Se había hecho esperar el granizo, tanto como unos 6 meses de falta de sueño y de colorear arboles secos con la imaginación, se llego al fin del ciclo de una manera inesperada para mi aunque bastante obvia para cualquiera que no sea yo. No la voy a decir porque seria quemarla según mis amigos, pero de lo que si quiero hablar hoy es de mi relación con la lluvia.
La lluvia es la que siempre me responde, los que eligen cantarle a la luna antes que a ella se olvidan que el fruto que te otorga es empaparte la tristeza de compañía, la luna es lejana e inmóvil, en cambio la lluvia se mete en tu casa, inunda tus calles y cancela tus planes para que solo la admires dejándote empapar de compañía. Si la lluvia fuese una persona me casaría con ella sin mediar palabras que agoten su abundancia, ya que lo que sea que le de me lo devolverá en forma de agua dulce después de haberlo procesado lo suficiente, y con bien alta la frente proclamo que en mi paraíso llueva constantemente.