo poeta la denominó «fronteriza». Y este hecho es la huella primordial en su creación artística: españoles por nacimiento y educación; mexicanos por circunstancia. «¿Son mexicanos o son españoles?» –se pregunta Octavio Paz. Y responde: «El problema me interesa poco; me basta con saber que escriben en español; la lengua es la única nacionalidad de un escritor».3 Esto es incuestionable, sin embargo escriben desde la perspectiva de la ausencia, la nostalgia, la orfandad del pasado que contrasta con la realidad: la presencia de la cotidianidad mexicana. En resumen, una extraña naturaleza ha acompañado a Rius –y otros más– aún después de muerto: se le considera escritor mexicano, ya que su nombre se incluye en el Diccionario bibliográfico de escritores de México;4 y también español, pues aparece en el Diccionario Espasa de Literatura Española. Rius escribe para conocerse, revelarse, trata de comprenderse a sí mismo. La cualidad de su creación es subjetiva; por ende, su poesía está impregnada de interrogantes sobre su identidad con un carácter existencial: ¿Quién soy yo aquí, quién soy en esta tierra de hombres … entre hierro y petróleo…? Se cuestiona ante su presencia forastera en México; o bien, mira desde la otra perspectiva, la de los mexicanos: ¿De qué tierra será?, ¿dónde su mar –dicen–, ¿cuál es su sol, su aire, su río? Y él mismo responde: Mi origen se hizo pronto algo sombrío y cuando a él vuelvo no lo vuelvo a hallar. Cada vez que me pongo a caminar hacia mí pierdo el rumbo, me desvío. Estos versos pertenecen al poema «Acta de extranjería», publicado en su último poemario, de 1984, año en el que falleció a los 54. El sentimiento de desarraigo, que figuró desde sus primeras creaciones, le forjó un sello de madurez, quizá poco natural si no se conoce su propio despertar en el destierro. A los 21 años, publicó su primer poemario, Canciones de vela (1951), en el que escribe: Soledad, tú y yo en la tarde muerta. Compañera mía, triste amiga vieja. … Hoy duele más hondo el corazón, llega más claro el silencio, la vida más lenta. Con el paso del tiempo, este sentimiento fue más profundo, más nostálgico: le dolía la condición de ser hondamente desterrado. Es una sierpe herida que se arrastra en la noche congelada de un invierno sin tierra. Se intensifica la desesperanza, el desaliento, la soledad «alta como un pino», –así la adjetiva–; y, de manera muy importante, la dualidad: esa condición de no ser él sino otro quien debió habitar su esencia, ese ente volátil que quedó en la lejanía del tiempo, en un pasado en el que no tuvo oportunidad de existir, pero que encarnó su esencia: Yo fui, no soy, y mi verdad es ésta, mi presencia conmigo, la más mía; ser tan sólo memoria y lejanía, jugador ya sin carta y sin apuesta. Si ahora digo que fui, que tuve puesta la vida en ejercicio, que vivía, muy bien me sé que igual melancolía me daba entonces similar respuesta. Entonces ya también había vivido sin vivir ni esperar un venidero instante, un presente no cumplido. Siempre he sido pasado. Así me muero: no recordando ser, sino haber sido, sin tampoco haber sido antes primero. La infancia quedó en la lejanía de su origen, en tiempo y en espacio, del pueblo manchego en el que nació y en el que debía haber transcurrido su vida de forma natural. El cambio radical que le dio el destino lo fuerza a un abandono prematuro de sí mismo, al tomar conciencia y cuestionar su naturaleza, descubre a otro en el que reconoce su silueta, su sombra, un ente que percibe o vislumbra, pero al que nunca alcanza; se le ausenta o se le pierde en la nebulosa, en la indeterminación de sí mismo. Él se reconoce como sombra de su propia sombra. Aquel que nunca fui viene a llamarme al corazón y viene a entristecerme. … Él nunca pudo ser; es como el aire que me roza las manos y la frente; nació sin cuerpo, más desheredado que yo, más desasido, más ausente. … Alguna vez lo olvido. Me enajena el gozo de vivir algunas veces. Entonces, ¿dónde va? Pero muy pronto algo me avisa al corazón, me advierte, y ese gozo se va volviendo extraña sensación de no ser yo quien lo siente; de no ser yo del todo; ser