Sweet Far Nothing, by John William Godward
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Gutierre de Cetina Gutierre de Cetina

Gutierre de Cetina (Sevilla, 1520 - México, ¿1557?) Poeta español que fue una de las figuras más significativas del Renacimiento. Su lírica, inspirada esencialmente en Petrarca, se desarrolla en torno al refinado artificio del amor visto en su más típica abstracción. Entre los poetas españoles italianizantes, Cetina es, después de Garcilaso de la Vega, el más notable y el más perfecto, y no se le puede negar el derecho de ocupar el lugar más destacado del parnaso español después de la media docena de celebridades de su época. Descendiente de una ilustre familia de la nobleza, Gutierre de Cetina vivió mucho tiempo en Italia, donde sirvió en las tropas de Carlos V y entabló amistad con los ingenios más insignes de la época, por los cuales estuvo evidentemente influida su orientación poética. Además de Petrarca, le inspiraron Tansillo, Ariosto y Bembo, y entre los españoles, Garcilaso de la Vega en particular. Pasó la mejor parte de su existencia en el refinado ambiente que rodeaba al príncipe de Ascoli, a don Luis de Leyva y al insigne humanista Diego Hurtado de Mendoza, todos ellos amigos íntimos de Cetina. Gutierre de Cetina volvió a España en 1554 y hasta algún tiempo después no encontró nuevas aventuras en las que desahogar su espíritu inquieto. Atraído por la fascinación de la empresa americana, marchó en 1556 a México (donde había estado ya entre 1546 y 1548, aproximadamente) con su tío Gonzalo López, quien se dirigía allí como procurador general. En aquella región de América se pierden las huellas de su vida, y a partir de entonces sólo perdura en el tiempo la leyenda forjada en torno al poeta. La naturaleza americana debió de imprimirse profundamente en la sensibilidad de Gutierre de Cetina, al propio tiempo que la seducción bárbara de aquella civilización. También en México halló el poeta otra inspiradora amorosa: doña Leonor de Osma, de la cual parece haberse enamorado locamente y bajo cuyo balcón, en Puebla de los Ángeles, fue herido por Hernando de Nava, un rival celoso. A partir de 1557 nada se sabe ya acerca de él, por lo que se le cree muerto en tal fecha. La obra poética de Gutierre de Cetina es conocida o a través de fragmentos sacados de manuscritos, o por ejemplos y testimonios, o, finalmente, formando parte de antologías. Bartolomé J. Gallardo, en su conocido Ensayo de una biblioteca de libros raros y curiosos, presentó abundantes muestras de la obra poética de Cetina; pero hasta que el erudito sevillano Hazañas y La Rúa no publicó sus poesías en 1895, puede decirse que faltó la verdadera base para estudiarlas, al igual que ocurrió con su biografía, acerca de la cual carecemos de datos seguros, a pesar de que muchos investigadores han dedicado a ello sus esfuerzos. Sus obras poéticas están constituidas por madrigales (cinco en total, entre ellos el conocidísimo "A unos ojos", al que debe buena parte de su popularidad), sonetos, canciones, diecisiete epístolas y quince composiciones varias, todas ellas en la línea de la manera italianizante inaugurada por Juan Boscán y Garcilaso de la Vega. Es quizás el único poeta español de su época del que no se conoce ninguna composición de carácter castellano en versos cortos, excepto una anacreóntica de cuya paternidad se duda; es preciso subrayar que no todas las poesías publicadas por Hazañas son de atribución segura. Teniendo en cuenta que debió escribir tales composiciones entre los veinte y los veintiséis años, podemos considerar que se trata de una producción abundante; parece seguro que Cetina partió a los veintiséis años para México y que allí ya no escribió nada más. Pero, a pesar de que esa producción sea esencialmente de juventud, raras veces ocurre que produzca tal impresión, y esto, indudablemente, se debe a la preocupación constante de Cetina por seguir los grandes modelos clásicos e italianos. Entre los primeros figuran Marcial, Juvenal y Ovidio; de éste es probable que Cetina tradujera algún fragmento de las Heroídas, si las traducciones que se le atribuyen son en verdad de Cetina. Entre los autores italianos, en primer lugar se halla Petrarca y luego, en orden decreciente de importancia, Tansillo, Bembo y Ariosto. Entre otras influencias importantes se aprecia en Cetina, como en muchos contemporáneos suyos, la de Ausiàs March, que quizás sea la más importante si prescindimos de Petrarca. Todo ello contribuyó a formar la personalidad de Cetina, y justifica un juicio muy acertado del gran poeta sevillano del siglo XVI Fernando de Herrera: "si se hubiese preocupado de la fuerza como lo hizo por la dulzura y la pureza, nadie le habría superado; en cuanto a número, lengua, dulzura y sentimiento, nadie podría negarle un lugar entre los primeros". Ciertamente la admiración y emulación de sus modelos restó a Cetina la espontaneidad que debiera ser natural por su juventud, y acaso también la energía a que se refiere Herrera. Sus epístolas a don Diego Hurtado de Mendoza tienen el contenido moral que se espera del género. Escribió además unos pocos, pero selectos, versos dictados por una inspiración heroica, como el soneto a Cartago o el dedicado a los soldados caídos en Castelnovo. Pero su poesía es casi exclusivamente amorosa, y precisamente en este tema han de buscarse sus más logrados éxitos, sobre todo en sus sonetos, llenos de sorpresas que saltan por doquier a los ojos del lector, y en sus madrigales. En sus composiciones de mayor empeño, las bellezas no son menores que en las breves, pero con notables diferencias a pesar de que en cada caso posean auténticos valores poéticos. Las amadas a las que el poeta alude en sus obras amorosas son principalmente tres. Una va designada con el nombre de Amarilis; por ciertas alusiones geográficas que figuran en los pasajes en que habla de ella, se puede colegir que el poeta la conoció en España. Otra dama, que también debió conocer en España y a la que cortejó unos diez años, si hemos de creer sus palabras, aparece con el nombre de Dórida. Pero el enigma más interesante es el de la tercera dama, que algunos estudiosos han creído identificar con la ilustre Laura Gonzaga. El uso constante de la palabra "lauro", que aparece a menudo y con diversos sentidos, y la certidumbre de que el poeta tuvo familiaridad con la bellísima mujer, ha inducido a algunos eruditos a formular esta hipótesis. A la tal dama estaría dedicado el celebérrimo madrigal que empieza con los versos "Ojos claros, serenos...", composición sobre la que se halla cimentada la popularidad del autor. Referencias Biografías y Vidas - www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cetina.htm

Rosalía de Castro Rosalía de Castro

Rosalía de Castro (Santiago de Compostela, 24 de febrero de 1837 — Padrón, 15 de julio de 1885) fue una poetisa y novelista española que escribió tanto en lengua gallega como en lengua española. Considerada en la actualidad como un ente indispensable en el panorama literario del siglo XIX, representa junto con Eduardo Pondal y Curros Enríquez una de las figuras emblemáticas del Rexurdimento gallego, no sólo por su aportación literaria en general y por el hecho de que sus Cantares Gallegos sean entendidos como la primera gran obra de la literatura gallega contemporánea, sino por el proceso de sacralización al que fue sometida y que acabó por convertirla en encarnación y símbolo del pueblo gallego. Además, es considerada junto con Gustavo Adolfo Bécquer, como la precursora de la poesía española moderna. Escribir en gallego en el siglo XIX, es decir, en la época en la que vivió Rosalía, no resultaba nada fácil por un gran número de razones, la gran parte de ellas ligadas al pensamiento y estructuración de la sociedad del momento. La lengua gallega había quedado reducida a un mero dialecto, tan despreciado como desprestigiado, mostrándose cada vez más distante aquella época en la que había sido el idioma vehicular de la creación de lírica galaicoportuguesa (en forma de galaicoportugués). Toda la tradición escrita había sido perdida, por lo que se hacía necesario comenzar desde cero rompiendo con el sentimiento de desprecio e indiferencia hacia la lengua gallega, pero pocos eran los que se planteaban la tarea, pues esta constituiría un motivo de desprestigio social. En un ambiente en el castellano era la lengua de la cultura al ser la lengua que la clase minoritaria dominante protegía, Rosalía de Castro rompió a cantar, concediéndole el prestigio merecido al gallego al usarlo como vehículo de su obra denominada Cantares Gallegos y afianzando el renacer cultural de la lengua. Aunque fue una asidua cultivadora de la prosa, donde