Sandra Chapado García

LA FELICIDAD COMO PECADO

Para algunas personas sonreír es un delito por qué? la primera respuesta que se me viene a la mente es amargura. Si, eso es lo que sienten en su interior: amargura y desolación. Pobres criaturas que no se dejan impregnar del bálsamo de la felicidad, que impiden a sus rostros expresar la más luminosa de la sonrisas. Son personajes sacados de una tragedia. Solo vibran al ver en la televisión drama, pena, angustia y lágrimas de tristeza. No sonríen ni aunque le cuenten el chiste más gracioso del mundo porque no lo pillan (la mayoría son cortos de mente) y porque se niegan a ponerse el vestido precioso de la alegría. Les molesta que otros rían, que muestren esas arruguitas en los ojos y en los labios que esculpe la felicidad. Pobres desdichados infelices. Pobres, pero culpables de su propio mal. Pobres, pero solidarios (están dispuestas a compartir con los demás su pena). Pobres, pero ladrones (quieren arrebatar a los felices sus sonrisa). Desde aquí he de decir que nunca lo conseguiréis, que mi sonrisa me pertenece, que amo mi felicidad y que por nada del mundo dejaré que me la quiten. Que os jodan, ilusos, pero yo me quedo con las carcajadas. Quedaos vosotros con la tristeza.

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