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Diego Vicente Tejera

Diego Vicente Tejera Calzado (20 de noviembre de 1848 - 6 de noviembre de 1903) fue un escritor, poeta, intelectual, político y patriota cubano del siglo XIX e inicios del siglo XX. Independentista convencido, también fue un importante precursor del movimiento socialista en Cuba. Nació el 20 de noviembre de 1848 en la ciudad de Santiago de Cuba, Cuba. Sus padres fueron Diego Vicente Tejera y Piloña y Ascensión Calzado y Portuondo. En su adolescencia, comenzó los estudios de sacerdocio, pero pronto los abandonó, pues no sentía la vocación. A los 16 años, intentó alistarse en el ejército español, para ir a combatir a República Dominicana, por aquel entonces bajo ocupación española. Al no ser aceptado, rompe con el Gobierno colonial español de Cuba y comienza a distribuir panfletos anticoloniales en su ciudad. En 1866, viaja a Estados Unidos. Meses después, se traslada a Europa. En un periplo de varios meses, recorre París, Londres, Bélgica y el Rin. En septiembre de 1868, al estallar la revolución contra Isabel II en España, Diego viaja a Madrid. Poco después, marcha a Puerto Rico, donde toma parte en el Grito de Lares. Tras el fracaso de este, Diego se exilia en Venezuela, junto a Ramón Emeterio Betances. En Caracas, finaliza sus estudios y luego combate contra Guzmán Blanco. Herido y capturado, debe exiliarse en Barcelona, España. A partir de ese momento, comienza su obra intelectual. Tiempo después, viaja a Nueva York, donde entra en contacto con los exiliados cubanos e intenta solicitar un viaje a Cuba, para unirse a los independentistas en la Guerra de los Diez Años (1868-1878), pero le es denegada su solicitud. Terminada la guerra en Cuba, Diego regresa a su país y colabora con varias publicaciones. Pronto, intenta regresar a España, pero su barco naufraga y debe recalar en Nueva York. En dicha ciudad, contacta de nuevo con los independentistas cubanos exiliados y conoce a José Martí. En 1883, se casó en La Habana con una joven llamada María Teresa, con quien tuvo tres hijos, llamados Diego Luis, Ascensión y Paul Louis. Entre 1888 y 1892, residió en París, pero vino a Cuba para la inauguración del Teatro Terry, en la ciudad de Cienfuegos. Enfermo, regresa a Nueva York en 1894. Su enfermedad le impide unirse a los independentistas cubanos en la Guerra Necesaria (1895-1898). Continúa con su trabajo periodístico e intelectual en Estados Unidos hasta el fin de la guerra en Cuba (1898), cuando regresa a la Isla. De ideas marxistas, Tejera funda el primer Partido Socialista Cubano, el 22 de mayo de 1899, de corta vida. En 1900, intenta refundar el partido con el nombre de Partido Popular, pero fracasa. Falleció de un cáncer de garganta en La Habana, poco antes de cumplir los 55 años de edad, el 6 de noviembre de 1903. Referencias Wikipedia – https://es.wikipedia.org/wiki/Diego_Vicente_Tejera

