Chargement...
a b c d e f g h l m n o p r s t v Toutes
María Elena Walsh

María Elena Walsh (Ramos Mejía, Buenos Aires, 1 de febrero de 1930 – Buenos Aires, 10 de enero de 2011) fue una poetisa, escritora, música, cantautora, dramaturga y compositora argentina, especialmente famosa por sus obras infantiles, que ha sido considerada como «mito viviente, prócer cultural y blasón de casi todas las infancias». Por su parte, el escritor Leopoldo Brizuela ha puesto de relieve el valor de su creación diciendo que «lo escrito por María Elena configura la obra más importante de todos los tiempos en su género, comparable a la Alicia de Lewis Carroll o a Pinocho; una obra que revolucionó la manera en que se entendía la relación entre poesía e infancia.» Maria Elena Los juglares son eternos Porque viven en la voz del viento. Elegiste irte en un día señalado, Juglar esquivo de la voz de caña, Un día que conjuga dos dolores, Otro como tú, eligió ese día. En un tiempo, él también Creyó en las palabras y su fuerza y dulzura Para calmar las olas de las duras tempestades Pero sin fe en sí mismo Abandonó en la lucha La consolación de la poesía. Nos diste y nos dejaste Sin reparo, ni medida, ni especulaciones varias, Nos diste así, tranquilamente Como se dan las aguas a los mares, Luego de que atraviesan la montaña. Fuiste tierna y dura A un mismo tiempo; A veces no entendías, Tanta estupidez, Tanta locura, Tanta falta de amor, Tanto destino, Tanta circular versión Tan repetida, Tanta malevolencia. Yo canté contigo Y les canté muy quedo En tiempos que las sombras eran muchas A aquellos que tomados de mi vida Eran la vida toda para mí. Y siempre te canté Cuando en el alma La duda de quien soy y a donde vago Llenaba de tristeza la esperanza Y entonces fui cigarra, Como tú, En noches negras. María Elena, No hace falta mencionar siquiera tu apellido, Siempre serás la María Elena Del tinglado y la luz.

Raúl González Tuñón

El poeta Miguel Hernández escribió: Raúl, si el cielo azul se constelara sobre sus cinco cielos de raúles a la revolución sus cinco azules como cinco banderas entregara. Hombres como tú eres pido para amontonar la muerte de gandules, cuando tú como el rayo gesticules y como el rayo al rayo des la cara. Enarbolado estás como el martillo, enarbolado truenas y protestas, enarbolado te alzas a diario y a los obreros de metal sencillo invitas a estampar en turbias testas relámpagos de fuego sanguinario. Dice Joaquín Sabina... "Y aquí entra, sombreros fuera, González Tuñón, bendito sea; porque uno, en su ignorancia bautismal, ni sabe ni quiere saber cuáles son los mecanismos sutiles y misteriosos por los que un racimo de versos imborrables queda tatuado a fuego en la memoria (...)" Raúl González Tuñón (Buenos Aires 29 de marzo de 1905 - 14 de agosto de 1974) fue un poeta, periodista y viajero argentino. Participó de la vanguardia literaria argentina de los años 1920 y viajó luego a Europa. Vivió en París y en Madrid, ciudades en las que hizo amistad con poetas como Robert Desnós, César Vallejo, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Federico García Lorca y Pablo Neruda. González Tuñón fue también periodista. Trabajó en el diario "Crítica", un vespertino de los años '20 y '30, de marcado tinte sensacionalista, pero que reclutó a notables escritores de la época (entre ellos Jorge Luis Borges, Roberto Arlt, Enrique González Tuñón, Carlos de la Púa, Nicolás Olivari), y en el diario "Clarín", donde escribió crítica de artes plásticas y crónicas de viajes. Se casó con Amparo Momm y trabó una profunda amistad con Pablo Neruda y su esposa Delia del Carril (también argentina). Cuando estalló la Guerra Civil Española, ambas parejas se trasladaron desde Madrid a Santiago de Chile y compartieron una misma casa. Secundó al poeta chileno en la fundación de la sección chilena de la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura, organización antifascista surgida del Congreso Escritores de Valencia, realizado en Barcelona, en medio de los bombardeos franquistas. Posteriormente influyó decisivamente en la cultura argentina de los años '50 y '60 y es considerado uno de los fundadores de una corriente moderna de poesía urbana. Póstumamente se han publicado "El banco de la plaza" y "Los melancólicos canales del tiempo". Obra Su obra se inicia con "Las puertas de fuego", que publicó en Buenos Aires en 1923, a los 21 años. En esa época, colaboró con la revista Martín Fierro, en la que también escribieron Jorge Luis Borges, Oliverio Girondo, Francisco Luis Bernárdez,1 Leopoldo Marechal, Macedonio Fernández y Eduardo González Lanuza, entre otros. La revista solía polemizar burlonamente con el llamado Grupo de Boedo, que agrupaba a los escritores identificados con la literatura social, quienes a su vez denominaban a sus colegas de "Martín Fierro" como el "Grupo de Florida". Siendo Boedo un barrio entonces proletario y Florida la calle elegante de esa época, los polos de la polémica eran más políticos que literarios, aunque en Tuñón sucedía justamente lo contrario: muchos de los escritores de Boedo eran sus camaradas tal el caso de Álvaro Yunque o Elías Castelnuovo. González Tuñón mantuvo entonces relaciones cordiales pero también coincidencias con el Grupo de Boedo y muchos de sus integrantes, especialmente el poeta Nicolás Olivari, se encontraban entre sus amigos. En 1928, y poco antes de embarcarse rumbo a Europa, González Tuñón publicó "Miércoles de ceniza". Ya en París, escribió uno de los libros considerados fundamentales en su obra: "La calle del agujero en la media", publicado en 1930. Poco más tarde, en 1936, publica otro de sus libros claves, "La rosa blindada", inspirado en un levantamiento minero en la provincia española de Asturias. Esta obra fue de gran importancia ya que Raúl González Tuñón, con esos versos, fue "el primero en blindar la rosa" (tal las palabras de Neruda). Su obra por tanto no sólo se enmarca dentro de las llamadas vanguardias de principios del Siglo XX, sino que además constituyó una de las más firmes influencias de los posteriormente llamados "poetas de la Guerra Civil española"(muy en particular de Miguel Hernández uno de los más representativos). Afiliado al Partido Comunista de la Argentina, Tuñón permaneció siempre fiel a sus credos estéticos. Esto lo llevó a polemizar muchas veces dentro de la organización con otros artistas o eventuales funcionarios. Muchas de estas polémicas quedaron registradas en los emblemáticos "Cuadernos de Cultura" publicados por el PCA. Se destaca allí su defensa de Roberto Arlt ante los juicios negativos de dirigentes como Rodolfo Ghioldi. En líneas generales no compartió muchas vulgarizaciones efectuadas en nombre del "Realismo socialista". Esto explica su relación "a medio camino" entre las dos "capillas" fundadoras de la moderna literatura argentina: Florida (generalmente homologada a la vanguardia) y Boedo (al realismo socialista). Sus poemas que aludían a viajes, barrios de París y de Buenos Aires, pueblos de la Cordillera de los Andes o de la Patagonia, personajes de circo, lugares lejanos, tugurios extraños, marineros, hampones o contrabandistas, denotan influencias tan disímiles como Villón, Rilke, Evaristo Carriego, o payadores como Bettinotti y Gabino Ezeiza. Juancito Caminador, un personaje inspirado en un artista de circo y en una marca de whisky (Johnny Walker) se convirtió en un álter ego literario del autor. Es al mismo tiempo uno de los precursores de la poesía social y combativa en la Argentina: sus "poemas civiles", referidos a acontecimientos políticos y sociales, influyeron junto con los de la bohemia a autores como Julio Huasi, Juan Gelman (los poetas del "Pan duro"), Roberto Santoro, Francisco Urondo y en líneas generales a toda la generación de los años 60. Fue un intelectual políticamente comprometido y en más de una oportunidad asistió a eventos internacionales que convocaban a intelectuales y artistas de los cinco continentes ya sea por la lucha contra el fascismo o en pos del socialismo, cuya causa abrazó. Bibliografía * -Las puertas de fuego (1923). * -El violín del diablo (1926). * -Miércoles de ceniza (1928). * -La calle del agujero en la media (1930). * -El otro lado de la estrella (1934). * -Todos bailan, poemas de Juancito Caminador (1934). * -La rosa blindada (1935). * -Ocho documentos de hoy (1936). * -Las puertas del fuego (1938). * -La muerte en Madrid (1939). * -Canciones del tercer frente (1939). * -Nuevos poemas de Juancito Caminador (1941). * -La calle de los sueños perdidos (1941). * -Himno de pólvora (1943). * -Primer canto argentino (1945). * -Dan tres vueltas y luego se van. * -Hay alguien que está esperando (1952). * -Todos los hombres del mundo son hermanos (1954). * -La cueva caliente (1957). * -La Luna con Gatillo (1957), dos tomos, Edit. Cartago. * -A la sombra de los barrios amados (1957). * -Demanda contra el olvido (1963). * -Poemas para el atril de una pianola (1965). * -La literatura resoplandeciente (ensayos, 1967). * -Poemas para el atril de una pianola Crónicas. * -Crónicas del país del nunca jamás (1967). * -La veleta y la antena (1969). * -Selección de Poesía (1926-1948). * -El Rumbo de las islas perdidas (1969). * -Antologia poética, edit. Losada (1970). * -El Caballo Muerto. * -El banco de la plaza: los melancólicos canales del tiempo (1977). Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Raúl_González_Tuñón

