El tiempo
Leugim
Hay besos que se dan con hambre atrasada,
con ese dolor de estómago por no haber comido esos labios, por no haber probado la sabia de su lengua, esa que despierta los más salvajes pensamientos y uno de ellos es devorarlo por completo.
Tiempo al tiempo, pero a las ganas, ¿cómo las callas?, ¿cómo las calmas? y le dices: ¡no sientas nada!, ¿cómo le dices a tu cuerpo, qué no sienta hambre de ese hombre que te empapa las piernas con tan sólo un mensaje?...
Dime; ¿cuánto más he de aguantar?, ¿cuánto más me he de mojar sin que estés presente?, ¿cuánto más mis dedos deben imaginarte y soñar que estás aquí conmigo?, ¡Cúanto!.
¡Ven ya!, ¡hoy mismo!, necesito a mi fiera, tengo ansiedad de tus manías, esas que me ponen en tu posición favorita con todo mi corazón palpitante y abierto solo para ti.
Tengo hambre, tengo que gritar y hacer eco en esta tormentosa noche, vienes o te sueño, vienes o me amo en mi cruel soledad.
