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Escuchando al índigo

Eres un poco molesta
Me hacías reir y hoy sobra tu ausencia
Eres ansiosa y tu voz me recordaba a una niña adinerada
Siendo tu corazón de condición humilde y tus acciones, trazos limpios del alma.
Eres de figura perfecta, aunque aún desconozco la belleza de tu mirada
Sintiendo cada día la necesidad de verla en la mía plasmada.
Días de madrugada y noches de conversaciones vastas
Tierna como la brisa del norte
Ardiente como el verano en las playas
Melancolía como el ocaso en el horizonte
Alegría vertida a montones
Furiosa como los conejos cuando no sienten su heno
Curiosa y atenta para aquello que no es verdadero
Sensible y vivaz como la neblina marina
Tan niña y mujer, tan amorosa y aveces tan cruel.
Tanto sentir que recorre por tu piel
De todo aquello de lo que las palabras no dichas, te hicieron creer.

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