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Regino Pedroso y Aldama

“En su obra se reúnen las tres etnias conformadoras de la nacionalidad cubana: la europea, la africana y sobre todo la asiática, enfatizada en sus textos plenos de mordacidad y reflexión. Es el iniciador de la tendencia proletaria dentro de la poesía social cubana, en una época en que algunos poetas orientaban en forma clasista su creación lírica.” Regino Pedroso y Aldama (Unión de Reyes, Matanzas, 5 de abril de 1896 - La Habana, 7 de diciembre de 1983) poeta cubano, en sus comienzos modernista, fue el iniciador de la poesía de temática social en su país. Nació en Unión de Reyes, Matanzas, el 5 de abril de 1896. Abandonó los estudios a los 13 años de edad y trabajó como aprendiz de carpintero, en una fábrica de acero y en un taller ferroviario. En los años 1919 y 1920 publicó sus primeros poemas en El Fígaro, Castalia y Chic. En 1927 dio a conocer en el suplemento literario del Diario de la Marina el poema Salutación fraterna al taller mecánico, con el que se inicia la poesía de temática obrera en Cuba. En 1930 comienza a trabajar en la redacción del periódico La Prensa. También fue redactor y corrector de pruebas del periódico Ahora. Ese mismo año publica su primer libro, titulado Nosotros. Formó parte del consejo de dirección de la revista Masas, órgano de la Liga Antimperialista de Cuba. En 1935 fue condenado a seis meses de prisión, por razones políticas, junto con los demás integrantes del consejo de dirección de dicha revista. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Cuba en 1939 por su libro Más allá canta el mar. Ese mismo año apareció publicada su Antología poética (1918-1938). En 1955 publica el libro de versos El ciruelo Yuan Pei Fu, en el que rinde homenaje a sus ancestros chinos. Trabajó hasta 1959 en la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación. Posteriormente fue consejero cultural de Cuba en la República Popular China y en México. En 1975 se reunió toda su poesía en el libro Obra poética, con un estudio introductorio de Félix Pita Rodríguez. Falleció en La Habana, en 1983. En su obra se reúnen las tres etnias conformadoras de la nacionalidad insular: la europea, la africana y la asiática, representadas por el propio poeta. Sus creaciones han sido traducidos al inglés, francés, ruso, portugués, chino, italiano, alemán, búlgaro y otros idiomas. Obras * Nosotros. Poemas. La Habana, Editorial Trópico, 1933. * Antología poética (1918-1938). La Habana, Imp. Molina, 1939. * Más allá canta el mar... Poema. La Habana, Imp. La Verónica, 1939. * Bolívar, sinfonía de libertad. Poema. La Habana, P. Fernández, 1945. * El ciruelo de Yuan Pei Fu. Poemas chinos. La Habana, P. Fernández, 1955. * Poemas. Pról. de Nicolás Guillén. Antología. La Habana, Eds. Unión, 1966. * Obra poética. «Regino Pedroso y la nueva poesía cubana», por Félix Pita Rodríguez. * La Habana, Editorial Arte y Literatura, 1975. Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/Regino_Pedroso

Carlota Caulfield

Entrevista a Carlota Caulfield (La poeta en tránsito perpetuo) por Maricel Mayor Marsán Nació en La Habana, Cuba (1953). Poeta, ensayista, editora y profesora de literatura hispanoamericana. Comparte su residencia entre Berkeley, California y Londres. Su peregrinar la ha llevado a muchas ciudades, pueblos, villas y rincones del mundo. Además de andarina, es inventora de cartografías, y practica la escritura como un acto de ponerse en camino. Es autora de Fanaim (El Gato Tuerto, 1984), Oscuridad divina (Betania, 1987), A veces me llamo infancia/Sometimes I call myself childhood (Solar, 1985), El tiempo es una mujer que espera (Torremozas, 1986), 34th Street & other poems (Eboli Poetry, 1987), Angel Dust/Polvo de Angel/Polvere D'Angelo (Betania, 1990), Libro de los XXXIX escalones/Book of the XXXIX Steps (Luz Bilingual, 1995), Estrofas de papel, barro y tinta (Cafè Central, 1995), A las puertas del papel con amoroso fuego (Torremozas, 1996) Quincunce (Cafè Central, 2001), At the Paper Gates with Burning Desire (Eboli Poetry Series, 2001), Autorretrato en ojo ajeno (Betania, 2001) Movimientos metálicos para juguetes abandonados (Consejería de Cultura de Canarias, 2003), El libro de Giulio Camillo/The Book of Giulio Camillo/ Il Libro de Giulio Camillo (InteliBooks, 2003) y Quincunce / Quincunx (Puerto del Sol, 2004) y Ticket to Ride. Essays and Poems (InteliBooks, 2005), A Mapmaker’s Diary. Selected Poems (White Pine Press, 2007). Otros libros: Visual Games for Words & Sounds. Hyperpoems for the Macintosh (InteliBooks, 1993), Book of XXXIX steps, a poetry game of discovery and imagination. Hyperpoems for the Macintosh –CDROM (InteliBooks, 1999). Ha editado From the Forbidden Garden. Letters from Alejandra Pizarnik to Antonio Beneyto (editora y co-traductora; Bucknell UP, 2003); Alejandra Pizarnik. Dos letras (Introducción y notas; March Editor, 2003), las antologías Web of Memories. Interviews with Five Cuban Women Poets (Eboli Poetry Series, 1997) y Literary and Cultural Journeys: Selected Letters to Arturo Torres-Rioseco. Co-editora con Miguel Angel Zapata. (Mills College Center for the Book, 1995). También es la editora de Voces viajeras. Poetisas cubanas de hoy (Torremozas, 2002) y en colaboración con Jaime D. Parra, The Other Poetry of Barcelona. Spanish and Spanish-American Women Poets (InteliBooks, 2004). Es co-editora, con Darién J. Davis, de A Companion to U.S. Latino Literatures (Tamesis, 2007). Su antología No soy tu musa. Poetas irlandesas contemporáneas, co-editada con el poeta inglés John Goodby, será publicada por Ediciones Torremozas esta primavera. Sus poemas han sido publicados en numerosas revistas literarias, entre las que se encuentran Haight Ashbury Literary Journal, Michigan Quarterly Review, Poetry San Francisco, Visions, Beacons, Turia, The Texas Review, Barcarola, Nómada, Cuadernos del Matemático, Textos, Aleph, AErea, Tercer Milenio, Walrus, Baquiana, Tsé-Tsé, 580 Split, Alga y CHASQUI. Su poesía ha sido incluida en las antologías Looking for Home. Women Writing about Exile (1990), These are Not Sweet Girls, Poetry by Latin American Women (1994), Poesía hispano-caribeña escrita en los Estados Unidos (1995). El gran libro de América judía (1998), Antología de la poesía cubana. Tomo IV. Siglo XX (2002), Poesía cubana del siglo XX (2002), Las poetas de la búsqueda (2002), So Luminous the Wildflowers. An Anthology of California Poets (2003), Breviario de los sentidos. Poesía erótica escrita por mujeres (2003), Blue Arc West. An Anthology of California Poets (2006), y El tiempo y las palabras. Literatura y cultura judía latinoamericana contemporánea / Times and the Words: Contemporary Jewish Latin American Literature and Culture. Hostos Review (2006). Entre los premios recibidos se encuentran el Premio Internacional “Ultimo Novecento”(Italia, 1988), “Mención de Honor” en el “Premio Plural” (México, 1992), “Mención de Honor” en el Certamen Internacional “Federico García Lorca” (Estados Unidos-España, 1994), Premio Internacional “Riccardo Marchi-Torre di Calafuria” (Italia, 1995), la Mención de Honor en del 1997 Latino Literature Prize del Instituto de Escritores Latinoamericanos de New York y el Primer Premio Hispanoamericano de Poesía “Dulce María Loynaz” (Islas Canarias, 2002). “De la poesía de Carlota Caulfield, nacida en La Habana en 1953, se ha hablado en sentido general relacionándola con la posmodernidad, la relación deseo-cuerpo-escritura, el budismo Zen, el intimismo y, basándose en una parte altamente referencial de su obra dedicada a la recuperación arqueológico-poética de lo femenino, se la ha vinculado con ciertas tendencias de la crítica y creación feministas contemporáneas.” MMM ¿En qué etapa de tu vida comenzaste a escribir? ¿Y, en qué idioma lo hiciste? CC Para contestar a tu pregunta, tenemos que viajar hasta mis siete años en La Habana, cuando empecé a anotar palabras en un diario muy bonito que mi padre me había comprado en New York. Palabras misteriosas que sacaba de un Larousse ilustrado, uno de los tesoros más valiosos de mi niñez. Palabras y más palabras. Y así escribí mis primeros poemas, para mis padres, y los ilustraba con semillas y hojas secas. Siempre me gustó dibujar y crear objetos de papel, pero nunca logré ni dibujar bien ni inventar lo que imaginaba, excepto en el poema. Escribía en español, mi primer idioma. Recuerdo anotar palabras en otros idiomas, en francés, por ejemplo, idioma preferido de muchos de mis ancestros irlandeses y catalanes sefarditas. El inglés siempre me pareció un idioma de sonidos raros, pero mi padre me enseñó a escucharlos. Después, en mi adolescencia, mis maestros de inglés fueron los Beatles. Ellos fueron mi cuerda de flores hacia la cultura inglesa, aunque yo ya leía a John Keats, por ejemplo. A los diez años gané un concurso de composición sobre José Martí. Recuerdo que me dieron un diploma muy elegante, y un libro de los Versos Sencillos. Lo mejor del premio fue celebrarlo con mis padres con un almuerzo en El Carmelo del Vedado. MMM Tu primer poemario, El tiempo es una mujer que espera, lleva un título que invita a la reflexión. ¿Se puede establecer alguna comparación entre tu vida y el tiempo de la espera CC La editorial Torremozas de Madrid publicó El tiempo es una mujer que espera en 1986. Con anterioridad, habían salido en San Francisco, en 1984, Fanaim, poemario bilingüe, artesanal y de poca tirada. El tiempo… reflexiona sobre dos temas principales: el viaje como desplazamiento físico y la celebración de una persona amada. Hay muchas geografías en este libro. Me resulta curioso que lo menciones en la entrevista, pues este libro se agotó muy pronto. No sé si porque un amigo mío compró muchos ejemplares para regalarlos a otros amigos (era su forma de probarme su gusto por mi poesía), o porque los poemas sobre amores imposibles gustan mucho, o porque dos revistas de moda, en México y España, publicaron varios de los poemas de este libro, y gané unos cuantos lectores. En cuanto a una comparación entre mi vida y el tiempo de la espera, sólo se puede encontrar en esos poemas. MMM ¿Cuál ha sido tu experiencia de trabajo con los poetas norteamericanos (no latinos), en cuanto a la participación en series de lecturas, talleres, traducciones y publicaciones en general? CC Llegué a San Francisco en 1983, después de haber vivido en Zurich y New York. Aunque había leído a Edgar Allan Poe, Walt Whitman, Emily Dickinson, Sylvia Plath, Ann Sexton, Erica Jong, Mina Loy, Robert Bly, y a otros poetas, no fue sino en San Francisco, a partir del año 1984, que mi lista de poesía norteamericana se amplió. En 1985 ayudé en la organización de la National Poetry Week que dirigía el poeta norteamericano Herman Berlandt en San Francisco. En un recinto enorme de Fort Mason, un lugar muy especial cercano al mar, empezó mi verdadero aprendizaje de la poesía contemporánea norteamericana, de la que no soy una especialista, pero sí buena lectora. Allí conocí al poeta Jack Foley, mi Virgilio hacia Kenneth Rexroth, Diane di Prima, Lawrence Ferlinghetti, Jack Kerouac, Robert Duncan, Julia Vinograd, H. D. Moe, Bob Kaufman, Michael McClure, y otros. Más recientemente conocí a Chana Bloch y a Stephen Ratcliffe. Con Foley colaboré en muchos proyectos de poesía durante varios años, y él fue también mi puente hacia la Beat Generation. Mi primera lectura en el Bay Area tuvo lugar en el entonces famoso Larry Blake's, de Berkeley, en diciembre de 1987. Allí conocí a varios poetas muy interesantes. He traducido algunos poemas de Foley al español, también he leído con él en varias librerías y centros culturales del Bay Area. Por aquellos tiempos yo editaba El Gato Tuerto, una gaceta de arte y literatura, y en ella publiqué a poetas norteamericanos. Te hablo de la década de los ochenta hasta los noventa. Después he estado algo alejada de la escena cultural de California, debido a mis viajes constantes a Londres y Barcelona. No hace mucho “volví” a ser parte de la escena poética del Bay Area cuando Paul Suntup editor de Tebot Bach, me incluyó en la antología de poetas de California So Luminous the Wildflowers en 2003 y en Blue Arc West, que se publicó en el 2006. En marzo pasado regresé “a la escena” de San Francisco, cuando fui invitada a hablar sobre los irlandeses en el Caribe en el acto inaugural de Crossroads. Irish-American Festival, un festival irlandés que se celebra todos los años en el Bay Area, y que estuvo dedicado a la presencia irlandesa en las Américas. A partir de febrero tengo algunas presentaciones de mi libro A Mapmaker’s Diary. Selected Poems, publicado recientemente por White Pine Press, en Oakland y Berkeley. Es así como regreso a los escenarios del BayArea. MMM ¿Prefieres escribir directamente en inglés o prefieres escribir en español y luego traducir lo que has escrito? CC El libro 34th Street and other poems, publicado en San Francisco en 1987, sólo incluye poemas en inglés, algunos de ellos los escribí directamente en inglés en New York. Mi amigo Chris Allen, periodista y editor norteamericano, los revisó, y editó disparates. Hoy me parece increíble que yo escribiera poesía en inglés y que creyera que lo hacía tan bien. Mis inventos gramaticales me divertían. Leer en inglés y escribir en inglés fueron mi manera de sentirme en casa en New York, y creo que, a pesar de muchas de las vicisitudes de mi vida de exiliada en la ciudad, lo logré. Guardo un diario de esa época, escrito en un inglés, muy sui géneris. 34th Street fue merecedor de cuatro reseñas, bastante buenas, en revistas literarias norteamericanas, Después todo cambió, y sólo escribo en inglés algo de prosa o notas para diccionarios. Mis traductoras Mary G. Berg y Angela McEwan son mi otra voz. Con ellas trabajo en las versiones de mi poesía. Y eso me encanta. MMM ¿Cómo mantienes el vínculo con otros escritores latinos o hispanos en los Estados Unidos? ¿Se puede mantener una relación a nivel de país, a pesar de las distancias geográficas que existen? CC Te mencioné anteriormente El Gato Tuerto, una gaceta de arte y literatura que edité en San Francisco entre 1984 y 1990. El Gato me puso en contacto con muchos escritores hispanos, latinoamericanos y españoles. Mantengo, desde esa época, la amistad con algunos. He conocido a muchos poetas y escritores en Congresos de Literatura y Conferencias de Traductores, como ALTA (American Literary Translators Association), en recitales de poesía, y gracias a otros escritores. A mediados de los ochenta, viajaba frecuentemente a México y allí hice amistad con algunos artistas y poetas. Después, empecé a pasar parte de mi verano e invierno en Barcelona, en los noventa. Continúo allí mi colaboración con poetas visuales y pintores. La publicación de Corner, una revista en la red, dedicada a las vanguardias, me sirvió de puente hacia artistas, escritores y críticos de muchos lugares. Aún puede leerse Corner en http://www.cornermag.org. Allí encontrarás un número dedicado a los poetas visuales de Barcelona, otro a artistas y escritoras de vanguardia, otro número es un homeaje a John Cage, en el que colaboran poetas, artistas y músicos de España, Estados Unidos e Inglaterra. Otros vínculos surgen gracias a lo que uno publica. A veces un poema, una reseña de libro o un ensayo, son los puentes hacia otros escritores. También la universidad es mi nexo hacia otros escritores hispanos en los Estados Unidos y hacia los latinoamericanos y españoles. Por ejemplo, uno de mis cursos está dedicado a la literatura cubana de la diáspora. Otro a la literatura cubana a partir de los años veinte. Otra de mis clases estudia la literatura judía latinoamericana en la que incluyo a varios escritores cubanos, por ejemplo a José Kozer y a Ruth Behar. Enseño también poesía latinoamericana y española. Hace unos meses salió en Londres, publicado por Tamesis, A Companion to US Latino Literatures, que coedité con Darién J. Davis, profesor de historia de Middlebury College. El pasado noviembre lo presentamos en el Instituto Cervantes de Londres, con la participación de Stephen Hart, profesor y crítico de literatura hispana, y el poeta cubano Jesús J. Barquet. Los libros son también puentes. En cuanto a la relación a nivel de país, si te refieres a Cuba, no puedo hablar de vínculos literarios, porque no los tengo, excepto con algunos escritores cubanos que viven en Estados Unidos. He escrito algunos ensayos sobre poetas cubanas, y en el 2002 la editorial Torremozas publicó Voces viajeras, una antología dedicada a poetas cubanas que viven en diferentes partes del mundo. He tratado de estar al tanto de lo que se publica en Cuba, pero no siempre es fácil. Mucha de la literatura cubana, de la Isla, que he leído en los últimos años, ha sido en antologías publicadas en México o España, y en traducciones al inglés en los Estados Unidos. De vez en cuando ha llegado a mis manos una revista literaria, y he leído algunos poemarios de las Ediciones Vigía. En el 2005 clausuré una exposición de libros de la Vigía en el San Francisco Center for the Book. Cerré con una lectura de mi poesía, y el lazamiento de mi libro de ensayos y poemas Ticket to Ride. También tengo un Marco Polo que me cuenta de los quehaceres literarios de la Isla. En el 2002 recibí el Primer Premio de Poesía Hispanoamericana Dulce María Loynaz en Islas Canarias por el manuscrito de Movimientos metálicos para juguetes abandonados. El libro se publicó en La Laguna, Tenerife en 2003, y los organizadores del premio hicieron una presentación del libro en La Habana, creo que en la Biblioteca Nacional. No estuve allí, pero varios amigos cubanos me contaron del acto. MMM ¿Qué piensas sobre el uso del español, cada vez más frecuente, en los Estados Unidos? CC Lo celebro. MMM ¿Cómo percibes el futuro de los escritores latinos o hispanos en Norteamérica? CC Como un buen futuro. Pero los escritores hispanos que escriben en inglés, sobre todo los narradores, siguen siendo los más conocidos y publicados en Norteamérica por las grandes editoriales. Pocas obras de hispanos que escriben en español se traducen al inglés. El lector promedio conoce mejor la literatura latinoamericana y española gracias a las traducciones. Hace unos años la editorial Harper Collins empezó a publicar una colección titulada Rayo dedicada a autores hispanos, y lo hace en inglés y en español. Es interesante ver que esto sucede. Hacen falta más revistas literarias como la Hostos Review/Revista Hostosiana que dirige el escritor peruano Isaac Goldemberg. Y como Baquiana, que tú editas. Son puentes no sólo hacia la literatura hispana de Estados Unidos, sino también hacia la literatura latinoamericana. MMM ¿Piensas que las mujeres y, en especial, las escritoras ya han logrado todas sus aspiraciones? CC Si te refieres a logros en el mercado editorial, diría que sí, en el caso de las narradoras. En el caso de las poetas, desgraciadamente no es así. Referencias Maricel Mayor Marsán - http://www.baquiana.com/Numero_LI_LII/Entrevista.htm

