En algún momento me han llamado puta para ofenderme. Incluso me han amenazado con decir que soy puta para dañar mi carrera laboral, o también para empezar rumores de eso y que mi propio círculo me condene y me consuma.
Desde que tengo uso de razón esa palabra la he entendido como un pecado. E incluso cuando era virgen y  no lo entendía muy bien, me amenazaban con llamarme puta.
Me han amenazado con ello, porque no mucha gente soporta la idea de la libertad y la sexualidad agarradas de la mano. Creo que de cierto modo envidian a las putas, y que cuando al fin las comprenden, son muy viejos para disfrutarlas. Igual que Gabriel García Márquez cuando escribió las memorias de sus putas tristes: viejo y cansado.
Pero porqué nos llaman putas? Porqué me llamas puta?
Por ser sexy, por hablar y ser amable, por quererme ver bonita y atrevida, por ser modelo, por pasarla bien, por tomarme fotos en bikini, por un montón de cosas que la gente deduce: según ellos soy puta.
Amo la mujer que he elegido ser.
Amo cada error, cada paso, cada equivocación y cada acierto.
Amo la medicina. Amo el modelaje. Amo el arte. Amo lo que soy. Mi cuerpo y mi alma.
No soy perfecta pero he aprendido a amarme.
¿Porqué la gente se empeña tanto en hablar sobre lo que no sabe? ¿En criticar lo que no conoce?
Me llaman PUTA por mostrar mi cuerpo, por amarlo, por ser LIBRE. Pero también me llaman puta por defender mis derechos, por defender a las mías, por ir en contra de la corriente, POR EXIGIR IGUALDAD: Por eso también me llamas puta.
No soy frágil, ni inestable, ni incoherente, ni dependiente.
Soy decidida, dedicada, amorosa, amable, feminista, LIBRE Y PUTA. Y les arde, porque cada vez nos ofende y nos asusta MENOS, porque lo hacemos NUESTRO. Por que somos “las putas” pero NUNCA SUS PUTAS.

Wanda Medina.