Chargement...

Carta 87

"Vivir es una enfermedad a la que cada 16 horas el sueño trae cierto alivio. Pero esto no es más que un paliativo; el remedio es la muerte"

Es difícil empezar después de tanto tiempo sin poder hacerlo y más cuando paso de dormir tres horas diarias a doce o diecisiete, según las ganas de seguir haciendo absolutamente todo lo contrario para que no me lleve a ti. Sabes que el mundo está pasando por el encierro más grande que se haya visto. Los noticieros inundan de mentiras la mente de las gentes y yo, al igual que tú, solo respiro para difundir la adecuada información en estos tiempos no solo de pandemia intelectual; pero sé muy bien que estas noticias son las que menos te importan, por ello tomé la pluma y la esquela que pronto llegará, así jamás la leas:

Enero empezó con gran auge, mi primo estaba lejos de mis decisiones y mis alucinaciones. Las cosas con Víctor no estaban bien, hablaba con Karol cuando lo que más detesto es entablar amistad con mujeres (me perdonará el feminismo, pero no soporto la vulnerabilidad disfrazada de victimarias) mamá seguía preocupada por mis decisiones, el semestre estaba en un hilo hacia el abismo y yo quería ponerle fin a tanta ausencia tuya.

En mi bolsillo solo daba una cerveza y un Mustang (también rojo) y yo quería beber dos veces, pero mi tío no distingue entre sobrinas y clientes, así que solo me tomé una tan despacio como durara esa diatriba que Gabo me ofreció para leer. Por cierto (aclaro), jamás me gustó la idea de entrar donde Manolo (todos me conocían) y por cortesía o prostitución disimulada, pues de protocolos nunca entiendo, llegan a mí una que otra cerveza o tragos finos que yo (te lo juro) no he pedido. Esta vez tampoco fue excepción. Tal vez si no distinguiera al Crema o a mí tío, jamás le habría hablado.

Tal vez si no hubiese quebrado el otro bar, tal vez si tu y yo hubiésemos hablado contrario de pelear, si no hubiese querido pan caliente en la mañana, si hubiese arropado a Laura con cobijas anti-alergia para que no le sangrara la nariz y yo habría dormido un poco más. Tal vez si hubiese tomado un bus distinto o haber arreglado la bicicleta, no coqueteado a Víctor, insultado a mamá, parido a Laura, abortado a Samael y no haber esperado aquel joven, pero si abrazado a Luisa o como tantas situaciones más en las que nos ponen las ramas de ese árbol del destino a decidir, Yo, a mi cuarto de siglo mal vivido no estaría compartiendo esta extraña cama hoy diecinueve de Mayo con un grandioso hombre que me mira con amor y al cual no puedo devolverle tanto afecto pues hoy sigue siendo otra noche en que mis lágrimas aún no cesan al pensar en ti.

¿Sabes? Cada vez duermo más, pues me parece todo esto tan aburrido, aguantar hambre o saciarla me da igual, aunque tengo un dispositivo de control femenino que me obliga a comer y hacerme daño en formas que nadie imagina (solo tú y yo sabemos el caos que produce) Me da igual si mueren en el mapita de la bota, si es una guerra bacteriológica para quebrar la economía en oriente, me da igual si es un virus que fue patrocinado por un poderoso de la industria tecnológica para fortalecer la biología molecular, me da igual todo, porque la vida no ofrece más que problemas cuando se es consciente de estar despierto y de saber cuánto duele este cuerpo senti-pensante.

Si siguieras aquí, yo no estaría creando otro futuro, ni estaría pensando en dejar a este hombre que me ama a penas se reponga de sus propios problemas (algo que solo tú sabes) porque entendí lo mucho que la ausencia puede replantearnos.

y ¡sí! tienes razón, Laura tiene ya cinco años y yo cuatro diciembres de no estar en mí. Necesito dormir un poco más.

Autres oeuvres par Angie Tatiana Aranda Martínez...



Top