Roberto Juarroz

Roberto Juarroz (Coronel Dorrego, Provincia de Buenos Aires, 5 de octubre de 1925 - Temperley, Buenos Aires, 31 de marzo de 1995) fue un poeta y ensayista argentino. Graduado en la Facultad de Filosofía y Letras y en Ciencias de la información por la Universidad de Buenos Aires y becario de la misma, amplió estudios en La Sorbona. Fue después profesor titular de la Universidad de Buenos Aires y dirigió el Departamento de Bibliotecología y Documentación de la misma entre 1971 y 1984. En esta universidad ejerció la docencia durante treinta años. Marchó al exilio con el advenimiento del general Perón. Trabajó como bibliotecólogo para la Unesco y la OEA en diversos países y entre 1958 y 1965 dirigió veinte números de la revista Poesía = Poesía junto con Mario Morales. Colaboró en numerosas publicaciones argentinas y extranjeras y fue crítico bibliográfico del diario La Gaceta de Tucumán (1958-63), crítico cinematográfico de la revista Esto es (Buenos Aires, 1956-58) y traductor de varios libros de poesía extranjera, en especial de Antonin Artaud. Su poesía ha sido muy estudiada y vertida a una gran cantidad de lenguas. Desde junio de 1984 fue miembro numerario de la Academia Argentina de Letras. Recibió varios premios, el Gran premio de honor de poesía de la Fundación Argentina de Buenos Aires, el Esteban Echeverría de 1984, el "Jean Malrieu" de Marsella en mayo de 1992, y el premio de la "Bienal Internacional de Poesía", en Lieja, Bélgica, en septiembre de 1992. Obra Salvo su colección Seis poemas sueltos (1960), su obra se agrupa en una serie de volúmenes correlativamente numerados del uno al catorce bajo el título general de Poesía vertical; el primero de ellos data en 1958, el segundo de 1963, el tercero de 1965, el cuarto de 1969 y así sucesivamente; en 1997 apareció la décimocuarta entrega, en forma póstuma. En conjunto, esta obra fue editada por Emecé en tres volúmenes. En un principio influido por el Creacionismo del chileno Vicente Huidobro y el simbolismo de Stéphane Mallarmé, la amistad de un "raro" de la poesía argentina, el maestro del aforismo, Antonio Porchia, autor de un único libro titulado Las voces, le influyó notablemente; le impresionaron, además, los románticos alemanes, en especial Novalis. Su temática se centró en la metapoesía y su lenguaje se fue haciendo conceptual conforme exploraba los límites de la palabra como nexo de relación del hombre con el mundo, un mundo contemplado como apofanía, como revelación. Es una poesía imbuida en algunos aspectos por la filosofía existencial de Martin Heidegger. Para él, la poesía es "el absoluto real", un nuevo sentido de lo sagrado sin teología, "la vida no fosilizada o desfosilizada del lenguaje", un lenguaje que en él es escueto y austero: sus piezas persiguen la máxima condensación y rehúyen la rima y la métrica; en una conferencia dada en Montevideo en agosto de 1993 dijo que "poco a poco se fue formando ese hecho de vida que es escribir hasta que sentí que la poesía era un poco fláccida, repetitiva, aún en los grandes poetas, con zonas en las cuales cedía la tensión interior, ese rango de intensidad que para mí tiene siempre el poema. Eso me llevó a concebir una poesía más ceñida, más estricta o rigurosa, en donde cada elemento fuera irreemplazable. La inclinación fue la de recoger de las situaciones extremas eso que llevamos escondido en nuestro silencio, lo que barajamos y pocas veces decimos. Para eso necesitaba un tipo de lenguaje diferente que dejara de lado lo que las palabras tienen de ornamento, de euforia. Buscar formas de síntesis poética, que no es síntesis intelectual, en donde confluyeran emoción, sensibilidad, inteligencia. Una forma de expresión que penetrase en las zonas aparentemente prohibidas. Zonas que mucha gente se veda a sí misma por temor". Sus poemas se hallan numerados en cada entrega, sin título. Prescinde de referencias geográficas o históricas, de localismos verbales, de eurritmia o eufonía, de efusiones sentimentales, de anécdotas, del uso de voces prestigiosas o a priori poéticas. Típicamente, sus depurados textos tienden a adoptar un modo asertivo, simétricamente estructurado, con significaciones frecuentemente enigmáticas o paradójicas. No le interesa la musicalidad ni la experimentación con el lenguaje per se: intenta buscar el fundamento último de la realidad exterior, por lo que su poesía es una especie de colección de callejones sin salida, una búsqueda constante. En medio de la convulsa historia argentina de su época, el silencio de Juarroz al respecto lo constituye en un extraño ejemplo de ascesis y de poesía pura. Sus poemas son deliberadamente impersonales y abstractos, un conjunto de apartados sueltos de una única formulación general, al modo del Tractatus de Ludwig Wittgenstein. Nunca hay un yo lírico, sólo un nosotros o un uno igualmente anónimo. La poesía de Juarroz es una pesquisa en demanda de un Ser ontológico fugitivo. En cuanto a sus ensayos, son fundamentalmente Poesía y creación (Diálogos con Guillermo Boido); Poesía y Realidad; Poesía, literatura y hermenéutica (Conversaciones con Teresita Saguí). Referencias http://es.wikipedia.org/wiki/Roberto_Juarroz

Miguel Oscar Menassa

"Cuando envejezca, cuando mi piel se caiga, porque soy incapaz de sostenerla, entonces, mi palabra, levantará la voz. Agonizando, el canto, se hace más fuerte que viviendo." Miguel Oscar Menassa (Buenos Aires, 1940) es psicoanalista y autor. Reside desde 1976 en Madrid. En 1961 le publican su primer poemario Pequeña historia. Diez años más tarde funda Grupo Cero, movimiento científico cultural al que la Asociación Internacional de Escritores (IWA) califica como “artífice de uno de los más destacados movimientos científicos culturales desarrollados en el mundo en la segunda mitad del siglo XX”. Esta entidad internacional elige y presenta a Miguel Oscar Menassa como candidato al Premio Nobel de Literatura 2010. En 1969 funda la Escuela de Poesía Grupo Cero. Entra en contacto con Rafael Alberti, Vicente Aleixandre y ya posteriormente con Leopoldo de Luis y Juan Jacobo Bajarlía. En 1974, funda la Editorial Grupo Cero y su dedicación y trabajo en la cuestión de la transmisión del Psicoanálisis desde 1971, le lleva a la fundación de la Escuela de Psicoanálisis en 1981, en la cual cumple funciones didácticas y actualmente es Director. Realiza numerosos aportes a la clínica psicoanalítica y a la transmisión en psicoanálisis, mediante la producción del campo Psicoanálisis y Poesía: “Para que el psicoanálisis pase de siglo ha de montarse en la poesía”. Aforismos como: “El que repita lo hecho, jamás la encontrará”, “Si es posible el poema es posible la vida”}, “Cuando todo está destruido la única posibilidad es poética” son fundamentos ideológicos de su prolífera producción: libros, canciones, películas, cuadros, poetas y psicoanalistas. Se define como un trabajador multiempleado del arte, dice: “Es dictatorial y perjudicial dedicarse a una sola cosa. Los amores únicos producen lesiones cerebrales. El pintor que no escucha música o no lee poesía, se va deteriorando como pintor.” Primeros años Miguel Oscar Menassa nace en Buenos Aires el 19 de septiembre de 1940. A los dieciocho años ingresa en la Facultad de Medicina y comienza su psicoanálisis. En 1960 interrumpe la carrera por el Servicio Militar. En 1961 publica Pequeña historia, su primer libro de poesía. Después de la publicación de su segundo libro, La ciudad se cansa, viaja a Italia. Reside casi dos años en Milán donde conoce a Eugenio Montale, Salvatore Quasimodo, Alberto Moravia, Umberto Eco y al Presidente de la Sociedad Psicoanalítica Italiana, Cesare Musati. Es nombrado secretario del grupo comunista de la Casa del Estudiante, y representa a los estudiantes milaneses en el congreso de la juventud comunista italiana. Regresa a Buenos Aires en 1965 y en 1966 publica 22 poemas y la máquina electrónica o cómo desesperar a los ejecutivos. En 1969 se licencia de médico. Ese mismo año abre el primer taller de poesía. Interviene en dos proyectos de salud, dentro del campo de la psicoprofilaxis, como integrante del servicio de psiquiatría Social de la Maternidad de Villa Martelli (Buenos Aires) y como director del Centro Materno Infantil del barrio Derqui, en Caseros (Buenos Aires). Llevado por su quehacer en la clínica psicoanalítica, investigó el drama de la psicosis, trabajando como coordinador y supervisor de grupos de contención, realizando una incursión novedosa, una nueva modalidad, en el tratamiento de las enfermedades mentales. [editar]Movimiento científico cultural grupo cero. En 1971 funda el Movimiento Científico Cultural Grupo Cero y redacta el Primer Manifiesto: Manifiesto de adhesión al Grupo Plataforma. En 1972, dirige la formación de Médicos y Psicólogos en la Maternidad de Santa Rosa (Buenos Aires), y supervisa un proyecto de Psicoanálisis de enfermos trasplantados renales para evitar el rechazo. En 1974 funda la Editorial Grupo Cero, que se inaugura con la publicación del nº cero de la revista Grupo Cero. Su llegada a Madrid El 21 de Agosto sale de Buenos Aires rumbo a Madrid donde comienza su exilio, y donde reside desde entonces. Una semana después de su llegada realiza en Madrid su primer recital de poesía. En 1977 publica Salto mortal, que se presenta en el Ateneo de Madrid, acompañado por el primer oboe de la orquesta filarmónica de París, Bruno Pizzamiglio. En este mismo año funda la Comunidad Carbonero y Sol, experiencia colectiva de convivencia, trabajo y creación, de tres años de duración. En 1979 es incluido en la Antología de la Poesía Argentina, con selección e introducción de Raúl Gustavo Aguirre. También comienza su trayectoria pictórica utilizando, principalmente, óleo. Coordina talleres de Pintura desde ese mismo año. Sus obras ilustran los libros de la Editorial Grupo Cero, tanto en portadas como en interiores, donde se encuentran 800 dibujos y también reproducciones en cuatricromía. Psicoanálisis y poesía: Un pensamiento En junio de 1981, después de 5 años de práctica psicoanalítica en Madrid, funda la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero. Dirige la Primera Experiencia Municipal en Madrid (Majadahonda) de Psicoprofilaxis del Embarazo, parto y puerperio, en 1981-1984. En 1982 realiza su primera exposición de pintura. Participa en las jornadas por los detenidos-desaparecidos en América Latina, en la plaza de Santa Ana, en Madrid. En 1985 sale la revista “Leyendo a Freud”, presentada en el Cuartel del Conde Duque, con la asistencia de D. Enrique Tierno Galván. En 1986 sale la revista “Apocalipsis Cero” nº 14-15-16 presentada en el Ateneo de Madrid. En febrero de ese año ingresa en el Hospital General “Gregorio Marañón” por un neumotórax y en Julio, completamente recuperado, inaugura su siguiente exposición de pintura. En 1993, tras la muerte de su hijo Pablo, crea la Asociación Pablo Menassa de Lucia, que entrega el “Premio a la Mujer Trabajadora del año” y el “Premio de Poesía”. En 1995 viaja a Cuba con la intención de difundir el pensamiento psicoanalítico en ese país. En 40 días imparte 15 conferencias de psicoanálisis en bibliotecas y universidades de toda la Isla y lleva a cabo más de 10 recitales de poesía. Entra en contacto con un centenar de poetas cubanos, entre los que destaca la gran poeta Carilda Oliver Labra. A su regreso, publica la antología "Poesía cubana hoy", con textos de 64 autores, presentado en Casa de América de Madrid, con la presencia del Consul General de Cuba. El 1995 la Biblioteca Nacional de Buenos Aires homenajea a Miguel Oscar Menassa. El acto, presentado por el Director Héctor Yánover, contó con emocionantes palabras de reconocimiento por parte de Rodolfo Alonso, Antonio Aliberti, Alberto Luis Ponzo, Enrique Blanchard y Juan Jacobo Bajarlía. Hombre del renacimiento o pluriempleado del arte A finales de este año se edita bajo su dirección la revista “Extensión Universitaria”, la revista de psicoanálisis de mayor tirada del mundo. De difusión gratuita, alcanzó los 125.000 ejemplares. Hoy día continúa editándose en internet. En enero de 1997 sale la revista de poesía, que dirige hasta la actualidad, “Las 2001 Noches” de difusión gratuita. Su lanzamiento comienza con 15.000 ejemplares, llegando a los 125.001 ejemplares gratuitos en el número 100. En el año 2000, es nombrado Profesor Honorario de la Falcultad de Psicología de la Universidad Abierta Iberoamericana. Ese mismo año, la Sociedad Argentina de Letras, Artes y Ciencias, le concede el Diploma de la Orden SALAC al Mérito. Recibe el premio “Amenano” de la Academia Ferdinandea (de Ciencias, Letras, Artes) por su actividad literaria. En 2003 funda el grupo poético musical “Indios Grises”, que interpreta las letras que él compone. Más tarde sus letras servirán de inspiración para otros intérpretes. A partir de 2005 comienza su andadura cinematográfica, como director y actor, con varios cortometrajes de “producción casera” en los que acerca la fusión psicoanálisis y poesía a los espectadores. Más tarde realiza en colaboración con la actriz Antonia San Juan un cortometraje “La familia española” y su primer largometraje “¿Infidelidad?”. “Mi única familia” (2008), es su segunda película. Dirige las publicaciones periódicas: Las 2001 Noches, Extensión Universitaria e Indio Gris y coordina la dirección de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero. Sus novelas “No ve la rosa” y “El sexo del amor”, han sido adaptadas para su puesta en escena teatral. Camino al Nobel En febrero de 2008 la "International Writers and Artists Association" (IWA) distingue a Miguel Oscar Menassa como Mejor Productor de Cine Internacional. Colegiado Honorífico del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid. En 2010 es propuesto como Candidato al Premio Nobel de Literatura por la IWA. Referencias a su obra poética Antonio Aliberti : “En Menassa todo confluye en poesía, la poesía se justifica por sí misma.”. Alberto Luis Ponzo: “Hay algo que se cumple en la poesía de Menassa, y es que escribe sobre lo que está pasando, pero no a cada uno de nosotros, sino lo que está pasando y deben saber las generaciones futuras”. Juan Jacobo Bajarlía , (homenaje a Miguel Menassa en la Biblioteca Nacional, agosto 1995): “Estamos enfrente de una poesía que instaura los valores inalienables de la dimensión humana, una poesía en la que Miguel Oscar Menassa funda el objeto polisémico de un fervor que se hunde en las raíces del hombre para extraer las verdades absolutas o permanentes.” Nicolás del Hierro: “Yo, un poeta de lenta elaboración, tengo, a fuerza de ser sincero, que descubrirme ante el torrente hermoso de quienes como tú escriben.” Concepción Silva Belinzón: “Con un sistema poderoso de señales, Menassa consigue el hallazgo imprevisto de hoy y de siempre. Y lo hace como culminación de toda aquella belleza, superando sus propios elementos, porque puede erigir en Cuerpo Poético las relaciones y correspondencias entre los seres y las cosas, el misterio y el sentido de su trabajo creador. Cuando leo sus libros, mis manos se llenan de estrellas. ” Leopoldo de Luis (Premio Nacional de Literatura 1979) dice: “Hay dos clases de poetas: la del que requiebra a la poesía y la seduce con joyas verbales, y la del que se acuesta con ella, Menassa es de estos últimos.” Hablando de la Revista Las 2001 Noches que Menassa dirige: “Su contenido es el espejode un amante ejemplar de la poesía. El contenido se nutre de materia memorable. Oscar Menassa no es un poeta narcisista, sino un poeta prometeico. El poeta narcisista roba el fuego para alumbrar su propio culto. El poeta prometeico roba el fuego para alumbrar la libertad de los demás…Todos llevamos dentro una máquina de preferir, y Menassa la pone en marcha con destreza y acierto.” Publicaciones poéticas * Pequeña historia (1961) * Petite histoire (1961) * La ciudad se cansa (1963) * 22 Poemas y la Máquina Electrónica o Cómo Desesperar a los Ejecutivos (1966) * Los Otros Tiempos (1970) * Yo Pecador (1ª edición - 1975) * Salto Mortal (1977) * Canto a Nosotros Mismos. También somos América (1ª edición – 1978) * Grupo Cero, ese Imposible y Psicoanálisis del Líder (1979) * El Amor Existe y la Libertad (1984) * Un Argentino en España (1987) * Poemas y cartas a mi amante loca, joven, poeta, psicoanalista (1987) * El Verdadero Viaje, Le Véritable Voyage (1988) * La Patria del Poeta (1991) * La Murga del Solo. La Guerra del Golfo (1991) * Yo pecador (3ª edición – 1994) * L’Amour Existe et la Liberté (2ª edición – 1994) * Chant á Nous-Mémes, (2ª edición – 1995) * Amores Perdidos (1995) * Las 2001 Noches. Poesía, aforismos, frescores y 393 noches de repuesto (1997) * La Poesía y Yo (2000) * La poésie et moi (2000) * Cumplir 60 años (2000) * Llantos del Exilio (2001) * Al sur de Europa (2002) * La Mujer y yo (2003) * El hombre y yo (2005) * La Maestría y yo(2007) * Aforismos y decires (2008). Publicaciones psicoanalíticas * Primer manifiesto del Grupo Cero (1971) * Segundo Manifiesto del Grupo Cero (1976) * ¿Perversión? o la ¿Muerte de la Palabra? y Psicoanálisis del Amor (1978) * Primer Manifiesto Internacional (Entre tantas una Manera de Comenzar) (1978) * Freud y Lacan -Hablados 1- (1ª edición – 1987) * Psicoanálisis de la Sexualidad (1987) * Medicina Psicosomática (1993) * Poesía y Psicoanálisis. 20 Años de Historia del Grupo Cero (1971- 1991) * Siete Conferencias de Psicoanálisis en la Habana, Cuba (1995) * Charlas-Coloquio con Miguel Oscar Menassa en Buenos Aires (1999) * Freud y Lacan -Hablados 2- (2000) Colaboraciones * Psicoanálisis de la Sexualidad (1987) * Medicina Psicosomática (1993) * Deseo de Nada -Fobia y Fetiche- (1996) * Los Nombres del Goce -Real Simbólico- Imaginario- (1997) * Ciencia y Verdad en Psicoanálisis (1998) * Posición del Inconsciente (1998) * Conferencias Inaugurales. Madrid Temporada 1999/2000 (2000) * La Identificación en Psicoanálisis (2002) Publicaiones narrativas * La Novela Rosa (1989) * El sexo del amor (1999) * El Indio del Jarama Editoriales (2000) * Manifiesto del Poeta Condenado (2000) * Cartas a mi mujer (2001) * Monólogo entre la vaca y el moribundo (2001). Producciones cinematográficas Guionista, director, actor y montador de los Cortometrajes * De mutuo acuerdo (2005), * El hombre del caballo (2005) * Hay hombres que no saben (2005) * La venganza del goce (2005) * La Familia Española (2006). Rodada en 35 mm. Estreno en Madrid. * Hay amores que matan (2006) * Millonarios con la poesía (2007) * Ella, él y Pirulo (2007) * El mecánico y la fotógrafa (2007) * Relaciones psicoanalíticas (serie de 13 cortometrajes) (2007). * El profesor Killer (2007) * El Valor de la mentira (2008) * El Hortelano (2009) Largometrajes * ¿Infidelidad? 2006 * Mi única Familia 2007 Exposiciones de pintura Madrid * 1983-2009. Trece muestras individuales en Momgallery * 1983. Entreacto * 1986. Casa de la Cultura de Arganda del Rey * 1987. Librería Española-Galería de Arte * 1992. La Casa del Poeta, Arganda del Rey * 2003. Centro Cultural Galileo * 2009. Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero Madrid. * 2010. Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero Madrid Buenos Aires * 1982-2005. Trece muestras individuales en Momgallery. * 1982. Librería-Galería Ámbito * 1996. Casa de la Rioja * 1996. Hotel Colón * 2003. Centro Cultural General San Martín * 2005. Maldito Salvador * 2010. Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero Buenos Aires. Tel Aviv * 2000. Restaurante Ali Oli. Málaga * 2008. Ámbito Cultural. Vitoria * 2008. Hotel Silken Ciudad de Vitoria Premios en cine 1. Premio Accolade 2007. La Jolla. California, al mejor largometraje a ¿Infidelidad? 2. Premio Accolade 2008. La Jolla. California. Mención de Honor, al largometraje Mi única Familia. 3. Premio Accolade 2006. La Jolla. California. Mención de honor al cortometraje La Familia Española. 4. Premio Academia Ferdinandea de lettere scienze arti al mejor largometraje 2007 a ¿Infidelidad? 5. Mejor productor de cine internacional 2007 por la “International Writers and Artists Association” (IWA) 6. Premio Urkunde 36 Festival der Nationen. Al largometraje ¿Infidelidad? Reconocida con elogio por el Comité de selección. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Oscar_Menassa

