Dia 1:
Debo dejar de hacer siempre lo mismo, usar otras bocas para poder olvidar la tuya, ninguna sabrá igual, aunque espero que con el tiempo, me sacien como contigo. Lo que peor llevo no es que estés con otro, si no que el otro siempre será el mismo,
espero que mañana el castigo sea menor y que me ardan las manos para evitar hablar contigo

Día 4:
Hoy he soñado contigo, un sueño en el que te besaba, acariciando cada rincón de tu lienzo como un ciego leyendo en braille y mirandote, como quien mira algo por última vez y así fue, me desperté, me di cuenta que los sueños sueños son y que los restos de nuestro amor ya sólo permanecen en mi mente, maldito cerebro, verdugo de esta interminable agonía que no me deja no pensarte cuando más lo necesito.

Día 9:
Los días siguen pasando, pero todavía reservo cada una de mis noches para ti, para pensarte, para odiarme, para odiarte, para decirme a mí mismo que esto es el final, y como con todas las noches, para mentirme. Pero me he dado cuenta que al viento no se le puede encarcelar y eso eres tu, una brisa que refresca en los días más áridos o un huracán que destroza todo a su paso ¿y yo? Yo tan solo soy un superviviente desolado preguntandose porque ha sobrevivido.

Día 13:
Un día, solo un día mas, un día más para evitar verte en línea, pensando, pensado en que le estas diciendo a él lo mismo que en su día me dijiste a mi, recordando, recordando nuestras conversaciones cuando aún las palabras más banales, en nuestro diccionario particular, significaban “te quiero”, y esperando, esperando a que un día me hables y me digas que no me has olvidado. Pero así es el amor, la fiel esposa del olvido, que es el que queda cuando nos damos cuenta que solo en la aritmética, el dos nace del uno más uno.

Día 25:
Debería estar recuperado, o por lo menos, menos dolorido, me he desahogado física y emocionalmente, pero parece que no basta, contigo nunca es suficiente.
No se que escribir, que beber o a quien besar para olvidarte como has hecho tu conmigo, la gente cree que al principio duele más y luego todo es más bonito, pero no, la negación es el primer paso, donde todo parece un mal sueño del que vas a despertar, pero la maldita realidad es el segundo y es cuando el agua se torna cicuta, el viento se torna tormenta y el tiempo se torna castigo y ya solo te queda aceptar que vivirás siempre con una herida que te recordará, que amaste tanto a alguien que hasta te dolió.