Rolando Escardó

Rolando Escardó. Poeta camagüeyano. Fundador en su provincia del Grupo Los Nuevos y del Grupo Yarabey. Se le recuerda además por su vinculación a actividades revolucionarias en la clandestinidad. Nació en Camagüey el 7 de marzo de 1925. Estudió la enseñanza primaria en su ciudad natal, donde transcurrieron sus primeros años de juventud. Su educación fue autodidacta. Trayectoria literaria Fundó en su provincia el Grupo Los Nuevos, que publicó una selección de versos de Martí (1953). En 1958 fundó el Grupo Yarabey. Durante sus prácticas revolucionarias en la clandestinidad, fue perseguido y sufrió prisión. Luego, en 1958, tuvo que abandonar el país y establecerse en Mérida, Yucatán. Después del Triunfo de la Revolución regresó a Cuba y fue designado teniente del Ejército Rebelde. Además, fue jefe de Zona de Desarrollo Agrario y organizó cooperativas de carboneros en la Ciénaga de Zapata. Practicó la espeleología. Poemas suysos aparecen en Ciclón y Lunes de Revolución. Muerte Cuando organizaba el Primer Encuentro Nacional de Poetas en 1960, que debía celebrarse en Camagüey, para recaudar fondos que propiciarían la compra de un avión de combate para defender la Revolución Cubana, un accidente automovilístico terminó con su vida. Con posterioridad a su muerte apareció publicado su poemario Jardín de piedras. Bibliografía activa Jardín de piedras en Islas. Santa Clara, 3 (3): 147-154, may.-ago, 1961). Libro de Rolando. Poesía. Pról. de Virgilio Piñera, La Habana, Eds. R. 1961. Las Ráfagas. (Poemas). Pról. de Samuel Feijóo. Santa Clara, Universidad Central de Las Villas, 1961. Referencias ecured.cu/index.php/Rolando_Escardó

Mercedes Matamoros

«La poetisa del dolor» «La alondra ciega» "Fue precursora de la poesía intimista femenina y una de las figuras claves del modernismo en Cuba." Mercedes Matamoros es uno de los casos más dolorosos de nuestra historia literaria. Fue una mujer triste, pues la vida poco o nada la retribuyó en el amor y hasta en la belleza, pues, se afirma, era poco agraciada. Suplió estas carencias con su propia obra cargada de energía dramática y concentrada emoción. Perfecta hacedora de sonetos, los suyos quedan como una de las muestras más sobresalientes de la poesía cubana en su momento de transición del romanticismo hacia los primeros atisbos modernistas. En vida le fue difícil alcanzar la gloria y la dicha («en tu pecho anidó, porque en la vida/ gloria y dicha alcanzar fuera locura», expresó Manuel Serafín Pichardo en un momento de su poema «A Mercedes Matamoros», leído después de ser sepultada), pero será recordada siempre, porque fue grande de espíritu y de obra, expresión de una carga de sentimiento acumulado que estuvo siempre, como dijera Lezama Lima, en «la más permanente fascinación».(...) Su vida y su obra Nació Mercedes Matamoros en la hermosa ciudad de Cienfuegos el 13 de marzo de 1851. Las breves noticias biográficas que de la poetisa se han publicado coinciden con el error casi unánime de señalar el año 1858 como aquel en que ocurriera su nacimiento. Error injustificable en sus biógrafos, pero sobre todo en los que, como D. Francisco Calcagno, el laborioso y frecuentemente equivocado autor del «Diccionario Biográfico Cubano», fueron contemporáneos de Mercedes Matamoros... . (...) Aún en el caso de que no existiera la partida de bautismo que damos a conocer al final de este estudio, no podría aceptarse que dicho suceso ocurriera en 1858, a poco que se recorriesen los periódicos en que aparecieron las primeras producciones literarias de Mercedes Matamoros. En efecto, ella dio a la publicidad en 1867 folletines y artículos de costumbres en algunos diarios de La Habana. ¿Cómo habría de escribir esta clase de trabajos una niña de nueve años? La Avellaneda creó a los ocho años un cuento, es verdad, y Heredia de poco más edad una fábula; pero apenas es necesario establecer una comparación entre unos y otros géneros para echar de lado la posibilidad de que Mercedes Matamoros hubiera escrito sus artículos «Un primer baile», «Uno como hay muchos» y «Desvaríos y tonterías» aún no cumplido el primer decenio de su vida. Hoy, con la partida de bautismo de la poetisa ante la vista, podemos corregir definitivamente el repetido lapsus cronológico, autorizado por escritores de la reputación del citado Calcagno, de Chacón y Calvo y otros. Muy joven aún, tendría dieciséis años, empezó a dar a la publicidad sus primeros trabajos. Y, cosa rara, estos primeros escritos no eran en versos, sino en prosa. Eran, como se ha dicho, artículos de costumbres; en los que demuestra, a la par que un espíritu tempranamente inclinado a la reflexión, marcadas dotes para observar y describir. (...) pasa una década sin que Mercedes Matamoros vuelva apenas al escenario de la publicidad. Calló, como era preciso que callaran los poetas de la Isla mientras se escribía con sangre y llanto la epopeya de Yara. Fue un ciclo en que el alma cubana tuvo puestos todos sus entusiasmos, toda su fe, todos sus ideales, en el triunfo de los hermanos que en lucha homérica defendían nuestro derecho a la independencia. Los poetas rehusaban toda pueril aventura lírica y pulsaban la lira de hierro para lanzar sus imprecaciones al enemigo, en la manigua cómplice, entre carga y carga de machete; o para evocar en la tristeza del destierro las delicias sacrificadas al amor de la libertad. En las ciudades cubanas, en tanto, otros componían, bajo la mirada áspera y desdeñosa de los amos de la colonia, poemas en que se evocaban rebeldías bíblicas o se fustigaba la soberbia de extranjeros déspotas, poemas cuya alusión al drama nacional reconocía enseguida el nativo y que servían de alivio y de estímulo al alma revolucionaria en su obligada clausura. (...) Atraviesa la poetisa el apogeo de su gloria. Martí, Varona, Tejera, le prodigan elogios. (...)El último amor de Safo es en opinión general de los críticos la mejor de las obras de Mercedes Matamoros. Lo componen veinte sonetos que consagran a la autora entre los grandes cultivadores de este género poético. Sus versos son fáciles, armoniosos y rotundos. Cada soneto dentro del poema encierra un pensamiento completo y se enlaza con los anteriores y con los siguientes solamente por el estado anímico que representa dentro del proceso de la pasión sentida por la protagonista de la obra. Algunos son primorosas joyas que se diría labradas para lucimiento de antologías si no se supiera que la autora, enemiga del artificio hasta hacer un culto de la expresión primigenia, los escribió con su presente compostura y se negó a introducir en ellos modificaciones de forma que críticos amigos le aconsejaron después de leer por primera vez el poema. (...) Réstanos analizar parte de su labor literaria que, aunque menos valiosa, es necesario tenerla en cuenta si se quiere dar una impresión completa de la obra poética de Mercedes Matamoros. Nos referimos a la poesía patriótica, inspirada por un vehemente amor por Cuba que ella condensó en la contestación que diera a una encuesta hecha por «El Fígaro»: «-¿Si usted no fuera cubana, en dónde quería haber nacido?» «-Si yo no hubiera nacido en Cuba, quisiera haber nacido en Cuba.» Esto en cuanto a su amor por Cuba, que en cuanto a su idea de lo que es la Patria la encontramos definida en una estrofa de la Sensitiva XX: «Bastarán una flor, una armonía, para acordarte de la ausente patria, Ella es tu madre, y por la madre siempre derrama el hombre sus mejores lágrimas.» Fue Mercedes Matamoros uno de los 'poetas de la guerra'. Su alma grande, llena de todos los amores, no podía contemplar impasible la epopeya gloriosa que regaba de sangre los campos de Cuba. Su lira no podía permanecer muda ante los dolores de sus compatriotas, ante las victorias de la Tiranía, ante aquel cuadro de horror que ofrecía la Reconcentración. Y le arrancó notas tristes para cantar a los mártires y sonidos guerreros para cantar a los héroes, y lágrimas amargas para llorar con la familia cubana, y estrofas henchidas de esperanzas en el porvenir de la Patria. Los sonetos de Mercedes Matamoros merecen consideración aparte. En ellos alcanzó su mayor perfección formal. En ellos encajó descripciones y fantasías imperecederas. La Tempestad, escrita después de su primer largo silencio ocasionado por calamidades domésticas, es un lienzo sobrio y viril en que aparece la figura del Primer Almirante en primer plano, frente a la chusma atemorizada ante el gesto sereno con que acoge al par la inclemencia de los hombres y la de los elementos; «Que al bramar de los vientos desatados, entre la sombra que oscurece el día, y al choque de los mástiles lanzados por el vívido rayo al hondo abismo, tranquilo el genio está, porque confía en su inmenso poder, como Dios mismo.» Referencias Cuba Literaria - http://www.cubaliteraria.cu/autor/hortensia_pichardo/mercedes.html Cuba Literaria - http://www.cubaliteraria.cu/articulo.php?idarticulo=14171&idseccion=84

