(1925)
#Andaluces #Españoles #Generación27 #PremioNobel #SigloXX (Tomado 1925) Amante La de
Acordaos. La nieve traía gotas de lacre, de… y disimulos de niña que ha dado mu… Una mano enguantada, la dispersión… La derrota del cielo, un amigo.
El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste
¡Qué revuelo! ¡Aire, que al toro torillo le pica el pájaro pillo que no pone el pie en el suelo! ¡Qué revuelo!
!Dejadme pintar de azul el mar de todos los atlas! Mientras, salúdame tú, cantando al alba del agua, pájaro en una palmera
... Hay peces que se bañan en la a… y ciclistas que corren por las ola… Yo pienso en mí. Colegio sobre el… Infancia ya en balandro o biciclet… Globo libre, el primer balón flota…
A ti, contorno de la gracia humana… recta, curva, bailable geometría, delirante en la luz, caligrafía que diluye la niebla más liviana. A ti, sumisa cuanto más tirana
Dicen que hay toros azules en la primavera del mar. El sol es el caporal y las mantillas las nubes, que las mueve el temporal.
De lona y níquel, peces de las nub… bajan al mar periódicos y cartas. (Los carteros no creen en las sire… ni en el vals de las olas, sí en l… Y aún hay calvas marchitas a la lu…
Subes del mar, entras del mar ahor… Mis labios sueñan ya con tus sabor… Me beberé tus algas, los licores de tu más escondida, ardiente flor… .
—Aquí está el general. ¿Qué quiere el general? —Una espada desea el general. —Ya no existen espadas, general. ¿Qué quiere el general?
A la sombra de una barca, fuera de la mar, dormido. Descalzo y el torso al aire. Los hombros, contra la arena. Y contra la arena, el sueño,
¿Quién rompió las doradas vidriera… del crepúsculo? ¡Oh cielo descubie… del montes, mares, viento, paramer… y un santoral del par en par abier… Tres arcángeles van por las prader…
Buscad, buscadlos: en el insomnio de las cañerías olv… en los cauces interrumpidos por el… No lejos de los charcos incapaces… unos ojos perdidos,
...Y ya estarán los esteros rezumando azul de mar. ¡Dejadme ser, salineros, granito del salinar! ¡Qué bien, a la madrugada,
«No vine a ti para alabar la niebla que te difumina ni esa escarcha que te hace entrar en una caja cristalina. Ni vine a ver cómo se clava