Rozas mis debilidades
y sin darte cuenta dejas rastro
en donde nadie había caminado.
No es intencional pero,
no sonrías, no me mires,
que arriba están las estrellas
pero el paisaje en tus ojos
que me pierden fácilmente.
Afuera el viento refresca la noche
pero hay tanta calidez en el coche
que te pido que abras una ventana,
a ver si el viento se lleva mi corazón latiente.
Abre las ventanas,
ábreme la puerta,
quiero entrar en tu corazón inerte,
y tal vez no pueda tenerte
como me tienes sin quererme,
pero basta escucharte recitar dos o tres poemas
para sentir la incandescencia
de tu amor descomunal,
y enteramente
y etéreamente
quererte con toda mi inocencia