Rosalía sobresalió fue en el campo de la poesía, a través de la creación de las que pueden ser consideradas sus tres obras clave: Cantares Gallegos, Follas Novas y En las orillas del Sar. La primera de ellas representa un canto colectivo, artísticamente logrado, que sirvió de espejo dignificante a la comunidad gallega al emplearse la lengua de ésta, así como también fue útil para proseguir con la tendencia tímidamente iniciada por el pontevedrés Xoán Manuel Pintos con su obra titulada A Gaita Galega (1853). En la segunda, la escritora dio lugar a una poética de gran profundidad, que emplea el símbolo como método para expresar lo inefable y que revela la plurisignificación propia de la más elevada poesía; junto con las obras Aires da miña terra (Curros Enríquez), Saudades Gallegas (Valentín Lamas Carvajal) y Maxina ou a filla espúrea (Marcial Valladares Núñez) completa el conjunto de obras publicadas en la década de 1880 que hicieron de estos años una etapa clave en el desarrollo de la literatura gallega, si bien la obra de Rosalía siempre mantuvo una posición predominante con respecto al resto. Finalmente, en En las orillas del Sar se manifiesta un tono trágico que encaja con las duras circunstancias que rodearon los últimos años de la vida de Rosalía. Escrito en castellano, la obra ahonda en el lirismo subjetivo propio de Follas Novas al mismo tiempo que se consolidan las formas métricas que allí apuntaban. Inicialmente calificado de precursor y obviado por la crítica de su tiempo, hoy en día existen diferentes estudiosos que lo consideran como la principal creación poética de todo el siglo XIX. En la actualidad, la figura de Rosalía de Castro y sus creaciones literarias continúan siendo objeto de una abundante bibliografía y recibiendo una constante atención crítica, tanto en el territorio español como en el extranjero.4 Es tal la aceptación y el interés que las obras de esta escritora despiertan en el mundo, que en las últimas décadas sus poemas han sido traducidos a idiomas como el francés, el alemán, el ruso y el japonés. Infancia y juventud Nació en la madrugada del 24 de febrero de 1837 en una casa localizada en el margen derecho del Camiño Novo, la antigua vía de entrada a la ciudad de Santiago de Compostela para todos aquellos viajeros procedentes de Pontevedra. Hija natural del sacerdote José Martínez Viojo (1798 - 1871) y María Teresa de la Cruz Castro y Abadía (1804 - 1862), una hidalga soltera de escasos recursos económicos, fue bautizada a las pocas horas de su nacimiento en la Capilla del Hospital Real por el presbítero José Vicente Varela y Montero, con los nombres de María Rosalía Rita y figurando como hija de padres desconocidos. Con frecuencia, los biógrafos de la escritora gallega han ocultado la condición eclesiástica de su padre, así como también trataron de obviar el hecho de que fue registrada como hija de padres desconocidos y que se libró de entrar en la Inclusa al hacerse cargo de ella su madrina María Francisca Martínez, fiel sirviente de la madre de la recién nacida. «En veinte y cuatro de febrero de mil ochocientos treinta y seis, María Francisca Martínez, vecina de San Juan del Campo, fue madrina de una niña que bauticé solemnemente y puse los santos óleos, llamándole María Rosalía Rita, hija de padres incógnitos, cuya niña llevó la madrina, y va sin número por no haber pasado a la Inclusa; y para que así conste, lo firmo.» Acta del bautizo firmada por el presbítero José Vicente Varela y Montero. Hasta cumplir los ocho años, Rosalía se encontró bajo la custodia de su tía paterna Teresa Martínez Viojo en la aldea de Castro de Ortoño, perteneciente al municipio coruñés de Ames. Es en esta época cuando la escritora toma conciencia de la dureza de la vida del labriego gallego, así como también será en esta parte de su vida cuando tenga conocimiento y vivencia del mundo rural propio de Galicia: la lengua, las costumbres, las creencias o las cantigas que tanto influyeron en su obra titulada Cantares Gallegos. Si bien no se conoce con exactitud la fecha en que la madre de Rosalía decide hacerse cargo de ella, se sabe que en torno al año 1850 la joven se traslada a la ciudad de Santiago de Compostela donde vivió junto a esta, aunque ya había convivido con anterioridad con ella en Padrón.Nota 1 Es en esta localidad gallega donde Rosalía recibió la instrucción que por aquel entonces era la más adecuada para una señorita (nociones básicas de dibujo y música), asistiendo de forma habitual a las actividades culturales promovidas por el Liceo de la Juventud junto con personalidades destacadas de la mocedad intelectual compostelana como Manuel Murguía (se duda si fue en este momento cuando conoce a Murguía o posteriormente, en su traslado a Madrid), Eduardo Pondal y Aurelio Aguirre. Todavía en la actualidad es motivo de discusión entre los diferentes críticos la relación que Rosalía mantuvo con Aurelio Aguirre, puesto que a pesar de que se desconoce si existió una relación sentimental entre ambos, la obra del mencionado sí que dejó huella en ciertos poemas de la escritora. Madurez En abril de 1856, Rosalía se trasladó a Madrid junto con la familia de su parienta María Josefa Carmen García-Lugín y Castro, en cuya compañía habitó la planta baja de la casa número 13 de la calle Ballesta. No se conoce con exactitud cuál fue el motivo que llevó a mudarse a la escritora, aunque Catherine Davis creyó posible que este hecho fuese debido al escándalo desencadenado a raíz del Banquete de Conxo, en el que desenvolvieron un papel relevante varios miembros del Liceo, como fueron Aguirre o Pondal. Un año después de llegar a Madrid, Rosalía publicó un folleto de poesías escrito en lengua castellana que recibió el título de La flor, siendo este acogido con simpatía por parte de Manuel Murguía, quien hizo referencia a él en La Iberia. Posiblemente fue en Madrid, y no en el Liceo, donde Rosalía conoció a Murguía, con quien contrajo matrimonio el 10 de octubre de 1858 en la iglesia parroquial de San Ildefonso. Fue un amigo común el que posibilitó que ambos entablasen una relación que finalmente acabó en boda. Respecto de la relación que existió entre la pareja la crítica rosaliana sugiere diversas hipótesis, que van desde idílicos cuadros conyugales hasta posturas más que matizadas, que tomando como referencia escritos atribuidos a la poetisa, dibujan la psicología de una mujer solitaria, carente de felicidad y escéptica ante el amor. Sin embargo, Murguía fue la primera de las personas que animó a Rosalía en su quehacer literario, siendo él el responsable de la publicación de Cantares Gallegos. Tampoco le escatimó ni apoyo social ni intelectual en una época en la que la condición femenina era considerada como minusválida. Al año siguiente de casarse, Rosalía dio a luz en Santiago de Compostela a su primera hija, llamada Alejandra. A esta siguieron Aura (1862), que vino al mundo en el mismo año que feneció la madre de Rosalía; los gemelos Gala y Ovidio (1871); Amara (1873); Adriano Honorato (1875), que falleció a los diecinueve meses al precipitarse desde una mesa, y Valentina (1877), que nació muerta. Todos los hijos de Rosalía de Castro nacieron en Galicia, ya fuese en Lestrove, A Coruña o Santiago de Compostela. El domicilio del matrimonio cambió en múltiples ocasiones, a lo que se añadió una separación del mismo a causa de las actividades profesionales de Murguía y graves problemas económicos derivados tanto de la inestabilidad laboral del mismo como de la parca salud de Rosalía. Todos estos factores configuran un panorama vital que contribuye a explicar la hipersensibilidad y el pesimismo de la escritora. En 1859, el matrimonio estaba residiendo en La Coruña. Luego pasa a Madrid, de donde Rosalía regresa a Santiago (1861) para volver a la capital española. Con posterioridad, existen referencias que permiten afirmar la presencia de la poetisa en Lugo y Santiago, además de algunos viajes que realizó el matrimonio a Extremadura, Andalucía, Castilla La Mancha y Levante. En el mes de septiembre de 1868 se produjo el levantamiento revolucionario español, conocido como La Gloriosa, pasando Murguía de ser secretario de la Junta de Santiago a director del Archivo de Simancas, cargo que ejerció durante dos años. A partir de este momento, la vida de Rosalía se desenvolvió entre Madrid y Simancas, siendo en la ciudad vallisoletana en la que escribió gran parte de las composiciones recogidas en Follas Novas. Es conveniente aclarar que en estos mismos años, es cuando se produjo el encuentro entre Rosalía de Castro y Gustavo Adolfo Bécquer. Desde 1871, Rosalía no sale de Galicia. Vivió a partir de este año en las Torres de Lestrove (donde residían sus parientes