a medias; muerto y vivo; una sombra. … Y ya con él, yo entro, en compañía, siento la vida verdaderamente. La poesía de Rius es el gran viaje interior, la búsqueda de la esencia, y en ese sentido es ontológica, auténtica. También se cuestiona sobre el tiempo y la significación que ha tenido en su vida. Es el tiempo en el que se detuvo su propio ser, antes del destierro; magnitud a la que estaba destinado a vivir en los espacios que se habían reservado para él, según su genealogía personal, y que la adversidad le arrebata: Yo pienso en otras horas de otros años. … Eran mis horas, era mi vivir cada día atesorado. … ¿Cuánto tiempo pasó que no he sentido? Sigue el reloj contando al mismo son su cuenta … ¿Qué le ha pasado al aire? ¿Son aún mías estas horas? ¿Y vivo aún? ¿Aún canto? La poesía citada refleja los mundos internos; sin embargo, el poeta también crea imágenes. El siguiente poema (en Canciones de amor y sombra, 1965), revela magníficos claroscuros de índole literaria clásica, a la que se avocó el poeta. La noche aguarda afuera honda como el mar, fría. La breve espiga de oro de la lámpara brilla sobre mi mesa. Sombras en las paredes me vigilan. Yo escudriño el silencio con los ojos. Mi sangre, perseguida de tanta noche, a golpes lleva en mi sien la cuenta de mi vida. Inmóvil, yo también soy sombra hambrienta del hambre de vivir mañana todavía. De cuando en cuando, asoman paisajes y sucesos meramente circunstanciales, como en «La calle de Pósitos», poema con ecos de García Lorca y Machado. Rius dibuja aspectos de una vida rural semejante a la que pudo haber vivido en su natal Tarancón. La línea tradicional literaria de canciones, romances y villancicos, a la que dedicó sus primeras creaciones, con el tiempo marcaron su obra: La recua viene trotando bulliciosa, calle abajo. Calle abajo el sol asoma entre los cerros plateados y los ángeles despiertan al día en el campanario. Fresco amanecer de luz y de humildad inflamado. … Alegre tamborileo de la calle con sus cascos. Y el carbonero detrás con una piedra en la mano, hosco y pardo, corre y grita, con la voz la va arreando. Voz del monte, tempranera, que se pierde calle abajo. En 1952, José Rojas Garcidueñas, fundador y director de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guanajuato invitó a dar clases a Rius y a otros jóvenes intelectuales (Juan Villoro, Horacio López Suárez y Ricardo Guerra). Los recién llegados alquilaron una casa en la calle de Pósitos –inspiración y título del poema anterior–, número 77, adonde iba por largas temporadas a unírseles el siempre errante Pedro Garfias –a quien Rius admiró como poeta aunque no influyó en su estilo. Compartieron el auge cultural de la ciudad de Guanajuato, que en 1953 realizó el primer Festival Cervantino. Se involucraron en el evento y participaron en la dramatización de Don Quijote de la Mancha y de algunos Entremeses de Cervantes. Hacían teatro en las plazas públicas, reunían al público que deambulaba por las calles hasta hipnotizarlo con sus actuaciones y envolverlo en la trama. Esa veta gozosa de vida del poeta queda también plasmada en creaciones de temática amatoria, la otra gran vertiente en su creación. Luis Rius se enamoró varias veces: De querer tanto y tanto, no sabría qué querer más de ti que no pudiera querer más todavía. Por tu cuerpo te quiero; y más quisiera mi deseo que no acaba ya, de prisa, escalándote entera, a ti, de tan lejana, tan sumisa a mi voracidad de enredadera que sube de tus pies a tu sonrisa. … Fue el amor igualmente búsqueda de sí mismo a través del ser amado, del eros que lo vinculaba con la fuerza vital trascendente y con la cotidianidad. Admiraba la danza, en específico el flamenco andaluz, motivo inspirador de un genuino sentimiento de amor que toma forma en Canciones a Pilar Rioja, libro que obtuvo el Premio Olímpico de Poesía en 1968. Podría bailar en un tablado de agua sin que su pie la turbase, sin que lastimara al agua. No en el aire, que al fin es humano el ángel que baila. No, en el aire no podría, pero sí en el agua. A Luis Rius le angustiaba la muerte, no sólo la de todo ser vivo sino