José Joaquín Palma

José Joaquín Palma Lasso (n. el 11 de septiembre de 1844 en San Salvador de Bayamo, Cuba – m. el 2 de agosto de 1911 en Ciudad de Guatemala, Guatemala) es el autor de la letra del Himno Nacional de Guatemala Guatemala Feliz, cuya música es de Rafael Álvarez Ovalle. Durante un tiempo residió en Guatemala. El autor de la letra del Himno Nacional, permaneció en el más profundo misterio hasta el 25 de julio de 1911, pues Palma antes de morir, reveló su secreto, de que él era el autor de la letra de dicho poema convertido en himno. Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/José_Joaquín_Palma “Ya hemos esbozado en otra parte de este trabajo, observaciones que necesariamente tenemos que relacionar con esta, la más intensa y notable vocación de Palma, aunque no su consagración más importante y básica, como demostraremos más adelante. “Hemos afirmado que en la poesía de Palma hay tanta sinceridad de sentimientos e ideología, como no es fácil encontrar en muchos poetas. Y estamos tan profundamente convencidos de ello que, con verdadero espíritu de investigación histórica, hemos acudido a sus poemas, como se puede acudir a cualquier otro documento cualificado, con la certeza de captar estados psicológicos, de sorprender preocupaciones, etc., del espíritu y del hombre. Y nos sentimos imbuidos de esa seguridad porque, pensar de otro modo seria desmentir el carácter y el temperamento de José Joaquín Palma, cuyos rasgos más destacados acabamos de trazar. “Alguien ha dicho que es la poesía la forma más adecuada para la expresión del pensamiento, opinión que nosotros no compartimos, pero que es muy fácil que Palma compartiera, en lógica correspondencia a definidos impulsos vocacionales que desde temprana edad se manifestaron avasalladoramente en el. Palma nació formidable versificador, dotado de singular destreza para combinar las palabras bellamente y en forma rimada. Luce tan vigorosa esta facultad, al largo de toda su vida, que no cabe exageración cuando afirmamos que en paralelismo singularmente fiel con el aumento de su cultura, se fue haciendo en el más notable la facilidad de versificación, hasta el punto de que, en muchas circunstancias de su vida, el genial bayamés tiene que haber pensado en versos con la misma normalidad con que el hombre promedio piensa en palabras. Y no es la que antecede, una mera suposición del que escribe, porque la más fehaciente prueba de ello la tenemos en la reiterada referencia de cuantos le conocieron, de que casi la mitad de la producción de Palma fue producto de la improvisación forzada por las apremiantes demandas y urgencias de los que, en salones y fiestas demandan versos con la misma inconsciencia con que se reclama el servicio de una copa de vino. “Hombre de tamaña capacidad versificadora y de extroversión tan vigorosa, no es fácil que en momento alguno tuviera el deseo o la capacidad de encubrir o adulterar sentimientos y pensamientos que reclamaban la vía del verso para su exterior canalización. Y si la expresión poética era la vía más fácil y fiel de manifestación de su espíritu, no hay duda de que en las estrofas de sus poemas fue volcado todo el rico acervo de su corazón. “Pero también hemos afirmado que el verso fue para Palma cosa distinta a lo que es para otros poetas. Para muchos, el verso es forma de exteriorización que reclama gran esfuerzo para aderezar los pensamientos y emociones, vía laboriosa, parto difícil. Para Palma no. Para Palma sentirse saturado de emoción, concebir una idea, experimentar una pasión y tratar de exteriorizarlas de inmediato, con urgencia casi terapéutica, era lo que constituía una necesidad. El camino más fácil y asequible a su temperamento era el verso, y por ese ventanal, que para el era puerta de amplios contornos, se externaba todo su mundo interior, modo único de que cediera la agobiante tensión interna que le dominaba. De ahí que Palma no fuera un burilador del verso, ni un rebuscador de preciosismos, ni un métrico minucioso. La mente de Palma se resistió a la posibilidad, tan natural y lógica para otros, de invertir meses, años o más largos períodos de tiempo rebuscando las palabras de un soneto o puliendo el contenido de una estrofa. Para el, sentir, pensar y versificar eran términos sucesivos y siempre vinculados a las más cortas unidades de tiempo. Jamás le vieron sus hijos, ni sus allegados, ni sus amigos, enfrascado en prolongadas sesiones de esfuerzo poético. Lejos de eso, toda su producción, que puede ser catalogada en dos grandes grupos, es fácilmente reducible a uno solo: a un repentismo genial, a un improvisatorio crear. Veamos como. Los versos que Palma sintió necesidad de hacer forman un grupo; el otro, es el grupo de los versos que se vio forzado a hacer; en otras palabras, los versos que el produjo espontáneamente y los versos que el improviso. Hombre de rápidas y nerviosas voliciones, de fulminante necesidad de exteriorización, cuando produjo un verso fue realmente en un marco psicológico tan improvisatorio, como aquel en que asido y dominado por la emoción de un auditorio entusiasmado, expreso lo que sentía. En un caso era audiencia real, audiencia presupuesta o presentida; pero siempre, en todo caso, lo dominante, lo imperioso fue la premiosidad de exteriorización para alguien que oyera, que comprendiera, que compartiera su mundo interior. “Existen muchas pruebas de la facilidad improvisatoria de Palma, pero entre todas, se nos ocurre que la más gráfica es una composición que hizo al volver a contemplar a Concha Agramonte, madre de los generales Eugenio y Armando Sánchez Agramonte, y al constatar que, pese a su madurez, seguía conservando los rasgos que hicieron famosa su belleza en los años mozos: Pierde el ave su plumaje hermoso y primaveral y al primer soplo invernal pierde el árbol su follaje. Pierde el cielo su celaje del norte a la faz severa, el sol extingue su hoguera, todo en la vida se trunca: sólo usted no pierde nunca su florida primavera. “Quizás si para los conocedores de que Rubén Darío llamó a nuestro poeta "Benvenuto ", es decir, creador de delicados y minúsculos camafeos, luzca poco acertado lo que venimos sosteniendo, ya que, la confección de bellas miniaturas, casi siempre supone esfuerzos laboriosos concordantes, por parte del autor. Pero el calificativo no viene más que a traernos la confirmación de la genialidad versificadora del hombre, que, a pesar del repentismo vigente, pudo dar origen a sonoros arpegios y a maravillosas sutilezas poéticas. “Cuando se tiene la exacta noción de lo festinado de la producción poética de Palma, poco valimiento alcanzan los juicios críticos -no importa lo respetable de la fuente de su procedencia- que, juzgando escuetamente la forma de los versos, descubren alguna que otra deficiencia métrica o algún descuido en la expresión. Si el analista ve más allá de la forma y hurga en el conjunto de circunstancias en que aquellos poemas adquirieron vida y resonancia, descubrirá que lo que luce deficiencia y lo es en la pureza de la forma, debe ser, a la postre, un motivo más de admiración. Porque lo notable de Palma está justamente en los pocos yerros que cometió en comparación a los muchos en que pudo y debió haber incurrido, a tenor con la pertinaz falta de sedimentación de su producción poética. Otro, en igualdad de circunstancias, hubiera cometido más errores; él, produciendo reposadamente, con tiempo y madurez, habría logrado cumbres de perfección. “Aparte de que el temperamento de Palma, lo rebuscado, lo demasiado pulido, lo artificial, al cabo, era como darle prisión de oro al ave canora de su pensamiento, hecho a batir el ala libremente en el mundo infinito de su sensibilidad; hay otra consideración que no puede escaparse a quien juzga críticamente al poeta. Es muy distinto el hombre que hace de su capacidad poética, punto de apoyo de su proyección laboriosa y económica, que el hombre que encuentra en esa vocación, forma de complemento, de satisfacción íntima; actividad circunstancial por tanto, si se la compara con actividades que se consideran cotidianas, medulares, porque de ellas depende el diario subsistir. Palma pertenece al grupo de los últimos. De él puede decirse con justeza, lo que dijera de sí mismo Pedro Mata, en frase tan manoseada ya, que si no fuera por su precisión expresiva, tendríamos el desgano de repetirla: "Hizo prosa por ganar la vida y produjo versos para darse gusto." Quien no vive del comercio del verso, quien sólo encuentra en la poesía canalización a los propios sentimientos, forma de complacer a los seres queridos, imán que ejerce su atracción en los salones elegantes, medio de despertar emociones femeninas; no se dedica a trabajos de estilización y perfeccionamiento que están tan reñidos con las circunstancias antes apuntadas como para invalidarlas totalmente. “Es curioso, sin embargo, que no siendo la poesía dedicación principal de Palma, haya tenido su producción poética tan absorbente vigor, como para opacar los que fueron sus esfuerzos más serios y constantes, y por lo tanto, encaminados hacia la más definitiva perdurabilidad. Se piensa en José Joaquín Palma, y a la mente de todos, acude el poeta del Sesenta y Ocho; no acude el patriota, no acude el líder de la libertad ni el revolucionario: no acude el amigo leal y el padre tierno. Y ello, por encima de todos los pronunciamientos críticos negativos, es a decirnos, el valimiento de sus poemas. Desde el punto de vista crítico mucho se ha opinado de la obra poética de Palma. De todo ello hemos recogido los más destacados criterios volcados en periódicos, libros y revistas, casi todos editados en el último cuarto del pasado y primer decenio de este siglo. “Ramón Rosa, gran amigo del bardo, advierte, en el prólogo del libro de sus versos editado en Tegucigalpa: “Diría mal si dijese que Palma no carece de descuidos en sus composiciones, pero diré bien si digo que la forma, que la expresión que sabe dar a sus poéticos pensamientos, por lo peregrino, por lo delicada, es casi indefinible, casi imposible de sujetarla a los consagrados calificativos del arte... Palma hace poesías cuando la amistad le pide sus versos con instancia, o cuando la voz interior de la inspiración embarga toda su alma y se ve obligado a darle salida, para su propio desahogo y para común solaz de sus amigos. “Semejante señalamiento hace la pluma autorizada y afectuosa de Martí, cuando en misiva halagadora lo expresa con la delicadeza característica en él y coincide en este extremo con Rosa, como lo demuestran estos párrafos de su carta: “...Palma amigo: Te devuelvo tu libro de versos..., tú, Palma, habrías sido aeda en Grecia, scolder en Suecia, trovador en España, rimador de amores en Italia. ¡Rimador de amores! Tú eres de los que leen en las estrellas, de los que ven volar las mariposas, de los que espían amores en las flores, de los que bordan sueños en las nubes... Comprimida en la forma, habrá un momento en que la dureza del lenguaje no esprese(4) bien la delicadeza de tu espíritu. Aquí un consonante, allí un pie largo: la fragua no está templada siempre a igual calor. Pero estas cosas que te las diga un crítico. Yo soy tu amigo. “Y ya en el camino demostrativo y probatorio de las características del poeta, vamos a transcribir parte de la carta de Palma a Martí adjuntándole su libro ya impreso, de Poesías, para ratificar lo improvisatorio de la producción del rimador bayamés, al mismo tiempo que observar un detalle de la íntima amistad de tan gloriosos cubanos: “Tegucigalpa, 3 de enero de 1883. “Sr. Dn. José Martí. Brooklyn. “Mi querido amigo: hace algunos meses te escribí a Venezuela creyéndote allí, de cuya carta no recibí contesta. Más tarde supe por Adriano Páez que estabas en New York, pero por ignorar tu dirección no te había escrito. Hoy lo hago enviándote el volumen de mis Poesías: Acéptalo como el recuerdo cariñoso de tu fiel admirador y constante amigo. Crombet me entregó tu "Ismaelillo" que es un ramillete de amor, una maravilla de arte. Deseo que me digas tu opinión sobre mi libro de poesías. Casi todas las he reformado no son las mismas que viste en Guatemala “José María Chacón y Calvo, en interesante conferencia leída en el Ateneo de La Habana, con motivo del centenario del nacimiento del bardo bayamés, lo define así: “Hubo en Palma un poeta circunstancial, un poeta de lo ocasional. Pero hubo otro de bien distinto linaje. El uno es el de las fáciles improvisaciones, del ingenio repentino y agudo. Es entonces el verso fácil, la palabra oportuna, imperiosa; pero estamos lejos de la emoción poética. Siempre sentiremos la música del verso, el agudo ingenio de la palabra... Hay una décima de Palma, una espinela delicada(9) de gran fineza descriptiva, que ofrece no sólo la musicalidad del verso, tan característica en la obra de Zorrilla, sino esa pincelada rápida y certera que tan cabalmente distingue al poeta de los Cantos del Trovador. “Y continúa el doctor Chacón y Calvo: “Hay aquí verbo sonoro y colorista, fuerza evocadora y también hay una emoción suave, un tono de quejumbre, una melancolía serena que envuelve al paisaje y a las almas... Este es el arte, esta es la poesía de Palma. Canción suave, de fresca musicalidad, empapada en una emoción vaporosa y tenue. “Una bella crónica, firmada por el príncipe de los poetas: Rubén Darío, dice, comentando la edición de los poemas de Palma: “...Canta la gloria del paladín que conduce sus huestes victoriosas, la hermosura triunfante de la dama blanca y gentil. Tiene el don de hacer derramar las preciosas lágrimas de la mujer. Es el preferido en el festín, en la velada, junto al hogar dorado de fuego y en la cacería que llena el monte con el balalí y el son del cuerno cinegético. ¿En qué consiste su triunfo? “En el don sinfónico, en la música de la estrofa, lengua que entiende el alma. Hay unos poetas que son para cantar sobre los altos escarpes y peñascos rudos, frente a las enormes cascadas, madres del iris, bajo las negras nubazones preñadas de truenos. Esos son los que tienen las arpas roncas y sonoras y los épicos clarines de bronce que dan las claridades soberbias. Hay otros poetas que poseen la miel de la vida en su armonía victórica, que dan al corazón consuelo y claridad, amantes del alba, del trino, del arrullo, celebradores de ardientes pasiones, de los besos, de los oarystis, de los nidos de las palomas y de las fiestas de la primavera. Palma es de ésos. Su estrofa es como la alondra, fresca, matinal; sube en vuelo rápido, va allá arriba, a derramar sus perlas armoniosas, y cuando baja, busca la boca en que embriagarse de dicha o el seno rosado y tibio en que dormir... Palma posee en cada estancia rumores de su río y de su bosque, ecos de su pueblo natal. En ocasiones canta el patriotismo, ofrece himnos a la libertad, y la musa de los amores y de las serenatas, grácil, lánguida y bella, se coloca sobre su pedestal de acero. Es como esas Venus que están desnudas sobre el lomo de los leones. En cuanto a su arte, en cuanto a su delicadeza, baste decir que en nuestras letras americanas está reconocido como el Benvenuto del verso. No martiriza la idea por la perfección musical, antes bien, ella canta en la jaula de la estrofa, como un ave contenta. Palma es un hijo de Zorrilla que ha viajado mucho por Europa. Su madrigal está escrito con guantes. Nadie lo vence en las poéticas galanterías. Sobre la clara y limpia fuente de su poesía, mueve sus alas de cristal la libélula ilusión... “Pero tenemos otra rubeniana definición del poeta, ésta inspirada en el minuto fugaz en que ambos compartían y evocaban a Cuba: ya de un corintio templo cincela una metopa, ya de un morisco alcázar el capitel sutil, ya como Benvenuto, del oro de una copa forma un joyel artístico, prodigio del buril. Pinta las dulces gracias, o la desnuda Europa en el pulido borde de un vaso de marfil, o a Diana, diosa virgen de desceñida ropa, con aire cinegético, o en grupo pastoril. La musa que al poeta sus cánticos inspira no lleva la vibrante trompeta de metal, ni es la bacante loca que canta y que delira, en el amor fogoso, y en el placer triunfal: ella al cantor ofrece la septicorde lira o, rítmica y sonora, la flauta de cristal. “Debemos a la gentileza de los amigos Rogelio y Francisco Palma, hijos ejemplares del poeta, varios poemas inéditos que insertaremos en el apéndice de este trabajo. Pero deseamos incluir, como parte de este capítulo, algunas estrofas de dos composiciones, inédita una, publicada ya la otra, por la particular significación que ambas tienen como jalonadoras de dos momentos cruciales de aquella existencia. Ya muy enfermo Palma y en el que habría de ser su lecho de muerte, escribió su última poesía, "La Locomotora" (Himno), en circunstancias fáciles de adivinar para cuantos nos escuchen. De ella son estas estrofas, último aliento sonoro - y aun optimista - de la alondra ya mortalmente herida: ¡Salve! patria afortunada porque hoy llega vencedora la veloz locomotora a tu hermosa capital: Cómo luce decorada de festones y banderas, por la música arrullada del vapor y del metal; y su frente coronada por la enseña del quetzal. Ya se viene suavemente como un cisne sobre el agua; ya remeda la corriente del Motagua bullidor o ya en rápida carrera con estrépito rugiente cruza el túnel, salva el puente en frenético temblor, ostentando en su alta frente la bandera bicolor. Guatemala está de fiesta: se saludan los dos mares Y olorosos los pinares dan al viento su canción. Hoy el Presidente en nombre del trabajo y del derecho, de su triunfo satisfecho, rinde un lauro a la nación con la banda sobre el pecho y la fe en su corazón. “Y cuando en febrero de 1903 vino a la patria amada, el inspirado bardo, presintiendo ya la proximidad de su fin, compuso un poema con el título de "Al Regreso", del que vamos a transcribir algunas conmovedoras estrofas, último tributo patriótico de toda una vida consagrada a cantar su amor a Cuba: Sobre la cubierta a solas: bajo un cielo ceniciento sin estrellas, y al susurrar de las olas doy a las alas del viento mis querellas. Con rumbo a Cuba la nave rompe las aguas pujantes, triunfadora flota el humo, grita el ave, y se abren blondas brillantes en la prora. ............................ todo es vida, luz y aromas... Aparecen los palmares en las faldas de las más distantes lomas, como flotantes collares de esmeraldas. Vivir en esas campiñas y gozar la dicha extrema de sus dones, que dan en mieles sus piñas y en blanca y cuajada crema sus anones. Y sentir el fresco oreo en el extenso plantío floreciente; y al lánguido rumoreo que forma rodando el río blandamente. Así vivir en su ambiente de aves, flores y armonías fue mi anhelo; fue mi anhelo más ardiente cuando pasaba los días entre el hielo. ¡Salve, oh Cuba, la opulenta! Tú mi pasión más querida y más alta deja que mi alma sedienta beba en tu seno la vida que me falta. Mas ya que cercana zumba la voz de la muerte helada, te reclamo, sólo un sauce y una tumba cabe la orilla sagrada del Bayamo. “Y nada mejor para cerrar el capítulo sonoro de la vida de Palma que el criterio que él mismo tenía de su poesía, criterio avalorado por el aporte subjetivo que él puede ofrecer como nadie: ¿Qué son mis versos?, tenues rumores, Leves espumas del manantial, Ruido de besos, quejas de amores, Suaves perfumes de los alcores Y agrestes notas del palmeral. Sobre las alas de los deseos Mi pensamiento galanteador, Llega a los tiempos de los torneos, De cabalgatas, de galanteos Y deslumbrantes cortes de amor. ¿Qué son mis versos?, tenues rumores, Vagos reflejos de un ideal... Ruido de besos, queja de amores, Leves perfumes de los alcores Y agrestes notas del palmeral. “Y en las "Tinieblas del Alma", que dedica a Antonio Zambrana, dice: Que en esta lúgubre calma vienen a ser mis canciones fugaces exhalaciones de las tinieblas del alma.” Referencias Damisela – www.damisela.com/literatura/pais/cuba/autores/palma/vida/poeta.htm

Rafael Alcides

Rafael Alcides Pérez fue un escritor cubano que se dio a conocer tras el triunfo de la revolución cubana. Su obra es fundamentalmente poética, aunque ha incursionado en la narrativa. Síntesis biográfica Nació en Bayamo, en el oriente de Cuba, el 9 de junio de 1933. Cursó la primera enseñanza en su ciudad natal y el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Holguín y en las Escuelas Pías de La Habana (1946-1949). Realizó estudios de química industrial en la Escuela de Artes y Oficios de La Habana (1950). Viajó a México (1955), Estados Unidos (1956 y 1959), Argentina, Chile, Uruguay y Venezuela (1961). Fue productor, director y escritor de radio; durante varios años dio a conocer a los poetas cubanos a través del programa «En su lugar la poesía». Colaborador de Unión, Casa de las Américas y La Gaceta de Cuba. En 1965 obtuvo mención en el Concurso Casa de las Américas por su novela Contracastro. Sobre su obra poética Este autor ha ejercido el Coloquialismo, al que añade una peculiar manera expresiva entre emotiva y elegíaca. Se ha mantenido fiel a esta línea, incursionando en temas sobre todo autobiográficos. A veces gusta de la poesía ingeniosa, como en "La doble imagen", "La cita del señor" o "La nariz", pero su tono central está en "Agradecido como un perro", en el que lo emotivo, sentimental, trae reminiscencia del neorromanticismo. Alcides tiene un trasfondo afín con la expresión de tragedias familiares o sociales, como testimonian sus poemas "La bayamesa desconocida" y "La liquidación del siglo", respectivamente. Según el escritor cubano Virgilio López Lemus: "Cuando en 1983 publicó Agradecido como un perro, arribaba a los cincuenta años de edad, y se convertía en poeta de referencia para las generaciones nacidas entre 1946 y 1970. Su poema homónimo resulta una obra de arte de la palabra conversacional, propio de la línea emotivo-especulativa o emocional y meditativa que él arropó dentro de la corriente poética comandada por su generación, el coloquialismo. «Agradecido como un perro» es un poema largo e intenso en el que aparece el sujeto lírico en actitud confesional y a la vez testimoniante, donde incluye la vida social y el curso temporal hogareño, el amor y la amistad (¿o son una las dos?), y sobre todo la calidez de un hombre que se expresa con la piel abierta al mundo, aunque reciba heridas o caricias. Caricias, bueno: eso es lo que desea hacer el poema: acariciar, agradecer, loar al mundo circundante, pase de revista personal con implicaciones colectivas, que consiste en una aventura: la de la expresión libre y honda y sincera del ser, sin juegos sensibleros ni concesiones a la amargura que la vida puede dejarnos al paso.” Referencias Ecured.cu—www.ecured.cu/Rafael_Alcides_Pérez

Sindo Garay

Antonio Gumersindo Garay y García, conocido como Sindo Garay (Santiago de Cuba, 12 de abril de 1867 - 17 de julio de 1968) fue un músico cubano que, aun sin contar con formación académica, supo ganarse un sobresaliente lugar en la trova tradicional. Fue creador de más de 600 obras que retratan la idiosincrasia cubana; entre sus temas destacan su admiración por su tierra natal, los paisajes, las mujeres y el amor. Entre sus creaciones encontramos: Amargas verdades, Mujer bayamesa, Guarina, La tarde, Perla, Retorna y Tormento fiero . Varias de sus creaciones tienen un corte político. Durante su infancia actuó como enlace del coronel mambí José Maceo. También por entonces conoció a José Martí, por lo que incluiría en su repertorio el poema Semblanza de Martí, basado en el encuentro que tuvo con el mismo. Murió el 17 de julio de 1968 a la edad de 101 años.Porque el bolero se ha universalizado y se conoce en todo el mundo, las nuevas generaciones deben recordar siempre a las figuras más prominentes de este género musical genuinamente cubano, que hace más de cien años acompaña a quienes aman, sueñan, o sufren como románticos al fin y porque se debe recordar siempre que fue Don Pepe Sánchez quien, al crear su canción Tristeza en 1893, legitimó esa música, romántica por excelencia. Por todo ello rememoramos al inolvidable Sindo Garay, uno de los grandes intérpretes del bolero. A partir de Don Pepe Sánchez, como ya dijimos, indiscutible precursor que marcó un hito en la historia de la canción trovadoresca tradicional cubana, el género se enriquece con la aparición de una verdadera pléyade de notables sucesores, entre los que descuella Sindo Garay quien, junto a Manuel Corona, Alberto Villalón y Rosendo Ruiz, constituyen el llamado grupo de los Cuatro Grandes de la trova cubana. Sindo Garay, bautizado por Federico García Lorca como El Gran Faraón de Cuba, es sin duda, uno de los trovadores cimeros de la música cubana. El bolero tuvo en Sindo Garay su mejor exponente, quien le impuso su peculiar estilo con el rayado de las cuerdas de la guitarra para cerrar las frases musicales. A los 10 años de edad compuso su primera canción, Quiéreme trigueña. Laboró en trabajos muy humildes, y adolescente se inició en el movimiento trovadoresco de Santiago de Cuba. Viajó a fines del siglo pasado por Santo Domingo, (República Dominicana), Puerto Rico y varios países suramericanos. Autodidacta, poseyó una intuición extraordinaria. Hacía uso frecuente de los cromatismos, en forma tan acertada como sorprendente. Entre sus composiciones más importantes figuran: La tarde, Perla Marina, Rendido, Labios de grana, Clave a Maceo, Retorna, La baracoesa, La alondra, El huracán y la palma, Fernani, Rayos de oro, Tardes grises, Ojos de Sirena y Guarina. Durante su larga vida, 101 años, tuvo un incansable transitar por su país donde recibió cientos de homenajes. De él dijo José Antonio Méndez en 1988: “Tenía una forma Sui Géneris de armonizar sus canciones. Los profesores al ver sus trabajos armónicos, no podían menos que asombrarse de que un hombre que no sabía música pudiera utilizar aquellos recursos armónicos como lo hacía Sindo Garay. Sus secuencias armónicas sorprendían a los estudiosos al romper los cánones establecidos por las grandes escuelas de música. Sindo hacía una serie de combinaciones muy suyas, y sobre todo utilizaba los bajos de una forma única. Hay que llegar a la conclusión de que efectivamente Sindo Garay fue un verdadero genio". Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Sindo_Garay Salsa Power - www.salsapower.com/editorials/sindo_garay.htm

