Humano
He allí en el exilio, maldito humano que nos cree Dioses.
Se cree Dios, perfecto
que no mata una maldita mosca.
“Hija, no maldiga tanto
que a Dios no le gusta eso”
¿Que por qué maldigo tanto?
Porque me siento ridícula,
como recién salida del show de Truman
y yo soy Truman.
Me siento como cuando de niña
nos damos cuenta que ni Santa
ni el ratón perez existen.
Me siento como un huérfano
en un orfanato, ese del que pasa
de lista en lista y...
cuando llegan sus 18 es hora de marchar.
Si, ese mismo, al que nunca adoptaron
o como el rechazado del salón,
la bruja del cuento de hadas,
o dejemoslo en esa cría a la que el león
se le olvido comer.
Y dejando un lado mi sentir,
hablemos del hijo de puta
que se cree perfecto.
Si, ese mismo, que se vende como un MALDITO(...)
—SI MALDIGO Y QUE—
Ese hijo de puta que se cree
el mismísimo Papa.
Ese hijo de puta que se vende
como el prospecto de macho que
toda “niña bien” quisiera tener.
Ese mismísimo, que tiene una buena tía
en sus malditas narices
y no lo sabe.
La coge, la mira, la usa y la destruye.
LA HACE AÑICOS
Maldito hombre, maldita ciudad
maldita vida y maldito todo.
Todos son unos hijos de puta.