la de las cosas: todo acaba, todo termina… El amor y los momentos amorosos contrarrestaban esta perspectiva, eran una salvación: consuelo de la angustia existencial de lo que termina. Y entre todo lo que finaliza, también el amor como experiencia sensual concreta aunque el sentimiento trascienda la muerte. Lo ejemplifico el siguiente soneto: Sólo tú quedarás, yo estaré ausente; rota mi voz, mi sangre congelada. Caminante, cumplida la jornada, la dura tierra cubrirá mi frente. Sólo tú quedarás, prístina fuente del corazón, honda verdad, brotada. Oh, vida que, a mi muerte arrebatada, fluirás eternamente. Pasión de mi alma, amor, qué duradero serás en la nostalgia del sendero. Yerto mi cuerpo ya, mi voz perdida, tú quedarás y yo no podré verte: amor más verdadero que la vida, amor más poderoso que la muerte. Amor más poderoso que la muerte alude a la pasión, a la visión lírica característica del amor occidental que emana del amor cortés, en el que no se exalta la satisfacción de la pareja, sino lo opuesto: el sufrimiento, en este caso, determinado por la muerte: … Tú y yo ya no estaremos. Nuestras almas, vagando sin sangre y sin camino. Pero la noche quedará esperando, eternamente viva, para poder a veces recordarnos. La lírica de Rius surge de la experiencia concreta y precisa; y aunque sus poemas linden con lo ideal y lo abstracto, su transparencia no evoca el más allá, permanece en la esfera de lo conocido y determinado por los sentimientos propios: del amor y desamor, del encuentro y desencuentro, del erotismo, de la presencia y la ausencia de la amada que luego transmuta poéticamente. Ahora bien, esta parte vívida y real tampoco se presenta a través de un lenguaje erótico sin paliativos, se contiene y esboza imágenes y deseos que alientan al clímax matizando la emotividad: Ciervo amor entre sábanas, de amor por fin cautivo. El miedo estremecía su cuerpo ágil y fino, y el goce lo amansaba de tibio escalofrío. Oh, sus ojos, sus ojos de ciervo sometido. Abatido por una enfermedad incurable, Rius preparó el último de sus libros desde la cama de un hospital. En él reunió creaciones de sus cuatro poemarios anteriores y otras inéditas, sin haber logrado publicarlo. Cuestión de amor y otros poemas fue una obra póstuma, que ahora vuelve a ver la luz en Verso y prosa.7 Así, trasciende al dejar plasmadas sus percepciones sobre la temporalidad, la otredad, el destierro, la soledad y la aparente enajenación del goce circunstancial, mediante la transparencia de la palabra: Llegó aquí después o antes, a destiempo. Erró los caminos y los paralelos y los meridianos, los mundos enteros. Él iba a otro mundo. Llegó aquí. Extranjero fue de sus palabras y de sus silencios, de todas sus horas, de su mismo cuerpo. Él iba a otro mundo. Legó aquí. Y ha muerto un día cualquiera, en cualquier momento, antes o después, pero no a su tiempo. Él iba a otro mundo. Lo desvió el viento. Un profundo surco hendido por el destierro y el amor en la inmensidad de la tierra es la poesía de Rius. Con sus dos vertientes: el tánatos no sólo en la muerte física sino en la cósmica, y el eros, como lo único que lo puede salvar. Su obra está impregnada de un tono intimista, sereno equilibrado, nostálgico y de gran sutileza en el lenguaje. Es precisamente esa armoniosa interiorización unida a la perfección poética lo que la perfila como clásica. Referencias http://istmo.mx/2011/03/luis-rius-poeta-con-el-corazon-dividido/

Alberto Lamar Schweyer

Alberto Lamar Schweyer fue un escritor precoz. Ya en 1918 —con solo dieciséis años—, ingresó en la redacción del Heraldo de Cuba y en 1920 comienza a asistir a la tertulia del café Martí junto a otros intelectuales entre los que se encontraba Rubén Martínez Villena, Enrique Serpa, Enrique Núñez Olano, Juan Marinello, José María Uncal y Julio Sigüenza —los dos últimos, españoles. Lamar Schweyer colaboró en El Fígaro (1921-1929) con treinta y cinco textos, escribió en El Mundo (alrededor de 1922-1923); en 1924 pasó a El Sol, periódico comprado por Machado para su propaganda electoral. En el propio año dio a la luz diez artículos y llegó a ser Subdirector. Fue