Antonio José Ponte

Antonio José Ponte Mirabal (Matanzas, Cuba, 1964). Ensayista, narrador y poeta cubano. Ha trabajado como ingeniero hidráulico, guionista de cine y profesor de literatura. En 2003 fue expulsado de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, por sus ideas contrarias al régimen castrista. Reside en Madrid desde 2007. Publica regularmente en las revistas La Habana Elegante , Cuadernos Hispanoamericanos y Letras Libres. Actualmente co-dirige la publicación digital Diario de Cuba Obra Antonio José Ponte está considerado como uno de los más prestigiosos ensayistas cubanos. Aunque ha cultivado tanto la narrativa como el ensayo, es en este último género por el que más se le conoce. Entre sus ensayos destacan Las comidas profundas (Éditions Deleatur, 1997) traducido al francés como Les Nourritures lointaines (Éditions Deleatur, 2000), Un seguidor de Montaigne mira La Habana / Las comidas profundas (Verbum, 2001) y El libro perdido de los origenistas (Aldus, México, 2002). Su ensayo más significativo es el titulado El abrigo de aire, escrito contra las manipulaciones de José Martí por parte del poder político revolucionario cubano. Su poesía está recogida bajo el título Asiento en las ruinas (Letras Cubanas, 1997) y en Un bosque, una escalera (Editorial Compañía, México, 2005). Es autor de la novela Contrabando de sombras (Mondadori, Barcelona, 2002). Sus últimas obras publicadas son Un arte de hacer ruinas y otros cuentos (Colección Aula Atlántica, Fondo de Cultura Económica, México D.F.) y La fiesta vigilada (Anagrama). Bibliografía Poesía Árbol del muerto y otros poemas, 1985 Trece poemas, 1990 Poesía (1982-1989), 1991 Naufragios, 1992 Asiento en las ruinas, Letras Cubanas, 1997, reeditado por Editorial Renacimiento, Sevilla, 2005 Ensayo La lengua de Virgilio, Vigía, Matanzas, 1993 Un seguidor de Montaigne mira La Habana, 1995 Las comidas profundas, Deleatur, Angers, 1997 El abrigo de aire, ensayos sobre literatura cubana, Beatriz Viterbo, Rosario, 2001 El libro perdido de los origenistas, Aldus, México, 2002 Sartre a La Havane, NRF, 581/42, Paris, 2007 Villa Marista en Plata. Arte, política, nuevas tecnologías, Editorial Colibrí, 2010 Cuento Cuentos de todas partes del imperio, Deleatur, Angers, 2000 In the cold of the Malecon and other stories, City Lights Books, San Francisco, 2000 Tales from the Cuban Empire, City Lights Books, San Francisco, 2002 Un arte de hacer ruinas y otros cuentos, FCE, México, 2005 Novela Contrabando de sombras, Mondadori, Barcelona, 2002, novela La fiesta vigilada, Anagrama, Barcelona, 2007, novela Como coeditor Retrato de grupo, antología de poesía cubana contemporánea, 1989, con: Víctor Fowler Referencias Wikipedia – https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_José_Ponte

Pedro Junco

Pedro Junco (Pedro Buenaventura Jesús Junco Redondas). Compositor y pianista. Nace en Pinar del Río, el 22 de febrero de 1920 y muere el 25 de abril de 1943 en la misma ciudad. Autor del célebre bolero Nosotros, que ha sido interpretado por numerosos cantantes de todo el mundo. Estudió piano con Estrella Pintado; completó su formación musical en la filial del Conservatorio Orbón de Pinar del Río, donde obtiene el título de maestro de piano en 1939, bajo la tutela de Delia García de Figarol. En la radioemisora CMAB estrenó sus obras Tony Chirolde, a quien había enseñado técnica vocal. En 1940, en un concurso de la RHC Cadena Azul, obtuvo el noveno lugar con el bolero Quisiera, interpretado por Reinaldo Henríquez. Se graduó de bachiller y matriculó Derecho en la Universidad de La Habana, pero abandonó los estudios para dedicarse a la música. En otro concurso de la RHC Cadena Azul alcanzó el primer lugar con el vals Tranquilamente. Fundó en Pinar del Río la Asociación de Periodismo y Radio y la Sociedad Juvenil Rafael Morales. En la CMAB trabajó como locutor y ofreció recitales con sus canciones junto a su hermana Antonia Junco y Tony Chirolde. El 16 de enero de 1942 estrenó en el Teatro Aida, de Pinar del Río, Nosotros: al piano, Pedro Junco; cantante: Tony Chirolde. Rita Montaner, Reinaldo Henríquez, Esther Borja, Miguel Ángel Ortiz y otros, han incluido en su repertorio Tus ojos, Como soy y Mi santuario; Elena Burke, René Cabell, Luis Gardey, Plácido Domingo, Julio Iglesias, la Orquesta Aragón, Rita Montaner, Fernando Fernández, las Hermanas Lago, Sarita Montiel, Albert Hammond, Lupita D’Alessio y la Pequeña Compañía, han interpretado también Nosotros. Sus obras se han utilizado en filmes mexicanos y cubanos. Boleros * Soy como soy,1940 * Yo te lo dije Bolero-canción * Nosotros, 1943. * Quisiera y Tus ojos, 1939 * Cuando hablo contigo * Estoy triste * Te espero * Tu mirar * Una más, 1941 * Gracias * Me lo dijo el mar * Mi santuario, 1942. * Llanto, luna y mar, texto: Pedro Junco; música: Luis César Núñez González * Amarga indiferencia * Como soy * Cuando te vi llorar * No te culpo, mujer * Reciprocidad * Sólo por ti * Yo pienso que sí. Vals * Tranquilamente, 1943.feren Referencias Ecured - http://www.ecured.cu/index.php/Pedro_Junco

Esteban Borrero

Médico, pedagogo, poeta, narrador y mambí. Importante figura de las letras en Cuba en el período de transición del siglo XIX al XX. Hijo del educador Esteban de Jesús y padre de las poetisas Juana, Dulce María y Ana María, fue un intelectual que desplegó un talento excepcional tanto como hombre de ciencias y de letras. Se educó y ejerció como maestro desde los 11 años de edad en una escuela fundada por su madre en Camagüey, su ciudad natal. Luego, se acreditó como profesor de Instrucción Primaria en Puerto Príncipe y, en 1863, se colocó como ayudante delineador en la Comandancia de ingenieros de su ciudad natal. Su vocación pedagógica lo llevó a abrir una academia para adultos y, al estallar la Guerra del 68, partió hacia la manigua con sus discípulos. En campaña, fundó dos escuelas y sirvió en las armas hasta llegar a ser jefe de servicio de avanzada, capitán y más tarde coronel. En la contienda, Borrero cayó prisionero, sufrió grandes penalidades hasta la Paz del Zanjón y, después de la guerra, se ganó la vida como zapatero y panadero. En la capital, donde arribó luego de ser declarado sospechoso por las autoridades españolas, Borrero trabajó como maestro sin sueldo y como librero encuadernador, y estudió Agrimensura y la carrera para Pericial de Aduana. En 1879, publicó junto a Enrique José Varona, los hermanos Sellén y otros importantes poetas, la selección poética Arpas amigas. Se graduó de licenciado en Medicina y Cirugía, y obtuvo por oposición la plaza de médico municipal de Puentes Grandes, donde residió durante algunos años. En esa localidad habanera, la casa de la familia Borrero se convirtió en un centro cultural importante, puesto que cada domingo, allí, se celebraban tertulias de poesía a las que asistían Julián del Casal, los hermanos Uhrbach y otras personalidades impulsoras del modernismo cubano. Años más tarde, Borrero fue cofundador de la Sociedad de Estudios Clínicos y de la Sociedad Antropológica. En 1892, se trasladó a Nueva York para entrevistarse con algunos miembros de la Junta Revolucionaria. Luego del estallido de la Guerra del 95, se vio obligado a emigrar a los Estados Unidos, donde ejerció como farmacéutico, médico y maestro, y donde dirigió la Escuela del Club San Carlos, de los emigrados cubanos. En el exilio, fue nombrado delegado del Partido Revolucionario Cubano y ministro del gobierno de la República en Armas en Costa Rica y El Salvador. Volvió a Cuba en 1902 y representó el Tercer Cuerpo del Ejército en la Asamblea de Libertadores. En el contexto de la República, Borrero se desempeñó como catedrático de Anatomía, de Psicología Pedagógica, Historia de la Pedagogía e Higiene Escolar en la Universidad de La Habana. Tuvo una función importante en la dirección de publicaciones científicas como Crónica Médico Quirúrgica de la Isla de Cuba, Boletín de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba y la Revista de Ciencias Médicas de La Habana. Su autobiografía fue publicada, en 1906, en la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias de la Universidad de La Habana, de cuyo consejo de redacción formó parte. Dejó en preparación trabajos sobre medicina y pedagogía; e inéditos, entre otros, un tomo de poemas. Tradujo Las instituciones antropológicas, de Broca, y el Tratado de aritmética, de Wentworth. Como figura de tránsito entre los siglos xix y xx, Esteban Borrero es, junto a José Martí, Ramón Meza y Julián del Casal, uno de los mejores antecedentes del cuento posterior que florecerá durante los años republicanos. La importancia de Borrero como narrador se debe a varios factores, entre ellos, el ser autor del primer libro de cuentos de la literatura cubana -Lectura de Pascuas (1899)-, en el que reunió historias que ya habían sido publicadas con anterioridad, acompañadas por ilustraciones de Juana y Dulce María Borrero, dos de sus hijas. La narrativa de Esteban Borrero se caracterizó por su carácter reflexivo, escéptico y pesimista, donde abundan las indagaciones psicológicas, las evocaciones y los enfrentamientos de ideas con la finalidad de entender las conductas del género humano. Este interés, a su vez, lo llevó a recurrir a la sátira, así como a los elementos simbólicos y alegóricos. Así ocurre en Calófilo (1879), donde el personaje principal se debate entre la precariedad de su existencia y la búsqueda de las formas puras de la belleza, la verdad y el arte; o en la noveleta Aventura de las hormigas (1888-1891), una obra de debate en la que se critica la estupidez humana desde la perspectiva de una colonia de hormigas. Sin dudas, la narración más conocida de Esteban Borrero es el cuento “El ciervo encantado” (1905), que constituye una alegoría histórica y, a la vez, una fábula satírico-política sobre la situación de Cuba, al iniciar el siglo xx, y, a la vez, el período republicano. La narración, que se desarrolla en una época prehistórica y una isla imaginaria, se convirtió en el primer relato de ficción cubano en abordar el tema de la injerencia de los Estados Unidos en los asuntos nacionales. Como ocurre en la narrativa de Borrero, en general, también este cuento se caracteriza por una estética naturalista con desbordantes explicaciones científicas, elucubraciones filosóficas, abundantes citas en latín y variada terminología médica, zoológica y físico-naturalista. Interesado en la visualidad de sus libros, Esteban Borrero desarrolló proyectos en conjunto con su hija Dulce María Borrero, quien además de poeta era una destacada pintora e ilustradora. Así nació el libro Don Quijote poeta (1905), con obras de ambos. Además, Borrero se interesó por dedicarle libros de narrativa al público más joven, para quien publicó obras escolares como El amigo del niño (1906). Ya en el ocaso de su vida, dos años antes de su setenta cumpleaños, decidió privarse de la vida el 29 de marzo de 1906, en San Diego de los Baños, provincia Pinar del Río. Sin embargo, por derecho propio, por ser un sobresaliente patriota y educador, médico y poeta, Esteban Borrero Echeverría se encuentra en la lista de los mejores hijos de Cuba. Bibliografía activa Poesías, Imp. La Económica, La Habana, 1878. La vieja ortodoxia y la ciencia moderna (Discurso leído en el Ateneo de La Habana), Imp. Militar, La Habana, 1889. Lectura de Pascuas. Una novelita. Machito Pichón. Cuestión de monedas, Imp. El Fígaro, La Habana, 1899. Las Bellas Artes y su influencia social, Imp. Avisador Comercial, La Habana, 1900. Alrededor del Quijote (Trabajos escritos con motivo del 3er centenario de la publicación de la obra maestra de Cervantes), Librería e Imprenta La Moderna Poesía, La Habana, 1905. El ciervo encantado. Cuento prehistórico, Imp. El Avisador Comercial, La Habana, 1905. Don Quijote, poeta. Narración cervantesca (Escrita con motivo del 3er centenario de la publicación de la obra maestra de Cervantes), Imp. La Moderna Poesía, La Habana, 1905. El amigo del niño (Libro primero de lectura), Imp. La Moderna Poesía, La Habana, 1906. Alma cubana, Imp. La Prueba, La Habana, 1916.