los Hermida de Castro), en Dodro (La Coruña), en Santiago de Compostela y Padrón, donde prácticamente se instala en 1875. Últimos años Los últimos años de la vida de Rosalía transcurrieron en la comarca de Padrón, lugar en el que se había consumido su infancia, así como buena parte de su juventud. La Casa grande de Arretén, nombre popular con que el que se conocía al pazo en el que había nacido su progenitora, ya no era de la propiedad de la familia, factor que propició que la escritora tuviese que residir en las Torres de Lestrove entre 1879 y 1882 mientras su marido se encargaba de la dirección en Madrid de La Ilustración Gallega y Asturiana. Finalmente, se trasladó junto con su familia a la casa llamada de La Matanza, situada en la parroquia de Iria. Rosalía nunca disfrutó de una buena salud, pareciendo predestinada desde su juventud a una muerte temprana. De hecho, en las pocas cartas que se conservan y que ésta envió a su marido, con frecuencia se alude a las continuas dolencias que la atenazaban. Poco tiempo antes de fallecer, la escritora decidió pasar una temporada a las orillas del mar y por ello se trasladó a Santiago de Carril. Cierto tiempo después regresó al lugar de La Matanza, donde el cáncer de útero que padecía se fue complicando progresivamente desde 1883, mermando cada vez más a la ya de por sí débil salud de la escritora.Nota 2 Tras tres días de agonía falleció al mediodía del miércoles 15 de julio de 1885, en su casa de La Matanza, a consecuencia de una degeneración cancerosa del útero. El cuerpo inánime recibió sepultura al día siguiente en el cementerio de Adina, localizado en Iria Flavia, que curiosamente había sido cantado en una composición de Rosalía de Castro. No obstante, su cadáver fue exhumando el 15 de mayo de 1891 para ser llevado solemnemente a Santiago de Compostela, donde fue nuevamente sepultado en el mausoleo creado específicamente para la escritora por el escultor Jesús Landeira, situado en la capilla de la Visitación del Convento de Santo Domingo de Bonaval, en el presente Panteón de Galegos Ilustres. Resultan especialmente ilustrativas las fidedignas líneas escritas por González Besada sobre los últimos momentos de Rosalía: «...recibió con fervor los Santos Sacramentos, recitando en voz baja sus predilectas oraciones. Encargó a sus hijos quemasen los trabajos literarios que, ordenados y reunidos por ella misma, dejaba sin publicar. Dispuso se la enterrara en el cementerio de Adina, y pidiendo un ramo de pensamientos, la flor de su predilección, no bien se lo acercó a los labios sufrió un ahogo que fue comienzo de su agonía. Delirante, y nublada la vista, dijo a su hija Alejandra: "abre esa ventana que quiero ver el mar", y cerrando sus ojos para siempre, expiró...». Sin embargo, desde Padrón es imposible ver el mar. Por ello resultan enigmáticas estas palabras puestas en boca de una persona para quién el mar fue una perenne tentación de suicidio. Cantares Gallegos Fue en 1863 cuando Manuel Murguía hizo entrega al impresor vigués Juan Compañel del manuscrito rosaliano de Cantares Gallegos, obra iniciadora del Rexurdimento pleno. Para comprender el origen de ésta, hay que tener presentes factores tales como la familiaridad de la poetisa con la música popular, la reivindicación romántica de las culturas tradicionales y de sus manifestaciones populares. Tal fue el éxito alcanzado por la obra que Rosalía de Castro fue invitada a participar en los Juegos Florales de Barcelona, aunque declinó el ofrecimiento. Además, escritores lusos de la generación de 1865, como son Antero de Quental o Teófilo Braga,manifestaron con prontitud su admiración por el libro, para en 1868 ser vertidos al catalán dos de los poemas de éste por parte de Víctor Balaguer. Estructura y voces El libro está enmarcado entre los poemas uno y treinta y seis, siendo prólogo y epílogo respectivamente. Además manifiesta una estructura circular al iniciarse con una composición en la que toma la voz una joven a quién convidan a cantar y al finalizar con la misma voz de la muchacha que se disculpa por su falta de habilidad para cantar las bellezas de Galicia. De este modo, los poemas restantes quedan enmarcados por los que abren y cierran el discurso lírico y transformándose en una recreación de la artista popular que canta personalmente variopintos motivos, aunque en ciertos momentos le cede la voz a determinados tipos populares o incluso permite que en dos poemas hable la misma autora, concretamente en el número 25 y 33. En estos se hace evidente un yo lírico que puede entenderse como un método que Rosalía emplea con la intención de aparecer como un personaje popular más, dejándose patente su pertenencia a la comunidad rural. Temática En Cantares gallegos se encuentran recogidos cuatro núcleos temáticos fundamentales, que son el costumbrismo, el amor, el intimismo y en último lugar, el social-patriotismo. * Temática costumbrista: en un considerable número de composiciones predomina la descripción y la narración para presentar creencias, romerías, devociones o personajes característicos de la cultura popular gallega que Rosalía defendía frente a los estereotipos colonizadores. * Temática socio-patriótica: en este núcleo temático se engloban aquellas composiciones en las que la emigración, el abandono al que Galicia está condenada y la explotación de los gallegos en tierras extranjeras son los motivos a los que se recurre para criticar la situación de un pueblo gallego maltratado y reivindicar unos valores universales de justicia social. * Temática amorosa: Estos poemas nos muestran, desde una óptica popular, la manera de vivir el sentimiento amoroso diferentes personajes del pueblo en distintas circunstancias y situaciones. * Tematica intimista: Se incluyen aquí "Campanas de Bastabales" y "Como chove miúdiño". La voz de la propia autora expresa sus sentimientos. Follas novas En 1880, Rosalía de Castro editó en la capital española el que fue su segundo y último libro de versos en lengua gallega, titulado Follas novas. Muchos de los poemas que componen el libro fueron redactados durante la estancia de la familia en Simancas (1869 - 1870), aunque también existen algunas creaciones literarias que datan de la década de 1870 y que antes de aparecer en el libro ya habían sido publicados en la prensa. El poemario se halla dividido en cinco partes (Vaguedás, Do íntimo, Varia, Da terra e As viuvas dos vivos e as viuvas dos mortos) de extensión variable y que no responden a una planificación previa, sino a una ordenación posterior a la elaboración de los textos. Calificada como la obra más rica y profunda de Rosalía, Follas novas fue y sigue siendo considerada por buena parte de la crítica como el libro de transición entre la poesía colectiva de Cantares gallegos y el radical intimismo de En las orillas del Sar, en el que se da cabida a poemas de corte popular hasta creaciones que tratan el paso del tiempo y la muerte. También se caracteriza por ser una obra que tiene como trasfondo una notable intención social, que se manifiesta en la denuncia que la autora hace de la marginación del sexo femenino, de los niños huérfanos y de los campesinos, especialmente de aquellos que se habían visto en la obligación de emigrar ante las pésimas expectativas económicas del país. Estructura y núcleos temáticos El libro se abre con una dedicatoria de la autora a la Sociedade de beneficiencia dos naturales de Galicia en La Habana, de la que había sido nombrada socia honoraria. A continuación aparece el prólogo de Emilio Castelar, al que sigue un significativo preámbulo de la escritora (titulado Dúas palabras da autora), en el que se explica la característica cohesión existente entre lo personal y lo social, entre los sufrimientos íntimos y las desgracias colectivas, que constituye el eje central del poemario. En este preámbulo, Rosalía pone de manifiesto su intención de no volver a escribir en gallego (cosa que reitera en una carta escrita a Murguía en julio de 1881). Alá van, pois, as Follas novas, que mellor se dirían vellas, porque o son, e últimas, porque pagada xa a deuda en que me parecía estar coa miña terra, difícil é que volva a escribir máis versos na lengua materna. Los núcleos temáticos básicos de Follas novas son dos: por un lado se diferencia un tipo de poesía subjetiva, que se corresponde con los dos primeros apartados en que se estructura el libro (Vaguidades y Do íntimo), donde la autora desenvuelve un discurso existencial pesimista y angustiado. Por otro lado existe una poesía objetiva, correspondiente a los apartados cuarto y quinto (Da terra y As viúvas dos vivos e as viúvas dos mortos), en la que se insiste en el aspecto reivindicativo de lo popular y del hombre