En la sórdida intimidad el gallo c… esquelas que estucan el acertijo de los florones de Venecia; troquelado el marfil vocea claveteados delfines en la negrura
El escándalo del amanecer enardecí… los frutos de Occidente, y el entr… volvía el rostro para verlos sonre… ¡Ah, las gloriosas palomas en las… Fragor de ausencia en la columna d…
El colibrí se esconde de la gallin… porque el cochinillo baila apurado el pasodoble que se esquifa en los prados de su consulado. No hay holgura en el desenfado
Te devuelvo el apócrifo vinillo Griego como ese mar que tengo enfr… La sardina enlutada, grave el dien… Enrojecido el áspero cuchillo. Jubiloso el rumor del que trabaja
No es el rostro la cara que nos mi… Con estupor en la imborrable Noch… Como si cancelara con la noche El Rostro. Es de la cara que nos… El enigma del extraño desvelo.
Déjame tomar asiento En tu preciosa canoa Y poner al cielo proa Navegando por el viento. Muévame el Divino Aliento
Drómiti, mi nengre, drómiti, ningrito. Caimito y merengue, merengue y caimito. Drómiti, mi nengre,
Voz pavorosa en funeral lamento, Desde los mares de mi patria vuela A las playas de Iberia; tristemen… En son confuso la dilata el viento… El dulce canto en mi garganta hiel…
Bien pueden su hojarasca y polvo y… Acumular los años sobre ti. Mi corazón sacude el turbio velo, Y siempre te hallo, ¡oh dádiva del… Fresca y radiante en mí.
Hija del aire, nívea mariposa, que de luz y perfume te embriagas y del jardín al amaranto vagas, como del lirio a la encendida rosa… Tú que te meces cándida y dichosa
No existe lazo ya; todo está roto: plúgole al cielo así, ¡bendito sea… amargo cáliz con placer agoto; mi alma reposa al fin; nada desea. Te amé, no te amo ya; piénsolo, al…
¿No es delirio, Señor? Tú, el abs… en belleza, poder, inteligencia; Tú, de quien es la perfección esen… y la felicidad santo atributo; Tú, a mí, que nazco y muero como e…
Tiñe ya el sol extraños horizontes… el aura vaga en la arboleda umbría… y piérdese en la sombra de los mon… la tibia luz del moribundo día. Reina en el campo plácido sosiego,
¡Del huracán espíritu potente, rudo como la pena que me agita! ¡Ven, con el tuyo mi furor excita! ¡Ven con tu aliento a enardecer mi… ¡Que zumbe el rayo y con fragor re…
Cánticos de tus vírgenes sagradas, que de tu amor proclaman las dulzu… son esas voces que, de unción colm… llegan al corazón graves y puras. Tu soberana mano ¡Ser eterno!
Tú, que rigiendo de la noche el ca… sus sombras vistes de cambiantes b… dando entre nubes –que en silencio… puros destellos, para que mi alma te bendiga y ame,
¡Perla del mar! ¡Estrella de Occi… ¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo la noche cubre con su opaco velo como cubre el dolor mi triste fren… ¡Voy a partir!... La chusma dilig…
No en lo pasado a tu virtud modelo… ni copia al porvenir dará la histo… ni otra igual en grandeza a tu mem… difundirán los siglos en su vuelo. Miró la Europa ensangrentar su su…
Tus cuerdas de oro en vibración so… vuelve a agitar, ¡oh lira!, que en este ambiente, que aromado… su inercia sacudiendo abrumadora la mente creadora,
Suspende, mi caro amigo, tus pasos por un instante: no está la ermita distante, y apenas las cinco son. Ven a admirar —bajo el toldo
¡Feliz quien junto a ti por ti sus… Quien oye el eco de tu voz sonora, Quien el halago de tu risa adora, Y el blando aroma de tu aliento as… Ventura tanta, que envidioso admir…
No así las lindas alas abatas jilguerillo desdeñando las galas de su matiz sencillo. No así guardes cerrado
No encuentro paz, ni me conceden g… de fuego devorado tengo frío, abrazo al mundo y quédome vacío, me lanzo al cielo y préndeme la ti… Ni libre soy, ni la prisión me enc…
¡Detente, viento del Norte, Que el crudo invierno desata! No más impelas las nubes, Velando del sol la llama, Ni del árbol ya desnudo
¡Oh tú, del alto cielo, Precioso don al hombre concedido! ¡Tú, de mis penas íntimo consuelo, De mis placeres manantial querido! ¡Alma del orbe, ardiente Poesía,
Parece, brilla, pasa la hermosura, Cual flor que nace y muere en la m… Sombra es el mando, sueño la ventu… Humo y escoria la grandeza humana: Las moles de arrogante arquitectur…
El rumor de las máquinas crecía en la sala contigua: ya mi espera de un adjetivo –o de tu cuerpo– no… más que un intento de acortar el d… La noche que llegaba y precedía
Las húmedas terrazas dominaban el templo, la planicie entre dos m… superpuestas, azules, triangulares… Simétricas estatuas deslizaban sus fragmentos de mármol por la ni…
Corta, Changó con tu espada el alcohol, y haz que ese río crecido, no bien vacío, vuelva a su cauce y, saciada tanta sed, halle morada
Cuerpo con cuerpo: las pieles se aproximan y se alejan entre espejos que reflejan su deseo. No develes la imagen –esos laureles