Se enferma la noche
con la soledad de los amantes,
que buscan sin encontrarse, en esta noche
sin luna ni estrellas.
No hay puente
que cruce las distancias.
No hay encuentro para las almas
y la noche pierde las ansias
de unir la marea
a las desolada orilla.
Se enferma la noche
con la intermitente esperanza,
cuando el horizonte
señala el alba.
Se enferma la noche de saber,
que ya no alberga
el furor de los amantes,
las sonatas
sencillas
pero queridas y
los besos asomados a la sombra
de los enamorados.