gallego, y donde se tratan temas que ya aparecieran en Cantares gallegos, como la emigración y la injusticia social. En el apartado tercero (Varia) coexisten trazas de la poesía objetiva y la subjetiva enseñando el complejo carácter que ofrece la realidad en toda su extensión para servir de puente entre la subjetividad de Do íntimo y la objetividad de Da terra. La concepción de la vida La obra poética, en la que el sentimiento constante y predominante es la saudade, nos ofrece una visión desolada del mundo y de la vida. También es reseñable la profundización en el yo que realiza la poetisa y que la lleva al descubrimiento de una saudade ontológica, un sentimiento misterioso e inefable de soledad sin relación con algo concreto, que esta vinculado a la radical orfandad del ser humano. Esta tara existencial que Rosalía analiza desde su propia vivencia, se percibe como el hallazgo final de un proceso en el que la desgracia va marcando su vida por medio del sufrimiento y del dolor, siendo éste último inevitable, como nos lo revela en el poema Unha vez tiven un cravo. Ante esta situación, la única solución es la huida o pérdida absoluta de la conciencia. Toda la visión desolada de la vida se intensifica con la angustia existencial que se deriva de la omnipresencia de un fantasma que atenaza su vida y que se manifiesta de forma especial en el símbolo oscuro, vago y polisémico de la negra sombra. En las orillas del Sar Un año antes del fallecimiento de Rosalía, ésta publicó el que resultó ser su último libro de poemas, titulado En las orillas del Sar escrito íntegramente en lengua castellana. Aún no hay consenso entre la crítica literaria con respecto a la fecha en la que fueron creados los poemas recogidos en este libro. Sin embargo, las palabras de González Besada en su discurso de ingreso a la Real Academia Española marcaron a la crítica posterior, pues según el periódico El Progreso de Pontevedra, afirmaba que las creaciones ahora recogidas "En las orillas del Sar" han visto la luz pública en 1866. Por el momento han sido infructuosas todas las búsquedas del susodicho periódico, por lo que tampoco se puede afirmar que en él se encontrasen plasmadas las poesías rosalianas. Compendio de obras prosísticas * Lieders (en lengua castellana, año 1858): este artículo publicado en El Álbum del Miño (Vigo) constituye el primer escrito en prosa en lengua castellana publicado por Rosalía de Castro, posiblemente como consecuencia de los comentarios favorables de Manuel Murguía y Benito Vicetto con respecto a su introducción en el ámbito poético. * La hija del mar (en lengua castellana, año 1859): su permanencia en Muxía le inspiró la * ambientación de esta obra en prosa,9 que además fue la primera de las novelas de Rosalía. En ella se desenvuelve el tema del temperamento femenino, tratándose de un relato de marcado carácter reivindicativo en el que dos mujeres intentan defender su honra en medio de un ambiente predominantemente femenino. * Flavio (en lengua castellana, año 1861): en esta obra aparece por primera vez el tema del amor desengañado, siendo recurrente en la poesía que cultivó a partir de este momento. Se trata de una novela de la etapa de la juventud de la autora, quién la define como un «ensayo de novela». * El caballero de las botas azules (en lengua castellana, año 1867): considerada por la crítica la más interesante de las novelas de Rosalía y calificada por ésta como un «cuento extraño», constituye una enigmática fantasía satírica en la que la escritora gallega expone un surtido de relatos de corte lírico-fantástico con trazos costumbristas que tiene el objetivo de satirizar tanto la hipocresía como la ignorancia de la sociedad madrileña. Confluyen en su composición elementos provenientes de dos campos, como son la libre imaginación (influencia de E. T. A. Hoffmann) y la sátira realista de costumbres. Hay en Madrid un palacio extenso y magnífico, como los que en otro tiempo levantaba el diablo para encantar a las damas hermosas y andantes caballeros. Vense en él habitaciones que por su elegante coquetería pudieran llamarse nidos de amor, y salones grandes como plazas públicas cuya austera belleza hiela de espanto el corazón y hace crispar los cabellos. Todo allí es agradable y artístico, todo impresiona de una manera extraña produciendo en el ánimo efectos mágicos que no se olvidan jamás. Fragmento del capítulo I de la novela El caballero de las botas azules * Conto gallego (en lengua gallega, año 1864): apareció por primera vez en una publicación periódica en el año 1864, y hasta el descubrimiento de esta edición sólo se tenía conocimiento de la publicación realizada por Manuel de Castro y López en su Almanaque gallego de Buenos Aires, en el año 1923.10 El cuento refiere un motivo tradicional de la literatura misógina en la que dos amigos hacen una apuesta con la intención de demostrar cual de ellos logra seducir a la viúda el mismo día del entierro de su marido. El trazo característico del cuento es la economía narrativa: la trama se centra en el diálogo existente entre los personajes, mientras que la voz narradora limita sus intervenciones hasta lo imprescindible. * Las literatas (en lengua castellana, año 1866). * El cadiceño (en lengua castellana, año 1866): cuento de carácter satírico, en el que ciertos personajes se expresan en castrapo, una variante popular del castellano caracterizada por el uso de vocabulario y de expresiones tomadas del idioma gallego que no existen en castellano. * Ruinas (en lengua castellana, año 1866): es un cuadro de costumbres centrado alrededor de tres tipos humanos, tres habitantes de una pequeña villa, ejemplares por sus valores espirituales, que se sobreponen a su decadencia social. * El primer loco (en lengua castellana, año 1881): es una novela breve, en la que Rosalía obvia la moda realista del momento para retornar a las fórmulas románticas de su etapa más juvenil. * El domingo de ramos (en lengua castellana, año 1881). * Padrón y las inundaciones (en lengua castellana y publicado en La Ilustración Gallega y Asturiana, el 28 de febrero y el 8, 18 y 28 de marzo de 1881). * Costumbres gallegas (en lengua castellana, año 1881): en este artículo, Rosalía critica la costumbre que existía en el litoral gallego de ofrecer una mujer de la familia al marinero recién arribado. Cumple destacar que el escrito fue objeto de críticas muy duras, dentro del territorio gallego. Lengua literaria El idioma que tenían a su disposición los iniciadores del Renacimiento romántico, que eran unos completos desconocedores de los textos medievales, era una lengua dialectal empobrecida, muy erosionado por la lengua oficial y fragmentada en variedades comarcales. No se puede afirmar que Rosalía de Castro escribiese en un dialecto determinado, aunque su elástico sistema de normas linguísticas tenga como base geográfica las hablas de las comarcas bañadas por el Sar y el Ulla, con una clara tendencia al seseo. Como consecuencia de la precaria situación en la que se encontraba la lengua gallega escrita de la época, Rosalía solía emplear vulgarismos (probe en lugar de pobre, espranza en lugar de esperanza y dreito en lugar de dereito son algunos ejemplos), hipergalleguismos (concencia o pacencia son dos ejemplos) y castellanismos (dicha, Dios, conexo...). También son habituales en sus obras las variaciones léxicas (frores, frois, froles o dor, dore, delor) y morfológicas, cuando se adoptando diferentes soluciones para la formación del plural de las palabras agudas. A pesar de todo, a Rosalía le interesa más la vivacidad que la pureza de la lengua gallega que usa para expresarse, lo que deja patente en el prólogo de Cantares gallegos. Es allí donde se dice que a pesar de carecer de gramáticas y de reglas que propiciarán la aparición de errores ortográficos, la autora puso su mayor cuidado en reproducir el verdadero espíritu del pueblo gallego. Importancia y significado de su obra en gallego Con la publicación de Cantares Gallegos en el año 1863 se alcanzó el momento culmen del Rexurdimento de las letras gallegas, así como se marcó un punto de inflexión en la historia de la literatura gallega. Con un elevado ejercicio lingüístico y literario, la escritora prestigió al gallego como lengua literaria (si bien este idioma ya había sido utilizado para la creación literaria, como sucede con la lírica galaicoportuguesa) y reivindicó su uso. Además, por medio de los temas tratados en Cantares Gallegos, Rosalía otorga a su obra un carácter sociopolítico reflejando las duras y pésimas condiciones bajo las que se encontraba la sociedad rural gallega, al mismo tiempo que reivindicaba al gallego frente al castellano, y a Galicia frente a España. Se puede