#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #Generación27
Se equivocó la paloma, se equivocaba. Por ir al norte fue al sur, creyó que el trigo era el agua. Creyó que el mar era el cielo
Viento contra viento. Yo, torre de mando, en medio. Remolinos de ciudades bajan los desfiladeros. Ciudades del viento sur,
Ninguno comprendíamos el secreto n… ni por qué la esfera armilar se ex… Sólo sabíamos que una circunferenc… y que un eclipse de luna equivoca… y adelanta el reloj de los pájaros…
(Siglo XIX) Llevaba un seno al aire, y en las… –nieve roja– una crespa clavelina. Era honor de la estirpe gongorina y gloria de los mares albertianos.
Un año, ya dormido, alguien quien no esperaba se paró en mi ventana. —¡Levántate Y mis ojos vieron plumas y espadas.
No dormireis, malditos de la espad… cuervos nocturnos de sangrientas u… tristes cobardes de las sombras tr… violadores de muertos. No dormireis.
A embestidas suaves y rosas, la ma… Sueño equivocado, Ángel sin salida… Al lindero de mi alma, que recuerd… indecisa, dudó, inmóvil: ¿Vertida estrella, Confusa luz en…
«Me despierto. París. ¿Es que vivo, es que he muerto? ¿Es que definitivamente he muerto?
Cuando abre sus piernas Altair en la mitad del cielo, fulge en su centro la más bella no… concentrada de estrellas que palpitan lloviéndose en mis la…
«Como tierra de cactus y magüeyes, de órganos que edifican verdes tem… con bóvedas de aire, con techumbre… limpísimas de aire, sol y agua. Los caminos se cansan, se desploma…
Vosotros habéis sido, vosotros que dormís en el vaho sin… para que el alba más desgraciada o… vosotros habéis sido la causa de e… Ni un solo pájaro es capaz de bebe…
Veo los años, los mismos que ahora escucho volve… espantajos oscuros, henchidos como cerdos de pez muert… dejando tras de sí una cola de tin…
Para algo llegaste, Altair, desce… de tu constelación en pleno día. Nunca bajó una estrella a enramarse del sol de los olivos, ni la cal de los pueblos
Por la tarde, ya al subir; por la noche, ya al bajar; yo quiero pisar la nieve azul del jacarandá. ¿Es azul, tarde delante?
No, no te conocieron las almas conocidas. Sí la mía. ¿Quién eres tú, dinos, que no te r… ni de la tierra ni del cielo?