¡Un placer implacentero!
qué aberrante exclamación;
más impulsos van y vienen...
que son causa de ilusión.
Paradoja incomprensible,
tal parece al expresar;
que querer lo que no quiero...
me remite a desvariar.
Cuántas veces se ha escuchado
a mil gentes pregonar;
éso no es lo que yo quiero...
¡pero dálo... que más dá!.
Si te doy lo no querido,
y lo aceptas de buen ver;
¿porqué al hombre que no es malo,
lo desprecian sin saber?.
Sin saber lo que queremos
pero así, todos lo ansiámos;
es tener un escondrijo
y decir... aquí estamos.
Estoy loco de remate,
y mil veces lo han hablado;
pero buscan al coherente,
y es a mí... al que han hallado.
¡Incongruentes los pensares!,
¡qué bellacas las premisas!;
de juzgar los indolentes...
a los hombres, tan de prisa.
¿Qué no saben que pensar,
es hallar disertación?;
respondidas son las dudas,
empleando reflexión.
Tantas cosas enredadas,
como el hilo en la madeja;
cosas tontas y triviales,
son sus nudos... y se quejan.
Relativa es la locura,
bipartita es la razón;
y un placer implacentero...
¡es gozar sin emoción!.