¡En el silencio! siento el cálido arrullo de las palomas.

El trueno ruge. Y allá en la oscuridad, aúlla el lobo.

Enlazadas nuestras tristes manos atravesamos la gran ciudad, sería nuestro último verano para enfrentar la realidad. Llegaste a tu morada final

Amiga mía, desde la bella Atenas, siempre "cercana" Os envío estos versos y os digo: ¡mil gracias!

La cigüeña se aferra a su alto nido y mira airosa. Son sus potentes alas amparo de su prole.

Para mí, “el paraíso” puede ser, simplemente, apoyar la cabeza

Esas niñas mías que tanto amé. Esa entrega incondicional y transparente,

Me siento pegada a esta tierra est… que ya no da sus frutos y mucho menos el perdón. Para mí, el hoy es incierto y el mañana

Cuando dormimos, vuela nuestra conciencia, si...¡no hay insomnio!

¡Pobre Arlequín! lloran tus ojos… aunque en tu rostro exista la sonr… sólo es tuyo el lamento de la bris… que con amor y gran ternura vistes… ¡Tú, mi Arlequín! que escasamente…

El dolor es inevitable, pero, ¿y el sufrimiento? ¿Debemos aprender a convivir con él?

La mentira y la verdad, suelen ser o no creíbles. Todo depende del momento en que se digan.

Regreso como cada día por esa calle tan habitual, siempre a la misma hora, como inevitable rutina a la que nos somete la vida. Encima de mí, un cielo de invierno donde no se oye el cant...

Caracolillo, al verte desde lo alto, ¡cuan frágil eres!

Suave cadencia, tibio frescor que abraza. ¡Así es mi mar! Siempre sueño con él, siempre... me pierdo en él.