Una hebra más delgada que el pensa… un hilo con calibre de nada, une nuestros ojos cuando no nos mi… Cuando nos miramos nos unen todos los hilos del mundo…

El hombre pierde la vida y otras c… se ensucia con cualquier crecimien… no aprenderá nunca a vestirse y es un inexplicable ensayo de la… Sin embargo,

Si alguien, cayendo de sí mismo en sí mismo, manotea para sostenerse de sí y encuentra entre él y él una puerta que lleva a otra parte,

¿Quién puede soportar cuatro velas velando a una rosa? ¿Quién puede soportar una mano arrastrada por el río cuando iba a alcanzar a otra mano?

Voy a alargar caminos de caricia, con algo de dulzura entre los dien… y un garabato tibio en los cabello… para que el poco sueño que aún nos… no se nos caiga.

¿Es la poesía un pretexto de la lo… ¿O es la locura un pretexto de la… ¿O las dos son un pretexto de otra… de otra cosa excesivamente justa y que no puede hablar?

El silencio que queda entre dos pa… no es el mismo silencio que envuel… ni tampoco el que estampa la prese… cuando se apaga el incendio vesper… Así como cada voz tiene un timbre…

Primero, pintar retratos sin modelo. Después, pintar autorretratos sin modelo. Quizá se pueda entonces

No debiera ser posible dormirse sin tener cerca una voz para poderse despertar. No debiera ser posible dormirse sin tener cerca

Conglomerado de consumos tristes, suma y montón de trampas recolección anónima de los plurales de la muerte. Y enfrente, la pasión,

Tu ausencia es el borde de una pared que detiene al viento y fabrica con él dos largos túnele… de cuyo fondo volverán tus ojos. Tu ausencia me suelta

Hay pocas muertes enteras. Los cementerios están llenos de fr… Las calles están llenas de fantasm… Hay pocas muertes enteras. Pero el pájaro sabe en qué rama úl…

Nos quedamos a veces detenidos en medio de una calle, de una palabra o de un beso, con los ojos inmóviles

Detener la palabra un segundo antes del labio, un segundo antes de la voracidad c… un segundo antes del corazón del o… para que haya por lo menos un pája…

Usar la propia mano como almohada. El cielo lo hace con sus nubes, la tierra con sus terrones y el árbol que cae con su propio follaje.