uno de los redactores y directores de la revista de izquierdas Venezuela Libre (1925), que se publicaba en La Habana y estuvo entre los seis redactores de la Revista Parlamentaria de Cuba. La figura de Alberto Lamar Schweyer suele ser olvidada o ignorada por razones ya establecidas, asociadas al proceso de desarrollo del minorismo habanero. La selección en la distancia histórica lo estigmatiza como "el traidor de los minoristas" —llamado así por Alejo Carpentier en el texto "Un ascenso de medio siglo". Miembro del Grupo Minorista desde la Protesta de los Trece, rompió con el mismo en 1927, por diferencias ideológicas con el resto de los integrantes. Su salida se vislumbró cuando El Fígaro, el 6 de febrero de 1927 , publicó un fragmento del libro Biología de la democracia, texto que apoyaba teóricamente a las dictaduras y con el cual le daba un espaldarazo a la prórroga de poderes de Machado, y por la misiva que le envió al destacado periodista Ramón Vasconcelos, que publicó El País el 4 de mayo de 1927; estos hechos motivaron en gran medida la "Declaración" de 1927, que reprodujo la revista Carteles el 22 de mayo de 1927 y la revista Social en junio del mismo año. En este número aparece el resultado de un incidente personal que causó la carta insultante de Lamar Schweyer dirigida a Vasconcelos. Referencias Ecured – https://www.ecured.cu/Alberto_Lamar_Schweyer

Francisco López Merino

Francisco López Merino –Panchito– (La Plata, 6 de junio de 1904-ibídem, 22 de mayo de 1928), fue un poeta argentino. A los dieciséis años publicó Horas de amor con nueve poemas en forma de folleto que luego fuera autocensurado. En 1921 escribió Fragmentos de un libro inconcluso, colección inédita de poemas dividida en tres secciones: "El espejo de mi interior", "Del eterno femenino" y "Cantos". El poema "El alma se me llena de estrellas..." de esta colección fue incluido en 1923 en el libro Tono Menor. En 1925 publicó su último libro, Las tardes. Publicó sus poesías en diarios y revistas del país, entre otros, en el diario El Cronista de la ciudad de Chascomús, y en La Plata en los periódicos El Día y El Argentino y la revista Crónica Social. Los diarios más significativos del país (La Nación, La Prensa, La Razón, Crítica, El Día y El Argentino) elogiaron los méritos literarios del joven escritor. Formó parte del «Comité Yrigoyenista de Intelectuales Jóvenes» junto a (entre otros) Leopoldo Marechal, Raúl González Tuñón, Nicolás Olivari, Sixto Pondal Ríos y Jorge Luis Borges, quien era su presidente. Escribió dos notas bibliográficas para la revista Valoraciones, editada por la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP): la primera en 1923, que se refiere al libro de poesías de Cayetano Córdova Iturburu (1899-1977) El árbol, el pájaro y la fuente, y la segunda en 1927, que se ocupa del libro de poesías de Ricardo Molinari (1898-1996) El Imaginero. El 22 de mayo de 1928 el escritor, que en ese momento tenía 23 años, decidió poner fin a su vida suicidándose con un arma de fuego sin saberse las causas exactas de su muerte. Jorge Luis Borges, quien formaba parte del grupo de escritores con quienes se relacionaba, escribió una elegía para el autor: A Francisco López Merino, publicada cinco meses después de su fallecimiento.​ En 1969 Borges publicó el texto Mayo 20, 1928, incluido en el poemario Elogio de la sombra, en el que se refiere a la víspera del fatal desenlace. La Biblioteca Pública Municipal "Francisco López Merino" de La Plata funciona en el llamado «Palacio López Merino», un antiguo edificio de características románticas con influencias del modernismo, inaugurado en 1911, declarado patrimonio histórico de La Plata en 1985. En este edificio vivió su infancia el autor. Obras publicadas * Tono Menor (Poesía), publicación del autor, La Plata, 1923. * Las Tardes (Poesía), Editorial Latina, Buenos Aires, 1925. * Obras Completas, La Plata, Secretaría de Cultura de la provincia de Buenos Aires, 1931. Referencias Wikipedia – https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_López_Merino




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