Hamlet Lima Quintana

Hamlet Lima Quintana (nacido como Hamlet Romeo Lima el 15 de septiembre de 1923 en Morón, provincia de Buenos Aires y fallecido el 21 de febrero de 2002 en Buenos Aires) fue un poeta argentino, autor de más de cuatrocientas canciones entre ellas la popular "Zamba para no morir" (música de Norberto Ambrós y Héctor A. Rosales). Nacido en Moron en 1923, prefería decir que era de Saladillo (localidad bonaerense situada a 200 km de la ciudad de Buenos Aires, zona rural de la Pampa húmeda), debido a que pasaba cinco meses por año allí durante su infancia.2 Tanto su padre como su madre alimentaron el amor por las letras y la música, ya que ambos escribían poesía y tocaban la guitarra y el piano.1 Entre 1940 y 1960, Lima Quintana fue músico y cantor primero en la compañía de Ariel Ramírez y luego con los grupos Los musiqueros y Los mandingas. Desde Buenos Aires, Hamlet Lima Quintana componía canciones que acompañaron al movimiento artístico y cultural denominado Nuevo Cancionero (1962), que integraban también el poeta mendocino Armando Tejada Gómez y el músico Oscar Matus. Artistas de la talla de Mercedes Sosa y Horacio Guarany interpretaron sus composiciones.2 Además de su actividad artística, trabajó en las redacciones de la agencia de noticias United Press y de la sección Política del diario Clarín. También se desempeñó como cobrador, vendedor de la editorial Sudamericana y empleado del Instituto Nacional de Cinematografía.2 También grabó discos con el recitado de sus poemas, de los que se destacan: “Juanito Laguna remonta un barrilete” y “La Pampa Verde”. Falleció el 21 de febrero del 2002, a los 78 años, por un cáncer de pulmón Referencias Wikipedia—https://es.wikipedia.org/wiki/Hamlet_Lima_Quintana