decir que Rosalía pretendió defender y redescubrir a la cultura e identidad gallega, las cuales habían sido obviadas por la ideología centralista estatal. La huella de Cantares Gallegos quedó reflejada tanto en la posterior producción literaria como en el mismo pueblo gallego, que al verse reflejado en la obra rosaliana tomó conciencia de su propia dignidad. El éxito del libro se debió a la extraordinaria conexión que existió entra la escritora y las gentes de su región, llegándose al extremo de que el pueblo llegó a asumir un gran número de poemas y estrofas como versos comunitarios. Con Follas novas Rosalía creó un universo nuevo y extremadamente personal, en el que el puro lirismo intimista alcanza la más alta realización artística, más allá de las vivencias estéticas, en una continua y angustiada pregunta sobre el sentido de la existencia humana. La poesía que se recoge en esta obra revela la conflictividad de un mundo en el que no existen valores eternos y verdades absolutas, y donde el ser humano se encuentra totalmente solo. Es la cosmovisión pesimista y angustiada la que trasluce la crisis de valores de la sociedad capitalista frente a la seguridad de la sociedad patriarcal, que aparece en descomposición por la acción de aquella. Las críticas e influencias posteriores La valoración de la obra rosaliana y la mitificación de la escritora se produjeron tras el fallecimiento de la misma, puesto que a lo largo de su vida esta fue permanentemente menospreciada y marginada, quedando fuera de escritos tan relevantes como La literatura en 1881 de Leopoldo Alas y Armando Palacio Valdés. Fue necesario esperar hasta los modernistas y la generación del 98 para que reconocieran en Rosalía a una creadora afín a su espíritu. Los mayores promotores de Rosalía de Castro fueron los escritores del 98, quienes la dieron a conocer a través de sus escritos en toda la geografía española y en la América hispanohablante, valiéndose de su gran reconocimiento social y de la reedición de muchas de las páginas que fueron escritas por ellos y que versaban sobre la escritora. Principalmente, fueron Azorín y Miguel de Unamuno los más acérrimos valedores de Rosalía, quienes le dedicaron entre 1911 y 1912 un total de seis artículos que versaban sobre la escritora gallega. El resto de literatos noventayochistas no se pronunciaron en favor de Rosalía de Castro, y si lo hicieron fue de una forma muy tenue, como hizo Antonio Machado con una lacónica y tardía observación sobre la poetisa. Destacó también Ramón María del Valle-Inclán, pero en este caso por las duras críticas y juicios negativos que le dedicó a la obra rosaliana, a pesar de ser amigo de su marido, Manuel Murguía, quien se había encargado de la redacción del prólogo de la obra titulada Femeninas, del mismo Valle Inclán. El independiente Juan Ramón Jiménez también se hizo eco de la obra rosaliana, dedicándole todo tipo de elogios y considerándola como la predecesora de la revolución poética iniciada por Rubén Darío. Considerándola una poeta del litoral, al igual que hacía con Bécquer, Jiménez le otorga el calificativo de innovadora y precursora del modernismo español. Día de las Letras Gallegas El 20 de marzo de 1963, tres miembros numerarios de la Real Academia Gallega, concretamente Francisco Fernández del Riego, Manuel Gómez Román y Xesús Ferro Couselo, enviaron una carta al que por aquel entonces ostentaba el cargo de presidente de la institución, Sebastián Martínez Risco, en la que se sometía a consideración de la Junta General la propuesta de celebrar el centenario de la publicación de la obra Cantares Gallegos, de Rosalía de Castro. El 28 de abril, a consecuencia de la propuesta elevada al presidente, tiene lugar una Junta ordinaria en los salones municipales cuyo resultado fue la declaración del Día das Letras Galegas el 17 de mayo de cada año, quedando reflejada tal decisión en la acta de la sesión. Todos sabemos que el libro rosaliano editado en 1863, ha sido la primera obra maestra con la que contó la Literatura Gallega Contemporánea. Su aparición le proporcionó prestigio universal a nuestra habla como instrumento de creación literaria. Representa, pues, un hecho decisivo en la historia del renacimiento cultural de Galicia. Punto primero de la carta Nadie desconoce que el libro tiene una fuerza simbólica extraordinaria. Siendo la muestra más reveladora del nivel cultural de los pueblos, no es de extrañar el afán de esparcirlo y de abrir caminos para ensanchar el ámbito de sus lectores. En el caso de Galicia, ninguna fecha es más ajustada para ensalzar y difundir el libro aquí producido, que la que conmemora la publicación de la obra con la que se formó el prestigio contemporáneo de la Letras Gallegas. Punto quinto de la carta A los dos días de alcanzarse un acuerdo en el seno de la institución, el presidente de la Real Academia Gallega procedió a la comunicación del mismo al Ministerio de Información y Turismo solicitando su permiso para poder llevar a buen término la iniciativa. El 14 de mayo, el delegado provincial del Ministerio al que se había acudido respondió de manera positiva a la propuesta. Así, aquel año de 1963 se honró lo figura de Rosalía por medio de diversos actos que fueron promovidos por la institución académica, teniendo esto como sede principal la ciudad de La Coruña. No obstante, en otras ciudades de toda Galicia también se promovieron distintos homenajes y actos con el objetivo de honrar tanto a la autora como a su obra. Reconocimientos En la actualidad, son varias las instituciones, espacios públicos y bienes de consumo designados con el nombre de Rosalía de Castro, poniendo esto de manifiesto el arraigo social que tiene la figura de la poetisa. De este modo, es posible encontrar centros de educación tanto en la Comunidad Autónoma de Galicia como en el resto de regiones de España, en Rusia o en Uruguay llamados igual que la escritora, a lo que se debe añadir numerosos parques, plazas y calles, asociaciones culturales, premios otorgados a personas íntimamente vinculadas a la lengua gallega y española, bibliotecas, agrupaciones folclóricas, coros musicales e incluso un vino con Denominación de Origen Rías Baixas. Sin embargo, resulta curioso que un avión de la compañía Iberia, así como una aeronave perteneciente a Salvamento Marítimo, hayan sido bautizados igual que la escritora. Obviamente, también son varios los monumentos (placas conmemorativas y esculturas principalmente) dedicados a su figura en diversos países del mundo. Con la emisión del 23 de octubre de 1979 apareció el último de los billetes de 500 pesetas, puesto que este sería substituido en 1987 por monedas de igual valor. El billete se distinguía por presentar en el anverso el retrato de Rosalía de Castro, grabado por Pablo Sampedro Moledo, así como por mostrar en el reverso la Casa-Museo de Rosalía sita en Padrón y unos versos con la caligrafía de su autora, pertenecientes a la obra Follas Novas. De esta forma, Rosalía de Castro se convirtió junto con Isabel la Católica, en el único personaje femenino no alegórico retratado en el anverso de un billete propiamente español. Referencias Wikipedia - https://es.wikipedia.org/wiki/Rosalía_de_Castro

Sevilla, by Alfred Guesdon
Gustavo Adolfo Bécquer Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Domínguez Bastida (Sevilla, 17 de febrero de 1836 – Madrid, 22 de diciembre de 1870), más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo, aunque escribió en una etapa literaria perteneciente al Realismo. Por ser un romántico tardío, ha sido asociado igualmente con el movimiento posromántico. Aunque, mientras vivió, fue moderadamente conocido, sólo comenzó a ganar verdadero prestigio cuando, tras su muerte, fueron publicadas muchas de sus obras. Nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836, hijo del pintor José Domínguez Insausti, que firmaba sus cuadros con el apellido de sus antepasados como José Domínguez Bécquer. Sus más conocidos trabajos son sus Rimas y Leyendas. Los poemas e historias incluidos en esta colección son esenciales para el estudio de la Literatura hispana, siendo ampliamente reconocidos por su influencia posterior. Gustavo Adolfo por Mercedes de Velilla En la margen del Betis murmurante, donde expira, entre flores, la onda inquieta, en monumento digno del poeta, su hermosa estatua se alzará triunfante. El sol le ofrecerá nimbo radiante; sus perfumes, la rosa y la violeta; la aurora, el beso de su luz discreta; el crepúsculo, brisa refrescante. Traerá la noche espíritus y hadas, visiones de Leyendas peregrinas que poblarán las verdes enramadas. La alondra y las obscuras golondrinas cantarán, al lucir las alboradas, las Rimas inmortales y divinas.

