#EscritoresCubanos
Traje negro como para asistir a un funeral. Rubí el párpado. Camisa blanca. (Cuando la suele usar.) El pico inquisidor.
Hay en el niquelado de la peana del sillón_ espejo que embruja lo circundante_ dos ojos donde una luz blanca_ dos perlas irisadas_ se ha posado;
Hay más arcano que en el beso, que en el dolor y que en la muerte… en el ojo humano del elefante. Y mientras danza torpemente y sincroniza sus orejas,
Rayas sombrías y luminosas. Verticales: los postes. Horizonta… los raíles y los regatos. El día preagoniza. El crepúsculo palia con sus rosas los grises. En la sa…
Así que la aurora deja caer su car… mín en las nazarenas mejillas del alba fugitiva, el mar se riza las… chas cabe el verdegueante toldo de… manglares, a los que las tijeras d…
Mientras que en silencio con ardor… y entornando los ojos de placer so… mentalmente de todos tus espamos g… bajo la borrachera de mis melancol… Te hablé de los misterios sensuale…
Bajo el lábaro umbrío de una noche… que empenachan con luces las estre… el Misisipí remeda un gran duelo i… al arrastrar sus aguas mudas y ago… De los anchos bateles un navegar s…
La marea baja descubre _como una pradera sepia comida de cardeni– llo_ la atormentada cacharrería y… exóticos retales que el mar _el bu… chamarilero_ guarda con avaricia e…
Yo tallo mi diamante, yo soy mi diamante. Mientras otros gritan yo enmudezco, yo corto, yo tallo; hago arte en silencio.
Recorren la Horas con rítmico pas… y trozan los robles proceros con h… Es su ronda constante y profícua:… Los robles más viejos no encaran s… trabazón de las ramas se aclara a…
La tarde era una aurora; el sol po… incendio, entre las lindes del oca… Rojas nubes amantes a su paso le besaban con ósculo fulgente. Hacían mar y cielo un ascua ingent…
En tanto corre el tren, cercas y v… llados huyen paralelamente hacia atrás; los postes telegráficos se… nan hacia la carrilera; y la playa… a un chamizo carbonizado que parec…
Tienen sabiduría tus caderas, tan flexibles como algunas maderas de mi predio natal. Tienen sabiduría tus caderas, para enojo de ansiadas bayaderas
Carbón y negro azul en la maleza, perla entre la maraña del celaje, y una melancólica tristeza que se efunde del alma del paisaje… El agua rueda con letal pereza;
Qué triste la Gran Triste! Nada como la playa nativa existe que sea más triste. Su tristeza tiene vigor, ansia y pereza: ansia de la vida,