Alberto Cerda

Tic Tac

 
Sigue la pauta del reloj en la pared,
con su obstinación de juez y verdugo,
marcando el ritmo de un desvelo crudo,
y ese tic tac que se clava en mi sien.
 
Cansino tamborileo de manecillas,
que rasga el aire con su danza impía,
repitiendo en su ritmo la melodía
del tiempo que huye, eterno y sin medida.
 
Tic tac... el eco de un destino herrumbroso,
anuncia la hora como un pregón severo,
arrastrando la horca sobre el cuello del día,
como si vivir fuese un dulce y amargo juego.
 
El reloj es maestro de citas fatales,
y yo, como buen inglés, espero puntual,
la visita de la dama de sombras frías,
con su sonrisa burlona y su puñal mortal.
 
Tic tac... la huesuda no entiende demora,
y entre su compás macabro me dicta:
“La vida es un baile de breves auroras,
y el último paso será con mi cita.”
Tic tac... llegó la hora.

Cuando escribí este poema, quise plasmar la implacable marcha del tiempo, ese tic tac constante que nos persigue como un eco macabro. Cada verso lleva la carga de una reflexión: cómo la vida se nos desliza entre las manos, mientras el reloj dicta su sentencia con fría precisión.

Autres oeuvres par Alberto Cerda...



Haut