José Luis Hidalgo José Luis Hidalgo

(...) La breve pero intensa obra de José Luis Hidalgo ha merecido hasta la fecha valoraciones sumamente favorables por parte de la crítica especializada siendo de lamentar que una trayectoria tan interesante como la suya quedara truncada prematuramente por la muerte 2. De su interés e importancia dan testimonio hoy día no sólo los tres volúmenes poéticos que en vida tuvo ocasión de ordenar y de dar a la imprenta), sino los numerosos poemas que quedaron dispersos o inéditos a su fallecimiento y que M.a de Gracia lfach (Josefina Escolano) ordenó y publicó póstumamente por encargo de la Institución Cultural de Cantabria (...) José Luis Hidalgo (Torres, Cantabria, 10 de octubre de 1919 – Madrid, 3 de febrero de 1947) fue un poeta y pintor español. Su madre murió cuando él tenía nueve años. Terminada la Guerra Civil Española residió en Valencia, donde cursó los estudios de Bellas Artes. En Santander se relacionó con el grupo de la revista Proel, en la que publicó varios poemas. También colaboró en diversas revistas de ámbito nacional con sus poemas y trabajos de crítica artística. Enfermo de tuberculosis, murió en el sanatorio de Charmartín de la Rosa, en Madrid. Buena parte de su obra se publicó de forma póstuma. Obras * Raíz. Valencia, 1944 * Los animales * Los muertos * Canciones para niños, publicado en 1951 * Obra poética completa. Institución Cultural de Cantabria, 1976 (Por Francisco Ruiz Soriano) José Luis Hidalgo (Torres, Santander, 1919-Madrid, 1947) es uno de los poetas más representativos de la línea existencial de la primera promoción de posguerra, y precursor de la «Quinta del 42» santanderina que fundó la revista Proel (1944-1945; 1946-1949), donde destacarían escritores como José Hierro, Julio Maruri o Carlos Salomón. El rasgo definidor que subyace en la mayoría de sus composiciones es la indagación metafísica en torno a la Muerte, el Tiempo, el ser humano y Dios, temas esencialmente recurrentes en toda poesía meditativa, cuyos máximos exponentes habían sido Miguel de Unamuno y Antonio Machado. José Luis perdió a su madre tempranamente; esta circunstancia le marcó profundamente y está presente en algunas de sus poesías iniciales. En 1929 se trasladó a vivir a casa de su tío, don Casimiro Iglesias; allí transcurrieron su infancia y juventud. En 1934, a los quince años, empezó a publicar sus primeras composiciones, principalmente cuentos y greguerías, en El Impulsor de Torrelavega. Su interés por la literatura y el arte modernos le estimuló en su formación como incipiente pintor y escritor, y llegó a participar como conferenciante sobre poesía de vanguardia en la Biblioteca Popular de su ciudad, y como cartelista en la Olimpiada Popular de Barcelona (julio de 1936), ciudad donde le sorprendió la guerra. En agosto de ese año, visitó a Gutiérrez Solana, por quien sentía una gran admiración. Trabajó en la docencia en una escuela de Santander, y más tarde en Torrelavega. Ese mismo año conoció a José Hierro, con quien entabló una amistad que nunca se quebraría. Juntos visitaron a escritores como Gerardo Diego y Manuel Llano. En 1937 escribió Canciones para niños. En 1938 fue obligado a cumplir el servicio militar, y trasladado a Pamplona; de esta época datan las composiciones de Mensaje hasta el aire, Ciudad y 10 poemas junto al mar, donde se manifiesta la veta creacionista y surrealista. En 1939 fue enviado a Extremadura y Andalucía, donde se le encomendó la tarea de censar a los muertos de la Guerra Civil, trabajo que le afectó terriblemente, y del que procede su preocupación obsesiva por la muerte. Su último periodo del servicio militar lo cumplió en Valencia, donde estudió Dibujo y Pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. En la capital levantina trabó amistad con Ricardo Blasco y Jorge Campos, con quienes editó la revista Corcel; juntos dan vida a tertulias literarias como la del Bar Galicia, y entran en contacto con jóvenes poetas como Vicente Gaos, etc. En 1943 terminó sus estudios y viajó a Madrid. Presentado al premio Adonais con Raíz, obtuvo mención honorífica, junto con Carlos Bousoño, Blas de Otero y José María Valverde. En Madrid también participó en la vida literaria y conoció a Vicente Aleixandre, una amistad decisiva en su trayectoria poética. Ese año apareció publicado en Valencia Raíz, que recoge algunos poemas de libros que no habían visto la luz (Mensaje hasta el aire, Ciudad y Luces asesinadas y otros poemas). En Valencia estuvo residiendo con él José Hierro, debido a problemas políticos de este último. En 1945 publicó su segundo libro, Los animales, en las ediciones Proel de Santander (había intentado con anterioridad darlo a la luz en Valencia, en la editorial de su amigo Ricardo Blasco, pero hubo problemas con la censura, y tuvo que refundir algún poema, concretamente «Caballo»). Durante estos años, su vida transcurre entre Valencia, Santander y Madrid, mientras sus poemas iban apareciendo en diversas revistas: Proel, Corcel, Leonardo, Entregas de Poesía, Escorial, Espadaña, La Estafeta Literaria, Halcón... En este tiempo mantiene una gran actividad, concretada, además de en sus colaboraciones en revistas, en diversos empeños artísticos: una serie de poemas en torno a la muerte, una novela que dejaría inacabada —La escalera— y un proyecto de exposición pictórica, para la cual se trasladó en diciembre a Valencia, donde permaneció todo el invierno pintando, a primeras horas de la mañana, paisajes del río próximos a la ciudad. La humedad y el frío repercutieron gravemente en su salud, lo que, junto con el estado de debilidad, originó su enfermedad pulmonar (febrero de 1946). En mayo fue trasladado urgentemente a Madrid e internado en el sanatorio de Chamartín de la Rosa, diagnosticándosele una neumonía caseosa que le llevaría a la muerte. Hasta su fallecimiento, le visitan amigos y poetas en el hospital, donde intenta ordenar y corregir poemas del libro premonitorio que tenía en preparación: Los muertos. José Hierro y Ricardo Blasco le ayudan a clasificarlo y poner título a las composiciones; también colaboran en la corrección Vicente Aleixandre y Ramón de Garciasol. Se inicia así una carrera contra el reloj por publicar el volumen en vida del poeta, pero la muerte se adelantó: José Luis Hidalgo murió el 3 de febrero de 1947, a los 27 años, días antes de que viera la luz el libro. Referencias revistas.um.es/analesfh/article/view/57981 Wikipedia—http://es.wikipedia.org/wiki/José_Luis_Hidalgo cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/joseluishidalgo/pcuartonivel29ea.html?autor=joseluishidalgo&conten=poesia_semblanza

José Ángel Valente José Ángel Valente

José Ángel Valente (Orense, 25 de abril de 1929 - Ginebra, 18 de julio de 2000) fue un poeta, ensayista y traductor español. Estudió Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela y se licenció en Filología Románica por la Complutense. Figuró en el departamento de Filología hispánica de la Universidad de Oxford. Entre 1950 y 1970 vivió en Ginebra; después repartió su tiempo entre Almería, Ginebra y París. Su cuento "El uniforme del general", incluido en el volumen El número trece, le supuso problemas con la dictadura franquista y en consecuencia fue sometido a Consejo de Guerra en 1972 acusado de alusiones ofensivas al ejército. La muerte de su único hijo le afectó en gran medida. Adscrito en un primer momento al llamado Grupo poético de los 50 o Generacíón del medio siglo, desde 1966 su poesía evoluciona hacia una metapoesía que ha hecho que se suela adscribir su lírica a la llamada Poesía del silencio, muy influida por la mística sincrética, como la cábala judaica, el sufismo iranio, el misticismo cristiano (fundamentalmente a través de figuras como San Juan de la Cruz o Miguel de Molinos), el taoísmo y el budismo zen, entre otros. Su aproximación a la mística, sin embargo, se