Despertarse en tu humo cenizo,
oliendo tus entrañas en llamas.
Que el mal llegará cada vez más...
pero qué mal la verdad de mi ciudad.
Bogotá: tus cerros nos han hecho despertar. Un cielo azul, del eterno Millos campeón, sin nubes y a la intemperie del sol. Y el humo alejando tu vida, y el humo agobiando la mía.
Te respiramos y habitamos, mirando tu incendio insensibilizados. Como si las redes fueran a hacer algo... como si escribirte esto fuese mi acto.