Juan Marinello

Juan Marinello. Destacado intelectual y revolucionario cubano. Ensayista que realizó notables estudios acerca de José Martí. Nació en el pequeño poblado de Jicotea, provincia de Villa Clara. Sus padres fueron Felio Marinello Fábregas, español, y Juana Vidaurreta y del Valle, cubana. Primeros estudios Realizó sus estudios primarios y secundarios en la ciudad de Santa Clara. Pasó después a la Universidad de La Habana, donde obtuvo los títulos de doctor en Derecho Civil —como alumno eminente—, en Derecho Público y en Filosofía y Letras. A principios de los años 20 amplió sus estudios en la Universidad Central de Madrid. Labor pedagógica La labor de Marinello como pedagogo fue extensa y abarcó varios países. Ejerció como profesor de Literatura Cubana y en el Instituto de Idiomas Moderno de la Universidad de La Habana; de Lenguaje, Literatura Española y Cubana en la Escuela Nacional para Maestros de La Habana. En México impartió clases de Historia del Arte en la Escuela Normal de Maestros de México, fue profesor de Literatura Hispanoamericana de la Escuela de Verano de la Universidad Autónoma de México en 1933 y 1936, y de Literatura Iberoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma institución. Además, Marinello ocupó importantes posiciones en organismos internacionales: miembro permanente del jurado internacional de los premios Lenin por la Paz, presidente del Coloquio Internacional “José Martí” en la Universidad de Burdeos, y vicepresidente del Consejo Ejecutivo de la UNESCO. Representó al Movimiento Cubano por la Paz en importantes eventos internacionales como los efectuados en Varsovia, México, Budapest, Bruselas, Helsinki y Berlín. Presidió la delegación cubana a la Conferencia de los Pueblos, efectuada en la Habana en 1962. En enero de 1965 integró la delegación de nuestro país al Coloquio sobre Literatura Latinoamericana celebrado en Génova, Italia. Como embajador y delegado permanente de Cuba ante la UNESCO, participó en sus conferencias generales de 1964, 1966, 1968 y 1970, y tomó parte en el Coloquio sobre Lenin convocado por esa organización internacional, efectuado en Tampere, Finlandia, en abril de 1970. Trayectoria política En su condición de patrocinador del Congreso Mundial de la Juventud de Vassar College, asiste a sus sesiones, y en 1939 representó al Partido Unión Revolucionaria en el Congreso de las Democracias de Montevideo. Presidió después en Buenos Aires la Conferencia Continental de Ayuda a España. En Chile fue declarado Huésped de Honor de la Alianza de Intelectuales, con la adhesión de la Universidad de Santiago y de los Partidos del Frente Popular. Presidiendo el Partido Unión Revolucionaria Comunista, fue electo, representándolo, delegado a la Asamblea Constituyente de 1940, y fue allí su líder. El mismo año resultó electo candidato de su partido a la Alcaldía de La Habana y, dos años más tarde, representante a la Cámara. Presidió además la Comisión de Enseñaza Privada del Consejo Nacional de Educación y Cultura (1941), en la que desarrolló una intensa campaña nacional a favor de una enseñaza cubana y progresista. Dirigió el Partido Socialista Popular desde 1944 hasta su disolución. En las elecciones de junio de ese año fue electo senador por la provincia de Camagüey, y en 1946 ocupó la vicepresidencia del Senado. Fue candidato a la Presidencia de la República por el Partido Socialista Popular en 1948. Político de paz Juan Marinello Vidaurreta planteó: “El intelectual no puede dejar de ser político, sin que por ello tenga que dedicarse, primordialmente, a la política, porque eso depende también de las facultades personales”. Aproximarse al pensamiento y acción de una figura como Marinello conduce desde la perspectiva teórico conceptual a investigar y valorar el reconocimiento de sus ideas, su aporte ideológico, matizado por su carácter reflexivo, revolucionario, marxista –leninista y martiano, que tuvo la oportunidad de desarrollar. Su militancia en el PCC más que una concesión de la elite de poder, representó una gran conquista del movimiento revolucionario nacional e internacional, que veía ahora una de sus más caras aspiraciones materializadas, la legalización de un partido político marxista – leninista de los trabajadores. El periódico Hoy desde su fundación constituyó una trinchera de las masas populares en su combate y papel en la socialización del Marxismo-Leninismo y contribuyó de manera significativa en la formación del sentimiento antiimperialista e internacionalista del pueblo cubano. Fue un fiel exponente de nuestra prensa revolucionaria de la historia cubana. Su activa participación en la práctica política, lo convierte en un hombre de acción, que hace de la política y la ética una unidad inseparable. Sentó las bases para la distinción entre la política como expresión de la cultura y la cultura de hacer política. Su pensamiento marxista–leninista le permiten articular las tradiciones revolucionarias de Martí, desde una perspectiva diferente. La cultura política que posee le permite utilizar los recursos literarios para plantear los intereses, necesidades del pueblo cubano. Activo militante comunista, forjador de la unidad como elemento decisorio y estratégico para aprovechar espacios políticos sin hacer concesiones de principios. Su valía pasa por la extensa obra escrita, llena de conceptos, ideas y valoraciones que lo distinguen por poseer el don de la contemporaneidad, elemento altamente valioso en la dimensión cultural sin dejar de mencionar que al unísono están sus cualidades de líder innato de los oprimidos, defensor de las causas justas e incansable luchador por la independencia no sólo de Cuba, sino de América. Sujeto que se convierte en actor socializador del principio de la unidad como prerrequisito en la revolución cubana para la genuina democracia humanista. La política la utilizó como incesante gestión patriótica, creación espiritual. Formó parte activa de la vanguardia intelectual y política. En el confluyen el pensamiento martiano, marxista-leninista que promulga en cada espacio político. Devela en Martí la visión totalizadora de su pensamiento no solo para los cubanos sino para América Latina y Europa. Maestro de la ética revolucionaria al pronunciar sus discursos respetaba la diversidad de opiniones expresadas planteadas aunque no la compartiera. Sentó las bases de la cultura de hacer política. Sabía distinguir entre la política como expresión de la cultura y la cultura de hacer política. Revolucionó el arte y la política. Incansable luchador antimperialista como parte de las luchas por la independencia nacional. Aprovechó todos los espacios políticos para socializar las ideas emancipatorias y revolucionarias. Su visión le permitió utilizar alternativas en las nuevas condiciones, para reconocer hasta donde debía pronunciarse y conciliar sin renunciar a los principios que no son negociables. La década del 40 y 50 estuvo matizada por eventos que trascendieron los marcos de nuestra territorialidad, pero que de una manera u otra influyeron en la impronta de sus actores políticos. Se desarrolló la Segunda Guerra Mundial, cuya causa fundamental fue la lucha por un nuevo reparto del mundo entre las potencias imperialistas y el afán de aplastar el socialismo triunfante en la URSS. Se enfrentaban dos grandes bloques, el eje fascista liderado por Alemania y el antifascista por la URSS. En esta guerra se vieron involucrados casi todos los países del mundo. La obra de marinello continúa creciendo, particularmente la referida a Martí, logrando revelar su raigal humanismo y exponerlo como totalidad trascendente. En 1959, con el triunfo de la revolución, el comunista humanista sexagenario se integra en cuerpo y alma a la obra de la Revolución. En ella ve realizado los ideales por los que había trabajado durante toda su vida. Gran parte de su actividad la pone en función de la lucha por la paz, como portador de la Cuba socialista. Preside el Movimiento cubano por la paz y la soberanía de los pueblos. Trabaja con Fidel Castro en la reorganización de la vida partidista del país, ocupa la Rectoría de la Universidad de La Habana; actúa como Embajador y Delegado permanente de Cuba ante la UNESCO, entre otras tareas importantes. Juan Marinello promotor y líder de las luchas en este período y en constante enfrentamiento con el régimen gobernante en una de las tantas ocasiones que denunció la injusticia al pueblo para desenmascarar a la clase dominante expresó: “…Lo que nosotros queremos es lo mismo que asienta Engels en las últimas páginas de su libro insigne: el mantenimiento de la unión singular entre el hombre y la mujer, pero perfeccionada, limpia de los vicios que la sociedad capitalista les contamina. Y no podrá limpiarse de esos vicios mientras la sociedad esté organizada capitalísticamente. De ahí que el socialismo sea la mejor defensa del matrimonio verdadero” Se aprecia en Marinello su concordancia con el pensamiento martiano, puesto de manifiesto en su actividad y proyección antiimperialista y en su eterna lucha por lograr la equidad entre los cubanos en busca de la libertad y la paz, como condición suprema, así como librar a Cuba de los gobiernos títeres, que sólo piensan en satisfacer sus problemas individuales y del gobierno americano. Representó al Movimiento por la Paz de Cuba en importantes eventos internacionales como los efectuados en Varsovia, México, Budapest, Bruselas, Helsinki y Berlín. Presidió la delegación cubana a la Conferencia de los Pueblos, efectuada en la Habana, Marinello comprendió que la unidad es el elemento mediador que centra al hombre como máxima preocupación. La promulgación de su pensamiento humanista, visionario y renovador constituyó la alternativa política que unido al accionar políticos se convirtieron en estrategia para resolver los problemas acuciantes de Cuba y de América. "Pero ese carácter universal de la lucha por la paz está –y el caso de nuestros pueblos lo evidencia indiscutiblemente-, asentado en las luchas nacionales. Entendemos la lucha por la paz como una batalla decisiva por la soberanía de cada uno de nuestros pueblos. Así, al paso que cumplimos nuestro deber patriótico, trabajamos por un mundo mejor. Mientras damos a la lucha por la paz el indispensable ámbito universal, combatimos a los causantes de nuestras desdichas nacionales." Aquí se han recordado unas palabras admirables de José Martí: “en todos los problemas, el porvenir es la paz” Y el problema que ahora se ventila es precisamente, el de la paz. Asegurar a la paz es asegurar el porvenir. También nuestros pueblos han hecho suya la causa de la vida. Y la vida es siempre invencible por los que son dignos de honrarla con su valor y con su coraje. En el pensamiento evolucionista de Marinello se evidencia su esencia humanista que sentó pautas en el ejercicio del poder político, vinculado a su ideología marxista–leninista, en la búsqueda de justicia y ética revolucionaria. “Debe quedar definitivamente aclarado en este Congreso que la lucha por la paz es la lucha por nuestra soberanía, por nuestra libertad, por nuestra democracia, por nuestra justicia y por nuestro progreso. La lucha contra la guerra está tan unida, como hemos visto, a nuestra suerte colectiva, que no podemos entenderla como algo ocasional, transitorio y efímero. La lucha por la paz es la primera tarea y la primordial reivindicación de los pueblos del mundo; pero para nuestras patrias latinoamericanas significa, además, la vía irrenunciable para lograr nuestra liberación política y económica. Decir que sólo los comunistas luchan por la paz, es hacerles un honor muy alto; es aceptar que sólo los comunistas luchan por la paz, es hacerles un honor muy alto; es aceptar que sólo ellos quieren el bienestar de América. Y no es así. Nuestra liberación importa al liberal y al conservador, al católico y al protestante; formar en las columnas de la paz no es ceder a la acción de un partido sino cumplir un deber patriótico y humano. Y como nuestro Continente está poblado de millones de hombres y mujeres de sentimientos humanos y generosos, la movilización por la paz es invencible.” Raúl Castro, al referirse a Marinello y lo que representó para el proceso revolucionario expresó: “Pero, casi no hay que decir que una Revolución como la cubana no alcanzaría su singular magnitud si no obedeciese al dictado primordial de su tiempo, la instauración de la sociedad socialista. “Ha sido un hombre de su tiempo, porque ejerció su alta estatura intelectual y su fina sensibilidad artística, como Rubén Martínez Villena, sinceramente ajeno a vanidades y reclamos; porque se mantuvo siempre fiel a su propia obra, y como en ella, no pugnaron nunca en su conducta el mérito con la modestia, los honores con la humildad. De él puede decirse que encarnó las cualidades a las que nos convocara el compañero Fidel al concluir su Informe al I Congreso del Partido cuando exhortó a «que la honestidad más absoluta, la fidelidad sin límites. Durante la Revolución presidió la Sociedad Cubano-Mexicana de Relaciones Culturales; fue designado rector de la Universidad de La Habana, en la que realizó la reforma universitaria, y fundó la Facultad Obrero-Campesina “Julio Antonio Mella”. Fue presidente del Movimiento Cubano por la Paz y Soberanía de los Pueblos, de la Mesa Constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y del Consejo de Estado hasta su fallecimiento el 27 de marzo de 1977. Trayectoria revolucionaria A su regreso de Madrid colaboró con el líder estudiantil Julio Antonio Mella en el movimiento por la Reforma Universitaria, y junto a éste y a Rubén Martínez Villena en la creación de la Universidad Popular José Martí. Se vinculó a la vanguardia juvenil intelectual que emergió a la vida pública entre los años 20 y 30, período que él llamó la década crítica, en la que ocurrieron importantes acontecimientos, entre ellos la fundación de la Confederación Nacional Obrera de Cuba y el Partido Comunista. En 1923 fundó y dirigió junto con Martínez Villena la Falange de Acción Cubana, y forma parte de la dirección del Movimiento de Veteranos y Patriotas en unión de Mella y Martínez Villena. Participó en la Protesta de los Trece de la Academia de Ciencias contra un mundo de corrupción administrativa del gobierno de Zayas, y fue procesado junto con sus compañeros. Muerte Muere el 27 de marzo de 1977 en La Habana, Cuba. Obra Fundador y vicepresidente de la Institución Hispano-Cubana de Cultura (1926), integró el Grupo Minorista, que en 1927 publicó una declaración contra el clima político imperante y la dependencia imperialista. En ese año contrajo nupcias con María Josefa Vidaurreta y del Canal. Marinello creó, dirigió o colaboró en importantes publicaciones progresistas latinoamericanas y europeas, como la Revista de Avance (1927-1930), de gran significación en la vida cultural, y el periódico La Palabra, vocero de las masas trabajadoras cubanas. Fue uno de los editores de la revista Masas, órgano de la Liga Antiimperialista de Cuba, así como de Venezuela, Libre, periódico que luchó contra la tiranía de Juan Vicente Gómez. Fundador de la revista Mediodía, de notable influencia en la política nacional. Editó, con un grupo de escritores revolucionarios, la revista Mensaje, en la época de la dictadura de Batista, y colaboró en La Carta Semanal, periódico clandestino de los comunistas cubanos, durante la misma etapa. Combatiente contra la dictadura de Machado, Juan Marinello Vidaurreta cumplió condena de seis meses de prisión en el presidio de la antigua Isla de Pinos, y la misma dictadura lo obligó a asilarse en México. Del regreso del exilio, se reintegró a las tareas intelectuales y políticas. Doctorado en Filosofía y Letras y profesor del Instituto de Lenguas Modernas de la Universidad de La Habana, se incorporó a la manifestación estudiantil de 1930 en protesta contra el régimen de Machado. Fue detenido y acusado de instigador. En 1932, después de la muerte de Mella, presidió la Liga Antiimperialista. Asimismo, presidió el Primer Congreso Internacional Contra la Guerra, la Intervención y el Fascismo, celebrado en La Habana en 1934. En febrero de 1935 fue condenado con sus compañeros de la dirección de la revista Masas a seis meses de prisión, que cumplió en el Castillo del Príncipe de La Habana. Libertado, sufrió otro exilio en México, donde trabajó por nueve meses como periodista y profesor. En 1937 pronunció el discurso inaugural en el Congreso de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y forma parte de su directiva. Viaja a España presidiendo la delegación cubana al Congreso Internacional de Intelectuales por la Defensa de la Cultura, preside la sesión de apertura en Madrid y pronuncia el discurso inaugural en representación de los Escritores Latinoamericanos. De regreso en Cuba, desarrolló una intensa labor a favor de la República Española, viajando a New York, donde tomó parte en actividades de solidaridad con el pueblo español. Reconocimientos y Condecoraciones Recibió importantes condecoraciones y reconocimientos de instituciones culturales, académicas y docentes, entre ellas: Doctor Honoris Causa en Ciencias Filológicas de la Universidad Carolina de Praga en 1963, la medalla Federico Joliot-Curie de Oro y Plata por diez y veinte años de militancia en el Consejo Mundial de la Paz y la Orden Caballero del Águila Azteca de México, entre otros. Bibliografía * Liberación: poemas (1927) * Juventud y vejez (1928) * Sobre la inquietud cubana (1930) * Americanismo y cubanismo literarios(1932) Poética * Ensayo en entusiasmo” (1933) * Momento español” (1937) * Actualidad americana de José Martí (1945) * Martí, escritor americano” (1958) * Meditación americana” (1959) * El pensamiento de Martí y nuestra Revolución Socialista(1962) * Contemporáneos (1964) * Creación y Revolución (1973) Referencias EcuRed - www.ecured.cu/index.php/Juan_Marinello_Vidaurreta

Rafael María de Mendive

Rafael María de Mendive. Destacado intelectual, comprometido de palabra y de hecho con la justa causa liberadora de la segunda mitad del siglo XIX en Cuba. Literato, poeta y eminente educador de vasta cultura. Nació el 24 de octubre de 1821 en La Habana, hijo de Mariano Mendive, comerciante vizcaíno y de Dolores Daumy, natural de La Habana. Sus padres mueren siendo aún niño, haciéndose cargo de su educación su hermano mayor, quien se encargó de ofrecerle vasta instrucción, enseñándole Literatura Española, Inglés y Francés, lo que correspondió con el impresionante adelanto de Rafael María. Contaba 13 años de edad, en 1834, cuando ingresa en el seminario de San Carlos, ya poseía buen dominio de la literatura española, el inglés y el francés. En "San Carlos", estudió Derecho, Filosofía y latinidad, a cargo de los más renombrados profesores de la época. Sus excelentes resultados académicos, más el apoyo económico de su familia, le permitieron, ingresar, en 1838, contando con 17 años de edad, en la Real y Pontificia Universidad de La Habana, donde culminó la carrera de Derecho en 1844. Llegado este momento, a los 23 años de edad, con una sólida formación académica, así como una febril inclinación hacia la poesía y lo bello en general, decide realizar un prolongado viaje al extranjero, dicho proyecto se materializa gracias al apoyo económico de su tía Mercedes, quien lo aprecia como a un hijo. Esta estancia en el exterior, que se extendió hasta 1852, le resultó altamente productiva, pues se vincula con figuras de gran renombre político y literario, tales como Félix Varela, José Antonio Saco y Domingo del Monte entre otros, los cuales por diversas razones, contrarias a la política colonial imperante en Cuba, habían tenido que abandonar la patria. Este período de 8 años fue decisivo en su formación intelectual. Regresó a Cuba en 1852 y en 1856 ingresó en la Sociedad Económica de Amigos del País, contaba con 35 años de edad y estaba en plena madurez intelectual, con una amplia producción literaria, fundamentalmente poética. En 1851 sus versos fueron incluidos en la antología “Poetas españoles y americanos del siglo XIX”. Después de visitar Italia regresó a Cuba en 1852. Cuatro años después ingresa en la Sociedad Económica de Amigos del País y colabora con diferentes publicaciones entre las que se encuentran: Guirnalda Cubana, Revista Habanera, Álbum de lo Bueno y lo Bello, el Correo de la Tarde y el Diario de La Habana. Mendive; maestro de Martí Durante sus años de profesor, protector y maestro de José Martí. Su casa era centro de reuniones literarias y fervor patriótico. En 1864 ocupa la dirección de la Escuela Superior Municipal de Varones, y más tarde funda el colegio San Pablo, instalado en su propia casa, en Prado 88, la cual constituyó, para todos sus discípulos, un seminario cívico donde encuentran calor de hogar. Martí se forma en las manos de Mendive. Los conceptos fundamentales de la prédica martiana: amor a la libertad, decoro, dignidad, prestigio, justicia, preocupación por los humildes, pureza de pensamiento, eran virtudes atesoradas por Mendive, las cuales supo transmitir a su discípulo. Sobre él escribe Martí en carta a Enrique Trujillo: "Y ¿cómo quiere que en algunas líneas diga todo lo bueno y nuevo que pudiera yo decir de aquel enamorado de la belleza, que la quería en las letras como en las cosas de la vida, y no escribió jamás sino sobre verdades de su corazón o sobre penas de la Patria?..." El Patriota El 22 de enero de 1869, como consecuencia de las manifestaciones revolucionarias ocurridas en el Teatro Villanueva, donde se escucharon vivas a Cuba y a Carlos Manuel de Céspedes, durante la representación de la obra "El perro huevero", Rafael María de Mendive fue detenido y remitido a prisión en el Castillo del Príncipe donde estuvo cinco meses, por ser su casa centro de reuniones patrióticas. Su Colegio San Pablo, fundado en 1867, fue clausurado, y el poeta resultó sentenciado a cuatro años de confinamiento en España, desde donde logró pasar rápidamente a Nueva York, ciudad donde residió desde 1869 hasta 1878. Allí colaboró en varias publicaciones de lengua española y continuó alentando la causa separatista, por la cual murió su hijo Luis. Mendive regresó a Cuba al firmarse la Paz del Zanjón donde dirigió el periódico liberal Diario de Matanzas desde diciembre de 1878 hasta marzo de 1879. Continuó escribiendo para importantes publicaciones internacionales, y en 1883 apareció la tercera edición de sus Poesías. Estuvo al frente del colegio San Luis Gonzaga, de Cárdenas y allí enfermó en 1886, por lo que fue trasladado a La Habana, donde murió el día 24 de noviembre. El 20 de diciembre del mismo año le fue tributado un homenaje póstumo en el Teatro Tacón, donde participaron algunas de las más destacadas figuras de la cultura cubana de la época. José Martí su más devoto alumno publicó una semblanza de su maestro en El Porvenir, de Nueva York, el 1 de julio de 1891. (...)¿Se lo pintaré preso, en un calabozo del castillo del Príncipe, servido por su Micaela fiel, y :sus hijos, y sus discípulos; o en Santander, donde los españoles lo recibieron con palmas y :banquetes?; ¿o en New York, adonde vino escapado de España, para correr la suerte de los cubanos, y :celebrar en su verso alado y caluroso al héroe que caía en el campo de pelea y al español bueno que :no había querido alzarse contra la tierra que le dio el pan, y a quien dio hijos?; ¿o en Nassau, :vestido de blanco como en Cuba, malhumorado y silencioso, hasta que, a la voz de Víctor Hugo, se :alzó, fusta en mano, contra «Los dormidos»?; ¿o en Cuba, después de la tregua, cuando respondía a un :discípulo ansioso: «¿Y crees tú que si, por diez años a lo menos, hubiese alguna esperanza, estaría :yo aquí?» ¿A qué volver a decir lo que saben todos, ni pensar en que los diez años han pasado? :Prefiero recordarlo, a solas, en los largos paseos del colgadizo, cuando, callada la casa, de la luz :de la noche y el ruido de las hojas fabricaba su verso; o cuando, hablando de los que cayeron en el :cadalso cubano, se alzaba airado del sillón, y le temblaba la barba. El Poeta Mendive es coautor de Cuatro laúdes, junto con Ramón Zambrana, José Gonzalo Roldán y Felipe López de Briñas. En colaboración con José de Jesús García publicó su antología América poética. Prologó, además, la segunda edición de las Poesías de Fornaris. Fue traductor, dejó dramas inéditos y utilizó los seudónimos Tristán del Páramo, La Caridad y Armand Flevié. La perfección formal y el sentido de la musicalidad, caracterizan la obra lírica de Mendive, a veces más recordado por haber sido maestro de José Martí, que por su legítimo valor como poeta. La gota de rocío es uno de sus poemas más característicos; es también muy hermoso La oración de la tarde. Refinado y pleno de matices, parece ser un poeta transicional entre la primera y la segunda generaciones románticas; con él se abandonan las tendencias más facilistas del criollismo, sin dejar de reflejar en su poesía una sensibilidad íntimamente cubana. Mendive * La Gota de Rocío * ¡Cuán bella en la pluma sedosa de un ave, * O en pétalo suave, * De nítida flor, * Titila en las noches serenas de estío * La diáfana gota de leve rocío * Cual vívida estrella de un cielo de amor! * El álamo verde que el aura enamora, * El sauce que llora, * El verde palmar, * El mango sombroso, la ceiba sonante, * Cual fúlgido rayo de níveo brillante * La ven en sus hojas inquieta temblar. * Resbala entre rosas tan rápida y leve, * Tan frágil y breve, * Tan blanca y sutil, * Cual son de la vida los sueños de amores, * Y el beso de almíbar que en copa de flores * Nos brinda gozosa la edad infantil. * Acaso de un ángel la lágrima sea * Que amor centellea * Con luz celestial, * La gota de aljófar de un niño que llora. * La perla más blanca que vierte la aurora * Y lleva en sus alas el suave terral. * ¡Soñando ternezas gallarda hermosura * El cáliz apura * De aromas y miel; * Y el lago sus ondas azules levanta, * El cisne se queja de amores y canta, * Y todo en la tierra respira placer! * ¡Oh noche! ¡Oh misterio de eterna armonía! * ¡Oh dulce poesía * De sueño y de paz! * ¡Poema de sombras, de nubes y estrellas, * De rayos de oro, de imágenes bellas * Suspenso entre el cielo, la tierra y el mar! * ¡Oh! ¡Cómo gozoso en las noches de Mayo * Al trémulo rayo * De luna gentil, * Sentado en el tronco de un sauce sombrío * Tras gota apacible de suave rocío * Pensé de mi madre las huellas seguir! ¡Y allí con mis versos, en paz deleitosa Mis hijos, mi esposa, Mis libros y Dios, He visto las horas rodar sin medida, Cual rueda esa perla del cielo caída Temblando en el cáliz de tímida flor! ¡Feliz si, muriendo, mis tristes miradas De llanto bañadas Se fijan en ti! ¡Feliz si mi lira vibrante y sonora, Cual cisne amoroso, con voz gemidora Su queja postrera te ofrece al morir...! ¡Tú, al menos, podrías en gélida losa Con luz misteriosa Mi nombre alumbrar; Y el ave sedienta verá con ternura De un pobre poeta la lágrima pura, Allí sobre el mármol tranquila brillar...! Bibliografía * Mendive, Rafael María: Poesías escogidas, selección y prólogo de Rafael del Valle, Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1977. * Mendive, Rafael María: Autobiografía. Tomado de Portal de la Universidad de Ciencias Pedagógicas "Raael María de Mendive" de Pinar del Rio. Cuba Referencias http://www.ecured.cu/index.php/Rafael_Mar%C3%ADa_de_Mendive

