Caricamento in corso...

¡Al límite!

A mi familia...

Corro sin cesar
y el rugir del viento
me golpea.
Los sauces implacables
y desafiantes,
se inclinan hacia mí
con furia,
esparciendo su tristeza
como si tuviesen
alma.
Las estridentes sacudidas
de sus largas ramas,
hacen que mis suspiros,
se conviertan
en sorbos sin aliento
llenos de temor,
empujándome
hacia lo incierto, hacia
“el más allá”.
 
¿Qué me inquieta?
¿Por qué esta sensación de desvarío?
 
Siento que la realidad,
la ficción
o lo intangible,
se unen
como grandes sombras
que anidan
en mi mente.
Un sudor pegajoso
me invade,
y algo punzante,
irresistible,
me oprime
el pecho
con ese dolor
que impide
hasta respirar.
 
No puedo más...
 
y de mi garganta,
salen gritos angustiosos,
casi guturales
pidiendo ayuda.
Todo se vuelve oscuro,
sombrío.
Será el miedo,
el miedo a no regresar,
a quedarme para siempre
en un mundo
de tinieblas,
esas tinieblas
que me persiguen
y no quiero mirar.
El sonido de los búhos
junto al croar de las ranas,
acentúan
una sensación de soledad
“acompañada”
que tanto me desconcierta.
 
¿Es solo mi imaginación?
 
Oigo voces a mi alrededor,
y creo sentir
la presión
de unas manos
nerviosas,
imprecisas,
que me acarician
o me comprimen
con angustia,
no sé...
 
¿Será que no estoy sola?
 
Todo es confuso,
borroso.
Los minutos
corren sin prisa,
y mi ansiedad
va en aumento.
Un gran cansancio
me agobia.
Es ese cansancio
que turba la conciencia
y aniquila el cuerpo.
De momento,
todo se tranquiliza.
Ya no corro,
estoy quieta,
inerte,
casi sin respirar
pero con gran sensación
de alivio,
de paz.
Quiero confundirme
con las figuras de la noche,
una noche oscura,
interminable,
y yo con ella,
siempre con ella.
 
¡Son tantas las preguntas
y tan pocas las respuestas!
 
Mi mente,
es como un caos
lleno de incertidumbre,
donde todo es extraño,
irreal.
Trato de moverme sin hacer ruido,
pero un peso interior
me lo impide.
Me siento mojada,
¡incómoda!
 
¿Habrá llovido?
 
Tengo sed,
necesito beber.
Alargo el brazo
y como algo mágico,
toco un vaso de agua fresca,
me la tomo con ansias
y al abrir los ojos,
noto
que estoy sentada en mi cama.
No sé cuanto tiempo
ha pasado,
 
¿minutos, horas?
 
Miro a mi alrededor
y siento esa cálida paz
de la alcoba.
Las gotas de sudor
mojan mi almohada.
Una gran debilidad
me hace sentir frágil,
mustia.
Suspiro relajada
aunque con pesar.
Mi sonrisa
perpleja
llena de desconcierto
me anima.
 
¡¿Estaba soñando o lo he vivido?!

10/03/2017

#Verso libre

Piaciuto o affrontato da...
Altre opere di Ada Zoe...



Top