José Hernández

José Hernández (Perdriel, San Martín, 1834 - Buenos Aires, 1886) Poeta argentino, autor de Martín Fierro, obra que se considera la cumbre de la literatura gauchesca y un destacado clásico de la literatura argentina. De pequeño estuvo al cuidado de tíos y abuelos mientras sus padres trabajaban en el campo. Estudió en el Liceo Argentino de San Telmo, pero una enfermedad del pecho le hizo abandonar Buenos Aires y reunirse con su padre en un campo de Camarones; para entonces la madre había muerto. Allí el joven Hernández permaneció unos años, impregnándose del mundo rural. Regresó a Buenos Aires, tras la batalla de Caseros (1852), y se vio involucrado en las luchas políticas que dividieron al país después de la caída de Juan Manuel de Rosas. De convicciones federales, se unió al gobierno de la Confederación, enfrentado con Buenos Aires. Para 1856 algunas fuentes lo sitúan en Paraná; otras atrasan esa residencia hasta 1858, pero lo cierto es que Hernández trabajó en dicha ciudad como empleado de comercio y que participó activamente en la batalla de Cepeda (1859) junto a Justo José de Urquiza. Después se retiró del ejército, obtuvo el cargo de oficial de contaduría y pasó a desempeñarse como taquígrafo del Senado. Volvió a luchar con las tropas confederadas que sufrieron la derrota de Pavón (1861). Se dedicó entonces al periodismo colaborando en El Argentino, escribió en el Eco de Corrientes y fundó más tarde, en Buenos Aires, El Río de la Plata, diario de vida efímera donde denunciaba la situación de los habitantes de la campaña. El 8 de junio de 1863 se casó con Carolina del Solar; ese mismo año fue asesinado el caudillo riojano que le inspiró la serie de artículos recopilados con el título de Vida del Chacho. Rasgos biográficos del general Angel Vicente Peñaloza. En ese texto, primer enfrentamiento con Domingo Faustino Sarmiento, muestra su calidad como cronista y su notable capacidad para la polémica. La suerte de Hernández siguió los cauces de los avatares políticos. Obligado al exilio, en el sur de Brasil escribió los primeros versos de El gaucho Martín Fierro (1872), que completó y publicó a su regreso a Buenos Aires. Después de un nuevo exilio en Uruguay, retornó definitivamente a Argentina en 1875 y resultó elegido diputado por la capital en 1879, año en que publicó La vuelta de Martín Fierro. En 1882 dio a conocer Instrucción del estanciero. Tratado completo para la plantación y manejo de campo destinado a la cría de hacienda vacuna, lanar y caballar, libro que, pese a lo específico del título, tiene un marcado cariz político. Murió en su quinta del barrio de Belgrano, el 21 de octubre de 1886. Martín Fierro No hay duda que la vida de Hernández tuvo un papel fundamental en la configuración de su obra maestra. Criado en el campo, con los gauchos, en plena lucha con la tierra y con los peligros que significaban los indios y los maleantes, su formación cultural fue autodidacta. Pero eso mismo dio carácter al hombre y a su vida, y cuando la Argentina formada en la colonia gana con su esfuerzo y su sangre la independencia, y en la nueva organización el gaucho queda en condiciones de inferioridad, llamado a desaparecer ante el empuje del criollismo más civilizado, el poeta empuña su lira en defensa de su pueblo, con el que se identifica, aunque él es criollo, y compone en las estrofas de las dos partes de su Martín Fierro el poema nacional argentino, la gesta de un país que se desarrolla y transforma, y de una raza que declina y va camino de su extinción: tal es el alcance significativo de esta dramática historia de un gaucho despojado y perseguido por la arbitrariedad del poder político y jurídico de las ciudades. Cuando Hernández escribió el Martín Fierro, la poesía gauchesca ya estaba consolidada como género literario. La definían un conjunto de fórmulas, tópicos y temas: el predominio de la forma del "diálogo", que reunía en sí una buena cantidad de rasgos gauchescos, tales como el ritual del encuentro, las fórmulas de salutación, las alusiones a los aparejos del caballo, el ofrecimiento de mate, tabaco y bebida o las quejas sobre la situación política o la personal. Estas quejas, a su vez, servían como punto de partida del relato desarrollado por cada uno de los personajes, construido siempre sobre motivos políticos, o bien sobre asuntos personales que tenían como trasfondo una determinada circunstancia política. Ésta es otra de las señales que contribuyen a definir lo gauchesco, ya que la elección de los personajes, los temas y el lenguaje rústico estuvo casi siempre ligada a opciones que desbordaban lo literario y remitían a lo político. Todas estas características aparecen ya en los "Diálogos patrióticos" de Hidalgo, en la poesía antirrosista primero y antiurquicista después de Hilario Ascasubi y (desprovisto de todo alcance político o militante, pero como una brillante síntesis formal de sus predecesores) en el Fausto de Estanislao del Campo. Pero el Martín Fierro, evidente beneficiario de la tradición de la poesía gauchesca, rompe sin embargo los moldes del género. El tradicional encuentro y el subsiguiente diálogo son reemplazados por un monólogo que modifica de manera radical las figuras del emisor y receptor del poema, y que reproduce la situación del antiguo gaucho cantor que, ante un auditorio de oyentes analfabetos, cuenta acompañándose con su guitarra las desgracias propias o ajenas. El protagonista empieza por presentarse y narrar sus relaciones con el medio, su familia y las tareas que realiza. Tal armonía se ve quebrada cuando llega la leva forzosa y lo obligan a marchar a la frontera con el indio. Ello significa la disolución de la familia, el desarraigo y muchos pesares. La amistad con el gaucho Cruz atenúa en parte los amargos sentimientos que causan en Fierro las injusticias y las violencias de que es testigo o ha protagonizado. En la segunda parte se produce el reencuentro con sus hijos, víctimas de abusos, como él, a quienes aconseja llevar una vida honrada y de trabajo. Hay también en la obra pequeñas rupturas formales. Mientras la primera parte puede leerse como un alegato contra los abusos de la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, en la segunda, realizada siete años más tarde, la dureza se rebaja y deja lugar a un cuadro más matizado y complejo del mundo rural. El poema, como casi toda la literatura gauchesca, está escrito en octosílabos (7210 versos), pero no agrupado en las tradicionales décimas o en cuartetas, sino en sextinas, estrofas de seis versos que posibilitan, a su vez, la división en pares, dándoles así una mayor proximidad con el lenguaje gauchesco. El gaucho Martín Fierro tuvo un gran éxito editorial en su día, pero ninguna repercusión entre la crítica literaria, por otra parte casi inexistente entonces. Los ardores nacionalistas que se vivieron con la celebración del primer centenario de la Revolución de Mayo se reflejaron, entre otras formas, en la revalorización de la obra por parte de Leopoldo Lugones y Ricardo Rojas. Desde esa fecha se convirtió en un clásico, y Jorge Luis Borges y Martínez Estrada, entre otros, le dedicaron su atención. Hoy El gaucho Martín Fierro y La vuelta de Martín Fierro se conocen como las dos partes de una misma obra, Martín Fierro, el punto más alto de la poesía gauchesca y una de las obras fundamentales de la literatura argentina. References http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hernandez_jose.htm

Germán Berdiales

Maestro, escritor, poeta y periodista, Germán Berdiales es recordado como autor de una fecunda serie de textos escolares que incentivaron el hábito de la lectura. Su biografía es ejemplo de que la nuestra fue tierra de grandes hombres. Germán Berdiales legó a la posteridad una obra de envergadura que se tradujo en verdaderos clásicos de la literatura juvenil. Nacido el 4 de septiembre de 1896 en el barrio porteño de La Concepción, su niñez transcurrió en aquel sector de Buenos Aires en el que todavía niños negros pululaban por sus calles. Ese recuerdo quedaría plasmado en una de sus poesías en la que dice: “Color a mi infancia, dieron niños negros, desde aquellos días, cariño les tengo”. Temprana vocación En 1912, siendo adolescente, mientras cursaba sus estudios secundarios, Berdiales se inició en el periodismo, colaborando con publicaciones de la época. Dos años después, al finalizar el magisterio, soñaba con enseñar. Así fue que dejó su ciudad encaminándose hacia la provincia de Chubut donde fue maestro de niños aborígenes durante varios años. Era su sueño hecho realidad y su vocación puesta a prueba. Y la desempeñó con esmero, ganándose el afecto de toda la población. El campo de las letras Allá en el lejano sur, Berdiales conoció a Pedro Inchauspe, un docente de su misma edad oriundo de Laboulaye, provincia de Córdoba, que por entonces ejercía las funciones de director de una escuela araucana. Inchauspe pasaría a la historia como un reconocido hombre de letras y con el corre de los años, Berdiales se convertiría en difusor de su obra. Tras su paso por aulas de La Pampa, nuestro personaje regresó a Buenos Aires donde, al cabo de un tiempo, fue nombrado inspector de escuelas. Según la investigación realizada por la docente Elisa D’Andrea, co-autora junto a Elsa Plácida Vulovic de una interesante nota titulada “Un retazo perdido de la niñez: Berdiales, el maestro poeta”, en 1942 el gran escritor era vicedirector de la Escuela Nº 21 “Juan José Paso” (Distrito Escolar Nº 8), en la calle Beauchef 1869. Allí fue donde dio impulso a una de sus más interesantes iniciativas: imponer a las aulas los nombres de destacados personajes de nuestro pasado, oportunidad en la que escribió “El romance de los nombres de nuestras aulas”, que dedicó a sus alumnos. Fueron sus últimos años en la docencia ya que en 1946 renunció al cargo de inspector para dedicarse de lleno a su verdadera pasión: las letras. Periodista Hemos dicho que en 1912, a los 16 años, Berdiales se inició en el periodismo. Sin embargo, sería a su regreso de La Pampa y la Patagonia que desarrollaría esa actividad con mayor empeño, colaborando con publicaciones de prestigio como “La Prensa” de la Capital Federal, “El Día” de La Plata, “El Monitor de la Educación Común”, “El Hogar”, “Pampa Argentina”, “Ficción”, “Mundo Argentino”, “Vinos, Viñetas y Frutas” y otras. Elsa Vulovic y Elisa D’Andrea han relevado gran parte del material elaborado por Berdiales, rescatando entre los muchos artículos que publicó: “Un argentino visita al autor de Cuore”, (domingo 9 de marzo de 1958), en el que hace referencia a Edmundo de Amicis y su obra más renombrada; “Salvador de Madariaga, abuelo – juglar”, publicado el 14 de julio de 1957; “Cuando Sarmiento era Sarmientito. Episodio vuelto a contar para los niños” (7 de octubre de 1956) y “Su silla de inválido fue un carro de combate” (6 de abril de 1958) tributo a la figura de Franklin Delano Roosevelt, todos ellos aparecidos en “La Prensa”. Su obra literaria Pese a lo dicho, la obra de Berdiales fue principalmente escolar. Hoy se lo recuerda como el gran poeta de la infancia y autor de hermosos textos juveniles, muchos de ellos publicados por la legendaria Colección Robin Hood. El primer libro de este gran escritor vio la luz en 1924 y se llamó Las fiestas de mi escuelita” con el subtítulo: Comedia. Diálogos, Monólogos y discursos. Para la escuela y el aula. Se trataba de teatro infantil y fue reeditado en veinte oportunidades. Le siguieron: Fábulas en acción (1927), Padrino (1929), El último castigo: cuentos para padres y maestros (1929), Fabulario (1933) y Maestros del idioma (1936). 1937 fue un año de intensa producción para Berdiales ya que, durante el mismo aparecieron La canción de cuna y Risa y sonrisa de la poesía niña,Cuentos dramatizados y Teatro cómico para niños, editados al año siguiente. En 1939 apareció El arte de escribir para los niños, seguido por Cielo pequeñito (1940), El teatro de los más chicos (1941), Coplas argentinas (1942), Nuevo ritmo de la poesía infantil (1943), Lecturas para la niña que se hace mujer (1944), Leyendas argentinas (1954), Los versos (1959) y Cien cuentos y leyendas en verso (1965). Textos de lectura escolar Gran parte de los libros de Berdiales estuvieron destinados a los escolares. Joyitas: recitados para los jardines de infantes (1930), Teatro histórico infantil. Leyendas americanas adaptadas para la escena (1931), Jugando: lecturas graduadas para 2º grado (1933), Tierra virgen: método gradual de lectura (1934), Nuevo teatro escolar (1937), Actividades y conocimientos: lecturas para 1ero. Superior (1938), Nuevo mundo: lecturas para 5º grado (1942) y Voces de hombres: lecturas para la 3ª sección de escuelas de adultos (1942) los tres últimos escritos en colaboración con Pedro Inchauspe, son algunos ejemplos de ellos. Colección Robin Hood Como a Eros Nicola Siri, de quien hicimos referencia en nuestra edición N°37, la recordada Colección Robin Hood, fundada por Modesto Ederra, publicó obras de Berdiales. Fueron ellas El hijo de Yapeyú (1952), Al maestro de América (1954), El primer soldado de la libertad (1950) y Teatro Robin Hood (1960), bellísimos exponentes de la literatura juvenil. El ideal sanmartiniano En el trabajo de Berdiales, eminentemente infantil, se nota claramente su admiración por el general José de San Martín. El hijo de Yapeyú es la vida anec-dótica del Libertador desde su cuna correntina hasta su llegada a Cuyo y en El primer soldado de la libertad, su derrotero desde el cruce de Los Andes hasta sus últimos días en Boulogne-Sur-Mer. Pero es en Habla San Martín: su vida y sus ideas (1940), donde su fascinación se percibe con mayor claridad. También Sarmiento acaparó su atención, dedicándole a su figura Al maestro de América y Antología total de Sarmiento. Escritor católico Berdiales fue un individuo profundamente católico devoción que quedó plasmada en algunos de sus escritos, dos de ellos Retablo Divino y El Divino Maestro. Además, libros como Cielo Pequeñito, bellamente ilustrado por Oscar Soldati, vieron la luz a través de conocidas editoriales religiosas como San Pablo y Ediciones Católicas Argentinas. Difusor de cultura Germán Berdiales se prodigó por entero a la infancia y la juventud estudiosa. Instruir, enseñar, inculcar cultura y conocimientos fueron sus objetivos primordiales. A él se deben una condensación escolar del Quijote y la traducción y adaptación de Corazón, de Edmundo de Amicis. En otro orden de cosas, escribió el prólogo y glosario para la edición del clásico de Fray Mocho, Un viaje al país de los matreros y de Juvenilia, de Miguel Cané (lo mismo sus notas), ambas de la Colección Robin Hood, el del libro Mosaico de José Martínez Jerez (Colección Biblioteca Manantial) y el de Santos Vega y otros poemas. Suya fue la selección Tierra Prometida en la que varios autores le cantan a los pueblos americanos y a su pluma se deben las versiones castellanas de Pinocho y Peter Pan y Wendy. Reconocimientos Berdiales fue un autor ampliamente reconocido en su tiempo, tanto en el país como en el exterior. Su amistad con Gabriela Mistral fue conocida y la valoración que de su obra hicieron el español José Luis Sánchez Trincado y la educadora Fryda Schultz de Mantovani fueron dignas de mención. En la actualidad, un jardín de infantes de la ciudad de Santa Fe lleva su nombre. Este gran escritor argentino falleció el 17 de mayo de 1975 en su departamento de Parque Patricios sito en Av. Caseros 2695, esquina Catamarca, donde funcionó mucho tiempo una juguetería. Hoy su legado y su nombre van cayendo en el olvido, algo que esta sencilla evocación pretende evitar. Referencias http://www.cruzadadelrosario.org.ar/revista/0904/german.htm