Dulce María Borrero

El día de los padres nació en Cuba de la poesía de una mujer... ...La primera vez que se celebró en Cuba el Día de los Padres fue en el año 1938. Por la sensibilidad con que debía estar enmarcado, tenía que ser una poetisa quien diera vida al homenaje a nuestros progenitores, que desde entonces tendría lugar el tercer domingo de junio, y precisamente esa primera vez resultó el día 19 del sexto mes del año. La poetisa Dulce María Borrero de Luján fue la pionera de la conmoración, teniendo en cuenta que ya las madres tenían su día el segundo domingo de mayo, mes de las flores, resultó una idea excelente escoger al tercer domingo de junio, mes de inicio del verano, para congratular a los padres... Dulce María Borrero de Luján (1883-1945). Poetisa, bibliógrafa, publicista y notable pedagoga cubana. Destacada luchadora por los derechos de la mujer. Desde su juventud demostró poseer especiales dotes para el cultivo de las artes, las letras y, muy especialmente, la poesía. Nació en La Habana (Puentes Grandes) el 10 de septiembre de 1883. Era hija del Dr. Esteban Borrero, notable hombre de ciencia y educador, cuya casa llegó a ser el centro del modernismo naciente en Cuba; y hermana de Juana Borrero Pierra (1877-1896), figura imprescindible de las letras cubanas. Desde niña fue educada en las letras y continuó con su obra la tradición familiar iniciada por su abuelo paterno, su padre y su hermana Juana. Creció en una atmósfera artística y literaria, en medio de reuniones a las cuales concurrían otros escritores, como Julián del Casal y los hermanos Carlos y Federico Uhrbach. En 1895, debido a que el padre, Esteban, estaba involucrado con la causa revolucionaria, los Borrero se vieron forzados a emigrar a Key West (Cayo Hueso), en los Estados Unidos. Allí moriría Juana (en 1896, cuando todavía no había cumplido los 19 años), quien la había orientado en sus estudios. Dulce María publicaría entonces, en la Revista de Cayo Hueso, sus primeros versos, acompañados de sus propias ilustraciones, pues manejaba el lápiz y el pincel con bastante soltura y facilidad. Pasó luego a Costa Rica, cuando su padre fue a ocupar el cargo de delegado de la Revolución en ese país. Regresó a Cuba en 1899, después de terminada la Guerra de Independencia cubana, y comenzó a darse a conocer como escritora. En 1908, obtuvo el primer premio en los Juegos Florales del Ateneo de La Habana con el canto simbólico “Amor”, y medalla de la revista Cuba y América, por su soneto “¡Mayo!”. En 1912, recibió el primer premio y medalla de oro de la Academia Nacional de Artes y Letras por su libro de poemas Horas de mi vida. En 1914, obtuvo medalla de oro en el concurso del Comité Avellaneda por su composición “Alba de Gloria” y, en 1919, el premio de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes por su colección de cantos y juegos para kindergarten. En la poesía de Dulce María Borrero hay una honda desesperanza en una delicada tonalidad lírica. Destaca una nota intimista y refinada, señalada por varios críticos. Sus versos fueron espontáneos y naturales, libres por completo de artificios, reglas o escuelas métricas. También escribió textos de reflexión crítica, como “La poesía a través del color” (1912), “El matrimonio en Cuba” (1914), entre otros, aparecidos en publicaciones como Cuba Contemporánea, Revista Cubana, Revista Bimestre Cubana y El Fígaro. Fue miembro de número de la Academia Nacional de Artes y Letras desde su fundación en 1910 y codirectora, con Miguel Ángel Carbonell, de sus Anales. En 1935, ocupó la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación. Fundó la Asociación Bibliográfica de Cuba (1937) y a ella se debe la creación de varias bibliotecas públicas. Pronunció conferencias sobre temas artísticos y literarios, así como sobre problemas educacionales y cívicos. Tuvo participación activa en pro de los derechos femeninos: defendió la incorporación de la mujer al ámbito de la educación y la cultura en artículos como “El magisterio y el porvenir de Cuba”, “La fiesta intelectual de la mujer: su actual significado; su misión ulterior” (1935) y “La mujer como factor de paz” (1938). Mostró un permanente interés por los problemas de Cuba; su cubanía se proyectó en conferencias, artículos periodísticos, folletos y actuaciones cívicas. Se distinguió por su agudo espíritu de observación y análisis, no sólo en lo referente al arte y las letras, sino también en relación con los estudios sociológicos y políticos. Como su hermana Juana, fue también Dulce María Borrero una muy distinguida pintora de flores y naturalezas muertas. Murió en La Habana el 15 de enero de 1945. Referencias Baracutey Cubano – http://baracuteycubano.blogspot.com.es/2011/06/el-dia-de-los-padres-nacio-en-cuba-de.html En Caribe – www.encaribe.org/index.php?option=com_content&view=article&id=381:dulce-maria-borrero-de-lujan&catid=87:literatura&Itemid=104

