Yo vivo en lo distante, donde el pecado es solo una palabra extranjera y el karma no existe nisiquiera.
Aquellas semillas son flores de otra primavera.
Aquí no sabemos de guerra, aunque a ti te parezca criminal.
Solo sabemos de libertad.
No es algo que puedas olvidar.
La sangre se vuelve a renovar.
El amor propio es la anarquía que no deja de palpitar.
Mi corazón es inmortal.
¡Nadie!, ¡nadie!, ¡nadie!... me puede matar.
Mi corazón es inmortal.
¡Nadie!, ¡nadie!, ¡nadie!... me puede dañar.
Mi corazón es inmortal.
¡Nadie!, ¡nadie!, ¡nadie!... me puede derrotar.
—Electric Guitar solo—
Yo soy el amanecer, las tardes, el ocaso y el anochecer.
Porque soy la turbulencia del cosmos, los astros reflejados en tus ojos, las sombras de la luz, el juicio de la muerte, la inhóspita actitud.
No es algo que puedas olvidar.
La sangre se vuelve a renovar.
El amor propio es la anarquía que no deja de palpitar.
Mi corazón es inmortal.
¡Nadie!, ¡nadie!, ¡nadie!... me puede matar,
Mi corazón es inmortal.
¡Nadie!, ¡nadie!, ¡nadie!... me puede dañar.
Mi corazón es inmortal.
¡Nadie!, ¡nadie!, ¡nadie!... me puede derrotar.
Yo soy el amanecer, las tardes, el ocaso y el anochecer.
Porque soy la turbulencia del cosmos, los astros reflejados en tus ojos, la gloria del sentir, la victoria del saber
descubro cada día el sadismo de mi ser.
No es algo que puedas olvidar.
La sangre se vuelve a renovar.
El amor propio es la anarquía que no deja de palpitar.
—Coro—
Su corazón es inmortal
¡Nadie!, ¡nadie!, ¡nadie!... le puede matar,
Su corazón es inmortal
¡Nadie!, ¡nadie!, ¡nadie!... le puede dañar.
Su corazón es inmortal
Nadie!, ¡nadie!, ¡nadie!... le puede derrotar.
Él es el amanecer, las tardes, el ocaso y el anochecer
porque es la turbulencia del cosmos, los astros reflejados en tus ojos
la inhóspita actitud, el juicio de la muerte, las sombras de la luz.