Ramón de Almagro

História de Vida La amenaza de un atentado en el barrio de Once, cercano al almacén que atendía junto a su esposa, dio un vuelco inesperado en la vida de Ramón Valdez y lo convirtió en poeta casi por casualidad. Hoy, a raíz de ese incidente adverso, es famoso por las estrofas que se cuelan en los vagones de la línea D del subte, con las que invita a los usuarios a abandonar la rutina propia del viaje. Don Ramón y Doña Elsa fueron durante más de 20 años almaceneros, pero se vieron obligados a cerrar el comercio, que se encontraba próximo a la Sociedad Argentina Hebraica, cuando el temor a que se produjeran nuevas ofensivas contra la comunidad judía en la Argentina se afianzó en la zona y llevó a los vecinos a tomar decisiones drásticas, de esas de las que luego es difícil volver atrás. "De golpe y porrazo Hebraica cerró y dejaron de venir los socios que venían a comprarme al almacén. Pasaron casi cuatro años que aguanté sin cerrar, porque vivíamos de eso, pero hubo un momento en el que no quedó nada más por hacer. Junté cosa por cosa todo lo tenía y me fui a mi casa a los 62 años, sin saber cómo seguir", relató a la nación.com el "señor de los poemas", como lo suelen llamar algunos de los viajeros frecuentes del subte. Los primeros pasos de este almacenero devenido en poeta no fueron precisamente ordenados. Más bien constituyeron ensayos hasta transformarse en el ingreso principal de la familia, sin contar la módica jubilación que había obtenido por su trabajo en el local ubicado en Sarmiento y Pasteur. Tampoco respondieron a una pasión en particular. Simplemente, se orientaron hacia un único deseo: el de poder salir adelante en medio de la bronca, el enojo y la tristeza que lo atormentaban por esos días. Una oportunidad. Un aviso publicado en un diario, que leyó una de sus hijas, acercó a Don Ramón al oficio de escribir. Se trataba de una publicidad sobre la apertura de una escuela secundaria nocturna destinada a adultos. No lo dudó. Se inscribió ese mismo día en el Colegio Evangélico Villa Devoto y recibió media beca en el arancel para poder cursar. "Estábamos todos chochos. Mis compañeros porque yo era una persona mayor y yo porque tenía adonde ir. Más que nada buscaba contención", confesó. Una de sus principales mentoras en el mundo de la poesía fue justamente la profesora de lengua del instituto. Ella fue la encargada de animarlo a contar historias sencillas, de la vida cotidiana , "de esas que le llegan a la gente", inspirándose en poemas del uruguayo Mario Benedetti, de quien hoy se confiesa como un gran admirador. Las cosas empezaban a mejorar. En las aulas del colegio nació su atracción por la escritura y comenzó a gestarse también una nueva fuente de trabajo. "Sentía la necesidad de ganarme la vida. Era lo que siempre había hecho", aseguró. Sobre ruedas. Con un cuadernillo que agrupaba sus primeros siete poemas, decidió un domingo ir a probar suerte, en compañía de su familia, a Parque Centenario. "Empecé a repartirlos a orillas del lago. Se los daba a la gente para que los leyera y después pasaba a recogerlos. Ese domingo me gané 6 pesos, que en ese momento era un montón. Significaba el vino, el tomate y los fideos", recordó, mientras una sonrisa cargada de picardía y satisfacción aparecía en su cara. Pero la espera entre un fin de semana y el siguiente para la venta se hacía ardua y había que mantener la casa. Y fue ahí cuando se acordó de haber visto a un chico en el subte que vendía poemas: "Y pensé: ¿Por qué no?". Tímidamente Ramón describió: "Vivía en Corrientes y Medrano, pero me fui al subte que quedaba más lejos mi casa, el de Retiro, donde nadie me conocía. Cuando vi venir el primer subte, dije: «No, este viene muy vacío, me quedo un poquito más». Después pasó otro, pero tampoco subí porque venía muy lleno. Lo que pasaba en realidad es que tenía «chucho», una vergüenza terrible. Era muy difícil exponerse. Sentía que estaba mendigando. Pero después arranqué". Sus seguidores. Hoy, lejos de las góndolas o de la caja registradora del almacén, el poeta del subte disfruta de las muestras diarias de cariño que recibe de los usuarios del servicio, pero también de las que le envían los admiradores de su obra desde Colombia, México y España, para felicitarlo por su ejemplo de esfuerzo y dedicación a los casi 75 años. "Me generan la alegría más grande y me levantan el ánimo todos los días", indicó agradecido tras "haber encontrado su lugar en el mundo". Poema del Olvido Tú puedes olvidar y los recuerdos Se pegan a mi piel como un castigo. Tú puedes olvidar, yo sólo vivo Añorando el querer que se ha perdido. Tú puedes olvidar y en cada noche Mil vueltas yo me doy buscando olvido. Tú puedes olvidar. ¡Ay si pudiera! Olvidar como tú... sin un suspiro. Referencias http://sociedadedospoetasamigos.blogspot.com.es/2010/04/don-ramon-de-almagro-poeta-argentino.html

José Pedroni

Don José Ternura César Isella a José Pedroni Debió ser el oro tibio de los trigales; ese vaivén de cuna mecida por el viento, el eco lejano de las nanas de las madres del mundo, las que le dieron a José Pedroni ese acento de intimidad inviolada para su poesía inicial. Sus primeros libros tenían un temblOr de nacimiento. Un misterio de salmo, el trasfondo bíblico que anima su palabra llena de labradores, los constructores de la Colonia Esperanza, donde él vio y cantó la epopeya, hasta él inédita, de la inmigración en la Argentina. Con el correr del tiempo, los asuntos urgentes de un mundo castigado por la gUerra y el horror iban a estremecer sus poemas, hasta recalar en la épica del despertar de los pueblos latinoamericanos en la última etapa de su obra extensa y fresca. Esa riqueza de temas y formas, es el que despertado la inquietud de los compositores jóvenes que, como César Isella, están convirtendo sus hojas voladoras en pájaros sonoros. ¿Habrá pensado alguna vez don José, que sus poemas iban a ser invadidos por las guitarras del pueblo? Seguramente que sí, porque segura era la entraña popular nacional de esa poesía. Aquí en esta nueva obra del ya famoso cantante y autor, la música agranda su mensaje y nos devuelve un Pedroni vigente y urgente que pondera el camino de un cancionero apoyado en la gran poesia argentina. José Bartolomé Pedroni Fantino (21 de septiembre de 1899–, 4 de febrero de 1968), poeta argentino. José Pedroni nació en la ciudad de Gálvez, Santa Fe, en Argentina, hijo de Gaspar Pedroni y de Felisa Fantino. Sin embargo, su lugar de residencia durante la mayor parte de su vida fue la ciudad de Esperanza, en la misma provincia de Santa Fe, su ciudad adoptiva y en la cual escribe la mayor parte de su obra poética. Contrajo matrimonio con Elena Chautemps el 27 de marzo de 1920. Tuvieron cuatro hijos. Su última hija y única hija mujer, Ana María Pedroni, también es escritora y reside en Guatemala. Su muerte, ocurrida por una descompensación cardíaca, lo sorprende en la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina en 1968. Esperanza, colonia de inmigrantes europeos Esperanza, la ciudad por él elegida, es una colonia de inmigrantes de origen suizo, alemán, francés, belga y luxemburgués, fundada en el año 1856, el 8 de septiembre. Sobre esa gesta colonizadora y sus protagonistas el poeta se expresa en su libro "Monsieur Jaquín", editado en 1956 al celebrarse el Centenario de la fundación de la ciudad de Esperanza. Obra poética Sus primeros poemas los publica en 1920 y entre su fecunda obra poética corresponde destacar "La gota de agua" (1923), "Gracia plena" (1925), "Poemas y palabras" (1935), "Diez Mujeres" (1937), "El pan nuestro" (1941), "Nueve cantos" (1944), "Monsieur Jaquín" (1956), "Cantos del hombre" y "Canto a Cuba" (1960),"La hoja voladora" (1961) y "El nivel y su lágrima" (1963). Centenario de su nacimiento Siempre ha sido considerado como la figura literaria máxima de la ciudad santafesina de Esperanza, cuya comunidad lo ha homenajeado y recordado en múltiples ocasiones. En 1999, en oportunidad de cumplirse el Centenario de su nacimiento, el 21 de septiembre, una Comisión de Homenaje realiza diferentes actividades para recordar al poeta. Cabe destacar una publicación especial del periódico "El Colono del Oeste" de Esperanza, elaborada por la Profesora Nelly Morandi de Müller que relata su vida a través de su propia obra poética, enriqueciendo el relato con múltiples imágenes fotográficas que reflejan diferentes etapas de la vida de José Pedroni, provenientes de su colección privada y que fueron aportadas por la familia del poeta. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/José_Pedroni Folklore Raíz - http://folklore-raiz.blogspot.com.es/2012/09/cesar-isella-1972-jose-pedroni.html