María Luisa Milanés

(...) Autora del primer manifiesto feminista que se conoce en Cuba: su valiosa Autobiografía, está casi olvidada. Poetisa bayamesa, vivió apenas 26 años, pero le bastaron para marcar con su impronta, no sólo las letras de su tiempo, sino, de forma muy particular, introducir el tema de género en los que serían, de unos años acá, los actuales estudios sobre el tema. Y es que su fino y culto temperamento, convirtieron a María Luisa Milanés en la incomprendida y rebelde autora de valiosos textos en verso y prosa que, por su calidad, la ubican entre una adelantada de las corrientes literarias que formarían parte de nuestras letras a partir de los años ‘40 del siglo XX. (...) Venir al mundo, ¿para crear? María Luyisa Milanés, nacida el 15 de julio de 1893, en el poblado bayamés de Jiguaní, de la antigua provincia de Oriente, y en una familia de la que saldrían figuras de nuestra historia (valga un ejemplo: fue sobrina de Margarita Estrada, hermana del primer presidente Tomás Estrada Palma), por su talento y formación, pudo estudiar en los mejores centros educacionales de la época, como el Colegio Francés y el Sagrado Corazón. Ya de pequeña escribía versos y había oído en su hogar y de boca de sus padres, poemas de José María Heredia, Juan Clemente Zenea y Plácido, entre otros destacados autores de la centuria que la vio nacer, como asimismo, pintaba y tocaba el piano («el arte sublime que me hacía soñar»), según nos cuenta la ensayista y narradora María del Carmen Muzio en la valiosa biografía: María Luisa Milanés, el suicidio de una época, publicada por las capitalinas Ediciones Extramuros en el 2005. Justamente, con apenas 19 años, ya dominaba el inglés, el francés y el latín; de tal suerte, durante su educación en esos centros, leía lo mejor de los clásicos de las literaturas españolas, inglesa y francesa. Y se interesó por un género entonces en boga en Europa, la novela psicológica («se apoderó de mi alma el amor la novela psicológica, que había de perdurar y fructificar más tarde», nos dice en su Autobiografía), pero también por la Astronomía, algo raro en una mujer de esos años. Al culminar sus estudios, frisando los 20 años, regresa a Bayamo, entonces una ciudad bastante atrasada en las costumbres de sus pobladores, al punto de que allí, como en muchas otras regiones del interior, no era común que una joven leyera y escribiera versos, aunque fuera de familia acomodada. Durante su etapa de estudios, lo mismo en su hogar que en las escuelas religiosas, ya comenzaría a chocar con la férrea educación las ‘tías’ y de tales centros, donde se formaba a las chicas para ‘mujeres del hogar’, ‘buenas esposas’ y ‘dulcísimas madres’. Así, en unas breves vacaciones, el padre la llevó a su hogar en Bayamo, donde «mi madre —según la poetisa contaría en su Autobiografía— quedó dolorosamente impresionada por mi cambio de carácter. Había olvidado la risa. Las viejas tías, al cambiar por completo mis hábitos, cambiaron mi naturaleza espiritual. Mi alegría dejó de ser un gesto natural para encarnar una recompensa. Y eso es un error. […] En ocasiones, «pierdo el color y la vista, y el control de mí misma, y caigo en una abulia mental y espiritual dolorosísima, que, hiperestesiada, me ha llevado a veces hasta la desesperación. Y como no hablo ni lloro, ni desahogo mi temperamento, la tempestad dura, y me enerva. Y para evitarla me he sentido siempre capaz de renunciar hasta a la misma vida. Y como mis gritos, mis cantos, mis retozos provocaban las violencias de aquellas tres pobres viejas, tan buenas y cariñosas, pero chapadas tan a la antigua, renuncié a los juegos… Porque ellas pensaban que ya a los diez años, la mujer debe ser ‘formal, hacendosa y callada para demostrar lo que será después’.» La poetisa se rebela, pero... Nunca quiso publicar sus poemas y sólo serían conocidos, tras su desaparición física, gracias a un número especial de Orto, la importante revista especializada de la vecina ciudad de Manzanillo. Baluarte de la cultura cubana de aquellos años, la publicación fue dirigida, desde su creación, por el poeta Juan Francisco Sariol, quien dedicó esta edición en homenaje a la poetisa. En las páginas de la Edición extraordinaria en homenaje póstumo a la excelsa poetisa María Luisa Milanés (1920), se aprecian las cualidades literarias de Liana de Lux, seudónimo adoptado por la poetisa, para ocultarse y así poder escabullirse de los torpes prejuicios de la época, cuando a una provinciana casada se le prohibía publicar sus versos. Se debe comprender a esta mujer, quien, con sensibilidad y espíritu no comunes, se sentía condenada, por las circunstancias epocales, a una mediocre existencia dedicada a las elementales tareas del hogar, al que estaba atada por un padre y un marido machistas. El padre la adoraba y complacía sus caprichos hasta que se casó en contra de su voluntad. El dolor, la frustación y más, mucho más El epicentro de su obra en versos es el dolor y la frustración por no poder dedicarse a las letras ni al arte, sus fervientes pasiones. Y aunque quiso rebelarse ante tal status, desapareció tempranamente, quizás al ver qué imposible resultaba entonces luchar contra el dominio del hombre o, lo que es lo mismo, el demonio del machismo en aquella sociedad y época, marcada por la también machista cultura hispana. La muerte, muy pensada por la poetisa, resultaba tema común en su obra, toda vez que veía truncos sus afanes y acaso, tal una obsesión, intuida acaso como una liberación, una redención de la existencia. Así en sus poemas «Jan Noli Tardare», «Ya yo me voy consciente» y «Hago como Spartaco» refleja tal sentimiento. En el primero alude, poéticamente, a «las mariposas negras del suicidio». Pero será en el soneto «Yo quiero hartarme de llorar», donde mejor y con más calidad refleja este pensamiento. Allí clama, quizás anticipando su pronta muerte: sólo un mes y medio antes de desaparecer, el 12 de octubre de 1919. Yo quiero hartarme de llorar, yo quiero Desmenuzar mi amor y mis dolores Demoler mi ilusión, mi pesar fiero Y acabar mis recuerdos y rencores. Yo quiero hartarme de llorar mis lágrimas Que jamás calman mi añoranza intensa Que no se llevan mi desgracia inmensa Ni borran, cuando corren, mis nostalgias Yo quiero hartarme de llorar, rendida Por el dolor, por la injusticia helada Y en llanto rojo al fin, dejar la vida. Contar su vida A pesar de la calidad de su escasa, pero valiosa obra poética, lo más importante de sus letras radica en su Autobiografía, donde narra sus ansiedades, avatares, y frustraciones. Son reveladoras estas breves e intensas páginas, en las que, al margen de su calidad, se confiesa ante sí misma, pues ella nunca pensó publicarla. Allí, dice: No soy dueña de mí misma. En ese mundo en que tanto se cantea, se precisa y se saca a relucir el libre albedrío, no se es dueño siquiera de vivir la vida; hay no sólo que dejar que se la vivan a uno, sino que querer o demostrar que quiere uno que lo lleven de la mano y le reglamenten el amor, el deseo, el talento, el placer, el dolor y hasta el más supremo de los derechos: el de vivir o no. […]… la vida de la mujer latina es un ferropusiato. Todo está previsto, marcado, arreglado, medido y, hasta duplicado por si se pierde, se confunde o se olvida el ‘proyecto de vida’. No tiene el derecho de sus emociones, de sus inclinaciones, de sus aficiones, de sus aspiraciones, de su talento, sino el deber de lo que ‘está bien’ y la prohibición de lo ‘que está mal’. Es decir, que está sometida a un código fantástico, envilecido y anormal, que prescribiéndole ‘lo que está bien’ y prohibiéndole lo ‘que está mal’, le prescribe la hipocresía y le prohíbe ser honrada. Sí, porque ser honrada des seguir la ley natural, ser veraz, ser franca. En otro momento, condena la poetisa: Tenemos también que entre los hombres latinos está tan reciente, tan vivo, tan entero el hombre prehistórico, que no se conciben relaciones afectuosas y menos afectuosas entre personas de diferente sexo que por decencia, por consciencia, por posesión y control de sí, sean asexuales y asensuales. Y como consecuencia de la esencia y el alcance de todo lo dicho, tenemos que la cultura, la erudición, la educación, el talento cultivado, la mentalidad fuerte y serena, está en la mujer latina, mucho menos que en embrión. Que en los casos en que se persigue un fin tan noble y puro como este, la mujer, para adelantar, formarse y progresar, necesita relacionarse con el hombre porque es el hasta aquí cultivado. Aún en otro instante, deja sentado: Yo me limito a sonreír, a hacer creer que creo ‘que no está bien’ que yo escriba, porque eso no es cosa de mujeres, ni las amistades, ni la publicidad, son cosas distinguidas, y con el más supremo de todos mis derechos, me reservo el de reunir, para aquellos que me acogieron con júbilo fraternal, ‘lo que di de mí’… Por eso, en las propias memorias, añade algo no menos importante de su etapa de soltera: Mi tiempo de soltería no ofrece interés ni quiero repasarlo. Una soltería exactamente igual a las de todas las mujeres aldeanas cuyos padres tienen un poquito de dinero. Unos días llenos de piano, de pintura, de bordado. Jamás vi lo que era un baile. No tuve una amiga cuya conversación no oyera todo el mundo. Jamás salí sola. Jamás salí sola. Jamás tuve ninguna libertad de ninguna clase. Puede decirse que yo, asustada por la violencia del cambio, no revelé mi verdadera personalidad. No hablaba mucho, no reía. Mis párpados cubrían mis ojos casi constantemente. Y a solas, en la noche dormida, lloraba mucho… Mas, un fragmento que define aún más la paupérrima condición espiritual a que se vio sometida esta sensible mujer, es el siguiente, que, aunque brevemente, confiesa sus atribulaciones ya casada: El 19 de septiembre de 1912 me casé y no puedo decir que a gusto de mi familia; permanecí con ella todavía cerca de un mes, a causa de ciertos arreglos que tardaron, y el 10 de octubre fui a formar un nuevo hogar. Que no fructificó. Por lo cual, hoy que tengo los ojos abiertos, me congratulo. Es lo menos que puedo hacer. Por no haber cometido el crimen de traer a la vida más hombres que hicieran llorar las mujeres ni más mujeres a quienes hicieron llorar los hombres. Y sin embargo, en mis primeros tiempos yo lo deseaba ardientemente, lo soñaba, llorando de angustia. ¡Y no falto quién pensara que yo, pobre yo!, tan tierna, tan cándida, tan niña, no reunía condiciones para la maternidad. Quiero pasar por alto también toda mi vida de casada. No seré yo quien deje mis dolores al descubierto, ni quien profane mis gozos, publicándolos. Voy a resumir mi vida entera con estos versos del poeta mexicano Amado Nervo: He sufrido como todos y he amado. ¿Mucho? ¡Lo suficiente para ser perdonado! Y para concluir, quiero transcribir el último fragmento de su Autobiografía, donde insinúa por qué destruyó su papelería, escrita durante tantos años con talento, cultura y amor: Y voy a mi obra literaria en prosa y en verso. Causas ajenas a mi voluntad me han obligado a destruirla toda, salvo pequeños especimenes, los más en verso. Yo llegué a completar siete obras en prosa, extensas, puesto que hubiera hecho, cada una, un tomo de los más gruesos de la biblioteca Renacimiento. Hasta aquí, este retrato de María Luisa Milanés, la casi olvidada poetisa bayamesa que, por las limitaciones de la época que le tocó vivir, frustró sus enormes posibilidades como poetisa y narradora cubana de su tiempo, perdiendo de esta manera nuestras letras uno de los genuinos valores de lo que hoy se define como discurso femenino en la poesía y la prosa. Temática: Libro y Literatura compartir en: Lector crítico Referencias http://www.cubarte.cult.cu/periodico/opinion/6731/6731.html El 9 de octubre de 1919 la ciu­dad de Bayamo fue tes­tigo de un suceso trágico que derivó en escán­dalo: María Luisa Milanés se hizo un dis­paro que tres días más tarde pon­dría fin a su vida. Este hecho local pudo haber ocu­pado ape­nas un renglón en las estadís­ti­cas de sui­cidios si su pro­tag­o­nista no hubiera sido tam­bién una escritora. Dejó incon­clusa su auto­bi­ografía y sólo llegó a pub­licar algunos poe­mas en la revista Orto, bajo el seudón­imo Liana de Lux: sin­u­osi­dad, ver­dor que se desprende silen­cioso en busca de una luz que para ella nacía y moría en la sombra. María Luisa reedita en la poesía cubana el drama de la mujer sometida a las restric­ciones de su tiempo, que escoge la muerte como forma de lib­eración. Cortó de golpe todos los vín­cu­los con una vida mar­cada por las desave­nen­cias famil­iares, la infi­del­i­dad conyu­gal y la repre­sión de su espíritu creador. El 19 de sep­tiem­bre de 1912 decidió casarse, en con­tra de la vol­un­tad de sus pari­entes, con un dis­putado galán de Bayamo. Pero el mismo que la rescató de la torre famil­iar no tardó en con­ver­tirse en ver­dugo y carcelero de otra torre más alta: el matrimonio. Inspi­rada fun­da­men­tal­mente en los motivos de su infe­li­ci­dad, los siete años que le sigu­ieron con­for­man su etapa de mayor creación poética, aunque la poesía la vis­itó siem­pre en su ver­tiente más neg­a­tiva y dolorosa. Su escrit­ura es evasión y catar­sis de una inqui­etud gen­eral; en ella no hay esper­anza ni ilusión. Del amor nos mues­tra sólo su costado tanático; cada pal­abra es el tes­ti­mo­nio de una destruc­ción y su único deseo es de muerte: ¿Qué esperas ya? Me impul­sas a buscarte En el silen­cio eterno que te envidio Y a cada rato vienen a anunciarte Las mari­posas negras del suicidio! Estaba tan triste María Luisa que hasta su deseo de morir se nota cansado. Morir y vivir, todo le cuesta. Sin fres­cura ni ardor de vida, sus pal­abras son bar­rotes, mari­posas negras posadas sobre la flor de la poesía, der­ra­mando una som­bra que la obliga a cur­var el tallo, pesarosa. Había estado escri­bi­endo su auto­bi­ografía. ¿Qué es lo que una mujer de 26 años puede miti­ficar de su vida en una ciu­dad de provin­cia, per­dida en la vasta geografía del amor? Al calor de agosto doraba María Luisa su pena, y al hac­erlo tal vez bus­caba alivio. Al escuchar el sonido de la llave del esposo en la cer­radura secaba sus lágri­mas con la punta de un pañuelo y se apresuraba a ocul­tar bajo la almo­hada las mari­posas que había con­seguido apre­sar durante el día: “doradas del recuerdo”, “de fuego de la glo­ria”, “azules de año­ranza” o, des­col­ori­das, aquél­las “de un cruel remordimiento”. Tor­na­so­lada aunque monó­tona esta obsesión por las mari­posas, “negras y silen­ciosas” como her­al­dos valle­jianos dis­eca­dos por la entomóloga María Luisa. Todos estos ejem­plares se encuen­tran reunidos en un mismo soneto, y en su revolotear tratan de trasmi­tir al esposo un sen­timiento de culpa que lo lleve al arrepen­timiento. Al menos eso es lo que desea la escritora, esperando obtener en rec­om­pensa la opor­tu­nidad de per­donarlo: “Yo pasaré ser­ena, olvi­dando tu infamia, / Alum­braré tus pasos con mis tristes sonrisas!” Creyó que el mundo empez­aba y ter­minaba en las fron­teras de lo per­mi­tido, y muy ape­sad­um­brada debió sen­tirse, pues durante horas per­manecía en la cama, acostada bocabajo mirando fija­mente el piso de cemento pulido hasta que, exas­per­ada por su propia inmovil­i­dad, se incor­poraba agi­tada, como quien ha olvi­dado algún asunto de interés, y cor­ría hacia el piano con la esper­anza de encon­trar sosiego. Ella vive fer­men­tada en el olvido. Es cierto que no escribió una obra de gran cal­i­dad, pero fue más lejos, mucho más lejos. Algunos autores con­fiesan que la escrit­ura es un con­juro con­tra la muerte, una vis­itación men­es­terosa, pero en la acti­tud de esta mujer hay algo trágico y fol­leti­nesco, una lucha dis­pareja entre sen­timiento y razón, sueños y con­ven­ciones, en la cual la poesía es, más que tes­tigo y con­fi­dente, un ali­ado seguro. La noche antes del dis­paro escribió sus Noc­turnos, negros como la noche, oscuros como la muerte, pero inten­sos, como sólo es el vivir en esa hora. Su lan­guidez es pasional —si acaso esto es posi­ble— pero pasión al fin, que busca la unión con el amado y, al no encon­trarla, la susti­tuye por muerte. Libre de ansiedades y pos­turas estu­di­adas porque su yo no resultaba con­vin­cente. Libre de temores y horas de un pesado silen­cio que ha preferido olvi­dar. Ya no espera el final de la película, cuando el héroe la carga en bra­zos hasta la alcoba; cierra la nov­ela antes de leer la última frase: “No es un sueño, te amo.” Cierra los ojos, pasa las hojas; el amor es un camino que se pierde en el hor­i­zonte, no se esconde en almo­hadones de plumas ni brota ele­men­tal y sal­vaje de un par de man­tas colo­cadas sobre la hierba en un domingo de campo. Tierra, colchón, ban­cos y rin­cones, topografía semi­ur­bana (íntima) de Eros; acci­dentes cor­po­rales que tras las cir­cun­stan­cias dis­im­u­lan su ende­blez. La inten­si­dad es un pén­dulo gigante que va del-hombre-a-la-mujer-de-la-mujer-al-hombre dejando mar­cas de impiedad sobre los cuer­pos y un día se detiene igual que un reloj. El amor es, en cam­bio, esa gotera que horada el oído, cuya humedad estorba en días plomi­zos, pero no cesa, y un día nos ve morir mien­tras sigue cayendo, per­sis­tente. Entonces ya no espera ni desea un final de cuer­pos suda­dos, con el tabaco del esposo ardi­endo en el cenicero y las sábanas por el piso —visiones de un ero­tismo canónico que reco­bran su novedad sólo en el can­dor de la ado­les­cen­cia—. Sin embargo lo ama, y cier­tas noches con gusto habría renun­ci­ado a la muerte para per­manecer a su lado. Hay en sus poe­mas invo­cación y pre­fig­u­ración del sui­cidio. En “Jam noli tar­dare” expresa un “can­san­cio pro­fundo” pero, impa­ciente, encuen­tra el impulso que nece­sita para bus­car “el silen­cio eterno”. El mismo deseo de renun­ciar a la vida está con­tenido en el soneto “Sub lumen”, donde describe con pre­cisión el estado de enlutec­imiento gen­eral de todas sus fun­ciones vitales y creativas: No tengo ni siquiera can­san­cio que me embriague, No tengo ya deseos en que mi mente vague. Yace tran­quila y muda mi fér­rea voluntad. Callé todas las voces, ahogué todos los cantos… Está poseída por un spleen pueb­lerino que se agota en los teja­dos de casitas idén­ti­cas, mas, como el phenix, recu­pera cierto aliento de vida que “renace por la renun­ciación”. En paradoja harto cono­cida, María Luisa no acepta el pan con sabor a olvido que el esposo sirve en la mesa. De la cocina del amor se escapan los vapores del hedo­nismo y la belleza para for­mar una nube frente a sus ojos. Melancólica y dis­traída, recoge la vajilla y con­funde los sabores: muerte dulce como la miel; amor, almen­dras amar­gas que paladea mien­tras escribe: “En la angus­tia ter­ri­ble, que mi labio no nom­bra, / ¿Pasaré por tu vida, cual nave por la sombra?” Patética, aunque lúcida, es la duda de María Luisa. En la car­rera de relevos que es el amor, el esposo es más veloz, pero ella más resistente. Así, no puede com­pren­der “la per­fecta her­mo­sura de tu frente, / Donde jamás el pen­samiento brilla!” Con altivez enseña el tobillo la escritora que no es Dama ni Señora, ape­nas una mujer que sabe val­o­rar la inteligen­cia por sobre la belleza. Ambas seducen, pero mien­tras que la primera a-lumbra, da luz, la segunda des-lumbra, la quita. Algo le molesta en la her­mo­sura del amado que se con­tem­pla no como Nar­ciso en las aguas del estanque, y sí como un aven­turero en la mirada femenina de toda una ciu­dad: el no reconocimiento de esa mirada difer­ente que ella le ofrece, la literaria. Esta noche, al salir del baño, la cor­ri­ente de aire que entra por la ven­tana del fondo la ha estreme­cido. Cuánta suavi­dad, ahora que se suelta el cabello y deja caer la bata en mitad del pasillo, para que la brisa cumpla su parte en el juego que es tam­bién el amor. Tanta qui­etud y una promesa podrían seducirla; se siente una mujer plena, ha dejado de ser capullo. Sig­ilosa, se acerca al gran espejo ori­entable que años atrás mandó colo­car en el come­dor y com­prueba la aut­en­ti­ci­dad del mila­gro: brillo en los ojos, tem­blor en las manos, calor en el vien­tre y un vuelco en el corazón. Pero dice: “Si lo que veo proviene del espejo, / entonces no es un reflejo, / se trata más bien de un espe­jismo.” Y mien­tras des­cubre la sineste­sia, su última opor­tu­nidad se deshace en el camino sin regreso, adonde va consciente: Colo­cad sobre mí las campanillas Azules de la vega, las sencillas Flo­recitas del campo, sin cultivo, Que tanto quiero mien­tras tanto vivo. Y colo­cad debajo mi cabeza Unos ver­sos de Nervo, con terneza, Para que mul­lan mi tran­quilo sueño Y reco­jan así mi último empeño. Que nadie me acom­pañe ni me llore, Ni turbe mi silen­cio, ni profane Mi soledad final; nadie me llame, Que yo me voy, con­sciente y abstraída En el silen­cio intenso de la noche, Y alum­brarán los astros el derroche Postrero de ilusión que haré en mi vida. Texto pub­li­cado en la edi­ción 146 de Crítica Referencias http://revistacritica.com/ensayo-literario/elogio-del-folletin-por-idalia-morejon-arnaiz

Félix Pita Rodríguez

Félix Pita Rodríguez (Bejucal, La Habana (Cuba), 18 de febrero de 1909 – La Habana, 19 de octubre de 1990) fue un escritor, poeta, periodista, narrador y crítico literario cubano. Obra Narrativa y Poética Escritor de libros como San Abul de Montecallado, 1945, Corcel de Fuego, 1948, Tobías, 1955 , Las Crónicas. Poesía bajo Consigna, 1961, Las Noches, 1964, Historia tan Natural, 1971, Niños de vietnam, 1974, Poesía y Prosa 1976, La Pipa de Cerezo, 1987 entre otros. Premios y Jurados Laureado en 1946 con el premio internacional «Hernández Catá» con su relato Cosme y Damián, Fue Vicepresidente de la Unión Nacional de Escritores de Cuba y Presidente de su Sección de Literatura, miembro del jurado de los principales concursos nacionales e internacionales como el Premio Casa de las Américas y el auspiciado por la Unión Nacional de Escritores Cubanos (UNEAC). En 1985, como reconocimiento a la totalidad de su obra, obtuvo el Premio Nacional de Literatura, y en 1986 el Premio de la Crítica por su libro De sueños y memorias. Por su señalada contribución a la cultura nacional le fueron conferidas la distinción Por la Cultura Nacional y la orden Félix Varela. Valoraciones críticas «Por eso, por ser tan buen poeta, es Pita Rodríguez tan buen cuentista. Un narrador lírico de hondo realismo, cuya prosa es relato y poema, virtud que la sitúa entre las de mayor rango en nuestro idioma, quiere decir el de Cuba y el de España.» (Nicolás Guillén). «Hay en Tobías relatos excelentes y algunos, como el que abre el libro, realmente antológico. Muy pocas veces se ha llegado en nuestra lengua a cosa tan lograda. Te felicito mucho por ello.» (Juan Marinello). «¿Será posible que se pueda hoy leer por gusto un libro como éste Historia tan natural? Claro que será posible. Destápesele ya y siéntase que buen aroma tiene.» (Eliseo Diego). «En su poesía, en sus cuentos, en sus crónicas ágiles, en sus poemáticas biografías, en toda la brillante producción de este gran artista de la pluma florece siempre la experiencia de su fecunda y aventurera vida. Así ha vivido y así ha soñado.» (Regino Pedroso). «Su poesía responde a la carencia de normas fijas en su expresión, que lo convierte en un poeta cercano a la escuela surrealista, quizás el único cubano que podemos señalar como representante de tal movimiento.» (Roberto Fernández Retamar). «A la poesía cubana – a esa dimensión trascendente de nuestra vivencia nacional- hacía falta, desde hace tiempo, este libro Corcel de fuego de Félix Pita Rodríguez.» (Ángel Augier). Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Félix_Pita_Rodríguez

Joaquín Lorenzo Luaces

Joaquín Lorenzo-Luaces fue un poeta cubano, nacido el 6 de julio de 1826 en la Habana y muerto el 7 de noviembre de 1867 en la misma ciudad. Cuando 1856 funda junto con su amigo Fornaris la revista La Piragua, sus versos y trabajos en prosa ganan significativamente en cobertura. Luaces colabora en los años cincuenta y sesenta con varias revistas (Brisas de Cuba y El Cesto de Flores) y periódicos (El Regañón, Prensa de La Habana, etc.). En 1859 recibe el premio del Liceo de La Habana por su oda A Ciro Fiel por la inmersión del cable submarino. Obras * La Naturaleza * Último amor * El último día de Babilonia * Caída de Misolongi * La Luz * La muerte de la bacante * Tu falta * Recuerdos de la infancia * La pesca * La fruta prohibida Sus obras teatrales más conocidas son: El becerro de oro, El fantasmón de Aravaca y Una hora en la vida de una calavera, esta última fue la única que pudo estrenar en vida. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Joaquín_Lorenzo_Luaces Poeta lírico de juicios muy diversos y contrapuestos, fue a pesar de su precaria salud un incansable trabajador y propulsor de las letras. Nace el 21 de julio de 1826 en La Habana. Estudió latinidad en el Colegio Calasancio de Puerto Príncipe, lugar en donde residía su hermano. A partir de 1840, hizo estudios en el Colegio Seminario de San Carlos, de La Habana. Se graduó de Bachiller en Artes en 1844. Continuó estudiando en la Real Universidad, hasta alcanzar en 1848 el grado de Bachiller en jurisprudencia, pero no la licenciatura. Figuró entre los cultivadores del siboneyísmo y del criollismo, porque por encima de todo devino un devoto cantor de la tierra que lo vio nacer. Luaces incursionó en el teatro con piezas en las que merecen destacarse "El mendigo rojo", "Aristodemo", "El fantasmón de Aravaca", "El becerro de oro" y "Una hora en la vida de un calavera", única de sus obras teatrales que llegó a ser estrenada en vida del autor. Hizo traducciones y colaboró en los principales periódicos y revistas de la época. Desde ese mismo año concurría a la tertulia literaria y científica que en su casa de la calle Amistad presidía Felipe Poey. Allí leyó sus primeros ensayos: una traducción de "L'éducation des jeunes filles" de Bérenger, "El lente de Pepilla", "Noche Buena", "La danza", etcétera, poesías ligeras y festivas que no recogió en sus obras. Siempre enfermizo, fue a convalecer a Isla de Pinos, donde se dedicó por entero al cultivo de la poesía, pero casi todo lo que escribió entonces se perdió. El primer poema que llamó la atención sobre Luaces, "La hija del artesano" (escrito en julio de 1849), apareció publicado en El Artista, el propio año. En unión de José Fornaris, su entrañable amigo, publicó en 1856 La Piragua, periódico que aspiraba a ser órgano del siboneyismo, en el que dio a conocer, entre otros poemas, cuentos de tema siboney y trabajos en prosa, algunos de sus "Romances cubanos". También colaboró en las revistas Brisas de Cuba (1855-1856), El Cesto de Flores (1856), Floresta Cubana (1856), Revista de La Habana (1857), El Kaleidoscopio (1859), Revista Habanera (1861), Cuba Literaria (1861-1862); en los periódicos El Regañón, Prensa de La Habana, La Aurora, y en las compilaciones Aguinaldo habanero (1865) y Noches literarias en casa de Nicolás Azcárate (1866). Junto con Fornaris dirigió la antología Cuba poética, colección escogida de las composiciones en verso de poetas cubanos de la época. En 1859 recibió el premio del Liceo de La Habana por su oda A Ciro Field- Entre 1866 y 1867 sostuvo con Fornaris una Academia íntima, a la que asistían Antonio Zambrana, Manuel Costales, Andrés Díaz, Govantes y otros. Tres días después de su muerte, el jurado de los Juegos Florales del Liceo de La Habana, formado por Mendive, Piñeyro y Mestre, otorgó el primer premio a su oda "El trabajo", publicada en 1868. En la revista Islas de la Universidad Central de Las Villas, se han dado a conocer recientemente sus obras de teatro El fantasmón de Aravaca y Una hora en la vida de una calavera. Muere en La Habana el 7 de noviembre de1867. Referencias Monografías.com - www.monografias.com/trabajos83/resenas-biograficas-figuras-significativas-historia-cuba/resenas-biograficas-figuras-significativas-historia-cuba5.shtml