María Dhialma

María Dhialma Tiberti (La Plata, Buenos Aires, 25 de octubre de 1928 - San Isidro, Buenos Aires, 16 de enero de 1987) escritora argentina. Nieta de Luis Tiberti, cursó estudios en la Escuela Normal Nacional Nº 1 Mary O. Graham y Letras e Historia en la Facultad de Humanidades de la Universidad local (Universidad Nacional de La Plata). Ha tenido a su cargo la colección Ediciones del Bosque, integrada con obras de otros conocidos autores provinciales, tales como Raúl Amaral, Horacio Ponce de León, Ana Emilia Lahitte[1], Roberto Themis Speroni y María de Villarino entre otros. Ha colaborado en diarios y revistas y fue miembro fundador, y vocal titular, en 1956, de la filial platense de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y de varias instituciones culturales y sociales. Hacia 1950, fue miembro de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares y ejerció un especial patronato intelectual como madrina (benefactora) y socia honoraria de la Biblioteca Escolar Popular Domingo Faustino Sarmiento, de la Escuela Nacional Nº 85 de Coihuecó – Loucopé (Via Zapala) en la Neuquén. También fue miembro activo del Consejo Femenino de la Asociación Interamericana de Escritores. Como escritora, recibió numerosas menciones honoríficas y premios literarios, entre ellos el del Consejo del Escritor por el cuento Niña en la ventana, y otro por la novela Estimado señor Gris Heredera de la tradición literaria de Norah Lange, de tendencia ultramodernista, en los escritos de Tiberti predomina el elemento plástico y el movimiento de las imágenes regidas por el adjetivo siempre parco, como en su famoso poema Y la nostalgia. Algo de Antonio Machado y de Juan Ramón Jiménez se encuentra a lo largo de muchos versos de la autora, pero también de Pablo Neruda y de Rainer Maria Rilke. Sin embargo, del romanticismo, la poesía de María Dhialma Tiberti no tiene sino lo más fino y delicado, lo más tenue y sutil, lo que de él ha sobrevivido en el modernismo (Helena Percas, 1958). En 1967, Ediciones de Cultura Hispánica, bajo la dirección de la académica (RAE) Carmen Conde, publica poemas de Tiberti en una antología titulada: Once grande poetisas américo-hispanas, junto a poemas de Delmira Agustini; Gabriela Mistral; Alfonsina Storni; Juana de Ibarbourou; Dulce María Loynaz; Clara Silva; Julia de Burgos; Amanda Berenguer; Ida Vitale; Dora Isella Rusell. El perfil cosmopolita y la brillante personalidad de la escritora, viajera infatigable en tierras europeas, en particular escandinavas, residente luego en Holanda por algunos años, atrae a grandes intelectuales de su tiempo. En efecto, durante más de una década, a partir de 1965, Tiberti reúne en su residencia de San Isidro, un grupo científico-literario, frecuentado por los escritores Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Alejandra Pizarnik, Josefina Passadori, Maria de Villarino, Nicolás Cócaro; y los científicos, W. Selman Eggebert, Plinio Rey, Adrian Aten, entre otros. Entre literatura y ciencia, disparidad de interéses armonizados y justificados dado que la escritora era casada con el reconocido científico, experto en energía nuclear, Dr Gregorio Baro, quien fuera director de la Comisión Nacional de Energía Atómica de la República Argentina.

Enrique Hernández Miyares

Enrique Hernández Miyares nació en Santiago de Cuba, Cuba, el 20 de octubre de 1859. A los quince años se trasladó con su familia a La Habana. Casi adolescente aún se inició en el periodismo con Diego Vicente Tejera. Como periodista desarrolló una amplia labor durante años en múltiples publicaciones. Fue redactor del Diario de Señoras y de El Almendares. Como corrector de pruebas y colaborador trabajó en El País. Su labor más importante la desarrolló en la Habana Elegante, cuya dirección ocupó a partir de 1888. Con Alfredo Zayas fue codirector de La Habana Literaria, que surgió tras la desaparición de la anterior en 1891. Tras la muerte de Casal presidió el comité encargado de levantar un mausoleo al poeta e instituyó el «Día de Casal» el 21 de octubre. En 1895 emigró a Estados Unidos, donde formó parte de la redacción de Patria y dirigió el semanario Cacarajícara. Regresó a Cuba en 1903 y se reintegró al periodismo. Con Diego Vicente Tejera publicó La Victoria. Fue redactor de El Triunfo, en el que publicaba artículos sobre temas de actualidad. Colaboró en La Discusión y El Fígaro. Fue miembro fundador de la Academia Nacional de Artes y Letras y secretario del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Como ministro plenipotenciario asistió a las fiestas del aniversario de la independencia de México. Utilizó los seudónimos Grisóstomo, Hernán de Henríquez y Juan de Jiguaní. Enrique Hernández falleció en La Habana, el 2 de agosto de 1914.