aleja de cualquier dogma religioso y no postula necesariamente la creencia en una divinidad personal. Esta entrada en el misterio se produjo en gran parte bajo el magisterio de la filósofa malagueña María Zambrano. Asimilando tendencias filosóficas y tradiciones culturales históricas en poesía y prosa y también a través de la música y la pintura, la escritura de José Ángel Valente es una de las más ambiciosas y profundas de la literatura española contemporánea, según la opinión de G. de Cortanze. Se muestra heredero de la tradición mística española, de ahí su obsesión con el problema de la inefabilidad, del vacío y de la nada. El lenguaje y la materia son otras de sus obsesiones, no muy alejadas de su sensibilidad cercana a la mística: la materia como constante engendradora de formas y el lenguaje, al que Valente quisiera liberar de su uso puramente instrumental, son dos vías de acceso al misterio de la existencia. Como ensayista son temas de su predilección la pintura y la mística. Destacan sus libros Las palabras de la tribu, ensayos sobre literatura, Hermenéutica y mística, sobre San Juan de la Cruz y Variaciones sobre el pájaro y la red (1991), una serie de meditaciones acerca de Miguel de Molinos, Santa Teresa y los pintores Matías Grünewald y el Bosco. En 2002 se editaron parte de sus trabajos críticos sobre arte con el título Elogio del calígrafo. Es interesante apreciar la retroalimentación intertextual entre su ensayo y su obra, al hilo de las reflexiones ontológicas que hace sobre la naturaleza del arte, del ser y del origen de la vida, del ser humano y de los seres de la creación. Su poesía trascendente mira hacia lo originario en el interior de un yo lírico, lo inmanente, en crisis frente a la posguerra y al espíritu materialista de la sociedad postmoderna y postindustrial. Se trata de un ser que quiere liberarse de un presente y de una historia de injusticia insertándose en un presente eterno. Paradójicamente, este está situado en un pasado idealizado, metapoético, en el que la redención se entiende como una quimera necesaria. Ha traducido poesía alemana y francesa y escrito ensayos sobre literatura española. Escribió su poesía principalmente en castellano, pero también en gallego con la obra Cántigas de alén. Es autor de libros de arte en colaboración con pintores como Antonio Saura (Emblemas, 1978), Antoni Tàpies (El péndulo inmóvil, 1982), Paul Rebeyrolle (Desaparición Figuras, 1982) o Jürgen Partenheimer (Raíz de lo cantable, 1991), así como con la fotógrafa Jeanne Chevalier (Calas, 1980). La productora almeriense 29letrasha realizado un documental sobre su vida, obra y muerte llamado "El Lugar del Poeta". Es un documental lírico y conmovedor que expone la obra y la significación que tuvo Almería en la vida de Valente así como su paso por el mundo contado por las voces de sus mejores amigos y colaboradores. Web del Documental. Cuenta con la narración de José Sacristán y la voz original de José Ángel Valente y ha sido realizado por David del Águila. Aparecen estudiosos y amigos de la obra valentina tales como Claudio Rodríguez Fer (director de la "Cátedra José Ángel Valente" en la Universidade de Santiago de Compostela), Fernando García Lara, Andrés Sánchez Robayna y Juan Goytisolo. Es de notar su influjo en la poesía de autores como Antonio Gamoneda, Andrés Sánchez Robayna o Ada Salas. Obra poética * A modo de esperanza, M., Col. Adonais, 1955 (Premio Adonais 1954). * Poemas a Lázaro, M., Índice, 1960 (Premio de la Crítica catalana 1960). * Sobre el lugar del canto, B., Colliure, 1963 (compilación de los dos libros anteriores). * La memoria y los signos, M., Revista de Occidente, 1966. * Siete representaciones, B., Col. El Bardo, 1967. * Breve son, B., Col. El Bardo, 1968. * El inocente, México, Joaquín Mortiz, 1970. * Presentación y memorial para un monumento, M., Poesía para todos, 1970. * Punto cero, B., Barral, 1972 (Poesías completas). * Material memoria, B., La Gaya Ciencia, 1979. * Estancias, M., Entregas de la ventura, 1980. * Tres lecciones de tinieblas, B., La Gaya Ciencia, 1980 (Premio de la Crítica). * Sete cántigas de alén, La Coruña, Ediciós do castro, 1981 (poesía en gallego, ampliada luego con el título Cántigas de alén, 1989). * Mandorla, M., Cátedra, 1982. * Nueve enunciaciones, Málaga, Begar, 1982. * Tránsito, M., Cuadernillos de Madrid, 1982. * El fulgor, M., Cátedra, 1984. * Nueve poemas, Granada, Aula de poesía, 1986. * Al dios del lugar, B., Tusquets, 1989. * Treinta y siete fragmentos, B., Ambit Serveis, 1989. * No amanece el cantor, B., Tusquets, 1992. * Fragmentos de un libro futuro, B., Círculo de Lectores, 2000 (Premio Nacional de Literatura). En Cuadernos de versiones (B., 2002) se reúnen sus traducciones de poesía, entre ellas algunas de Paul Celan, John Keats, Constantino Cavafis, Dylan Thomas, Gerard Manley Hopkins, John Donne, Benjamin Péret, Edmond Jabés y Eugenio Montale. Con el título de Punto cero, recogió su poesía en 1972 (incluyendo también Treinta y siete fragmentos, no publicado suelto hasta 1989) y en 1980. Fue antologado en Noventa y nueve poemas (1981), por José-Miguel Ullán, y en Entrada en materia (1985), por Jacques Ancet. Fue traducido al francés, portugués, italiano, inglés y alemán y checo. Alguno de sus poemas castellanos fue traducido al gallego y su obra en gallego fue traducida íntegramente al castellano y al catalán. Escribió también esporádicamente versos en francés, como los contenidos en el pliego A Madame Chi, en remerciement du réveil (1982). Premios * Premio Adonais (1954) * Premio de la Crítica (1960) * Premio de la Crítica (1980) * Premio de la Fundación Pablo Iglesias (1984) * Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1988) * Premio Nacional de Poesía (España) (1993) * Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1998) * Premio Nacional de Poesía (España) (2001, póstumo) Bibliografía El guardián del fin de los desiertos. Perspectivas sobre Valente. Editorial Pre-Textos. 2011. En el volumen se recoge un ciclo de conferencias que tuvo lugar en Almería en 2010, en el que se plantearon distintas reflexiones sobre los principales cauces expresivos utilizados por Valente. Referentes http://es.wikipedia.org/wiki/José_Ángel_Valente

Gabriel Celaya Gabriel Celaya

Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta (Hernani, Guipúzcoa, 18 de marzo de 1911 – Madrid, 18 de abril de 1991), conocido como Gabriel Celaya, fue un poeta español de la generación literaria de posguerra. Fue uno de los más destacados representantes de la que se denominó «poesía comprometida». Su nombre completo era Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta, lo que aprovechó para firmar sus obras como Rafael Múgica, Juan de Leceta o Gabriel Celaya. Presionado por su padre, se radicó en Madrid donde inició sus estudios de Ingeniería y trabajó por un tiempo como gerente en la empresa familiar. Entre los años 1927 y 1935 vivió en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Federico García Lorca, José Moreno Villa y a otros intelectuales que lo inclinaron por el campo de la literatura, llevándolo a dedicarse por entero a la poesía. En 1946 fundó en San Sebastián, con su inseparable Amparo Gastón, la colección de poesía «Norte» y desde entonces abandonó su profesión de ingeniería y su cargo en la empresa de su familia. La colección de poesía «Norte» pretendía hacer de puente entre la poesía de la generación de 1927, la del exilio y la europea. Aparecen así, bajo ese sello editorial, traducciones de Rainer María Rilke, Arthur Rimbaud, Paul Éluard o William Blake. En 1946 publica Tentativas, libro en prosa en el que por primera vez firma como Gabriel Celaya. Esta primera etapa es de carácter existencialista. En los años cincuenta se integra en la estética del compromiso (Lo demás es silencio 1952 y Cantos Íberos 1955, verdadera biblia de