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El sueño de los guantes negros

                                                 Por Alfredo Jimenez G.
                                    www.poeticous.com/alfredo-jimenez-g

¡Un mágico poema de fusión mística! escrito en fecha cercana a la prematura muerte del Poeta debida a una bronconeumonía. Fuensanta (Josefa de los Ríos), la mujer a quien López Velarde dedica el poema, era pariente lejana de él, su amor provinciano imposible sobre la tierra, ella muere de una afección cardiaca en 1917, cuatro años antes que el Poeta. En este sueño mágico, casi devoto, casi herético, el autor es convocado por Fuensanta hacia las alturas del Valle de México, podemos incluso prefigurarnos los volcanes en vista nocturna en esa noche en que llovía tan copiosamente que la atmósfera es comparable a las profundidades del océano. Ella es su "Beatriz" en ese viaje extraño, donde lo único terrenal es el sonido de las campanas de una capilla lejana, una puerta hacia los cielos. Poeta y musa se toman de las manos; él no puede verla, tiene un velo de novia con el que fue sepultada, ignora si continúa encarnada, siente sus manos cubiertas por los guantes negros. La llama prisionera del Valle de México porque su tumba se encuentra ahí. Las palabras encerradas entre corchetes son ilegibles en el original que se exhibe en la Casa del Poeta en la colonia Roma del Distrito Federal (México); de hecho, se publicó el poema sin esas palabras posibles, unicamente con puntos suspensivos; así puede verse en las obras completas que editó Porrúa o en su poesía íntegra que publicó el Fondo de Cultura Económica. La ausencia de esas palabras, no mutilaba el poema, incrementaba su misticismo. Es bueno que ahora circule completo, es muy porbable que sean las correctas, le dan sentido. López Velarde termina fundido con su amada, degustando en sus cuerpos "la ceniza y la 'hez' del cementerio" que ella le ofrece con sus manos y el apura de buen modo, muere con ella, se une a ella. Pero sus almas eternamente vivirán juntas "la vida apocalíptica", es decir "revelada" al trasponer las puertas de la muerte juntos por toda la eternidad.

#EscritoresMexicanos (1932) El corazón del son

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