Che Guevara

La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista Por Alvaro Vargas Llosa, The New Republic 2005 El Che Guevara, quien hizo tanto (¿o tan poco?) por destruir al capitalismo, es en la actualidad la quintaesencia de una marca capitalista. Su semblante adorna jarros de café, caperuzas, encendedores, llaveros, billeteras, gorras de béisbol, tocados, bandadas, musculosas, camisetas deportivas, carteras finas, jeans de denim, té de hierbas, y por supuesto esas omnipresentes remeras con la fotografía, tomada por Alberto Korda, del galán socialista luciendo su boina durante los primeros años de la revolución, en el instante en que el Che de casualidad se introdujo en el visor del fotógrafo—y en la imagen que, treinta y ocho años después de su muerte, constituye aún el logotipo del revolucionario (¿o del capitalista?) “chic”. Sean O’Hagan sostuvo en The Observer que existe incluso un jabón en polvo con el eslogan “El Che lava más blanco.” Los productos del Che son comercializados por grandes corporaciones y por pequeñas empresas, tales como la Burlington Coat Factory, la cual difundió un comercial televisivo presentando a un joven en pantalones de fajina luciendo una remera del Che, o la Flamingo’s Boutique en Union City, Nueva Jersey, cuyo propietario respondió a la furia de los exiliados cubanos locales con este argumento devastador: “Yo vendo lo que la gente desea comprar.” Los revolucionarios también se unieron a este frenesí de productos—desde “The Che Store”, que vende provisiones, hasta el sitio que atiende “todas sus necesidades revolucionarias” en Internet, y el escritor italiano Gianni Minà, quien le vendió a Robert Redford los derechos cinematográficos del diario del Che sobre su juvenil viaje alrededor de América del Sur en el año 1952 a cambio de poder acceder al rodaje del film Diarios de Motocicleta y de que Minà pudiese producir su propio documental. Para no mencionar a Alberto Granado, quien acompañó al Che en su viaje de juventud y ahora asesora documentalistas, y que se quejaba hace poco en Madrid, según el diario El País, ante un Rioja y un magret de pato, de que el embargo estadounidense contra Cuba le dificulta el cobro de las regalías. Para llevar a la ironía más lejos: el edificio en el cual nació Guevara en la ciudad de Rosario, Argentina, un espléndido inmueble de comienzos del siglo veinte sito en la esquina de las calles Urquiza y Entre Ríos, se encontraba hasta hace poco ocupado por la administradora de fondos de jubilaciones y pensiones privada Máxima AFJP, una hija de la privatización de la seguridad social argentina en la década de 1990. La metamorfosis del Che Guevara en una marca capitalista no es nueva, pero la marca viene experimentando un renacimiento—un renacimiento especialmente destacable, dado que el mismo tiene lugar años después del colapso político e ideológico de todo lo que Guevara representaba. Esta suerte inesperada se debe sustancialmente a Diarios de Motocicleta, la película producida por Robert Redford y dirigida por Walter Salles. (Es una de las tres películas más importantes sobre el Che ya realizadas o actualmente en rodaje en los últimos dos años; las otras dos han sido dirigidas por Josh Evans y Steven Soderbergh.) Hermosamente rodada en paisajes que claramente han eludido los efectos erosivos de la polución capitalista, el film exhibe al joven en un viaje de auto-descubrimiento a medida que su conciencia social en ciernes tropieza con la explotación social y económica, lo que va preparando el terreno para la reinvención del hombre a quien Sartre llamara alguna vez el ser humano más completo de nuestra era. Pero para ser más preciso, el actual renacimiento del Che se inició en 1997, en el trigésimo aniversario de su muerte, cuando cinco biografías abrumaron las librerías y sus restos fueron descubiertos cerca de una pista de aterrizaje en el aeropuerto de Vallegrande, en Bolivia, después de que un general boliviano retirado, en una revelación espectacularmente oportuna, indicara la ubicación exacta. El aniversario volvió a centrar la atención en la famosa fotografía de Freddy Alborta del cadáver del Che tendido sobre una mesa, escorzado, muerto y romántico, luciendo como Cristo en un cuadro de Mantegna. Es usual que los seguidores de un culto no conozcan la verdadera historia de su héroe. (Muchos rastafaris renunciarían a Haile Selassie si tuviesen alguna idea de quien fue en realidad.) No sorprende que los seguidores contemporáneos de Guevara, sus nuevos admiradores post-comunistas, también se engañen a sí mismos al aferrarse a un mito—excepto los jóvenes argentinos que corean una expresión de rima perfecta: “Tengo una remera del Che y no sé por qué.” Considérese a algunos de los individuos que recientemente han blandido o invocado el retrato de Guevara como un emblema de justicia y rebelión contra el abuso de poder. En el Líbano, unos manifestantes que protestaban en contra de Siria ante la tumba del ex primer ministro Rafiq Hariri portaban la imagen del Che. Thierry Henry, un jugador de fútbol francés que juega para el Arsenal, en Inglaterra, se apareció en una importante velada de gala organizada por la FIFA, el organismo del fútbol mundial, vistiendo una remera roja y negra del Che. En una reciente reseña publicada en The New York Times sobre Land of the Dead de George A. Romero, Manohla Dargis destacaba que “el mayor impacto aquí puede ser el de la transformación de un zombi negro en un virtuoso líder revolucionario,” y agregó: “Creo que el Che en verdad vive, después de todo.” El héroe del fútbol Maradona ostentó el emblemático tatuaje del Che en su brazo derecho durante un viaje en el que se reunió con Hugo Chávez en Venezuela. En Stavropol, al sur de Rusia, unos manifestantes que reclamaban los pagos en efectivo de los beneficios del bienestar social tomaron la plaza central con banderas del Che. En San Francisco, City Lights Books, el legendario hogar de la literatura beat, invita a los visitantes a una sección dedicada a América Latina en la cual la mitad de los estantes se encuentra ocupada por libros del Che. José Luis Montoya, un oficial de policía mexicano que combate el crimen relacionado con las drogas en Mexicali luce una vincha del Che porque ella lo hace sentirse más fuerte. En el campo de refugiados de Dheisheh, en la margen occidental del río Jordán, los afiches del Che adornan un muro que le rinde tributo a la Intifada. Una revista dominical dedicada a la vida social en Sydney, Australia, enumera a los tres invitados ideales en una cena: Alvar Aalto, Richard Branson, y el Che Guevara. Leung Kwok-hung, el rebelde elegido a la junta legislativa de Hong Kong, desafía a Beijing al vestir una remera del Che. En Brasil, Frei Betto, consejero del Presidente Lula da Silva y encargado del programa de alto perfil "Hambre Cero," afirma que "deberíamos prestarle menos atención a Trotsky y mucha más al Che Guevara." Y lo más estupendo de todo, en la ceremonia de este año de los Premios de la Academia, Carlos Santana y Antonio Banderas interpretaron la canción principal del film Diarios de Motocicleta: Santana se presentó luciendo una remera del Che y un crucifijo. Las manifestaciones del nuevo culto del Che están por todas partes. Una vez más el mito está apasionando a individuos cuyas causas en su mayor parte representan exactamente lo opuesto de lo que era Guevara. Ningún hombre carece de algunas cualidades atenuantes. En el caso del Che Guevara, esas cualidades pueden ayudarnos a medir el abismo que separa a la realidad del mito. Su honestidad (quiero decir: honestidad parcial) significa que dejó testimonio escrito de sus crueldades, incluido lo muy malo, aunque no lo peor. Su coraje—que Castro describió como “su manera, en los momentos difíciles y peligrosos, de hacer las cosas más difíciles y peligrosas”—significa que no vivió para asumir la plena responsabilidad por el infierno de Cuba. El mito puede decir tanto acerca de una época como la verdad. Y es así que gracias a los propios testimonios que el Che brinda de sus pensamientos y de sus actos, y gracias también a su prematura desaparición, podemos saber exactamente cuan engañados están muchos de nuestros contemporáneos respecto de muchas cosas. Guevara puede haberse enamorado de su propia muerte, pero estaba mucho más enamorado de la muerte ajena. En abril de 1967, hablando por experiencia, resumió su idea homicida de la justicia en su “Mensaje a la Tricontinental”: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”. Sus primeros escritos se encuentran también sazonados con esta violencia retórica e ideológica. A pesar de que su ex novia Chichina Ferreyra duda de que la versión original de los diarios de su viaje en motocicleta contenga la observación de “siento que mis orificios nasales se dilatan al saborear el amargo olor de la pólvora y de la sangre del enemigo,” Guevara compartió con Granado en esa temprana edad esta exclamación: “¿Revolución sin disparar un tiro? Estás loco.” En otras ocasiones el joven bohemio parecía incapaz de distinguir entre la frivolidad de la muerte como un espectáculo y la tragedia de las victimas de una revolución. En una carta a su madre en 1954, escrita en Guatemala, donde fue testigo del derrocamiento del gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz, escribió: “Aquí estuvo muy divertido con tiros, bombardeos, discursos y otros matices que cortaron la monotonía en que vivía”. La disposición de Guevara cuando viajaba con Castro desde México a Cuba a bordo del Granma es capturada en una frase de una carta a su esposa que redactó el 28 de enero de 1957, no mucho después de desembarcar, publicada en su libro Ernesto: Una Biografía del Che Guevara en Sierra Maestra: “Estoy en la manigua cubana, vivo y sediento de sangre”. Esta mentalidad había sido reforzada por su convicción de que Arbenz había perdido el poder debido a que había fallado en ejecutar a sus potenciales enemigos. En una carta anterior a su ex novia Tita Infante había observado que “Si se hubieran producido esos fusilamientos, el gobierno hubiera conservado la posibilidad de devolver los golpes”. No sorprende que durante la lucha armada contra Batista, y luego tras el ingreso triunfal en La Habana, Guevara asesinara o supervisara las ejecuciones en juicios sumarios de muchísimas personas—enemigos probados, meros sospechados y aquellos que se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado. En enero de 1957, tal como lo indica su diario desde la Sierra Maestra, Guevara le disparó a Eutimio Guerra porque sospechaba que aquel se encontraba pasando información: “Acabé con el problema dándole un tiro con una pistola del calibre 32 en la sien derecha, con orificio de salida en el temporal derecho...sus pertenencias pasaron a mi poder”. Más tarde mató a tiros a Aristidio, un campesino que expresó el deseo de irse cuando los rebeldes siguieran su camino. Mientras se preguntaba si esta victima en particular “era en verdad lo suficientemente culpable como para merecer la muerte,” no vaciló en ordenar la muerte de Echevarría, el hermano de uno de sus camaradas, en razón de crímenes no especificados: “Tenía que pagar el precio.” En otros momentos simularía ejecuciones sin llevarlas a cabo, como un método de tortura psicológica. Luis Guardia y Pedro Corzo, dos investigadores que se encuentran trabajando en Florida en un documental sobre Guevara, han obtenido el testimonio de Jaime Costa Vázquez, un ex comandante del ejército revolucionario conocido como “El Catalán,” quien sostiene que muchas de las ejecuciones atribuidas a Ramiro Valdés (futuro ministro del interior de Cuba) fueron responsabilidad directa de Guevara, debido a que Valdés se encontraba bajo sus ordenes en las montañas. “Ante la duda, mátalo” fueron las instrucciones del Che. En vísperas de la victoria, según Costa, el Che ordenó la ejecución de un par de docenas de personas en Santa Clara, en Cuba central, hacia donde había marchado su columna como parte de un asalto final contra la isla. Algunos de ellos fueron muertos en un hotel, como ha escrito Marcelo Fernándes-Zayas, otro ex revolucionario que después se convertiría en periodista (agregando que entre los ejecutados había campesinos conocidos como casquitos que se habían unido al ejército simplemente para escapar del desempleo). Pero la “fría máquina de matar” no dio muestra de todo su rigor hasta que, inmediatamente después del colapso del régimen de Batista, Castro lo pusiera a cargo de la prisión de La Cabaña. (Castro tenía un buen ojo clínico para escoger a la persona perfecta para proteger a la revolución contra la infección.) San Carlos de La Cabaña es una fortaleza de piedra que fue utilizada para defender a La Habana contra los piratas ingleses en el siglo dieciocho; más tarde se convirtió en un cuartel militar. De una manera que evoca al escalofriante Lavrenti Beria, Guevara presidió durante la primera mitad de 1959 uno de los periodos más oscuros de