Demetrio Korsi (Ciudad de Panamá, 13 de enero de 1899 – ibíd., 30 de octubre de 1957) fue un poeta panameño, representante del paso de la literatura modernista a la literatura vanguardista en la primera mitad del siglo XX. Sus obras están enfocadas en la realidad nacional y en los hechos históricos, con un toque de humor. Abordó temas como el folklore, los aportes culturales afroindígenas y la cuestión del Canal de Panamá. De padre griego y madre panameña, inició estudios de medicina y de abogacía que no llegó a terminar. En 1916 algunos de sus poemas fueron incluidos por Octavio Méndez Pereira en la antología Parnaso Panameño, con lo cual tomó impulso su vocación poética. Residió varios años en París y en Nueva York. Se desempeñó como cónsul en San Francisco (California) y en Kingston (Jamaica) y en El Havre, Burdeos y Marsella. En 1926 se casó en El Havre con la francesa Angela Julian, con quien tuvo una hija. Divorciado, se casó en Panamá en 1948 con Eloisa Sandoval, con quien tuvo tres hijos. Falleció el 30 de octubre de 1957 en la ciudad de Panamá, mientras trabajaba en uno de sus poemas. Obras * Los Poemas Extraños (l920) * Los pájaros de la montaña (1924) * Bajo el sol de California (1924) * El viento de la montaña (1926) * El Palacio del Sol (l927) * Block (1934) * Cumbia! (1935) * El grillo que cantó sobre el canal (1937) * Cumbia y otros poemas panameñistas (1941) * El grillo que cantó bajo las hélices (1942) * Yo cantaba a la falda del Ancón (1943) * Pequeña Antología (1947) * Canciones efímeras (1950) * Nocturno en gris (1952) * Los gringos llegan y la cumbia se va... (1953) * El tiempo se perdía y todo era lo mismo (1955) Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Demetrio_Korsi
Leopoldo Minaya: poeta, fabulista y autor de teatro en lengua castellana. Originario del nordeste de la isla de Santo Domingo (noviembre 15, 1963), en la América Insular. La presente selección pretende abarcar todas las modalidades poéticas cultivadas por el autor: lírica, épico-lírica, dramática, aforística, satírica, amatoria, social, mística e infantil-juvenil. Ofrece igualmente una muestra de su prosa en asuntos de interés teológico y de crítica escritural. Los trabajos literarios de Minaya no pretenden reflejar criterios personales del autor, imparcial e impasible al través del desarrollo de los textos; antes bien, trasvasan voces verosímiles de entes nominados, eventuales o anónimos... que al manifestarse, afirmar, mediar o contraponerse, permiten que sea al lector a quien corresponda armar el tablero de la Realidad. La luz del mundo es (debería ser) la voz de todos, en adición a las voces predominantes de intereses instituidos, doctrinas, prejuicios, ignorancias, fanatismos y dogmas... en este universo pródigo y edificante alumbrado por la razón y ensombrecido por la sinrazón del hombre. Hay, en la producción estética de Leopoldo Minaya, inclinación a la experiencia mística, la teodicea y la exopoesía*. Sus temas remiten a la filosofía existencial, la teología, la jurisprudencia, la filosofía política, el texto satírico y la acción teatral.
Alexander Hernández (San Salvador, 1987). Licenciado en Letras y Maestro en Estudios de Cultura Centroamericana. Miembro fundador del Círculo Literario Solsticio en 2010. Ganador de Juegos Florales salvadoreños en la rama de poesía en 2013, y primer lugar en el Certamen Universitario “Justo Juez de la Noche”, además del primer premio en el II Certamen Literario denominado «Maura Echeverría», Ministerio de Educación de El Salvador en 2018. Se desempeña como corrector de estilo y director de la Revista cultural Malabar. Entre sus obras destacan: El final del laberinto (cuentos, 2015), La evolución del cisne en la poesía de Rubén Darío (ensayo, 2016), Viaje al centro del sueño (poesía, 2018), El arte del bonsái (microcuentos, 2022) y Memoria de las campanas (poesía, 2022).
Para conocerme sólo basta con leer mis letras, en ellas me dejo ver, traducen mi yo; como yo mismo digo "escribo lo que siento, siento lo que vivo". Comencé a escribir un determinado día, sin saber el porqué, y desde entonces no soy nadie sin una pluma y un papel. Pertenezco a un lugar de Doñana de cuyo nombre merece la pena acordarse. Mi lema: Luz verde, siempre. Siempre me dije que amar era un verbo muy difícil de conjugar, y lo sigo manteniendo. Se debe amar en todas las direcciones, pero siempre con el corazón. Gran admirador de todo aquel que tenga alma no de poeta, sino de locos autómatas de letras; de todo aquel que sepa rasgarme la piel y que me sea muy difícil de recomponer.