la poesía social). Junto a Eugenio de Nora y Blas de Otero, defiende la idea de una poesía no elitista, al servicio de las mayorías, "para transformar el mundo": Cantemos como quien respira. Hablemos de lo que cada día nos ocupa. Nada de lo humano debe quedar fuera de nuestra obra En el poema debe haber barro, con perdón de los poetas poetísimos. La Poesía no es un fin en sí. La Poesía es un instrumento, entre otros, para transformar el mundo. En 1956 obtuvo el Premio de la Crítica por su libro «De claro en claro». Cuando este modelo de poesía social entró en crisis, Celaya volvió a sus orígenes poéticos. Publicó La linterna sorda y reeditó poemas anteriores a 1936. También ensayó el experimentalismo y la poesía concreta en Campos semánticos (1971). Entre 1977 y 1980 se publicaron sus Obras Completas en cinco volúmenes. En 1986 es galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas por el Ministerio de Cultura. Ese mismo año publica "El mundo abierto". En definitiva, la obra de Celaya constituye una gran síntesis de casi todas las preocupaciones y estilos de la poesía española del siglo XX. Falleció el 18 de abril de 1991 en Madrid y sus cenizas fueron esparcidas en su Hernani natal. Obras * Marea del silencio (1935) * La soledad cerrada (1947) * Movimientos elementales (1947) * Tranquilamente hablando (1947) (firmado como Juan de Leceta) * Las cosas como son (1949) * Las cartas boca arriba (1951) * Lo demás es silencio (1952) * Cantos Íberos (1955) * Campos semánticos (1971) * Itinerario poética (1973) Referencias http://es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_Celaya

Ángel González Ángel González

Ángel González Muñiz (Oviedo, 6 de septiembre de 1925 – Madrid, 12 de enero de 2008) fue un poeta español. Nació en Oviedo el 6 de septiembre de 1925. Su infancia se vio fuertemente marcada por la muerte de su padre, fallecido cuando apenas tenía dieciocho meses de edad. La descomposición del seno familiar continuó durante la Guerra Civil Española, cuando su hermano Manolo fue asesinado por el bando franquista en 1936. Posteriormente su hermano Pedro se exilió por sus actividades republicanas y su hermana Maruja no pudo ejercer como maestra por el mismo motivo. En 1943 enferma de tuberculosis, por lo que inicia un lento proceso de recuperación en Páramo del Sil, donde se aficiona a leer poesía y empieza a escribirla él mismo. Tres años más tarde se halla ya por fin recuperado, aunque siempre arrastrará una insuficiencia respiratoria que al cabo le produciría la muerte, y decide estudiar derecho en la Universidad de Oviedo; en 1950 se traslada a Madrid para estudiar en la Escuela Oficial de Periodismo. El poeta Luis García Montero ha publicado en 2009 Mañana no será lo que Dios Quiera, donde con un lenguaje poético y emocionado cuenta estos primeros años de la vida de Ángel González. Cuatro años después, en 1954, oposita para Técnico de Administración Civil del Ministerio de Obras Públicas e ingresa en el Cuerpo Técnico; le destinan a Sevilla, pero en 1955 pide una excedencia y marcha a Barcelona durante un periodo en el que ejerce como corrector de estilo de algunas editoriales, entablando amistad con el círculo de poetas de Barcelona, formado por Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma y José Agustín Goytisolo; en 1956 publicó su primer libro, Áspero mundo, fruto de su experiencia como hijo de la guerra; con él obtuvo un accésit del Premio Adonais. Vuelve a Madrid para trabajar de nuevo en la Administración Pública y conoce al grupo madrileño de escritores de su generación, Juan García Hortelano, Gabriel Celaya, Caballero Bonald y algunos poetas más. Tras su segundo libro, Sin esperanza, con convencimiento (1961), Ángel González pasó a ser adscrito al grupo de poetas conocido como Generación del 50 o Generación de medio siglo. En 1962 es galardonado en Colliure con el Premio Antonio Machado por su libro Grado elemental. El año 1970 es invitado a dar conferencias a la Universidad de Nuevo México en Albuquerque y luego extienden su invitación para que enseñe durante un semestre; fija su residencia en Estados Unidos y en 1973 pasa por las Universidades de Utah, Maryland y Texas bajo la misma condición de profesor invitado, regresando en 1974 a la Universidad de Nuevo México en Albuquerque como fijo de Literatura Española Contemporánea, cargo en que se jubiló en 1993. En 1979 viaja a Cuba para formar parte del jurado del Premio Casa de las Américas de Poesía. Ese mismo año conoció a Susana Rivera, con la que se casó en 1993. Tras su jubilación siguió residiendo en Nuevo México aunque a partir de 2006 las visitas a España eran cada vez más reiteradas. En 1985 le conceden el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y en 1991 el Premio Internacional Salerno de Poesía. En enero de 1996 fue elegido miembro de la Real Academia Española en el sillón "P" sustituyendo al escritor Julio Caro Baroja. El mismo año, además, obtuvo el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. En 2001 obtiene el Premio Julián Besteiro de las Artes y las Letras. En 2004 se convierte en el primer ganador del Premio de Poesía Ciudad de Granada-Federico García Lorca. Su obra es una mezcla de intimismo y poesía social, con un particular y característico toque irónico, y trata asuntos cotidianos con un lenguaje coloquial y urbano, nada neopopularista ni localista. El paso del tiempo y la temática amorosa y cívica son las tres obsesiones que se repiten a lo largo y ancho de sus poemas, de regusto melancólico pero optimistas. Su lenguaje es siempre puro, accesible y transparente; se destila en él un fondo ético de digna y humana fraternidad, que oscila entre la solidaridad y la libertad, al igual que el de otros colegas generacionales como José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, José Agustín Goytisolo y José Manuel Caballero Bonald. González colaboró con los cantautores Pedro Ávila en el disco "Acariciado mundo" (12 poemas de Ángel González, 1987) y Pedro Guerra en el libro-disco La palabra en el aire (2003) y también con el tenor Joaquín Pixán, el pianista Alejandro Zabala y el acordeonista Salvador Parada en el álbum Voz que soledad sonando (2004). La madrugada del 12 de enero de 2008 falleció el poeta, a los 82 años, en Madrid, a causa de la insuficiencia respiratoria crónica que padecía. Canción homenaje En 2009 Joaquín Sabina le dedica la canción "Menos dos alas", incluida en su disco Vinagre y rosas y escrita junto a Benjamín Prado. OBRAS Lírica * Áspero mundo, M., Col. Adonais, 1956.(Accésit Premio Adonáis 1955). 2ª ed. Ediciones *Vitruvio, 2012. * Sin esperanza, con convencimiento, B., Colliure, 1961. * Grado elemental, París, Ruedo Ibérico, 1962 (Premio Antonio Machado). * Palabra sobre palabra, M., Poesía para todos, 1965, 1972 y 1977. * Tratado de urbanismo, B., Col. El Bardo, 1967. * Breves acotaciones para una biografía, Las Palmas de Gran Canaria, Inventarios provisionales, 1971. * Procedimientos narrativos, Santander, La isla de los ratones, 1972. * Muestra de... algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan, M., Turner, 1976. * Prosemas o menos, 1985. * Deixis en fantasma, M., Hiperión, 1992. * Otoños y otras luces, B., Tusquets, 2001. * Nada grave, Madrid: Visor, 2008, póstumo. Antologías * A todo amor, 1988. * Luz, o fuego, o vida, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1996. * Lecciones de cosas y otros poemas, 1998. * 101 + 19 = 120 poemas, Madrid, Visor, 1999. * Realidad casi nube, Madrid, Aguilar, 2005. * Palabra sobre palabra, Barcelona, Seix Barral, 2005 (Poesía completa). * La Primavera avanza, Madrid, Visor, 2009. Ensayo * Juan Ramón Jiménez (1973) * El Grupo poético 1927 (1976) * Gabriel Celaya (1977) * Antonio Machado (1979) Referencias http://es.wikipedia.org/wiki/ángel_González




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