la revolución. José Vilasuso, abogado y profesor en la Universidad Interamericana de Bayamón en Puerto Rico, quien pertenecía al grupo encargado del proceso judicial sumario en La Cabaña, me dijo recientemente que “El Che dirigió la Comisión Depuradora. El proceso se regía por la ley de la sierra: tribunal militar de hecho y no jurídico, y el Che nos recomendaba guiarnos por la convicción. Esto es: “Sabemos que todos son unos asesinos, luego proceder radicalmente es lo revolucionario”. Miguel Duque Estrada era mi jefe inmediato. Mi función era de instructor. Es decir legalizar profesionalmente la causa y pasarla al ministerio fiscal, sin juicio propio alguno. Se fusilaba de lunes a viernes. Las ejecuciones se llevaban a cabo de madrugada, poco después de dictar sentencia y declarar sin lugar (de oficio) la apelación. La noche más siniestra que recuerdo se ejecutaron siete hombres”. Javier Arzuaga, el capellán vasco que les brindaba consuelo a aquellos condenados a morir y que presenció personalmente docenas de ejecuciones, habló conmigo recientemente desde su casa en Puerto Rico. Ex sacerdote católico de setenta y cinco años de edad, quien se describe como “más cercano a Leonardo Boff y a la Teología de la Liberación que al ex cardenal Cardinal Ratzinger,” Arzuaga recuerda que “La cárcel de La Cabaña se mantuvo llena a rebosar. Sobre 800 hombres hacinados en un espacio pensado para no más de 300: militares batistianos o miembros de algunos de los cuerpos de la policía, algunos “chivatos”, periodistas, empresarios o comerciantes. El juez no tenía por qué ser hombre de leyes; sí, en cambio, pertenecer al ejército rebelde, al igual que los compañeros que ocupaban con él la mesa del tribunal. Casi todas las vistas de apelación estuvieron presididas por el Che Guevara. No recuerdo ningún caso cuya sentencia fuera revocada en esas vistas. Todos los días yo visitaba la “galera de la muerte”, donde permanecían los prisioneros desde que eran sentenciados a muerte. Corrió la voz de que yo hipnotizaba a los condenados antes de salir para el paredón y que por eso se daban tan fáciles las cosas, sin escenas desagradables, y el Che Guevara dio orden de que nadie fuera conducido al paredón sin que yo estuviera presente. Yo asistí a 55 fusilamientos hasta el mes de mayo, cuando me fui. Eso no quiere decir que no se siguiera fusilando. Herman Marks era un americano, se decía que era prófugo de la justicia. Lo llamábamos “el carnicero” porque gozaba gritando “pelotón, atención, preparen, apunten, fuego”. Conversé varias veces con el Che con el fin de interceder por determinadas personas. Recuerdo muy bien el caso de Ariel Lima que era menor de edad, pero fue inflexible. Lo mismo puedo decir de Fidel Castro, a quien acudí también en dos ocasiones con igual propósito. Sufrí un trauma. A finales de mayo me sentía mal y se me recomendó abandonar la parroquia de Casa Blanca, dentro de cuyos límites se encontraba La Cabaña y que yo había atendido en los últimos tres años. Me fui a México para un tratamiento. Cuando nos despedíamos, el Che Guevara me dijo que nos habíamos llevado bien, tratando los dos de sacar el otro de su campo para atraerlo al de uno. “Hemos fracasado los dos. Cuando nos quitemos las caretas que hemos llevado puestas, seremos enemigos frente a frente”. ¿Cuánta gente fue asesinada en La Cabaña? Pedro Corzo ofrece una cifra de unos doscientos, similar a la proporcionada por Armando Lago, un profesor de economía retirado que ha compilado una lista de 179 nombres como parte de un estudio de ocho años sobre las ejecuciones en Cuba. Vilasuso me dijo que cuatrocientas personas fueron ejecutadas entre el mes de enero y fines de junio de 1959 (fecha en el que el Che dejó de estar a cargo de La Cabaña). Los cables secretos enviados por la Embajada de los Estados Unidos en La Habana al Departamento de Estado en Washington hablan de "más de 500." Según Jorge Castañeda, uno de los biógrafos de Guevara, un católico vasco simpatizante de la revolución, el fallecido Padre Iñaki de Aspiazú, hablaba de setecientas victimas. Félix Rodríguez, un agente de la CIA quien fue parte del equipo a cargo de la captura de Guevara en Bolivia, me dijo que él encaró al Che después de su captura respecto de "las dos mil y pico" ejecuciones por las que fue responsable durante su vida. "Dijo que todos eran agentes de la CIA y no se refirió a la cifra," recuerda Rodríguez. Las cifras más altas pueden incluir ejecuciones que tuvieron lugar en los meses posteriores a la fecha en que el Che dejó de estar a cargo de la prisión. Lo cual nos trae de regreso a Carlos Santana y a su elegante indumentaria del Che. En una carta abierta publicada en El Nuevo Herald el 31 de marzo de este año, el gran músico de jazz Paquito D''Rivera reprochó a Santana su vestuario en la ceremonia de los Premios Oscar, y agregó: “Uno de esos cubanos fue mi primo Bebo, preso allí precisamente por ser cristiano. El me cuenta siempre con amargura cómo escuchaba desde su celda en la madrugada los fusilamientos sin juicio de mucho que morían gritando “¡Viva Cristo Rey!”. El ansia de poder del Che tenía otras maneras de expresarse además del asesinato. La contradicción entre su pasión por viajar—una especie de protesta contra las limitaciones del estado-nación—y su impulso por convertirse en un estado esclavizante en relación a otras personas es patético. Al escribir acerca de Pedro Valdivia, el conquistador de Chile, Guevara reflexionaba: "Pertenecía a esa clase especial de hombres a los que la especie produce de vez en cuando, en quienes un anhelo por el poder ilimitado es tan extremo que cualquier sufrimiento para lograrlo parece natural." Podría haber estado describiéndose así mismo. En cada etapa de su vida adulta, sus megalomanía se manifestaba en el impulso depredador por apoderarse de las vidas y de la propiedad de otras personas, y de abolir su libre voluntad. En 1958, después de tomar la ciudad de Sancti Spiritus, Guevara intento sin éxito imponer una especie de sharia, regulando las relaciones entre los hombres y las mujeres, el uso del alcohol, y el juego informal—un puritanismo que no caracterizaba precisamente su propia forma de vida. Les ordenó también a sus hombres que asaltaran bancos, una decisión que justificó en una carta a Enrique Oltuski, un subordinado, en noviembre de ese año: "Las masas que luchan están de acuerdo con asaltar a los bancos porque ninguno de ellos tiene un centavo en los mismos." Esta idea de la revolución como una licencia para reasignar la propiedad según le conviniese condujo al puritano marxista a apoderarse de la mansión de un emigrante tras el triunfo de la revolución. El impulso de desposeer a los demás de su propiedad y de reclamar la propiedad del territorio de otros fue central a la política opresiva de Guevara. En sus memorias, el líder egipcio Gamal Abdel Nasser cuenta que Guevara le preguntó cuántas personas habían abandonado su país debido a la reforma agraria. Cuando Nasser replicó que ninguna, el Che contestó enojado que la manera de medir la profundidad del cambio es a través del número de individuos “que sienten que no hay lugar para ellos en la nueva sociedad.” Este instinto depredador alcanzó un apoteosis en 1965, cuando empezó a hablar, como Dios, acerca del "Hombre Nuevo" que él y su revolución crearían. La obsesión del Che con el control colectivista lo llevó a colaborar en la formación del aparato de seguridad que fue establecido para subyugar a seis millones y medio de cubanos. A comienzos de 1959, una serie de reuniones secretas tuvo lugar en Tarará, cerca de La Habana, en la mansión a la cual el Che temporalmente se retiró para recuperarse de una enfermedad. Allí fue donde los líderes principales, incluido Castro, diseñaron al estado policíaco cubano. Ramiro Valdés, subordinado del Che durante la guerra de guerrillas, fue puesto al mando del G-2, un cuerpo inspirado en la Cheka. Angel Ciutah, un veterano de la Guerra Civil española enviado por los soviéticos que había estado muy cerca de Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, y que más tarde entablaría amistad con el Che, desempeñó un papel fundamental en la organización del sistema, junto con Luis Alberto Lavandeira, quien había servido al jefe en La Cabaña. El propio Guevara se hizo cargo del G-6, el grupo al que se le encomendó el adoctrinamiento ideológico de las fuerzas armadas. La invasión respaldada por los EE.UU. de Bahía de Cochinos en abril de 1961 se convirtió en la ocasión perfecta para consolidar al nuevo estado policíaco, con el acorralamiento de decenas de miles de cubanos y una nueva serie de ejecuciones. Como el mismo Guevara le expresó al embajador soviético Sergei Kudriavtsev, los contrarrevolucionarios nunca “volverían a levantar su cabeza.” "Contrarrevolucionario" es el término que se le aplicaba a cualquiera que se apartara del dogma. Era el equivalente comunista de "hereje." Los campos de concentración eran una forma en la cual el poder dogmático era empleado para suprimir el disenso. La historia le atribuye al general español Valeriano Weyler, el capitán general de Cuba a finales del siglo diecinueve, haber empleado por vez primera a la palabra "concentración" para describir la política de cercar a las masas de potenciales opositores—en su caso a los simpatizantes del movimiento independentista cubano—con alambre de púas y empalizadas. Qué irónico (y apropiado) que los revolucionarios de Cuba más de medio siglo después continuasen con esta tradición local. Al principio, la revolución movilizó a voluntarios para construir escuelas y para trabajar en los puertos, plantaciones, y fábricas—todas ellas exquisitas oportunidades fotográficas para el Che el estibador, el Che el cortador de caña, el Che el fabricante de telas. No pasó mucho tiempo antes de que el trabajo voluntario se volviese un poco menos voluntario: el primer campamento de trabajos forzados, Guanahacabibes, fue establecido en Cuba occidental hacia el final de 1960. Así es como el Che explicaba la función desempeñada por este método de confinamiento: “A Guanahacabibes se manda a la gente que no debe ir a la cárcel , la gente que ha cometido faltas a la moral revolucionaria de mayor o menor grado...es trabajo duro, no trabajo bestial”. Este campamento fue el precursor del confinamiento sistemático, a partir de 1965 en la provincia de Camagüey, de disidentes, homosexuales, victimas del SIDA, católicos, Testigos de Jehová, sacerdotes afro-cubanos, y otras escorias por el estilo, bajo la bandera de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP). Hacinados en autobuses y camiones, los "desadaptados" serían transportados a punta de pistola a los campos de concentración organizados sobre la base del modelo de Guanahacabibes. Algunos nunca regresarían; otros serían violados, golpeados, o mutilados; y la mayoría quedarían traumatizados de por vida, como el sobrecogedor documental de Néstor Almendros Conducta Impropia se lo mostrara al mundo un par de décadas atrás. De esta manera, la revista Time parece haber errado en agosto de 1960 cuando describió a la división del trabajo de la revolución con una nota de tapa presentando al Che Guevara como el "cerebro," a Fidel Castro como el "corazón" y a Raúl Castro como el "puño." Pero la percepción revelaba el papel crucial de Guevara en hacer de Cuba un bastión del totalitarismo. El Che era de alguna manera un candidato improbable para la pureza ideológica, dado su espíritu bohemio, pero durante los años de entrenamiento en México y en el periodo resultante de la lucha armada en Cuba emergió como el ideólogo comunista locamente enamorado de la Unión Soviética, en gran medida para molestia de Castro y de otros que eran esencialmente oportunistas dispuestos a utilizar cualquier medio necesario para ganar poder. Cuando los aspirantes a revolucionarios fueron arrestados en México en 1956, Guevara fue el único que admitió que era un comunista y que estaba estudiando ruso. (Habló abiertamente de su relación con Nikolai Leonov de la Embajada Soviética.) Durante la lucha armada en Cuba, forjó una férrea alianza con el Partido Socialista Popular (el partido comunista de la isla) y con Carlos Rafael Rodríguez, un jugador importante en la conversión del régimen de Castro al comunismo. Esta fanática disposición convirtió al Che en una parte esencial de la "sovietización" de la revolución que se había jactado reiteradamente de su carácter independiente. Muy poco después de que los barbudos llegaran al poder, Guevara participó de negociaciones con Anastas Mikoyan, el vice primer ministro soviético, quien visitó Cuba. Le fue confiada la misión de promover las negociaciones soviético-cubanas durante una visita a Moscú a finales de 1960. (La misma fue parte de un largo viaje en el cual la Corea del Norte de Kim Il Sung fue el país que “más” le impresionó.) El segundo viaje a Rusia de Guevara, en agosto de 1962, fue aún más significativo, en razón de que