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Noches bogotanas.

Fijo una fría mirada en un momento en el cual no sé a donde me dirijo, me siento aturdido por un mil cosas por las cuales estoy pasando, como aquel que sufre porque quiere, y no por que es de malas.  Veo las luces de la ciudad apagándose y volviéndose a prender, veo indigentes queriendo dormir al lado de sus perros, escucho los carros que van pasando rápidamente. Me siento asfixiado entre tanto humo de cigarrillos y tanta polución de los carros. Mi mente puede divagar las cosas que me hacen sentir mal, y no hallarle solución alguna. ¿Por qué razón? somos lo que hacemos por naturaleza, somos lo que sentimos por amor, y somos lo que vivimos por voluntad. El desespero se toma mi cuerpo de una manera bastante frágil. Miro una cafetería bastante cerca, sin pensarlo me dirijo lentamente hacia a ella para poder reflexionar con calma, me siento en una silla solitaria a las 10:00 de la noche. De fondo puedo oír una hermosa canción que me solía identificar un tiempo atrás, Los Verbos de LosPetitFellas, su melodía me deleitaba, su letra me excitaba y la voz de Nicolai me calmaba...
Allí fue cuando entendí la importancia de ser un vagabundo, de andar hacia la deriva, de conocer nuevos sitios y nuevos mundos.

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