Haiku 23
Mayo /06/2016
Frío en La Habana al sentirse la brisa del malecón.
Cuando dormimos, vuela nuestra conciencia, si...¡no hay insomnio!
¡Cuanta hermosura! río, árbol, viento, flor. Lluvia de abril.
Amanda baila como las bellas aves que baten alas. Su ritmo es como viento incansable y tenaz.
Los dos jamás podrán brillar unidos. El sol no sabe que para que haya luna, debe irse con la noche.
Cae la tarde y me sorprendo contemplando el ocaso del día, cuando una brisa fría y húmeda me estremece.
Y... me di cuenta que soñaba, al instante de despertar.
Hay cosas malas que mucho desconciertan. Mas, lo peor, solo es inevitable cuando ya ha sucedido.
Abro mis ojos, miro el amanecer. Siento el aroma de la mañana y digo: ¡desperté!, soy feliz.
¡Brotes de amor! en esa rosa blanca, sobre mi pecho.
¡Qué solitarias emergen las espigas de entre las ramas! Entre nubes, sus largos tallos al sol invocan.
En soledad el eco del silencio anida en mí.
Volando el águila sobre la inerte presa, queda solo huir. Sus garras se le acercan... ¡corre, sálvate, vive!
Canta el Jilguero en su vuelo ondulado. Son sus gorjeos tan dulces y animados que deleitan la vida.
No soy perfecta, la perfección no es vida. Es obsesión, y eso, ya es un defecto. ¡Errar para vivir!