Manuel José Cortés

Manuel José Cortés(1815-1865). Poeta, ensayista, periodista, historiador, político y diplomático boliviano, nacido en Cotagaita (en el departamento de Potosí) el 10 de abril de 1811, y fallecido en Sucre (capital del departamento de Chuquisaca) el 16 de febrero de 1865. Figura destacadísima en la vida cultural y política de su joven nación (en que fue un eminente hombre de Estado), ha pasado a la Historia de las Letras bolivianas por haber sido el introductor del Romanticismo entre los poetas de su tierra, así como el primer intelectual que se aproximó al género historiográfico de forma rigurosa y metódica. Aunque nacido en Cotagaita, residió desde su adolescencia en Sucre, donde cursó estudios superiores de Derecho en la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca. Allí obtuvo el grado de licenciado en Leyes, y allí regresó años después, para ejercer la docencia en sus aulas y ascender hasta el cargo de Cancelario (la máxima autoridad universitaria, a la que correspondía otorgar los grados académicos). En su faceta de hombre público, desplegó una brillante carrera como magistrado que le condujo hasta el relevante cargo de Fiscal General de la República; además, fue representante de sus conciudadanos en la Asamblea Nacional y Presidente del Congreso (1861-1864), y llevó a cabo complejas misiones diplomáticas al servicio del gobierno boliviano. Pero su actividad política no se redujo a las salas, los pasillos y los despachos de las dependencias oficiales, pues, fiel a la tradición del prohombre hispanoamericano del siglo XIX, intervino directamente en diversas acciones armadas, y llegó a ser oficial del ejército boliviano en la Batalla de Ingavi -en la que las tropas de su nación, al mando del general José Ballivián, derrotaron a las huestes peruanas comandadas por el general Agustín Gamarra, con lo que se puso fin a la guerra declarada entre ambas naciones en junio de aquel mismo año-. Esta constante y comprometida implicación en el devenir histórico de su pueblo le acarreó, amén de numerosos cargos y honores, muchos problemas y sinsabores (hasta el extremo de que, en tres períodos distintos de su vida, tuvo que exiliarse en Argentina). Obra En su faceta de escritor, Manuel José Cortés se dio a conocer como ensayista e historiador a comienzos de los años cincuenta, cuando dio a la imprenta su excepcional trabajo titulado Bosquejo de los progresos de Hispano-América (Valparaíso [Chile]: Imprenta González, 1852). Casi diez años después, salió de los tórculos su segunda incursión en el género historiográfico, Ensayo sobre la historia de Bolivia (Sucre: Imprenta de Pedro España, 1861), obra con la que Cortés se consolidó, definitivamente, como el fundador de los estudios históricos dentro de las Letras bolivianas. En ambos textos, concebidos desde un riguroso planteamiento metodológico que hasta entonces era desconocido en la historiografía boliviana, Cortés expuso su peculiar interpretación del devenir histórico de los pueblos, que, según él, se fundamenta en la responsabilidad que contrae el individuo respecto a la historia de la que es protagonista. Así, puede afirmarse que el humanista boliviano creía en la existencia de una especie de "ética de la Historia", que viene dada por el mayor o menor compromiso de los ciudadanos con el devenir de sus pueblos. Esta novedosa aportación de Manuel José Cortés tanto en el nivel conceptual como en el tratamiento metodológico de los estudios históricos causó una grata impresión entre la crítica de su tiempo, que ya supo advertir la importancia de las innovaciones propuestas por el escritor boliviano. Así, v. gr., en 1861, recién aparecido el Ensayo sobre la historia de Bolivia, el ilustre polígrafo de Santa Cruz de la Sierra Gabriel René-Moreno publicó el siguiente dictamen en una revista chilena: "La literatura hispano-americana acaba de atesorar una valiosa y nueva joya en el muy interesante libro que, bajo el modesto título de Ensayo sobre la Historia de Bolivia, ha dado últimamente a la estampa en Sucre el distinguido escritor y eminente poeta boliviano D. Manuel José Cortés". Ya en pleno siglo XX, la crítica especializada ha señalado algunos graves defectos que lastran la obra historiográfica de Cortés, con su peligrosa propensión a "literaturizar" los episodios reflejados, su notoria tendenciosidad a la hora e enjuiciar hechos y personajes del pasado reciente, y su conformidad o falta de ambición al cubrir un período histórico demasiado breve. Pese a ello, los mismos estudiosos que enumeran estos deméritos reconocen también el acierto precursor de Cortés al recurrir por vez primera a los documentos testimoniales del pasado, en detrimento del arcaico y poco riguroso anacronismo que venía siendo seña de identidad en los historiadores anteriores; como atinadamente apunta el erudito Valentín Abecia en su Historiografía boliviana (1974), "se podría decir que nace con Cortés la historia que, dejando de lado el simple memorialismo, hace uso de la documentación. Ya no se trata de recuerdos o remembranzas, sino del deseo de dar fisonomía al pasado nacional, por más que el pasado que abarca sea reducido y aunque, como él mismo manifiesta, su obra fuera escrita con el auxilio de pocos documentos". Posteriormente, otro relevante historiador boliviano, Juan Siles Guevara, afirmó que el Ensayo sobre la historia de Bolivia ofrece "la primera visión integral de la historia boliviana"; y que, teniendo siempre en cuenta los tributos que paga a la ideología y la mentalidad de la época en que fue redactado -entre ellos, su concepción "positivista" de un devenir histórico presidido por el Providencialismo y el Progreso-, ocupa un lugar incuestionable entre "las cien obras capitales de la literatura boliviana". Manuel José Cortés también publicó en prosa, además de las dos obras mencionadas en parágrafos anteriores, un tratado sobre la materia que había aprendido durante su estancia en la Universidad y que, durante muchos años, ocupó la parte central de su actividad profesional: Introducción al derecho (Sucre: Imprenta de Pedro España, 1862). Asimismo, alcanzó en su época gran celebridad como poeta (como ya se ha podido comprobar a tenor de las palabras de René-Moreno reproducidas más arriba), hasta el extremo de que muchos filólogos y estudiosos de la Literatura hispanoamericana -como, por ejemplo, el crítico Enrique Finot- le consideran, siquiera en orden cronológico, el primer poeta del Romanticismo en Bolivia. Ciertamente, su producción en verso no goza, en nuestros días, de ningún reconocimiento otorgado a su calidad literaria. Es opinión general entre la crítica que Cortés escribió muchos y muy vulgares poemas, todos ellos anclados en los tópicos románticos más manidos, y carentes, por ello, de frescura y originalidad. Asimismo, se le imputa un defecto que, paradójicamente, el propio escritor de Cotagaita achacó a la mayor parte de los autores de su tiempo: el de haber prestado poca atención a su obra literaria, al haberse centrado más en cuestiones políticas y administrativas. No obstante, en su tiempo gustaron mucho sus versos a la crítica y a los lectores, lo que explica que algún poema suyo, como el famosísimo soneto "El justo" que a continuación se copia, figure en casi todas las antologías de la lírica boliviana, como ejemplo paradigmático de los gustos concretos de una época: Al borde del abismo, el roble erguido, del huracán resiste al recio embate, y su lozana copa no se abate ni aun al golpe del rayo que lo ha herido. Así, la condición que le ha cabido sufre el justo, en su vida de combate: exento de temor su pecho late, y el dolor no le arranca ni un gemido. El odio inmerecido no le espanta; de sus contrarios el ultraje olvida; el rencor en su pecho nunca impera. Del deber acatando la ley santa ve, imperturbable, el drama de la vida, y el desenlace en otra Vida espera". Cortés recogió este célebre soneto, junto al resto de sus composiciones poéticas, en un volumen que dio a la imprenta a mediados del siglo XIX, bajo el título genérico de Poesías (Valparaíso [Chile]: Imprenta González, 1856). Referencias J. R. Fernández de Cano - mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=cortes-manuel-jose