Luis Yuseff Reyes

Luis Yuseff (Cuba, Holguín, 1975). Poeta y narrador. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Tiene publicados El traidor a las palomas (2002) y Vals de los cuerpos cortados (Premio de la Ciudad, 2003), ambos por Ediciones Holguín, Yo me llamaba Antonio Broccardo (Premio Alcorta, Ediciones Almargen, 2004), Esquema de la impura rosa (Premio América Bobia, Ediciones Vigía, 2004), Golpear las ventanas (Premio Pinos Nuevos, Editorial Letras Cubanas, 2004) y Salón de última espera (Premio Calendario, 2005, Casa Editora Abril, 2007). En el 2000 obtuvo el premio Nuevas Voces de la Poesía en Holguín y en 2005 el Celestino de Cuentos, Vértice de Cuentos Breves y mención del VI Premio de Poesía Nósside Caribe. Poemas y cuentos suyos aparecen recogidos en varias antologías: El árbol que silba y canta (Ediciones Holguín-Ediciones La Luz, 2004), Antología del II Premio Internacional de Poesía Amorosa (Círculo de Bellas Artes de Palma de Mallorca, 2004), Extraños Íntimos: Retratos Poéticos de Ficción (Hidden Brook Press, Toronto, Canadá, 2004, Edición Bilingüe), No Love Lost III. An International Anthology of Poetry (Hidden Brook Press, Toronto, Canadá, 2004, Edición Bilingüe), La madera sagrada (Ediciones Vigía, 2005), Puente del tiempo (Ediciones Holguín, 2006), Memoria de los otros y Cuarto Libro de Celestino (Ediciones La Luz, 2007). En el 2006 fue incluido en las antologías en soporte digital Un lugar para la Poesía (Editorial Cuadernos Papiros-UNEAC-Ediciones Holguín) y Los Ángeles también cantan, Selección de Poesía Latinoamericana de la Revista de Literatura y Arte OLANDINA y Casa del Poeta Peruano. En el año 2005, la Asociación Hermanos Saíz, en Holguín, le otorgó su premio a la excelencia artística “Venga la Esperanza”. Luís Yuseff es licenciado en Química Pura por la Universidad de Oriente y actualmente se desempeña como editor principal de Ediciones La Luz. Referencias Arte Poética - www.artepoetica.net/Luis_Yuseff.htm EcuRed - www.ecured.cu/index.php/Luís_Yuseff_Reyes_Leyva

Raúl Luis Castillo

Raúl Luis Castillo. Labrador en su adolescencia y telegrafista después en su primera juventud, se desempeñó asimismo como funcionario postal, poeta, narrador, periodista, diplomático y, finalmente, editor. Le han sido publicados varios cuadernos y libros, entre los que figuran El Cazador (Premio Nacional de la Crítica Literaria 1986). Nació en Tamarindo, provincia Ciego de Ávila, el 30 de junio de 1934, en el seno de una familia de pequeños agricultores. Interrumpió sus clases de bachillerato que cursaba en Morón, para estudiar radiotelegrafía y telegrafía en la Academia del Ministerio de Comunicaciones. Trayectoria laboral Comenzó a trabajar como telegrafista en 1954, labor que desempeñó hasta 1956 cuando pasó a ser administrador de Correos y Telégrafos en el Central Santa Marta, Camagüey. En este propio año comenzó su actividad literaria vinculado a Rolando Escardó; perteneció al grupo literario Tiempo Nuevo y colaboró en la página literaria dominical del periódico El Camagüeyano (1956-57), donde dio a conocer sus primeros poemas. En 1957 se integró al Movimiento 26 de Julio. Después del triunfo revolucionario es designado jefe provincial de Correos de Camagüey y matricula en el primer curso de asesores literarios, organizado por la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. Por ser promovido a jefe de los departamentos de servicio postal nacional e internacional en el Ministerio de Comunicaciones, se traslada a La Habana, labor que desempeñó hasta 1968. En el periódico Juventud Rebelde, fungió como responsable de la página cultural; también colaboró con el equipo de investigaciones históricas. En 1971-1978 fue designado Consejero Cultural de la Embajada de Cuba en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; a su regreso trabajó en la Editorial Letras Cubanas como jefe de redacción de poesía. Su novela El cazador fue galardonada con el Premio de la Crítica, en 1986. Es autor de tres selecciones de poetas jóvenes. Algunos de sus poemas han sido antologados en Cuba y en el extranjero y su obra se ha traducido al inglés, francés, ruso, portugués, ucraniano, búlgaro, italiano, chino, estonio, húngaro. Entre 1962-1963 tuvo la responsabilidad, en el periódico Adelante, de la página literaria. Editó la revista Adelante, suplemento cultural del periódico, y Al machete, tabloide quincenal de la Comisión de Orientación Revolucionaria del Partido Comunista de Cuba en Florida, Camagüey, 1970. Ha colaborado con Diario Libre, Revolución, Lunes de Revolución, Prensa Libre, La Gaceta de Cuba, Verde Olivo, Mensajes, Islas (Las Villas) y El Corno Emplumado (México). Es miembro de la Unión de Periodistas de Cuba desde 1968, y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Bibliografía activa * Los días nombrados (poesía), 1966. * Las pequeñas historias (poesía), 1968. * Versos del buen querer (poesía), 1980. * La serena lámpara (poesía), 1981. * Es resplandor de la panadería (poesía), 1982. * El cazador -con un testimonio de Pepilla Naranjo y una noveleta de Chanito Isidrón (novela), 1986. * El reino de la invención (poesía), 1991. * El sitio existe, es hermoso (poesía), 2006. * De próxima aparición "Naufragios", por Ediciones Unión. Premios y Reconocimientos * Premio de la Crítica 1986 con su novela El cazador. Referencias Ecu Red - www.ecured.cu/index.php/Raúl_Luis

Victor Fowler Calzada

Textos con el vigor y la calidad de este poeta, están llamados para abanderar a los sueños del miedo y del silencio. Víctor Fowler Calzada es poeta, ensayista, crítico, narrador. Nació el 24 de febrero de 1960 en la Ciudad de La Habana. En 1987 se graduó como Licenciado en Pedagogía (especialidad Lengua y Literatura Españolas) en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona de La Habana. Ejerció como profesor de la enseñanza media. En los 80 formó parte del colectivo de autores de la publicación Naranja dulce, en la cual dio a conocer diversos trabajos sobre cultura y erotismo.También se integró al proyecto de promoción cultural Paideia, surgido en 1989. Estos proyectos fueron apoyados por la Asociación Hermanos Saíz, de la cual Fowler fue dirigente en sus inicios. Ha publicado los poemarios * El próximo que venga (1986, Editorial Extramuros) * Estudios de cerámica griega (1991, Editorial Letras Cubanas) * Confesionario (1993, Editorial Abril) * Descensional (1994, autoedición), Visitas (1996, Editorial Extramuros) * Malecón Tao (Ediciones UNIÓN, 2001) * Caminos de piedra (Centro Provincial del Libro de Ciudad de la Habana, 2001) * Historias del cuerpo. Premios y Distinciones * Premio de Ensayo en el Concurso “35 Aniversario de la revista Revolución y Cultura”. * Premio UNEAC del mismo género en 1997 con el libro Rupturas y homenajes. * Premio UNEAC de poesía con El maquinista de Auschwitz. * Premio de Poesía en el Concurso “Luis Rogelio Nogueras” (1999). * Premio Nacional de la Crítica, 1998, por su libro La maldición y 2002 por Historias del cuerpo. * Premio Razón de Ser 1999 con el proyecto de investigación La Habana de los literatos. * Premio de Poesía “Nicolás Guillén” (2007) con el libro La obligación de expresar. Bibliografía activa * El próximo que venga (1986, Editorial Extramuros). * Estudios de cerámica griega (1991, Editorial Letras Cubanas). * Confesionario (1993, Editora Abril). * Descensional (1994, autoedición). * Visitas (1996, Editorial Extramuros). * Caminos de piedra (2001, Ediciones Extramuros). * MalecónTao (2001, UNIÓN). * El extraño tejido (2003, Editorial Oriente). * El maquinista de Auschwitz (2005, UNIÓN). Volúmenes de ensayos * La maldición: una historia del placer como conquista (Letras Cubanas, 1998). * Rupturas y homenajes (UNIÓN, 1998). * Historias del cuerpo (Letras Cubanas, 2001). Antologías * Donde termina el cuerpo (1998, Editorial Extramuros). * Retrato de Grupo (Editorial Letras Cubanas, 1990). Antología de poesía joven cubana, coautor. Es también autor de tres novelas y cientos de cuentos aún inéditos, así como de los ensayos La maldición. Una historia del placer como conquista y Rupturas y homenajes , y de la antología La eterna danza, contentiva de la poesía erótica de los últimos doscientos años cubanos. Trabajó en el Programa Nacional de Lectura de la Biblioteca Nacional (su libro La lectura, ese poliedro, recoge sus experiencias e investigaciones en su profesión de promotor cultural) y en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, al frente de la revista electrónica Miradas, especializada en el cine y el audiovisual contemporáneo. Referencias pedrojuangutierrez.com/Ensayos_ensayos_Victor-Fowler Biografia.htm

Brígida Agüero

Brígida Agüero y Agüero. Poetisa camagüeyana que tuvo como mentor a su padre Francisco Agüero Duque Estrada, apodado “El Solitario”, entre él y su esposa doña María Agüero y Varona forjaron su alma y sus sentimientos. Nace en Puerto Príncipe, Camagüey, Cuba el 12 de mayo de 1837. Hija del poeta Francisco Agüero y Estrada. Pasó la niñez en una finca cerca de su natal Puerto Príncipe, en la que recibió de sus padres la primera educación. Con el movimiento revolucionario de Narciso López, su padre, que se había dado a conocer por sus ideas políticas, fue desterrado y eso hizo que Brígida dejase el campo para vivir en la ciudad, donde dio a conocer sus poemas. En 1861 amplió su educación en la academia que sostenía la Sociedad Filarmónica de Camagüey. Más tarde llegó a ser socia de mérito de dicha sociedad. A los diecisiete años se dedicó por completo al cultivo de las letras y a laborar por la cultura de su ciudad natal. En 1861 se establecieron en la Sociedad Filarmónica de Puerto Príncipe unas clases de literatura y en ellas estudió con asiduidad demostrando sus condiciones excepcionales, al poco tiempo era nombrada Socia Facultativa de la sección de literatura. Fue en esa época en que escribió su oda "Las Artes y la Gloria, que dedicó a los socios del liceo camagüeyano y que leyó en uno de los muchos actos culturales que ofrecía a la sociedad tan prestigiosa institución. Todo lo feliz que fuera en sus primeros años, lo fue de desgraciada en su juventud. La familia se vio perseguida por sus ideas revolucionarias, y ella, pronto se vio atacada por la tuberculosis que hizo grandes estragos en su delicado organismo. Nunca ignoró su estado. Murió en Puerto Príncipe un 26 de junio de 1865, a los veintinueve años dejando una basta obra. Escrito Sus poemas aparecen recogidos por José Manuel Carbonell en el tomo tercero de su Evolución de la cultura cubana. 1608-1927. (La poesía lírica en Cuba. T. 3. La Habana, Imp. El Siglo XX, 1928, p. 365-367.) Retrato de una señorita, 1858; Ecos del alma, 1859; Inspiración, 1859; La Fe Cristiana, 1859; Flores del alma, 1859; Lo Bello, 1860; A la señora doña Gertrudis Gómez de Avellaneda, 1860; A la Virgen, 1860; El encuentro, 1860; Las Artes y la Gloria, 1860; Desencanto, A..., 1860; A Puerto Príncipe, 1860; Adiós a B..., 1860; Esperanza, 1860; A un retrato, 1860; Desde el campo, 1864; A la simpática niña doña Ana de Varona y Varona, 1864; A la Primavera, 1864; La noche y el día, 1865; Resignación, 1866. A su memoria ofrendaron numerosos poetas, escritores y admiradores suyos una Corona Fúnebre en sentidos versos. Referencias Ecured – https://www.ecured.cu/Brígida_Agüero_y_Agüero

Jorge González Allué

Jorge González Allué fue un destacado pianista, compositor y director de orquesta camagüeyano. Nació en Camagüey el 10 de febrero de 1910. Inició sus estudios musicales siendo un niño, en 1920 con una prima, María Josefa González Allué, y después continuó con la profesora Maria Larín Carmenates. En 1925 se graduó de piano, solfeo y teoría en el Conservatorio Nacional de Música de La Habana Hubert de Blanck. En 1931 ofreció su primer recital público, en el que estrenó Mulata y Negro bembón, con textos de Nicolás Guillén. Ejerció como profesor. En 1935 fundó su orquesta de tipo jazz band Yemayá, con la que debutó el 5 de octubre en el Teatro Principal (Camagüey). En 1936 viajó a Cali, Colombia donde trabajó de pianista de la orquesta de Florián Maya, integrada por músicos cubanos y colombianos, y en 1937 a Lima, Perú, con la orquesta de Don Vidal, con la que se presentó por la Cadena de Lima. En 1938, en el Teatro Auditorium de La Habana interpretó junto a once pianistas, La Malagueña de Ernesto Lecuona, y estuvo entre los veinticuatro que acompañaron a Esther Borja en Serenata. Su Amorosa guajira fue estrenada en Camagüey en 1937 por el cantante Luis Raga, con la Orquesta Yemayá, en le radioemisora CMJK, La Voz del Camagüeyano. En 1957, en La Habana, trabajó como pianista acompañante en el Café de los Artístas, programa de televisión de Gaspar Pumarejo y Otto Sirgo. En agosto de 1959 regresó a Camagüey, donde dirigió un combo que debutó en el Aeroclub de esa ciudad. Dirigió la comedia musical Las Yaguas, de Piloto y Vera, y Matrimonio perfecto, que también musicalizó, de Rómulo Loredo Alonso. Entre 1951 y 1956, fue profesor de la Universidad Enrique José Varona y de 1956 a 1957, de la Ignacio Agramonte, y maestro y director de la Academia Municipal de Música, después Conservatorio, donde en 1973 se jubiló. En este período se dedicó al estudió el folklore musical cubano y de otros países, e hizo algunos programas sobre esta materia. González Allúe falleció el 4 de noviembre del 2001 y fue sepultado en el cementerio local, mientras era entonada Amorosa guajira, la más conocida de sus 386 obras, uno de los aportes de 81 años vinculados a la música. Su obra sobrepasa las 300 composiciones, distribuidas en diferentes géneros que abordan tanto lo popular como la música de concierto y el teatro musical. Dentro de estas piezas tenemos muchas canciones, boleros, una comedia lírica y hasta una estampa. Dentro de las mismas se incluyen las siguientes: Afro * Mulata y Negro bembón, (1931) (Textos de Nicolás Guillén); * Hay que tené voluntá y Mi chiquita, (1933) (Textos de Nicolás Guillén); Boleros * Corazón mudo y La lágrima y el beso, (1927); * Si volviera a besarte, (1930); * Crucifixión, (1931); * Sabor de adiós sentí, (1933); * Siempre me fuiste fiel corazón mío y Tu tampoco,(1937); * Llega muy tarde amor y Poco a poco; Bolero Mambo * Amor para qué, * Dímelo así que tu sabes, Canción-bolero * Algo queda de amor, * Cartas marcadas, * Diferencia, * Me he quedado sin fe, * Mis horas sin sueño, * Por donde digas tú, * Quiero seguir soñando, * Sin amor y sin fe, * Tristeza por tu ausencia, * Una mentira más, * Una triste sombra solamente. Comedia musical * La leyenda del agua de tinajón (Libreto en verso). Estampa * Los 15 de Florita, (1950), estampa popularizada por Luis Carbonell. Guajira * Amorosa guajira (Guajira sentimental), (1937) Referencias EcuRed – https://www.ecured.cu/Jorge_González_Allué




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