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Alas de Brea

Del anciano ciprés
vuela el pato
empujado por la brisa.
Pasa mal rato,
tiene prisa,
se ha cansado del pato
la suave brisa.
 
Es el agua espumosa,
un arrebato
de las alas felices
¿Quién eres
pequeño pato?
Vuelas muy bajo
pequeño ingrato,
en la corriente me nadas
barco barato.
 
Y no hay color en tu pluma
pato blanco
busco esa textura
que te arranca
de este espanto.
(Y a ti, que alada me miras
dulce y franca)
 
Decirte quiero
en la bruma,
reflejo acuoso,
que por ser cuna
de mi reposo
rezuma la espuma
en decir te quiero.
 
Y tus alas se volvieron brea,
pato valiente.
La humedad te absorbe
como aquel fénix
en arder paciente,
imitado pariente
de sangre fértil.
 
El pato quiere escapar
del sufrir
de sus aguas
El pato quiere volar
pero el sol le quemará
 
El ave ha de fingir
ser la mítica, la ardua,
y a las aguas temerá.
 
El pato, fénix sea,
ese sol le alcanzará,
la negrura extinguirá
 
Alas de brea al volar
nos harán suplicar
por un mundo irreal.
 
Pidan un sueño fatal
a quien coja el grial
en su enojo inmoral.
 
Junten sus alas de brea
pidan que nos crea
el patito al volar
 
Júntese el ave al llorar
por la brea, ese mar
que los hombres desean.
 
Carburante quemado,
Tinta marchita
Brea es la pluma,
la piel inscrita.
Patito triste ríe al son,
que a pico alegre
mi alma gravita.
 
Y así fue tu pluma,
patito mío,
azotada por la negrura,
por el agua,
por su furia,
y resuena el parpar
de ese pico;
y no pías,
aunque quieres, patico,
pues tu voz no puede expresar
la tan extraña armonía
del cántico
que rebuscan tus graznidos
 
Mancha la brea
las alas sangrientas
que otros asean
mancha la brea,
esa roña caliente
que ensucia y golpea.
Mancha y mancha la brea.
 
Mancha la brea
a las almas cobardes
que brotan en sangre,
y suplican a Orfeo
su instante.
 
Mancha la brea
a la vida sonriente
que, tarde,
nos da la marea.
Mancha y mancha la brea.
 
Escucho entre las faunas
ese aletear
que en la negrura huirá
de ese mar...\nde la brea.
 
El ave en su esfuerzo aúna
su lágrima al flotar.
Cuando el vapor sube
desciende de las nubes
su lacrimal
 
Y se impregnan
sus ojos de ese mar,
de ese hogar
que es la brea,
de ese líquido viscoso,
tan pegajoso,
que la pluma no frena.
 
Lanza la brea
entre tus plumas
pato ardiente,
aprovecha el viento
tan caliente
contra las aguas
de la marea.
 
El pato debe luchar
por vivir
por cantar
El pato debe volar
y si no puede, remar.
 
El ave ha de suplir
el pecado al arrancar–
—se las plumas al sufrir.
 
El ave ha de ser brea,
y junto al sol debe a hervir,
sin poderlo alcanzar.
 
Alas de brea al volar
surgirán de ese hogar
que el castigo recrea
 
Vuela cual fénix de brea,
huesos por bandera
querrás inspirar
 
Patito no seas cobarde
de brea la muerte
por fin llegará.
 
Calaste de sangre patito
no habrá ya más gritos
que puedas ahogar.

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