En este día, en estas horas,
en estos minutos de calma y sosiego,
se revela prolijo el trazo perfecto,
un cuadro de vida, añejo y sereno.
El ocaso me llena el seso de luces,
y el tiempo, en su cofre, guarda secretos;
la beta escondida que el arte sostiene
hereda los años en su toque discreto.
El lomo curtido por soles implacables
lleva la marca de miles derrotas;
gota a gota, el dolor hizo ampollas
y forjó un sabio de manos duras.
Así, el aprendiz, con su carga de calendarios,
halló en las heridas su mayor victoria.
La experiencia del tiempo corona aguas mansas,
y convierte el fracaso en sabia memoria.