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El cuerpo deshabitado

Yo te arrojé de mi cuerpo,
yo, con un carbón ardiendo.
 
—Vete.
 
Madrugada.
La luz, muerta en las esquinas
y en las casas.
Los hombres y las mujeres
ya no estaban.
 
—Vete.
 
Quedó mi cuerpo vacío,
negro saco, a la ventana.
 
Se fue.
 
Se fue, doblando las calles.
Mi cuerpo anduvo, sin nadie.
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