el mismo selló el acuerdo para convertir a Cuba en una cabeza de playa nuclear soviética. Se reunió con Khrushchev en Yalta para finalizar los detalles sobre una operación que ya se había iniciado y que involucraba la introducción en la isla de cuarenta y dos misiles soviéticos, la mitad de los cuales estaban armados con ojivas nucleares, así como también lanzadores y unos cuarenta y dos mil soldados. Tras presionar a sus aliados soviéticos sobre el peligro de que los Estados Unidos pudiesen descubrir lo que estaba aconteciendo, Guevara obtuvo garantías de que la marina soviética intervendría—en otras palabras, de que Moscú estaba preparada para ir a la guerra. Según la biografía de Guevara de Philippe Gavi, el revolucionario había alardeado que "su país se encuentra deseoso de arriesgarlo todo en una guerra atómica de inimaginable capacidad destructiva para defender un principio." Apenas después de finalizada la crisis de los misiles cubanos—cuando Khrushchev renegó de la promesa hecha en Yalta y negoció un acuerdo con los Estados Unidos a espaldas de Castro que incluía la remoción de los misiles estadounidenses de Turquía—Guevara dijo a un periódico comunista británico: "Si los cohetes hubiesen permanecido, los hubiésemos utilizado a todos y dirigido contra el mismo corazón de los Estados Unidos, incluida Nueva York, en nuestra defensa contra la agresión." Y un par de años más tarde, en las Naciones Unidas, fue leal a las formas: "Como marxistas hemos sostenido que la coexistencia pacífica entre las naciones no incluye a la coexistencia entre los explotadores y el explotado." Guevara se distanció de la Unión Soviética en los últimos años de su vida. Lo hizo por las razones equivocadas, culpando a Moscú por ser demasiado blando ideológica y diplomáticamente, y hacer demasiadas concesiones—a diferencia de la China maoísta, a la cual llegó a ver como un refugio de la ortodoxia. En octubre de 1964, un memo escrito por Oleg Daroussenkov, un funcionario soviético cercano a él, cita a Guevara diciendo: "Les pedimos armas a los checoslovacos; y nos rechazaron. Luego se las pedimos a los chinos; dijeron que sí en pocos días, y ni siquiera nos cobraron, declarando que uno no le vende armas a un amigo." En realidad, Guevara se resintió por el hecho de que Moscú le estaba solicitando a otros miembros del bloque comunista, incluida Cuba, algo a cambio de su colosal ayuda y de su apoyo político. Su ataque final contra Moscú llegó en Argelia, en febrero de 1965, en una conferencia internacional en la que acusó a los soviéticos de adoptar la "ley del valor," es decir, el capitalismo. Su ruptura con los soviéticos, en síntesis, no fue un grito en favor de la independencia. Fue un alarido al estilo de Enver Hoxha en aras de la total subordinación de la realidad a la ciega ortodoxia ideológica. El gran revolucionario tuvo una oportunidad de poner en práctica su visión económica—su idea de la justicia social—como director del Banco Nacional de Cuba y del Departamento de Industria del Instituto Nacional de la Reforma Agraria a fines de 1959, y, desde principios de 1961, como ministro de industria. El periodo en el cual Guevara estuvo a cargo de la mayor parte de la economía cubana atestiguó el cuasi colapso de la producción de azúcar, el fracaso de la industrialización y la introducción del racionamiento—todo esto en el que había sido uno de los cuatros países económicamente más exitosos de América Latina desde antes de la dictadura de Batista. Su tarea como director del Banco Nacional, durante la cual imprimió billetes que llevaban la firma "Che," ha sido sintetizada por su asistente, Ernesto Betancourt: “Encontré en el Che una ignorancia absoluta de los principios más elementales de la economía”. Los poderes de percepción de Guevara respecto de la economía mundial fueron muy bien expresados en 1961, durante una conferencia hemisférica celebrada en Uruguay, donde predijo una tasa de crecimiento para Cuba del 10 por ciento "sin el menor temor," y, para 1980, un ingreso per capita mayor que el de "los EE.UU. en la actualidad." En verdad, hacia 1997, el trigésimo aniversario de su muerte, los cubanos se encontraban bajo una dieta consistente en una ración de cinco libras de arroz y una libra de frijoles por mes; cuatro onzas de carne dos veces al año; cuatro onzas de pasta de soja por semana; y cuatro huevos por mes. La reforma agraria le quitó tierra al rico, pero se la dio a los burócratas, no a los campesinos. (El decreto fue redactado en la casa del Che.) En el nombre de la diversificación, el área cultivada fue reducida y la mano de obra disponible distraída hacia otras actividades. El resultado fue que entre 1961 y 1963, la cosecha se redujo a la mitad: apenas unos 3,8 millones de toneladas métricas. ¿Se justificaba este sacrificio por el fomento de la industrialización cubana? Desdichadamente, Cuba carecía de materias primas para la industria pesada, y, como una consecuencia de la redistribución revolucionaria, no contaba con una moneda sólida con la cual adquirirlas—o incluso adquirir los productos básicos. Para 1961, Guevara estaba teniendo que dar explicaciones embarazosas a los trabajadores en la oficina: "Nuestros camaradas técnicos en las compañías han producido una pasta dental... tan buena como la anterior; limpia exactamente lo mismo, a pesar de que después de un tiempo se vuelve una piedra." Para 1963, todas las esperanzas de industrializar a Cuba fueron abandonadas, y la revolución aceptó su rol de proveedora colonial de azúcar al bloque soviético a cambio de petróleo para cubrir sus necesidades y para revenderlo a otros países. Durante las tres décadas siguientes, Cuba sobreviviría en base a un subsidio soviético de más o menos entre $65 mil millones y $100 mil millones. Habiendo fracasado como héroe de la justicia social, ¿merece Guevara un lugar en los libros de historia como un genio de la guerra de guerrillas? Su mayor logro militar en la lucha contra Batista—la toma de la ciudad de Santa Clara después de emboscar un tren con pesados refuerzos—es seriamente cuestionado. Numerosos testimonios indican que el conductor del tren se rindió de antemano, acaso tras aceptar sobornos. (Gutiérrez Menoyo, quien dirigía un grupo guerrillero diferente en esa área, está entre aquellos que han criticado la historia oficial de Cuba sobre la victoria de Guevara.) Inmediatamente después del triunfo de la revolución, Guevara organizó ejércitos guerrilleros en Nicaragua, la República Dominicana, Panamá, y Haití—todos los cuales fueron aplastados. En 1964, envió al revolucionario argentino Jorge Ricardo Masetti a su muerte al persuadirlo de que montase un ataque contra su país natal desde Bolivia, justo después de que la democracia representativa había sido restablecida en la Argentina. Particularmente desastrosa fue la expedición al Congo en 1965. Guevara se alió con dos rebeldes—Pierre Mulele en el oeste y Laurent Kabila en el este—contra el desagradable gobierno congoleño, el cual era sostenido por los Estados Unido, por mercenarios sudafricanos y exiliados cubanos. Mulele había tomado posesión de Stanleyville antes de ser repelido. Durante su reinado de terror, tal como lo ha escrito V.S. Naipaul, asesinó a todos aquellos que podían leer y a todos los que vestían una corbata. Respecto del otro aliado de Guevara, Laurent Kabila, se trataba meramente de un perezoso y un corrupto por aquel entonces; pero el mundo descubriría en los años 90 que también él era una máquina de matar. En cualquier caso, Guevara se pasó gran parte de 1965 ayudando a los rebeldes en el este antes de abandonar el país de manera ignominiosa. Poco tiempo después, Mobutu llegó al poder e instaló una tiranía de décadas. (En los países latinoamericanos, de Argentina al Perú, las revoluciones inspiradas en el Che tuvieron el mismo resultado practico de reforzar el militarismo brutal durante muchos años.) En Bolivia, el Che fue nuevamente derrotado, y por última vez. Malinterpretó la situación local. Una reforma agraria había tenido lugar unos años antes; el gobierno había respetado muchas de las instituciones de las comunidades campesinas; y el ejército era cercano a los Estados Unidos a pesar de su nacionalismo. "Las masas campesinas no nos ayudan en absoluto" fue la melancólica conclusión de Guevara en su diario boliviano. Aún peor, Mario Monje, el líder comunista local, quien no tenía estómago para una guerra de guerrillas tras haber sido humillado en los comicios, condujo a Guevara hacia una ubicación vulnerable en el sudeste del país. Las circunstancias de la captura del Che en la quebrada del Yuro, poco después de reunirse con el intelectual francés Régis Debray y el pintor argentino Ciro Bustos, ambos arrestados cuando abandonaban el campamento, fueron, como gran parte de la expedición boliviana, cosa de aficionados. Guevara fue ciertamente audaz y corajudo, y rápido para organizar la vida en base a principios militares en los territorios bajo su control, pero no era un General Giap. Su libro La Guerra de Guerrillas enseña que las fuerzas populares pueden vencer a un ejército, que no es necesario aguardar a que se den las condiciones necesarias ya que un foco insurreccional puede provocarlos, y que el combate debe tener lugar principalmente en el campo. (En su receta para la guerra de guerrillas, reserva también para las mujeres el rol de cocineras y enfermeras.) Sin embargo, el ejército de Batista no era un ejército sino un corrupto manojo de matones carente de motivación y sin mucha organización; los focos guerrilleros, con la excepción de Nicaragua, terminaron todos en cenizas para los foquistas, y América Latina se ha vuelto urbana en un 70 por ciento en estas últimas cuatro décadas. Al respecto, también, el Che Guevara fue un cruel alucinado. En las últimas décadas del siglo diecinueve, Argentina tenía la segunda tasa de crecimiento más grande del mundo. Hacia la década de 1890, el ingreso real de los trabajadores argentinos era superior al de los trabajadores suizos, alemanes, y franceses. Para 1928, ese país ocupaba el duodécimo lugar en el mundo en cuanto a su PBI per capita. Ese logro, que las siguientes generaciones arruinarían, se debió en gran medida a Juan Bautista Alberdi. Al igual que Guevara, a Alberdi le gustaba viajar: caminó a través de las pampas y de los desiertos de norte a sur a los catorce años de edad, rumbo a Buenos Aires. Como Guevara, Alberdi se oponía a un tirano, Juan Manuel Rosas. Igual que Guevara, Alberdi tuvo la oportunidad de influir sobre un líder revolucionario en el poder—Justo José de Urquiza, quien derrocó a Rosas en 1852. Como Guevara, Alberdi representó al nuevo gobierno en giras mundiales, y murió en el exterior. Pero a diferencia del viejo y nuevo predilecto de la izquierda, Alberdi nunca mató una mosca. Su libro, Bases y puntos de partida para la organización de la República Argentina, fue la base de la Constitución de 1853 que limitó el Estado, abrió el comercio, alentó la inmigración y aseguró los derechos de propiedad, inaugurando de ese modo un periodo de setenta años de asombrosa prosperidad. No se entremetió en los asuntos de otras naciones, oponiéndose a la guerra de su país contra Paraguay. Su semblante no adorna el abdomen de Mike Tyson. Este trabajo fue originalmente publicado en inglés por la revista The New Republic bajo el titulo de The Killing Machine: Che Guevara, from Communist Firebrand to Capitalist Brand, en sus ediciones del 11 y 18 de julio de 2005. Traducido por Gabriel Gasave Referencias Alvaro Vargas Llosa - www.elindependent.org/articulos/article.asp?id=1535 Julio Cortázar le escribió al Che No nos vimos nunca pero no importaba. Yo tuve un hermano que iba por los montes mientras yo dormía. Lo quise a mi modo, le tomé su voz libre como el agua, caminé de a ratos cerca de su sombra. No nos vimos nunca pero no importaba, mi hermano despierto mientras yo dormía, mi hermano mostrándome detrás de la noche su estrella elegida. Carlos Puebla Hasta Siempre (guajira) Aprendimos a quererte, desde la histórica altura, donde el sol de tu bravura le puso cerco a la muerte. Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia, Comandante Che Guevara. Tu mano gloriosa y fuerte sobre la historia dispara, cuando todo Santa Clara se despierta para verte. Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia, Comandante Che Guevara. Vienes quemando la brisa con soles de primavera para plantar la bandera con la luz de tu sonrisa Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia, Comandante Che Guevara. Tu amor revolucionario te conduce a nueva empresa, donde espera la firmeza de tu brazo libertario. Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia, Comandante Che Guevara. Seguiremos adelante como junto a ti seguimos y con Fidel te decimos: «¡Hasta siempre Comandante!» Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia, Comandante Che Guevara. Ernesto Guevara en Santa Clara. Diciembre 1958




Top