Rafael Esténger

Rafael Esténger. Escritor cubano que alcanzó gran prestigio en los siglos XIX y XX. Perteneció al Colegio Nacional de Periodistas y a la Academia Nacional de Artes y Letras. Inicios Nace en Santiago de Cuba, el 15 de octubre de 1899. Se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras y se doctoró en Derecho Civil en la Universidad de La Habana en 1925. Rafael desempeñó múltiples cargos, entre ellos abogado de oficio en la Audiencia de Oriente, secretario de la Administración Municipal de Santiago de Cuba y consejero del Instituto Nacional de Reforma Económica. Estuvo vinculado al régimen de Gerardo Machado. Perteneció al Colegio Nacional de Periodistas y a la Academia Nacional de Artes y Letras. Obra literaria Rafael cosechó una extensa y rica obra literaria. Su poesía gozó de gran prestigio en los siglos XI y XX, tanto nacional como internacionalmente. Primeras publicaciones Publicó sus primeros versos en La Independencia, El Cubano Libre y otros periódicos de Santiago de Cuba. Fue jefe de redacción de El Sol y colaborador de Letras, El Fígaro, Cuba Contemporánea, Alerta, Avance y Bohemia. Compiló la antología Cien de las mejores poesías cubanas. Con motivo del centenario del natalicio de Antonio Maceo, Rafael reunió los discursos pronunciados en su honor en la Cámara de Representantes, bajo el título Homenaje a Maceo. Prologó La Vagancia en Cuba, de José Antonio Saco, y los Premios de cenáculo, de José Manuel Poveda, entre otros trabajos. Muerte Murió en el 2003. References EcuRed—https://www.ecured.cu/Rafael_Esténger




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